Yates magnetoaerostáticos
—Por la excesiva industrialización y la nefasta gestión medioambiental se secaron los océanos, así que, para solventar el problema, los humanos inventaron los yates magnetoaerostáticos.
—¿Y los problemas de desequilibrios planetarios, de biodiversidad...? ¿No consideraban prioritario resolverlos primero?
—Lo importante era satisfacer la demanda turística.
—Ya, por eso se extinguieron.
—¿Y los problemas de desequilibrios planetarios, de biodiversidad...? ¿No consideraban prioritario resolverlos primero?
—Lo importante era satisfacer la demanda turística.
—Ya, por eso se extinguieron.
Luis un relato futurista pero que al paso que vamos no tardará en hacerse realidad. Con tal de complacer las necesidades más vanáles hacemos lo que sea sin importarnos las consecuencias y sin resolver los daños causados.
ResponderEliminarBuen relato Luis, me ha gustado.
Un abrazo.
Muchas gracias, Javier. Sí, en muchas ocasiones nos fijamos sólo en lo superficial sin darnos cuenta lo que es realmente importante. Me alegro que te guste el relato. Un saludo.
EliminarCúanta fantástica realidad nos muestras con este pequeño diálogo, Luis. Esperemos que tarde mucho en llegar. Aunque, por ahí, hay mucha gente dispuesta a que en pocas generaciones se vaya todo al tacho, y nosotros, también. Suerte y saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Jesús. Es que es importante establecer unas prioridades y no fijarnos en lo superficial sin tener en cuenta lo importante: que las hojas no nos impidan ver el bosque. Un saludo.
EliminarMagnífica distopía Luis, un mundo donde lo más importante es el enriquecimiento de algunos, en vez del bien de la especie humana, es lo que por desgracia vivimos desde siempre. Bien está el toque de atención que das. Un abrazo.
EliminarMuchas gracias, Carmen. Hay gente que sólo le importa lo suyo, y todo lo quieren ya, sin pensar en el resultado de sus decisiones; sin pensar si sus actos son los correctos o nos conducirán, como en mi relato, a la destrucción de la propia humanidad, o, al menos, de los valores que nos hacen humanos. Un abrazo.
EliminarA Kevin Costner Mariner le va a dar un disgusto. ¿Qué va a hacer ahora con las branquias y las membranas?
ResponderEliminarInquietante y, al tiempo, divertido microrrelato.
Muchas gracias, Plácido.
ResponderEliminarJajajaja... Estoy convencido de que Kevin saldrá de esta airosamente; puede que customice su yate magnetoaerostático y lo convierta en una nave estelar y viaje a algún planeta acuático -tengo entendido que cerca de la nebulosa de Ganímedes hay un par de planetas muy chulos donde podría vivir la mar (nunca mejor dicho) de bien-.
Me alegra que te guste mi relato. Un saludo.
¿Serviremos, al menos, de mal ejemplo? Tal vez sea esa nuestra misión en el universo, enseñar a los habitantes de otros mundos lo que no hay que hacer. Me he imaginado que tu relato es un diálogo entre un viejo profesor y su alumno.
ResponderEliminar¿No te puedes escapar un ratito el sábado? Me gustaría mucho estrecharle la mano, Sr. Goróstegui.
Estás en lo cierto, Patricia, los extraterrestres llegaron (llegarán) a la tierra varios cientos de años después de la extinción de la humanidad. Confiemos que ellos se comporten mejor que nosotros, jajaja…, al menos tendrán nuestro “mal ejemplo” para saber lo que no deben hacer (aunque confío que nunca se haga realidad, jejeje).
Eliminar(En cuando a lo del sábado, muchas gracias por la invitación pero me temo que no puedo; tengo otra celebración ese día, lo siento. Otra vez será, gracias de nuevo.)
Un cariñoso abrazo.
Típico de los humanos, preocupados del día a día con mentalidad mercantilista, centrados en alcanzar cotas increíbles de desarrollo tecnológico, pero incapaces de adoptar necesarias previsiones de futuro. Interesantes estos "yates aerostáticos", sinónimo de confusión de criterios.
ResponderEliminarUn saludo
Ya sabes que los humanos somos muy listos para inventar cosas inútiles y muy tontos para hacer cosas que puedan provocar nuestro fin como seres vivos. Esperemos, sin embargo, que sepamos comportarnos correctamente y que nunca lleguemos a cuotas de idiotez tan surrealistas como en mi relato.
EliminarUn saludo.
Me encanta la frase final: rotunda. Extingue toda posibilidad de un "pero es que...".
ResponderEliminarSaludos, Luis
Pero es que... la única forma de llamar la atención por nuestro insensato comportamiento ante el calentamiento global, la tala indiscriminada de árboles, la contaminación de ríos y mares, etc... y sus nefastas consecuencias para nosotros y nuestros descendientes es ponernos en el peor de los escenarios... y ese es nuestra extinción, jejeje (espero no ser profeta, jajaja).
EliminarUn abrazo.
Neorrealismo del siglo XXI.
