Dos años sin ti
Me observabas con admiración, sin interrumpir mi descanso, hasta que notaba tu presencia e interpretabas que podías recorrer los pasos que nos separaban para refugiarte entre mis piernas, después de responder a mis caricias humedeciendo mis manos.
Han pasado dos años y no transcurre un día sin notar tu ausencia.
Han pasado dos años y no transcurre un día sin notar tu ausencia.
Mozasmo nos presentas una bella historia de amor, de alguien que aún pasado el tiempo sigue recordando cada día. En ocasiones lo que más se nota son las ausencias, es cuando nos damos cuenta.
ResponderEliminarBuen relato, Mozasmo, un abrazo.
Los perros nos dejan muy deprisa. Otro abrazo y felices fiestas.
EliminarHola Mozasmo. No sé si he interpretado correctamente tu relato, pero me da la impresión de que el ausente es una mascota, ¿verdad? Un perro, tal vez. Por aquello de la sumisión al descanso del amo, y el "humedeciendo mis manos". Si es así, tus palabras adquieren una dimensión muy cierta: todos los que hemos tenido estos compañeros sabemos el vacío que dejan en el seno de una familia cuando se van. Me gusta mucho. Te mando un abrazo.
ResponderEliminarAsí es, Silvina, es un perro, o dicho de otro modo un miembro más de la familia cuya vida depende absolutamente de nosotros. A cambio nos da cariño y lealtad sin límites. Otro abrazo para ti
EliminarUn amigo mío tiene un perro y no puede separarse de él; no hay una vez que llegue triste a casa y que no consiga levantarle el ánimo. Entiendo al protagonista de tu micro.
ResponderEliminarSaludos, Mozasmo
A quien le gustas los animales - y muy concretamente los perros - siempre te confesará lo mismo. Felices fiestas
EliminarTras leer tu relato he recordado la famosa frase: "Cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro". Nosotros, tan complejos y volubles; ellos, siempre tan fieles, por eso es comprensible el vacío de tu protagonista, a quien alguien, con buena intención, puede haberle dicho que llene ese espacio con otra mascota, con la que seguro que se encariña, pero él sabe que será otra, todos somos únicos.
ResponderEliminarUn saludo
Tienes razón: mi protagonista ya tiene "otro perro" después de muchos años, aunque sigue echando de menos al primero. En cuanto a nuestros congéneres... hay de todo, pero en inteligencia emocional tenemos mucho que aprender. Saludos
EliminarUn relato muy tierno y una amistad fiel.
ResponderEliminarGracias, Maite. Un abrazo y felices fiestas
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