Vuelve cuando quieras
Llamó solicitando caridad. Abrieron la puerta. La bañaron exquisitamente. Fue invitada a la cocina. Degustó suculentos manjares. Complacida, accedió al salón de juegos donde el señor, con refinadas técnicas, le otorgó una sofisticada y monumental paliza.
La arrastraron hasta la salida. Allí vio una placa: Marqués François de Sade. Filósofo.
La arrastraron hasta la salida. Allí vio una placa: Marqués François de Sade. Filósofo.
La necesidad es algo tan acuciante que no hay que descartar que esa pobre mujer vuelva alguna vez, sabe que se encontrará con otra paliza, pero también con baño y comida. En cuanto al señor marqués era todo un personaje, muy sádico él, a la par que refinado. Has reflejado muy bien su personalidad contradictoria.
ResponderEliminarPara todo hay que tener suerte, llamamos a muchas puertas, pero no siempre la respuesta es la que se espera. En tu caso no sucede eso, tú nunca defraudas, amigo Isidro.
Un abrazo, artista
Es cierto que la necesidad conlleva reacciones impredecibles, quizás pasados los efectos del dolor y considerando lo de la memoria selectiva, pudiera ocurrir que volviese.
EliminarMil gracias amigo Ángel por tu generoso comentario, como siempre.
Dos abrazacos, como siempre.
O la necesidad de tu protagonista es muy grande o no creo que vuelva, aunque a lo mejor le ha gustado y repite.
ResponderEliminarBuen relato Isidro, fue un placer conocerte el otto día.
Un abrazo.
Igualmente, encantado de conocerte en la quedada.
EliminarMuchas gracias por leer y comentar.
Un fuerte abrazo, amigo Javier. Espero que nos veamos en otra.
Tal vez los golpes de la miseria sean más fuertes que los del marqués y tu protagonista vuelva buscando aliviar cuando menos los primeros.
ResponderEliminarMuy interesante, Isidro.
Saludos.
Pensé en un principio titularlo: "Cuando quieras, vuelves", pero además de ser una frase muy manida, ya implica casi con seguridad que no volverá. De esta forma, el título deja con la duda de si volverá o no.
EliminarMuchas gracias Vicente por tu acertado comentario.
Un abrazo.
Original.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Lu. Muchas gracias por tus palabras tanto por aquí, como en mi blog.
EliminarUn abrazo.
Parece que este filósofo está acudiendo a argumentos más empíricos que racionales para llevar a cabo su estudio sobre la naturaleza humana, y más concretamente, la femenina.
ResponderEliminarTu técnica sí que es refinada, Isidro.
Un saludo
Sí, este personaje no solo ha marcado historia, sino filosofía y oscuros gustos del ser humano. ¡Curioso elemento!, pero no es el único personaje rarillo que alcanza la fama. No hace falta indagar mucho para ver otros casos que bombardean nuestra loca actualidad.
EliminarMuchas gracias Margarita por tu comentario.
¿Sólo le dio una paliza o hubo algo más? Los problemas de no leer. Ingenioso micro.
ResponderEliminarSaludos, Isidro
No se sabe si hubo algo más. Dicen las malas lenguas que el refinamiento del Marqués, edulcoraba el dolor. Lo que no sé, ni quiero, es cómo.
EliminarGracias por comentar.
Un abrazo, Plácido.
Querido Isidro. Tu protagonista no querrá volver pero yo sí quiero volver a leerte. Me parece un micro muy ingenioso con un gran final, de los que sorprende y que da todo el sentido a ese gran título
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un abrazo.
Muchas gracias por tus generosas palabras, especialmente por lo de... volver a leerme!
EliminarUn fortísimo abrazo, amigo Pablo.
Estaba yo envuelta en la sofisticación y elegancia de tu prosa, Isidro, cuando me di de bruces con la palabra "paliza". Un verdadero shock. Ya sabemos cómo se las gastaba este marqués, pero no deja de sorprender que tuviese tanto éxito con las mujeres...
