Cómplices
Siempre estaban juntos, inseparables en todo momento, parecían no poder estar uno sin el otro, hacían todo a la vez, no se separaban jamás.
Pero un buen día apareció Ana y vino a poner distancia entre ellos.
Ahora los siameses sabrían qué era sentir por separado, no querían hacerla cómplice.
Pero un buen día apareció Ana y vino a poner distancia entre ellos.
Ahora los siameses sabrían qué era sentir por separado, no querían hacerla cómplice.
¡Qué bueno, Leire! Una triste historia de sentimientos y resentimientos que merece mi complicidad. Tal vez haya que cortar por lo sano...
ResponderEliminarAbracicos navideños.
Muchas gracias amiga y mis mejores deseos para estas fiestas.
EliminarBesazos
Parece que hablas de dos amigos y es deseable que así sea, ya que están unidos irremediablemente, pero esto es algo que no se desvela hasta el final, dejando abierta la puerta entonces a interesantes reflexiones, como el hecho de que una mujer pueda enamorarse de un hombre unido a su futuro cuñado sin que ello suponga un obstáculo. Eso sí que es amor. Aparte, como bien dices, ambos hermanos sabrán lo que es sentir por separado, aunque en la práctica, ante la dificultad para la privacidad, no les quedará más remedio que tener complicidad.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Leire.
Ángel gracias por entrar y leer, siempre atento.
EliminarFelices Fiestas!!!
Sentiran por separado el amor de ella, pero irremediablemente juntos. Pueden compartir todo menos a ella.
ResponderEliminarBuen relato Leire.
Besos.
Javier gracias por tu comentario, el amor igual que muchas veces nos hace inseparables, otras nos distancia.
EliminarFelices Fiestas
Besos
¡Vaya triángulo amoroso! Sospecho que cada uno de los siameses tiene un corazón independiente.
ResponderEliminarMuy original, Leire. Me ha gustado muchísimo.
¡Felices fiestas!
Vicente Amigo muchas gracias y Felices Fiestas!! Un beso
EliminarLeire, comienzas tu relato de una relación inseparable, donde imaginamos que hablas de una gran amistad, para después descubrir que se trata de una pareja de siameses.
ResponderEliminarBuen relato, amiga.
Besos
Gracias Pilar, el efecto sorpresa del amor jajaja. Felices Fiestas!!!!
EliminarUn beso grande
Para mí que Ana no conseguirá separar del todo a los hermanos.
ResponderEliminarEnhorabuena por el micro, Leire
Gracias Plácido por tus letras.
EliminarFelices Fiestas!!
Un abrazo
Parecía que el asunto sería el de una pareja...pero nos has llevado al huerto. Difícil situación, tiene que ser algo tremendo.
ResponderEliminarGracias Maite, pues sí, no me hubiese a mi gustado ser ninguno.
EliminarFelices Fiestas!!!
Un abrazo
Resulta gracioso que hayamos elegido títulos similares para relatos tan distintos.
ResponderEliminarSaluditos.
Gracias lu!!!
EliminarFelices fiestas
Un abrazo
Muy bueno, Leire. Hasta el final no sabemos la naturaleza de este triángulo. Los siameses lo tienen difícil, pero para Ana es peor. Nunca conseguirá separarlos.
ResponderEliminarJardiel Poncela escribió una obra de teatro con este tema, "Tú y yo somos tres". El tono es hilarante, divertidísimo.
Me ha gustado mucho el micro. Felices fiestas y muchos besos.
Muchas gracias Carmen amiga, me alegro te haya gustado
EliminarFelices fiestas y un beso enorme
Dentro de los hermanos siameses hay historias realmente trágicas y hasta terroríficas, para mí, de las que conozco, una de las más curiosas es la de los hermanos Chang y Eng, que eran tailandeses y se instalaron en Carolina del Norte, se casaron con dos hermanas y tuvieron, el uno diez hijos y el otro doce. Murieron con una diferencia de tres horas, pues Eng, el sobreviviente, se negó a que lo separasen de su hermano.
ResponderEliminarAsí que a tus siameses que, de momento, los ha separado una mujer, les hace falta otra que le haga sentir al hermano huérfano de amor lo que siente su hermano, así el equilibrio volverá a establecerse y sus vidas podrán continuar felizmente como fue el caso de los hermanos Chang y Eng, lo que ya me gusta menos de ellos es que parece que fueron dueños de una plantación para la que compraron esclavos, pero en ese estado, y en el siglo XIX, comprar esclavos debía de ser tan normal como comprar hoy en día un arma en los Estados Unidos.
Muy buena historia, Leire, un abrazo y felices fiestas.
No conocía esa historia Enrique, gracias por compartirla y Felices Fiestas!!!
EliminarUn abrazo grande