De profesión: astronauta
Puedo sentir el vacío.
Una noche infinita asoma tras las ventanas de mi cápsula espacial. La misma noche que veló tus ojos para siempre.
Orbitas en mis recuerdos como la luz de una estrella mil eones atrás apagada.
Sigo buscándote, pero sólo hallo nuevos mundos devastados.
Puedo sentir el vacío.
Escrito por Carles Quílez - Web
Una noche infinita asoma tras las ventanas de mi cápsula espacial. La misma noche que veló tus ojos para siempre.
Orbitas en mis recuerdos como la luz de una estrella mil eones atrás apagada.
Sigo buscándote, pero sólo hallo nuevos mundos devastados.
Puedo sentir el vacío.
Precioso, Carles. Me has dejado atrapada en ese vacío iluminado por la estrella mil eones atrás apagada.
ResponderEliminarEspectacular, amigo.
Tú si que desprendes una luz que atrapa, Patricia.
EliminarFeliz Navidad.
Carles nos has descrito las sensaciones de un astronauta enamorado, no sé si de alguien o de algo, sea lo que sea imposible de olvidar.
ResponderEliminarDesde la primera a la cincuenta palabra has utilizado un lenguaje poético, describiendo unas sensaciones que las haces sentir.
Carles buen relato, me ha gustado.
Un abrazo.
En la inmensidad del espacio, todo se torna inmenso, también el recuerdo del amor perdido.
EliminarFeliz Navidad, Javier.
Este astronauta, habituado a un lenguaje unido a su profesión, que no es frío como el espacio, sino todo lo contrario, sufre y sufrirá allí donde se encuentre, en este mundo o en cualquier otro. Lleva dentro un vacío recurrente que no puede llenarse con nada. No es extraño que le elijan para las misiones más arriesgadas, es el cosmonauta perfecto, no tiene quien le espere. Esa sensación de soledad y pérdida irreparable es tan contagiosa que deseamos que halle pronto una nueva estrella que le ilumine.
ResponderEliminarPara terminar, un deseo casi navideño: nunca dejes de sorprendernos gratamente, con esa perspectiva única.
Un abrazo fuerte, Carles
Quizás el astronauta no encuentre jamás lo que busca, pero si logara hallar a alguien como tú, Ángel, ni que fuera para charlar un ratito, ya podría decirse que tiene buena estrella.
EliminarFeliz Navidad.
Carles, tu relato nos hace sentir el vacío, el silencio, la ingravidez y la soledad del astronauta protagonista. No encuentra consuelo ni un futuro al que agarrarse.
ResponderEliminarUn lenguaje poético para explicar un vacío interior y exterior.
Muy bueno, Carles.
Besos
Una vez leí que la poesía no cura el dolor, pero sí que ayuda a comprenderlo.
EliminarMuchas gracias, Pilar.
Feliz Navidad.
Carles, tu relato es todo un poema, interpreto como metáforas al astronauta y los demás términos espaciales que utilizas para describir el estado de ánimo del personaje. Muy bueno, conmueve.
ResponderEliminarSaludos.
CONMOVER es una palabra que sólo puedo decir en mayúsculas. Muchas gracias, Beto.
EliminarFeliz Navidad.
Terminas como empiezas, Carles, pero es que no podía ser de otra forma. El vacío es lo que rodea al astronauta, ese astronauta en primera persona que desde su habitáculo, en la soledad del espacio exterior, recuerda a alguien (¿un amor?) que brilla en su memoria con luz propia.
ResponderEliminarTu frase: "Orbitas en mis recuerdos como la luz de una estrella mil eones atrás apagada" está a la altura, a mi entender, de aquella de la película "Blade Runner" tan conocida: ""Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán... en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir"". ¿Exagero? Para nada. Así de sincero me muestro.
¡Gran cincuenta el que te has marcado, amigo Carles!
Enhorabuena.
