Andar por las nubes (Trilogía literal I)
—¿No hay puente? ¿Y cómo hacen para cruzar el canal cuando quieren ir a la ermita?
—Esperar a que haya niebla.
El hondo silencio inicial se hizo ipso facto murmullo entre interjecciones de sorpresa e incredulidad.
—Es muy, muy densa... —aclaró, en tono conciliador, el guía local a los turistas.
—Esperar a que haya niebla.
El hondo silencio inicial se hizo ipso facto murmullo entre interjecciones de sorpresa e incredulidad.
—Es muy, muy densa... —aclaró, en tono conciliador, el guía local a los turistas.
Ahora comprendo por qué la gente acude cada vez menos a las iglesias y ermitas. Para llegar a ellas hay que tener mucha, pero que mucha fe, al menos en los fenómenos meteorológicos.
ResponderEliminarYa sé que andas muy liado y no soy yo quien para pedirte que te prodigues más, pero no me despido sin decir que es una alegría encontrar tus letras.
Un abrazo grande y recuerdos, Ignacio
La verdad, tu micro no me parece tan fantástico: el otro día vi cómo la niebla se tragaba una catedral. En cualquier caso, yo no sería unos de los visitantes de esa ermita.
ResponderEliminarSaludos, Ignacio
Desde luego en ese pueblo tienen fe, pero así FE en mayusculas, esto debe ser como andar sobre las aguas. ¡Ah! el guía turístico es un cara dura, pero el negocio es el negocio.
ResponderEliminarEl título de tu relato es genial.
Buen relato Ignacio, me ha gustado.
Un abrazo.
Ignacio, ya dicen que la Fe mueve momtañas. En tu micro, andar por las nubes suena muy poético y celestial.
ResponderEliminarBuen relato. Me ha encantado leerte de nuevo.
Besos.
Pasos de fe en un mundo donde la lógica y el materialismo no deja resquicios a la magia. Muy bueno, Ignacio. Un abrazo y suerte.
ResponderEliminar...Y a mí que me ha hecho pensar en el puente festivo o más bien acueducto.
ResponderEliminarMuy bueno el cincuenta.
Mucha suerte
Besicos
Relato muy adecuado para estos días neblinosos. Si hay bancos de niebla ¿por qué no puentes? Lo malo para los que visitan la ermita es que a la vuelta la niebla haya desaparecido. Muy imaginativo y mágico. Felicidades, Ignacio. Un abrazo.
ResponderEliminarEl nudo de tu relato procede directamente del feudo mágico del realismo candoroso, lugar sin origen donde parece ser que la fantasía obra lo imposible y donde el milagro es hecho común y cotidiano. Este hermoso país de nunca se sabrá dónde está muy bellamente recreado en tus palabras, que me llevan de nube en nube surcando el aire de ese lugar de las nadas prodigiosas.
ResponderEliminarPura serendipia. Saludos, Ignacio.
La imagen es muy potente, como la niebla puede llegar a ser. Nací en una región de espesas nieblas y sí, tienes razón, a veces parece sólida.
ResponderEliminarHay que estar lleno de fe para adentras en la niebla, por espesa que sea, y cruzar el canal sin puente. Funciona bien como metáfora de la persecución de los sueños.
ResponderEliminarMuy bueno, Ignacio. Un gran abrazo.
adentrarse*
EliminarRealismo mágico en 50 palabras. Una genialidad! me ha gustado mucho mucho tu relato. Muy bien contado y un gran logro en la creación del ambiente, desarrollo y conclusión. Perfecto.
ResponderEliminarSaludos Ignacio.
Un relato muy original y provisto de un saludable sentido del humor bien administrado a lo largo de la narración.
ResponderEliminarEnhorabuena, Ignacio.
Un abrazo
Ignacio, tu relato está contado con un ritmo certero. He visto la escena, e incluso la extensa bruma. Tiene fantasía y su punto de humor.
ResponderEliminarUn relato brillante. Trazas tan bien las palabras como tus dibujos, artista, y es que eres muy Bueno ;-)
Abrazos.
Pablo
Muchos turistas son un tanto indolentes y hasta desaprensivos, suelen mostrar poco respeto por las cosas que ven, si las ven, porque hoy en día algunos dedican mucho más tiempo a sacar fotos y a hacer vídeos, y no se les está nada mal que, alguna vez, como en tu microcuento, se topen con lo increíble y misterioso, y se queden perplejos sin saber si les están tomando el pelo o si se hallan en algún lugar donde las alucinaciones tienen su asiento.
ResponderEliminarEsto visto desde el punto de la ironía y el desenfado, porque también cabe ver tu historia desde la fantasía, así, puede uno imaginarse que esos turistas han ido a parar a otro mundo sin saber cómo y que, a partir de ese momento, van a tener que enfrentarse con lo que, desde un punto de vista racional parece inimaginable, y a partir de ahí ya son posibles todo tipo de cábalas.
De uno u otra manera, a mí no me gustaría estar en ese lugar por si, de repente, aparecen seres fantasmales y espeluznantes espectros sacados de El monte de las ánimas de Bécquer, o de alguna novela de Stephen King.
Muy buen microcuento, enhorabuena, un abrazo, Ignacio.
Buen juego de palabras, Ignacio, y buena (por lo amable) crítica al turismo de masas.
ResponderEliminarSaludosc cordiales.
Oye... se me había pasado a mí este micro...
ResponderEliminarBueno, buenísimo.
Beso.
Malu.