Cómplices y testigos
A punto de ir a Juicio Oral por delitos económicos cometidos que le auguraban prisión por varios y penosos años, el reo pidió públicamente a su familia que le concediera un deseo. Su hermosa mujer y sus resplandecientes hijos respondieron solícitos que así lo harían: "Mátense. Me podrían haber frenado".
Lucia pienso que para tu protagonista es muy fácil echar la culpa a los demás, pienso que mientras robaba, toda su familia, él incluido, vivirían de forma fenomenal y no le importaba, ni preocupaba lo que hacia.
ResponderEliminarBuen relato Lucia, un abrazo.
Gracias, Juan. Empezó el verano en el cono Sur y se complica la lectura diaria de los cuentos.Pero cuando entro me pongo al día.
EliminarMuy gentil de tu parte.
Lo que intenta marcar el relato es que hay una responsabilidad conjunta en la familia del estafador, que mientras actúa está bajo una especie de hechizo por lo que considera su viveza.
Un gusto.
El título lo dice todo, Lucía. Ya lo dice el refrán, «Tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata».
ResponderEliminarBuen micro, me ha gustado.
Un saludo afectuoso.
Muchas gracias, Vicente.
EliminarComentaba con Juan sobre la responsabilidad que es difusa y pensaba para este relato en los políticos cuyas familias tienen vida de millonarios y se sorprenden cuando alguno es atrapado y tiene que pagar con la cárcel.
Un poco exagerado pedirles que se maten. Sin embargo, sus familiares, como partícipes a título lucrativo, quizá deberían aceptar repartirse también los años de prisión.
ResponderEliminarSaludos, Lucía
No creo que sea exagerado. Una familia honesta podría haberle evitado al transgresor algo tan terrible como la cárcel. Hay que asumir riesgos, y eso que lo digo desde el lado de las mujeres, que somos generalmente quienes llevamos la parte menos criticada de la acción dolosa.
EliminarEn la culpabilidad hay grados. No merece el mismo castigo la mano ejecutora que quien vió, consintió y se benefició, aunque algo ha de corresponderle también, aparte de tener la obligación moral de advertir a esa persona cercana del error de caer en tentaciones fáciles.
ResponderEliminarTe mando un abrazo, Lucía, y aprovecho para desearte que pases unas felices fiestas.
Lo sé como abogada, pero me repugna sobremanera como persona que aspira a los mismos derechos y oportunidades.
EliminarLa obligación moral es tan imperiosa como la obligación jurídica.
Además, quizás no quedó suficientemente claro, muchas veces los hombres delinquen para retener contentas a sus hermosas mujeres como un precio que tienen que pagar por eso.
Me parece vergonzoso.
Gracias y felicidades.
Voy a apropiarme, con su permiso, del comentario de Ángel, pienso lo mismo. El relato impacta por esa petición del reo.
ResponderEliminarEs en la petición del reo que se deja traslucir la psicología del personaje. Un pusilánime no convenido de sus acciones delictivas que solo pretendía satisfacer a su "hermosa mujer" y su "resplandeciente" familia. Si no hubiera transgredido y les hubiera dado una vida de pobreza ¿lo habrían amado igual?
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