ResponderEliminarUn abrazo.
Estimada amiga, como sabes hay gustos para todos y algunos gustos son realmente sorprendentes.
EliminarLa condición Humana jamás dejará de sorprendernos. El día que así fuera, es que ya no quedaría ningún ser humano vivo.
(Jo... qué serio me he puesto!)
Mil gracias María José por tu elogioso comentario.
Un abrazo.
No sé si se encontró con lo que buscaba o no, la pobre mujer. Lo cierto es que algo sacó de toda la historia, aunque sólo sea codearse con todo un marqués... Me ha parecido, además de original, la mar de divertido e irónico, empezando por el título.
ResponderEliminarEnhorabuena, Isidro. Un saludo.
Me alegro que te haya divertido. Muchas gracias por leer y comentar.
EliminarUn fuerte abrazo, amiga M. Jesús.
Oye, no está mal la invitación si la paliza, como promete el relato es sofisticada, luego, lo de monumental, lo dejamos. O no. Tomamos el adjetivo y se lo aplicamos al relato en su conjunto, porque tiene esas dosis recomendables que debe llevar micro interesante, a saber: ingenio grande y perspicacia, fino aroma de reseña literaria (gloriosa y aristocrática en este caso), el aliño de la ironía sustanciosa y, por supuesto, una buena prosa.
ResponderEliminarRefinadamente satírico, elegante y muy cachondo.
Abrazos, Isidro.
Hay a gente que le gusta el dolor sofisticado. Yo personalmente no me apunto, pero dicen los franceses -traducido literal- "Sobre gustos y colores, no se discute"
EliminarMe encanta tu aportación técnica y me la apunto.
Muchas gracias por tu comentario.
Un fuerte abrazo.
Aparte de con la paliza, esa mujer se va a ir con una idea bastante equivocada de lo que es la filosofía. No me extraña que luego la quieran quitar como asignatura.
ResponderEliminarMuy bueno, Isidro. Coincido en lo que te han dicho sobre lo elegantemente que está escrito y lo simpático que es tu relato.
Un abrazo, amigo
Llevas razón. Pocas ganas de estudiar filosofía le van a quedar a la pobre muchacha. Quizás también aprenda a leer las engreídas placas en reluciente dorado que se exhiben a la entrada de ciertas viviendas.
EliminarMuchas gracias Quique por tus comentarios y te (os) admiro por el tiempo qeu sacáis para comentar los relatos. ¡Algunos sois la leche!
Un fortísimo abrazo, amigo.
Espero que a tu protagonista no le atraiga el "sadismo" de este individuo y no vuelva por allí, aunque lo necesite acuciosamente.
ResponderEliminarLos escritos del Marques de Sade, estuvieron prohibidos durante mucho tiempo, por la violencia recurrente que en ellos describía. La excitación producida al cometer actos de crueldad sobre otra persona. Su nombre ha pasado a la historia convertido en "sadismo" y de filósofo ha quedado muy poco.
Está muy bien enfocado. Un beso.
Lo más sorprendente es la vigencia de este tipo de gustos, sin olvidar que no fue Sade el inventor de esta modalidad de placer. Ël lo recogió, lo practicó y... ¡Cuando quieras, vuelves!
EliminarMuchas gracias Olga por tu ilustrador comentario.
Un beso.
Ingenioso sin duda, como siempre Isidro. Desde luego la mujer seguro no volverá. Aunque hubiera leído la placa, dudo mucho que imaginara que tipo de filosofía le esperaba en el interior de aquel lugar... Buenísimo micro. Abrazotes
ResponderEliminarSeguro que si lee la placa hubiera entrado. El título de filósofo proyecta una imagen calmada y nada agresiva. pero no es oro todo lo que reluce.
EliminarMuchísimas gracias por tu generoso comentario.
Un abrazaco.
El ser humano, tan complejo como absurdo e irracional. La chica, definitivamente se ha ido con una idea muy equivocada de lo que es un filósofo, ¿o no?.
