Kaputt!
Solo uno lloraba. Lo señalaba con el dedo índice mientras se limpiaba los mocos y las lágrimas con la manga. En su pequeña cabeza no lograba entender lo que veían sus ojos. En su tumba de lata, hecho mil pedazos, yacían los restos del globo rojo de Joaquín.
Kalo lo primero darte la bienvenida a 50palabras.
ResponderEliminarTe estrenas con una tierna historia. Que pasará por la cabeza de un niño, por su inocencia, al ver a su globo enterrado.
Lo has contado de forma genial.
Buen relato Kalo, un abrazo y feliz navidad.
No queda claro que si el globo es del niño que llora o de Joaquín. ¿Es Joaquín el niño que llora?
ResponderEliminarSaludos, Kalo
!Qué sufrimiento!
ResponderEliminarBien logrado el dolor de ese niño despidiendo a su globo.
Bienvenido y enhorabuena.
Ternura infantil y recuerdos de otros tiempos donde un simple globo era un tesoro.
ResponderEliminarBienvenido, Kalo.