Entre el cielo y el infierno
Una píldora para cada hora.
A las ocho hay una que me prepara para el trabajo. Antes de la merienda la azul ayuda a no engordar. Para evitar el olvido, la multicolor. Si tengo pareja, la negra; si estoy solo, la blanca.
Dios hizo tantas píldoras y colores para poder vivir.
A las ocho hay una que me prepara para el trabajo. Antes de la merienda la azul ayuda a no engordar. Para evitar el olvido, la multicolor. Si tengo pareja, la negra; si estoy solo, la blanca.
Dios hizo tantas píldoras y colores para poder vivir.
Cuanta razón llevas Ricardo, para poder sobrevivir entre el cielo y el infierno hay píldoras para todo, que te ayudan y hacen seguir adelante, puede ser un abrazo, una palabra amable, un guiño, un te quiero, o tan solo un comentario a 50palabras.
ResponderEliminarMe ha gustado tu relato Ricardo, te mando una píldora en forma de abrazo.
Gracias por tomarse sus píldoras.
Eliminarhay píldoras, para cada momento pins para tarjetas de crédito, claves para el acceder al móvil, a la cuenta del mail, a las redes sociales a páginas de internet. El cerebro humano convertido en memoria electrónica.
ResponderEliminarMe has hecho pensar en todo esto.
Suerte, Ricardo
Gracias por dar lectura.
EliminarEstamos hechos de materia orgánica, somos pura química y en cada momento necesitamos activar un componente concreto de la misma. El hombre, ese ser que todo lo modifica, para bien o para mal, diseña continuamente elementos externos que tratan de cambiar el mundo externo para su beneficio. Puede que Dios inventase los colores, pero lo que es seguro es que el hombre juega a ser Dios.
ResponderEliminarUn saludo
Un saludo Ángel, buena reflexión.
EliminarLa farmacopea ni con ella, ni sin ella... Deduzco Ricardo, que has querido hacer una crítica a esta sociedad enferma o enfermiza, que lleva un ritmo y un estilo de vida tan desequilibrado, que necesita doparse para compensarlo en un círculo vicioso infinito, del que no sabe salir.
ResponderEliminarMe ha gustado tu apuesta para este mes.
Espero seguir leyéndote el año que viene cuando reanudemos.
Un saludo
Que así sea.
EliminarRicardo, a veces buscamos ayuda en los fármacos, cuando tan solo deberiamos buscar en la naturaleza y en los que nos rodean. A veces no sabemos ver lo afortunados que somos.
ResponderEliminarBuen micro.
Besos
Gracias Pilar.
EliminarLa vida en píldoras... Incluso las hay que ayudan a desconectar para siempre.
ResponderEliminarUn buen micro.
Saludos, Ricardo
Si hubiera para escribir mejor o para incrementar la creatividad (creo si hay), conozco muchos compradores.
EliminarLa frase final resume un universo vital de dos tercios de la humanidad en sociedades avanzadas y constituye un eslogan para las asociación de farmacéuticas que te lo van a robar en cuanto puedan.
ResponderEliminarDe momento, tu píldora de cincuenta ha hecho ya su efecto y me ha alegrado la mañana.
Saludos, Ricardo.
Gracias Manuel por leer.
EliminarSin duda las píldoras ayudan a vivir. Y a engordar la industria farmacéutica.
ResponderEliminarYo prefiero tu píldora de 50 palabras, con efecto "retard", para que me dure unas veinticuatro horas por lo menos.
Un abrazo, Ricardo.
Gracias por tus palabras, tienen efecto Prozac.
EliminarBuen relato y buena crítica Ricardo, me ha gustado mucho tu relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un abrazo Jean.
EliminarYo creo que las pastillas son más cosa de hombres que de dioses, pero, para gustos, colores, dicen.
ResponderEliminarSaludos, Ricardo.