ResponderEliminarLo que no sé es si las palizas sofisticadas dejan menos marcas en la piel del que las recibe, aunque las monumentales sí que son de las peores.
Sofisticado y monumental tu relato, de altura diría yo, querido Isidro.
Un beso fuerte para mi bolo-cincuentista preferido.
Malu.
Yo tampoco sé si las palizas sofisticadas dejan menos huella, pero estoy dispuesto a llevarme a la tumba esa duda. No me importa prescindir de tan "entrañable" experiencia. jejeje!
EliminarMuchísimas gracias amiga Malu por leer y comentar.
Un fuerte abrazaco.
El que algo quiere, algo le cuesta. En este caso no sabemos si la dignidad o, ¿quién sabe?, a lo mejor, lo disfrutó la muchacha. De todo hay en la viña del señor. Enhorabuena y suerte, Isidro. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias Jesús por leer y comentar.
EliminarUn abrazo
Lástima que la chica no leyera la placa al entrar. Aunque tampoco tenemos la seguridad de que de haberlo hecho no habría entrado igualmente. La necesidad es muy osada. Lo que está claro es que supo en sus carnes el significado de sadismo. Muy imaginativo e impactante tu micro, Isidro.
ResponderEliminarComo le he dicho a Carmen, quizás si lo hubiera leído, hubiese entrado más confiada aún. Ignoramos si a la salida le quedarían ganas de seguir la filosofía del marqués.
EliminarMuchas gracias Juana. Besos.
Isidro, me parece que la necesidad a veces obliga a soportar cosas que de normal serían inaceptables.
ResponderEliminarLo has contado con mucha naturalidad, aunque el contenido de las enseñanzas del Marqués se salgan de la norma.
Fue un placer conocerte en la quedada. Espero que podamos seguir conociéndonos en la próxima.
Besos
El placer fue mío. Espero que nos sigamos viendo en sucesivas.
EliminarMil gracias por tu comentario.
Un beso.
Genial, ahijado. Y el título la guinda.
ResponderEliminarAbrazos.
Con padrinos así ¿Qué esperabas? Jejeje!
EliminarMuchas gracias y un fuerta abrazo, padrino.
Tal vez si la paliza se hubiese quedado solo en sofisticada..., pero mucho me temo que al ser también monumental cambie las cosas y la moza busque caridad en otra puerta. Muy bueno, Isidro. Un beso monumental.
ResponderEliminarMuchas gracias Matrioska por comentar.
EliminarMonumental abrazo.
El sadismo no es práctica aconsejable para carnes y corazones tiernos. Si la protagonista sufre necesidad, mejor que llame a la puerta de un filósofo humanista.
ResponderEliminarIrónico y original relato, Isidro. Me encantó conocerte. Un abrazo.
Creo que efectivamente, esa es la conclusión a la que llegó la prota. Como casi siempre, se aprende por propia experiencia.
EliminarEl gusto de conocerte es mío.
Un beso.
Aún necesitado, uno debe andarse con ojo cuando llama a ciertas puertas y le invitan a pasar, no vaya a salir, además de necesitado, escaldado.
ResponderEliminarJunto con la ironía, tu relato trasluce el abuso que muchos ejercen sobre personas que lo están pasando mal o se encuentran en una situación vulnerable. Creo que tu relato mezcla estas dos situaciones de una forma equilibrada y, por ello, admirable. Enhorabuena.
Me encantó conocerte en la quedada, Isidro. Un abrazo.
Lo del abuso sobre los vulnerables efectivamente ha existido siempre, existe y, lamentablemente, existirá al igual que el sadismo y otros muchos "ismos" propios de la condición humana. Esto lo queramos o no.
EliminarY no soy pesimista, pero viendo lo visto...
Muchas gracias por tu comentario. Lo mismo digo, me encantó conocerte.
Un abrazaco, amigo Antoine.
Jajaja, genial!!!
ResponderEliminar