Quien a buen árbol se arrima...
En verano le gustaba encaramarse a los árboles para leer. Según fuese el libro, elegía una u otra especie: frutales si eran libros de aventuras, viejos robles para los libros de viajes... Cuando aquel verano conoció a Manuel, sus ojos verdes hicieron que buscara un tilo para serenar su corazón.
A través de los árboles haces una preciosa lectura del amor entre hojas, entre las de las copas y las de los libros. Muy bello el tratamiento del tema, dando la magia ancestral de los árboles lugar a la serendipia.
ResponderEliminarEl recogimiento final sobre el tilo, me recuerda el gesto de repliegue de alguna mimosa cuando recibe directamente la caricia sobre sus hojas.
Saludos, Flor.
Precioso ese arrimarse a según que árbol en función del libro que se esté leyendo. Y está visto que va a necesitar tila para calmar esas mariposas que produce el amor, el enamorarse.
ResponderEliminarBello relato Flor, un abrazo.
Muy hermoso. Me ha gustado esa lírica geórgica que destilan tus naturales palabras. Gracias por compartir esta serena belleza, Flor.
ResponderEliminarSalut.
Deseo, Flor, que todo terminara debidamente y que tu lectora arborícola no tuviera que buscar un ciprés... por morir de amor.
ResponderEliminarBuen cincuenta. ¡Enhorabuena!
Saludos.
Muy bonito, Flor. Una versión femenina, y enamorada, del Barón Rampante.
ResponderEliminarSaludos.
Como parte de la naturaleza que somos, es lógico que tu protagonista se arrime a los seres vivos que les resultan más afines, ya sean vegetales o más semejantes a su condición humana, haciendo honor a ese refrán que dice: "Dios les cría y ellos se juntan".
ResponderEliminarUn saludo, Flor
Precioso, Flor. La lectura de unos ojos limpios y cristalinos puede ser verdaderamente perturbadora. Espero que acaben juntos sobre las ramas de un naranjo en "flor".
ResponderEliminarUn beso.
...buen relato le cobija
ResponderEliminarTierno y poderoso el vínculo que has ideado entre árboles y libros, ambos nacidos para ser cimientos. Los libros rebuscan en lo más profundo bajo la piel, consiguiendo que nos expandamos y crezcamos, y en tu relato, los árboles dan cobijo a las historias que ocurren dentro y fuera de los libros.
Gran relato, Flor. Enhorabuena.
Un saludo.
Yo no tengo otra que leer encaramado en un olivo, el único árbol que crece por aquí.
ResponderEliminarUn bonito micro. Saludos, Flor
Flor, muy bonito el paralelismo que haces entre el tipo de árbol y el libro que la protagonista está leyendo, incluso cuando se enamora busca que el tilo le de calma y serenidad. Si su amor prospera, en estas fechas la besarán bajo un ramillete de acebo.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Besos
Los árboles transmiten vida, fuerza, resistencia, pero también calma y serenidad; todas sensaciones positivas con las que reinterpretar las maravillosas historias que lee encaramada entre sus hojas. El amor, sin embargo, altera el corazón y confunde los sentidos. Junto a ese tilo sabrá tomar la decisión más adecuada alejada de esa embriagadora mirada verde.
ResponderEliminarPrecioso relato, Flor. Besos.
Aparte del perro, el libro el mejor amigo del hombre y el árbol el mejor cobijo, para sus emociones y estado de ánimo.
ResponderEliminarLo has reflejado perfectamente en esta historia romántica.
Besito virtual, Flor
Manuel debía de ser un libro abierto, y tu protagonista cayó rendida de amor.
ResponderEliminarMe gusta, Flor, la elección que haces de tipos de árboles para cada tipo de libro. Es una bonita analogía en la que nunca hubiera llegado a pensar.
Te felicito por este micro.
Un beso.
Precioso relato Flor. Casi puedo oler las hojas de las copas de los árboles tumbada en esas sombras, mezclándose con el olor a libro nuevo, o quizás viejo.
ResponderEliminarSaludos
Un relato precioso en el que gozar de la lectura, los árboles y el amor. Ahí es nada.
ResponderEliminarTe felicito, Flor. Un beso.
Un micro precioso. Has sabido aunar el sentir del alma humana con el espíritu que emana de los árboles. Felicidades, Flor, me ha parecido un micro extraordinario. Un beso.
ResponderEliminarHola Flor, bonito micro nos has dado, el tilo es buen cicatrizante, ideal para corazones rotos.
ResponderEliminarSaludos.
Ah, habrá que ver si ese tal Manuel es de los que no se andan por las ramas.
ResponderEliminarSaludos, Flor.