Del exterior al interior; del principio al fin; de la eternidad al momento concreto; de tu grandeza, José Antonio, a la minificción de los microrrelatos.
EliminarFeliz Navidad.
Para sentir el vacío, no hace falta viajar al espacio, sino únicamente sufrir de soledad.
ResponderEliminarEnhorabuena por el micro, Carles
Hay viajes en los que se llevan unas maletas tan pesadas que no llevan a ninguna parte. Gracias por comentar, Plácido.
EliminarFeliz Navidad.
Muy bueno, Carles. Pareces darle voz al mayor Tom de Bowie. Un retrato de la soledad espacial.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sirva tu comentario, Vicente, para rendir homenaje a David Bowie en este año de su desaparición.
EliminarFeliz Navidad.
Mi querido Notinc, es que no sé ni qué decirte después de leer esta maravilla. Me recuerda un poco a la línea que usaste en algunos micros de la serie micro-cromática, poesía y belleza puras.
ResponderEliminarSi te digo la verdad, yo no creo que tu protagonista sea un astronauta, sino que se siente como tal, aislado, y compara su soledad con la de una persona que está en una nave espacial a miles de kilómetros de donde él quiere estar y sobre todo ese recuerdo hacia una persona que ama y que no puede quitársela de la cabeza, por eso orbita en sus recuerdos.
Me quedo con esta frase, que desde mi punto de vista, es brillante: "Orbitas en mis recuerdos como la luz de una estrella mil eones atrás apagada".
Mil gracias por estos regalos que te marcas, un beso enorme.
Malu.
Eres tan especial, Malu...
EliminarBeso espacial para ti.
Y Feliz Navidad, claro.
Preciosa metáfora Carles del enamorado. No hay mayor soledad, dicen, que cuando estás rodeado por un universo infinito. Aumenta creo que los universos devastados de tu astronauta son interiores, del alma.
ResponderEliminarUn abrazo
La soledad acentúa la consciencia del dolor, por eso siempre es mejor compartirlo.
EliminarFeliz Navidad, Raquel.
Pudiera ser astronauta o peatón. Toda una visión poética del amor no correspondido, con el eco sordo que deja el vacío.
ResponderEliminarMe gusta, como todo lo tuyo.
Abrazo virtual, Carles
Me parece que todos hemos transitado alguna vez por los oscuros callejones del alma. Por suerte, también portamos una luz para vencer a las tinieblas. Sólo hay que encontrarla.
EliminarEste 2016 será especial para mí por varios motivos, y uno de ellos será porque te he conocido en persona.
Feliz Navidad, María Jesús.
Un canto a la soledad y a la búsqueda del amor en un espacio infinito de tristeza. Genial, Carles. Un abrazo y suerte.
ResponderEliminarOtro abrazo de vuelta, Salvador, y gracias por tus buenos deseos.
EliminarFeliz Navidad.
La belleza interior que plasmas esconde en la poesía de lo infinito su dolor sin término. Más allá de su delicado contenido - una cápsula desplazándose ingrávida en el mayor de los vacíos - me quedo con la estructura narrativa que construye el micro en ondas concéntricas y que va abarcando el relato a medida que avanza para darnos cuenta de la dimensión subjetiva en la que navega el protagonista.
ResponderEliminarMe parece un relato excelente porque tanto la depurada forma como su contenido construyen un universo coherente y bellísimo.
Gran hallazgo. Un abrazo, Carles.
¡Jo! Menudo lujo de comentario, Manuel. Muchas gracias.
EliminarFeliz Navidad.
Menuda belleza de relato te has marcado, compañero. Un poema de una densa ingravidez donde la devastación de la pérdida es capaz de flotar. Un poema de lo inalcanzable cuando queda encerrado y se retuerce pulsando la carne tangible, como esas órbitas de luz apagada que tan magistralmente has bordado.
ResponderEliminarSe puede sentir tu relato, Carles.
Soberbio. Enhorabuena.
Un fuerte abrazo.
