Última llamada
Se sacude el polvo que cubre su pequeño cuerpo. Temblando, lava sus manitas, la tierra de sus pestañas. Cada vez más fuerte, cada vez más cerca...
Teme dormirse, no ver otro amanecer. A oscuras, frente a la pantalla del ordenador, antes que caiga la próxima escribe: ¡Socorro! ¿Hay alguien ahí?
Teme dormirse, no ver otro amanecer. A oscuras, frente a la pantalla del ordenador, antes que caiga la próxima escribe: ¡Socorro! ¿Hay alguien ahí?
Pilar nos presentas un relato que cuando uno acaba de leerlo también se tiene que limpiar el polvo y esperar a que caiga la próxima bomba,con esa frase "cada vez más fuerte, cada vez más cerca" nos trasmites esa sensación que vive tu protagonista, y al que la única solución que le queda es escribir en el ordenador esa frase final que es un grito de ayuda, y que parece lanzar al infinito esperando una respuesta.
ResponderEliminarCon tu relato me viene a la cabeza la situación que se está viviendo en Siria, donde todo el mundo mira a otro lado y no quiere ver la masacre que está sufriendo la población civil.
Una gran historia escrita de forma excelente.
Muy buen relato Pilar, me ha gustado mucho.
Besos.
Javier, la historia vale para cualquier lugar donde existan bombardeos contra civiles, hombres, mujeres y niños. Pero tienes razón, corresponde a la situación inhumana que están viviendo los habitantes de Alepo, donde no se respetan escuelas ni hospitales, donde la vida no vale nada y el mundo permanece impasible ante la tragedia de esta guerra.
EliminarEspero que las redes sociales muevan conciencias y acabe la barbarie. Deseo que haya alguien ahí...
Muchas gracias por tan buena valoración para mi micro.
Besos muy muy apretados.
Hola, Pilar,
ResponderEliminarTu micro me ha hecho pensar en el abandono que sufren millones de niños en el mundo y que para muchos de ellos la única voz es un teclado. Aunque los horrores de la guerra no son secreto para nadie, hoy prolifera la insensibilidad.
Muy bueno.
Un gran abrazo.
Vicente, el mundo se mueve por intereses económicos y la vida no vale nada para los poderosos, lo demuestran con los refugiados, con las víctimas de guerras. No tienen corazón. Espero que la guerra de Alepo termine o al menos saquen de allí a las familias, y puedan tener una oportunidad.
EliminarSin periodistas, solo queda para contar lo que allí ocurre las redes sociales. Que su voz se oiga alto y fuerte...
Muchísimas gracias, Vicente, por tan buen comentario.
Besos apretados.
Si, hay alguien ahí, pero miramos para otra parte, aunque por desgracia tampoco podríamos hacer mucho. Los que sí podrían, los poderosos, están centrados en mover fichas en un tablero, pensando en resultados geoestratéticos, equilibrios y otras tonterías inhumanas, como si aquello fuera un juego, sin importarles nada los peones que puedan caer. Tu relato sí es humano; el título, efectivo y tristemente real y dramático.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Pilar
Ángel, tu lo has dicho, los que podrían parar esta locura no les interesa. Si hubiese petróleo la guerra haria tiempo que habría terminado.
EliminarCon mi micro he querido contar la historia de una niña que teme no despetar y que pide ayuda desesperadamente.
Que nadie apague su voz.
Mil gracias, Ángel, por todo tu comentario.
Besos apretados.
A mí me ha recordado la Guerra de los Mundos, versión Mr.Cruise. Sí, ya sé que era muy mala, pero aún tengo pesadillas con la escena del encierro en la cabaña, con los extraterrestres fuera... ¿Será ese niño el último humano vivo? Esta interpretación es menos terrible que la actual, la de verdad. Pero es sábado, he escrito un tuit muy bonito para las #topíasFCE y he cerrado los ojos. Déjame, Pilar, soy hoy, que tiemble con tu relato de marcianos.
ResponderEliminarBesos y muchos.
Patricia, muy buena similitud con la situación a la que me refiero en mi relato. Ámbas historias son igual de terribles. Soy optimista y espero que la niña salga ilesa y pueda olvidar para siempre esta pesadilla.
EliminarMuchas gracias, amiga, sigamos soñando utopías.
Besos muy apretados.
La inhumana indiferencia con la que estamos viviendo las peores atrocidades, en concreto la guerra de Siria, está muy bien reflejada en la desesperación de esta última llamada (acertado título) en busca de ayuda. Sentimos la angustia de la niña y oímos el estrépito de las bombas. De algún modo debemos responder...
ResponderEliminarPilar, has vuelto a poner el dedo en la llaga con este micro de dolorosa actualidad. Me ha encantado. Enhorabuena. Muchos besos.
Carmen, has sabido ver en mis 50palabras todo lo que he querido expresar. Deseo que lleguemos a tiempo a esta última llamada.
ResponderEliminar¡Mil gracias, amiga, por tu gran comentario.
Besos muy apretados.
