Las musas regresaron

Desempolvé las anotaciones que hacía meses había guardado en la carpeta cuya portada lucía un "nueva novela". Preparé una tisana y, ordenador en mano, las palabras empezaron a fluir. Escribía apresurada, muerta de miedo. Temía que de nuevo acabaran abandonándome. Pero estaba equivocada, habían regresado para acompañarme gratuitamente durante días.
Escrito por Emma González Arribas

11 comentarios :

  1. El eterno problema del escritor. La hoja en blanco. Hay que estar alerta y cuando surge una idea, darla caza como a una mariposa para estampar en el libro.
    Y tú lo has conseguido con este relato.
    Besito virtual.

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  2. El cerebro es un arma poderosa, pero también puede ser nuestro peor enemigo. El temor de tu protagonista a no ser capaz des escribir una novela puede paralizarle. Los comienzos siempre son difíciles, una vez superados, suele suceder que todo fluye.
    Un saludo

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  3. Emma así sucede, las musas vienen, se van, por eso hay que aprovecharlas cuando están y sacarles lo máximo.
    Buen relato Emma, un abrazo.

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  4. Ahí está, toda la vulnerabilidad del escritor contenida en 50 palabras. A veces las musas se portan bien y coquetean contigo, y otras veces te abandonan sin miramientos.

    Un saludo Emma

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  5. Emma, esa musas han regresado y las has sabido aprovechar muy bien.
    Besos

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  6. Bonitas palabras. ¡Muchas gracias a todos!

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  7. Deberías darme la receta de esa tisana, para mis musas, que llevan dormidas mucho tiempo.
    Saludos, Emma

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  8. Cuando las musas nos visitan hay que agarrarlas al vuelo y no dejarlas escapar.
    Muy bonito micro, Emma. Te felicito.
    Un beso.

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  9. El miedo al papel en blanco es el fantasma más aterrador de las musas. Sin embargo las tuyas han vuelto y te han dado pie a un micro que es pura metaliteratura.
    Saludos, Emma.

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  10. Tus musas son muy generosas. Han vuelto para que nos regales este micro sobre el mayor temor de todo escritor.
    Bienvenidas sean. Esta vez que no escapen, pues son muy veleidosas.
    Besos, Emma.

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  11. Bueno, pues, cuídalas bien, Emma, y no les des motivos para marcharse, que son muy caprichosas.
    Saludos.

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