Fumar mata
Resultó doloroso comprobar que había sido una relación sustentada en la nicotina. Porque cuando el doctor les prohibió el tabaco, los polvos no sabían igual sin la guinda del cigarrillo fumado a medias, símbolo de la complicidad de dos amantes entregados a una pasión que lentamente fue menguando hasta desaparecer.
Está demostrado que fumar mata, o al menos, resulta insano, aunque que en el caso de tus protagonistas, parece que contribuía a aportar más vida e intensidad a sus existencias. Una misma cosa no tiene las mismas consecuencias para unos que para otros.
ResponderEliminarUn saludo, Rafa
El fumar mata, pero aquí ha matado la pasión, podrían haber buscado otro incentivo para después.
ResponderEliminarBuen relato Rafa, un abrazo.
Mira que hay investigaciones sobre el amor (y derivados), pero esta presenta una variable nueva, y dependiente, y de lo más original que, estoy segura, va a dar mucho que hablar y experimentar.
ResponderEliminarSaludos, Rafa
Estoy convencida de que el cigarrillo es el "de después" el que no mata, je,je,je...A medias, nada ni la tinta.
ResponderEliminarMuy ingenioso
Mucha suerte, Rafa
Besicos
Gracias por vuestros amables comentarios.
ResponderEliminarComparto con Cabopá, y a su vez agrego: "un trago antes". Igual tenían que haber dejado volar la imaginación... Saludos
ResponderEliminarPrecaución advertimos que fumar puede matar... LA PASIÓN.
ResponderEliminarJajaja un micro muy bien hilado Rafa.
Un saludo
Sí, en este caso ha matado el amor, lo que quizás implica que este no era demasiado profundo. Muy original tu relato. Un saludo. Gloria
ResponderEliminarRafa, si su relación solo se sustentaba por la nicotina, me parece que el dejarlo puede haber matado la pasión, pero les dará oxigeno , olor y sabor a sus vidas.
ResponderEliminarOriginal planteamiento.
Besos
No fumo, pero la idea del relato es estupenda.
ResponderEliminarNo fumar mata… la relación.
ResponderEliminarUn buen micro.
Saludos, Rafa
A la pasión parece ocurrirle lo contrario que a las adicciones, que el tiempo las va debilitando y ya se alimenten de tabaco o de otras sustancias, languidecen.
ResponderEliminarSin embargo, esa imagen de un cigarrillo a dos fumado después de hacer el amor es todo un clásico de la pasión entre las sábanas, al que muchos, en otro tiempo, hemos sucumbido.
Para leerlo y evocar buenos momentos pasados entre volutas y bocanadas de humo.
saludos, Rafa.
Sí es que en nuestra educación sentimental los protagonistas de las películas de cine clásico seducían con bocanadas de humo. Y compartir el cigarrillo de después era lo más. Pero los tiempos han cambiado. Esta pareja debería buscar otra adicción más saludable para recuperar la pasión.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafa.
Aparte de la buena dosis de humor de tu ingeniosa historia, el asunto es que pensar, pues la complicidad es un aspecto diría que imprescindible para que las relaciones funcionen, y muchas veces da igual lo que la propicie. Aunque también es verdad que los fumadores suelen andar buscando cualquier motivo para no quitarse...
ResponderEliminarGran relato, Rafa.
Enhorabuena y un abrazo.
Yo probaría con los cigarrillos electrónicos. Algunos llevan chispa.
ResponderEliminarSaludos, Rafa.