ResponderEliminarjajaja.
Muy bueno.
Muchas gracias, Lu.
EliminarSuena bonito eso de "Neorrealismo del siglo XXI", me gusta.
Me alegro que te guste.
Un saludo.
Gracias a ti (a vos).
ResponderEliminarSaluditos.
Luis, a pesar de la oscura distopía que presentas sobre el futuro del ser humano, no puedo dejar de sonreír. Me ecanta cómo lo cuentas y los tecnicismos que utilizas.
ResponderEliminarQué pena que no pueda darte un abrazo el sábado. Suerte.
Muchas gracias, Carmen.
EliminarMe alegra que te guste mi relato y, sobre todo, que te guste mi forma de contarlo.
Tanto la fantasía como la ciencia-ficción tienen una interesante vertiente que es la de prever los posibles futuros a los que se encamina la humanidad si continúa actuando por caminos insensatos (como el calentamiento global, la deforestación, etc...), de forma que el lector pueda redirigir sus actos para que no se cumplan tan oscuros designios. Este relato mío va por ese camino.
Respecto al sábado, yo también siento no poder ir. Otra vez será. Pasadlo muy bien. Un abrazo.
El futuro es un continuo presente. Y mucho me temo que nuestro presente está dejando de ser continuo...Estamos acabando con todo.
ResponderEliminarBuen relato. Reflexivo.
Un abrazo.
Muchas gracias, María José. Me alegra que te guste. Esperemos que no lleguemos a la autodestrucción, y que mi relato sólo sea una fantasía. Un abrazo.
EliminarLuís,si es que no aprendemos, no tuvimos bastante con cargarnos a los dinosaurios... siempre lo primero es el negocio...
ResponderEliminarMe encanta la facilidad que tienes para manejar términos tecnológicos increibles.
Buen micro!
Besos
Muchas gracias, Pilar. Confiemos que, con el tiempo, aprendamos a cuidar nuestro planeta y la naturaleza en su conjunto: nos va la vida en ello. Al fin y al cabo debemos dejar un mundo mejor para nuestros descendientes.
EliminarMe alegra que te guste mi relato y la terminología que utilizo. Besos.
P.D.: De todas formas, a los dinosaurios no nos los cargamos nosotros, sino un meteorito gigante que se estrelló en la tierra hace unos 65 millones de años; además no pudimos ser nosotros porque por entonces aún no existíamos, jajajaja... (pero seguro que si hubiéramos existido en aquella época nos los hubiéramos cargado a todos, como casi hicimos con los búfalos en América y las ballenas, somos así.)
EliminarNo me estrañaría nada que esa fuera la conversación de dos arqueólogos extraterrestres en un momento de la posthistoria de la exhumanidad. Lo malo de pensar que todo el monte es orégano es el darnos cuenta tarde de que no podemos respirar orégano.
ResponderEliminarBuen relato, Luís.
Un saludo
Muchas gracias, Antonio. Esperemos que los siguientes habitantes de la tierra aprendan de nuestro "mal ejemplo" cuidando el planeta; aunque confío que sólo sea un relato de ficción, jajaja.
EliminarUn saludo.
Jajajaja, ciencia ficción ácida, de mi favorita!
ResponderEliminarMe ha gustado tu genial relato Luis, mis felicitaciones.
Un gran abrazo.
Muchas gracias, Jean. A ver si mostrando a dónde vamos (la humanidad, digo) si no cuidamos el planeta aprenden algunos, jajaja. Un abrazo.
EliminarMe ha gustado el punto de que esos visitantes no es que critiquen el destino final del lugar, sino que diseccionan el turismo en sí. Unos guiris (no sé si se escribe así) bien egoístas, que pese a lo que parece, van a lo suyo y seguirán viajando en yate ahora que se han apropiado de toda la flota. Buena historia. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Cristina. Me ha gustado tu punto de vista, no lo había pensado, pero resulta interesante. Es evidente que, si existen los extraterrestres, también los habrá tan egoístas como los humanos. Me alegro que te guste mi relato. Un saludo.
EliminarEsperemos que la humanidad quede, al menos, como memoria y ejemplo de lo que no se debe hacer. Buen micro, Luis. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Matrioska. Bueno, confiemos que mi relato se quede en una ficción y no seamos tan idiotas como para autoextinguirnos, jajaja. Un saludo.
EliminarCruceros de secano, menudo futuro nos espera.
ResponderEliminarBien contado, Luis.
Saludos cordiales
Muchas gracias, Carles. Confío que aprendamos antes de llegar a un final como ese. Un saludo.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy humana actitud, en el peor de los sentidos. Esa al menos es la que nos empeñamos en mantener a pesar de las nefastas evidencias. Al menos quedarán testigos para contarlo. ¿Robots? ¿Extraterrestres?
ResponderEliminarBuen relato, Luis.
Saludos
Muchas gracias, Enrique. No había pensado en robots, pero, ahora que lo dices, tampoco estaría mal. En todo caso, esperemos que el futuro sea más esperanzador para la humanidad. Un saludo.
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