Lavar y cortar

Hay que reconocerlo: el hombre le echó valor. Harto de llevar el pelo largo se afeitó la cabeza. Luego se acostó un rato; ya se sabe que toda liberación es agotadora. Lo que no es menos cierto es que después de la siesta Sansón ya no se sentía tan valiente.
Escrito por José Ramón Sánchez Varela

3 comentarios :

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. José Ramón este Sansón no ha necesitado a ninguna Dalila para cortarse el pelo, aunque aquí en lugar de perder fuerza ha perdido valentía.
      Buen relato José Ramón, un abrazo.

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  2. Bueno, ahora sólo le queda esperar a que crezca. Y que no haya filisteos por los alrededores.
    Saludos, José Ramón

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