El mundo en sus manos
El planeta entero amaneció pendiente del resultado electoral.
A lo lejos, en el horizonte, oscuras nubes amenazaban al mundo.
Todo eran temores y conjeturas. Dudas y miedos.
Un hombre solo.
Nunca pensó llegar tan lejos.
Frente a su escritorio y lleno de temor se planteaba una cuestión: ¿y ahora, qué?
Frente a su escritorio y lleno de temor se planteaba una cuestión: ¿y ahora, qué?
Espero Inma que tome las decisiones adecuadas, y que lo haga a tontas y locas.
ResponderEliminarBuen relato y muy actual.
Un abrazo.
Eso esperamos todos, Javier, que sea prudente y medite sus decisiones.
EliminarGracias por comentar y felices fiestas.
Inma, ¿escribiste este micro después de la victoria de Trump? Ánimo. No hay presidente de Estados Unidos que dure cien años, ni mundo que lo resista.
ResponderEliminarSaludos
¡Ay el poder! Qué peligro conlleva. Esperemos que el mundo resista.
EliminarSaludos Plácido. Felices fiestas.
Algunos caminos no tienen salida y, aún así, hay quien sigue recorriéndolos hasta toparse con una pared.
ResponderEliminarBuen micro, Inma.
Felices fiestas.
Gracias, Vicente.
EliminarMis mejores deseos para ti también en estas fechas.
Inma, si el presidente siente miedo por la responsabilidad contraída, nosotros sentimos pánico, porque tiene a su alcance todos los resortes para eliminar vidas ajenas (siempre por causa nobles, cómo no).
ResponderEliminarAun así, no nos impedirá un fuerte abrazo para celebrar las fiestas.
Alcanzar las máximas cotas de poder debe ser algo tan difícil y absorbente, con falta de escrúpulos incluida, que alcanzarlo puede constituir un fin en sí mismo. No saber qué hacer con ello una vez logrado quizá no es algo tan extraño. Sólo hay que desearle que actúe con buen criterio, pensando en el beneficio común y sin intención de perpetuarse, aunque me parece que pido mucho.
ResponderEliminarUn saludo y felices fiestas
Gracias Carmen y Ángel por vuestros comentarios.
ResponderEliminarConfiemos en la sensatez del ser humano y crucemos los dedos.
Felices fiestas a los dos.
Al preguntarse "¿ahora qué?", me queda todavía la esperanza de que tenga buenos consejeros. Si no se preguntara nada lo tendría todo muy claro y eso depende de lo que tenga en mente...
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