El vuelo
Me habría gustado que mi estancia en la empresa hubiera sido mucho más larga. Lo sentí especialmente por Marta, una compañera que me había cogido un gran cariño. Ella, a menudo, me decía: "Eres un ángel". Pero llevar replegadas las alas bajo la camisa me resultaba cada día más doloroso.
Realmente en este mundo de hoy en día ser un ángel y además con alas cuesta, más vale desplegarlas y volar.
ResponderEliminarBuen relato Juana, un abrazo.
Perfecto!!!
ResponderEliminarEn esta sociedad tan materializada, donde la bondad es un sentimiento tan poco valorado, mantener unos valores de dignidad parece una batalla antinatura. Espero que la protagonista vuele libre pero que mantenga siempre sus alas. Excelente, Juana. Un abrazo y suerte.
ResponderEliminarEs lógico que una criatura pura, por buena voluntad que tenga, quiera despegar y alejarse de este planeta tan imperfecto, lleno de egoísmos y añagazas. Ninguno disponemos de la bondad innata que se le supone a esos seres alados, pero todos querríamos, muchas veces, volar hacia parajes mejores. El problema es que tampoco nos han provisto de las necesarias alas y hemos de permanecer en este mundo, el único que conocemos, con sus cosas.
ResponderEliminarUn abrazo, Juana.
Tal vez, hasta los ángeles tienen que sacrificar sus principios para subsistir en este mundo. Sabier que todavía quedan algunos capaces de volar, me reconforta.
ResponderEliminarBesicos, Juana.
¡Qué barbaridad! Según veo, incluso para los ángeles es difícil encontrar trabajo hoy en día. Los pobres tienen que hacerse pasar por humanos para ganarse el sustento. ¿Qué comen los querubines? Espero que no sea muy caro.
ResponderEliminarGenial, Juana.
Un abrazo.
Juana, quién tiene alas no puede esconderlas ni sujetarlas por mucho tiempo. Su destino es volar.
ResponderEliminarBuen micro.
Besos
Un ángel de bondad ha bajado a este mundo a mezclarse con los humanos. E, incluso para él, es difícil lidiar en lo cotidiano. Marta se quedará triste, pero ha tenido la suerte de rozar sus alas. Me ha recordado la bellísima película de Wenders, "El cielo sobre Berlín", poblada de ángeles humanizados.
ResponderEliminarPrecioso relato, Juana. Besos.
Metafórico resulta ese plegado de alas bajo la camisa. Para los sensibles, afrontar el día a día de un sistema pragmático, agrio y competitivo, hace que los talentos más humanos se plieguen al interior como las hojas de algunas mimosas al tocarlas.
ResponderEliminarBello candor. Saludos, Juana.
¡Vaya compañía, que no respeta lo que sus empleados son!
ResponderEliminarEnhorabuena por el micro, Juana
Menos mal que todavía quedan ángeles que bajan a la tierra para hacernos la vida más llevadera y agradable.
ResponderEliminarY sí, entiendo que llevar las alas plegadas debe causar mucho dolor, así que lo normal es que volara a otro destino. Por lo de Marta, creo que no debería haber mucho problema, lo mejor es que queden a tomar algo y una cosa traerá la otra.
Me encantó, Juana. Un beso grande.
Malu.
Los ángeles deben volar, no están hechos para el caos y desorden de los humanos.
ResponderEliminarUn abrazo
Vivir con las alas replegadas es la muerte por inanición de la originalidad. Subsistir dentro del molde es demasiado cómodo como para que muchos se atrevan a batir su singularidad y explorar el extrarradio de la cordura.
ResponderEliminarPor fortuna para él, tu Ángel se atrevió a levantar el vuelo. Seguro que descubrirá que el mundo está lleno de Martas.
Muy buen relato, Juana. Enhorabuena.
Un fuerte abrazo.
¡Qué genialidad, Juana! Una historia llena de mensajes y e imaginativa con su punto de fantasía.
ResponderEliminarMe encantó.
Un beso.
Pablo
Tanta bondad a veces puede ser un engorro, pero se echa mucho de menos en este mundo nuestro. Gran personaje (paradójicamente humano), Juana, así como el relato que lo contiene.
ResponderEliminarUn abrazo y enhorabuena
Me quedo con el ángel que decide volar, pues también la gente buena tiene que saber dosificarse. Y que hay muchas Martas que se dan cuenta de lo que reciben. Muy original.
ResponderEliminarMil gracias por vuestros amables y generosos comentarios. Os deseo unas fiestas estupendas y un prolífico 2017. Un abrazo grande.
ResponderEliminarEsta historia está contada con una sensibilidad especial, que atrapa.
ResponderEliminarMucha suerte con el cuentito y en el 2017
Abrazo virtual