Pues si el comentario de Manuel era cinco estrellas, el tuyo, mi admirado Antonio, es jabugo cinco jotas.
EliminarTambién te tengo en mi lista de cosas buenas del año 2016.
Feliz Navidad.
Bellísimo y poético relato sobre la soledad y el amor inalcanzable. Para flotar ingrávido tras su lectura.
ResponderEliminarEnhorabuena, Carles. Me ha encantado. Un abrazo.
El que sigue flotando tras nuestro encuentro soy yo.
EliminarBeso, Carmen, y Feliz Navidad.
Soberbio, Carles. Pura poesía en un entorno espacial escrito por un muy especial escritor. De lo mejor que te he leído, y eso es decir mucho, pues aquí nos has dejado verdaderas obras de arte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo
¡Ah, Pablo! Más allá de la quedada cincuentista, guardaré para siempre en mi corazón nuestro encuentro en Sevilla; y para el recuerdo colectivo ahí quedan los relatos beodos.
Eliminar¡Feliz Navidad, amigo!
Dolor y soledad infinitos ante una irreparable pérdida. La búsqueda de tu personaje se nos muestra estéril por definición, aunque no por ello parece que vaya a cesar, al menos mientras el recuerdo de la persona amada sea tan lacerante. Sorprendente, por otro lado, el que tanto sufrimiento acumulado en el interior del personaje sea observado con cierta paz por parte del lector (a mí al menos me ha ocurrido).
ResponderEliminarExcelentísimo relato, Carles, que brilla como una gran luminaria en este bello universo cincuentista.
Un abrazo.
Del mismo modo que la infelicidad es la desmesura a la hora de vivir malos momentos, la fórmula de la felicidad es sencilla: disfrutar de los buenos momentos, como por ejemplo, charlar con un amigo escritor, inteligente y sensible, de literatura.
EliminarFeliz Navidad, Enrique.
Tu microcuento me ha traído a la memoria la película Solaris –los recuerdos de la novela los tengo más difusos-, en la que también al astronauta en cuestión le venían imágenes de su esposa muerta, en su caso por suicidio.
ResponderEliminarTu astronauta no está en un planeta inteligente como el de la novela y las películas basadas en ella, sino en el espacio sideral, no sabemos si orbitando, pues lo que orbita es el recuerdo de esa mujer a la que amó y a la que busca inútilmente, pues la muerte, deja a los amantes en mundos diferentes.
Pero también puede ser que el microcuento esté lleno de metáforas, dado que, perfectamente, podría ser un poema en prosa, y el astronauta podría ser cualquiera de nosotros que hubiese tenido la desdicha de perder al ser amado por fallecimiento. Así que cabe más de una lectura.
En todo caso, los espacios siderales es donde más evidente se hace nuestra pequeñez, nuestra indefensión ante algo tan imponente e incomprensible que no sé si dan ganas de gritar de alegría o de espanto.
Así que no me extraña que el protagonista sienta el vacío en la inmensidad del espacio y del tiempo una vez que ha perdido a la persona que amaba.
Gran microcuento que tiene la magnitud del universo donde se desarrolla, sea este real o inventado. Mis felicitaciones, Carles, y un abrazo.
¡Qué comentario tan profundo, Enrique, casi tanto como el universo, exterior o interior -a gusto del consumidor-, en el que se mueve mi astronauta.
EliminarFeliz Navidad.
Se siente ese vacío, haces que lo podamos sentir. Muy bello.
ResponderEliminarMuchas gracias, Maite. Oir decir que un texto mío "hace sentir" es de los mejores elogios que podría tener.
ResponderEliminarFeliz Navidad.
Creo que tu protagonista no ha podido elegir mejor profesión, para encontrarse con la persona a la que amó en la soledad de ese universo. Me ha recordado "Interestelar", que me encantó.
ResponderEliminarUn beso, Carles, y suerte en la votación a mejor relato del mes.