Los que pueden miran a otro lado y el resto lo ve muy de cerca. La soledad de esos niños indefensos ante la indiferencia. Para muchos no hay más amaneceres, mientras no dejan de enterrarlos.
ResponderEliminarUn micro muy reflexivo, del egoísmo de los líderes que así se hacen llamar.
Un beso Pilar.
Leire, ojalá cambie la situación y no sea demasiado tarde.
EliminarMuchas gracias por pasarte y comentar.
Besos apretados.
Excelente micro. Retrata muy bien la tragedia de los niños que tratan de sobrevivir en medio de una guerra. Enhorabuena, Pilar
ResponderEliminarPlácido, muchísimas gracias por tan buen comentario.
EliminarBesos.
Cada vez más fuerte y cada vez más cerca...
ResponderEliminarSiento tanta tristeza, impotencia y rabia que casi no sé ni qué contestarte, Pilar.
Desde luego que es un micro denuncia en toda regla, has sabido reflejar perfectamente la angustia que puede sentir un niño en esas circunstancias. Y esa ventana del ordenador, que muestra otros mundos y no le ofrece ninguna respuesta a esa pobre alma indefensa...
Me dejas tocada, querida Pilar. Te mando un beso enorme, con mis mejores deseos para la Navidad y mucha felicidad para 2017, te visitaré a través de Twitter hasta que volvamos a vernos por aquí.
Malu.
Malu, siento haberte entristecido con mi micro, pero tenía que denunciar con la mayor sensibilidad posible, la situación desesperada que viven los niños de Alepo y sus familias. Abandonados y olvidados por todos, salvo por los que les atacan.
EliminarMi deseo para esta Navidad es que puedan salir de este infierno.
Intentaré que mi próximo micro sea más amable.
Nos leeremos en twitter hasta que termine el descanso y volvamos a encontrarnos en familia.
Mis mejores deseos para ti en esta Navidad.
Muchas gracias por tu comentario.
Besos muy apretados.
Es un relato genialmente construido. Yo he entendido que hablas de guerra, de infancia, y que el ordenador no solo es una actualización de la época de tu relato. Sino una denuncia inteligentisima, de como en un mundo globalizado e "hiper" conectado se les condena a muerte y se les deja morir. Es una última llamada, como el mensaje que dejaban los náufragos en una botella y tiraban a la inmensidad del mar... sin respuesta. Pero entrar en el tema de la guerra y sus negocios, serían ya pasar a palabras mayores.
ResponderEliminarUn abrazo Pilar. Me ha gustado mucho.
Raquel, has dado con todas las claves de mi relato. Espero que alguien escuche su "última llamada".
EliminarCuanto me alegro que te haya gustado. Agradezco mucho tu precioso comentario.
Mil gracias por pasar y comentar.
Besos apretados.
Toda la técnica existente, no es capaz de dar respuesta, a las necesidades de un niño.
ResponderEliminarLo has contado de una forma muy personal.
Surte y un abrazo.
M. Jesús, es su última posibilidad de que alguien la escuche y pare esa pesadilla.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Besos apretados.
Terrorífica y, desgraciadamente, real historia. Una llamada que eriza nuestros sentimientos y nos induce desesperadamente a la reflexión. Muy bueno, Pilar. Un abrazo y suerte.
ResponderEliminarSalvador, la realidad a veces es mucho más dura que la peor de las pesadillas. Espero que alguien escuche su llamada...
EliminarMil gracias por tan buen comentario.
Besos apretados.
La angustia que transmite la llamada del mensaje al vacío de la red refleja toda el periplo vital que están viviendo las personas - los más débiles entre los más débiles de la sociedad - atrapadas en el infierno que debe ser una ciudad sitiada como Alepo.
ResponderEliminarUn relato el tuyo, Pilar, que como siempre, sabe realzar el valor humano en su contenido apoyado en una sólida estructura narrativa.
Un abrazo.
Manuel, si he sabido transmitir la desesperación que sienten los habitantes de Alepo, a través de la última llamada de una niña, ante la indiferencia de quién podría acabar con esa cruel guerra, entonces he conseguido mi objetivo.
EliminarMuchas gracias, Manuel, por tu buen comentario.
Besos apretados.
El boceto que nos dejas de la inocencia pidiendo ayuda entre los restos de la desolación es estremecedor. La luz mortecina de la pantalla iluminando la esperanza de la pequeña en medio de la oscuridad lo refleja genialmente.
ResponderEliminarUn magnífico alegato contra la sinrazón de la guerra, Pilar. Enhorabuena.
Un fuerte abrazo.
Antonio, cuando todo a su alrededor es oscuridad y ruinas, la niña ha visto su última oportunidad asomándose para gritarle al mundo a través de la ventana que le ofrece su pantalla.
EliminarMil gracias por tu maravilloso comentario.
Besos muy apretados.
Pilar, creo haber leído alguna noticia similar en los periódicos, lo cierto es que las hay mucho más terribles y desesperanzadoras, tanto, que vistas desde nuestro mundo de privilegios –a pesar de todos los problemas que tengamos- parecen irreales.
ResponderEliminarCuando uno ve fotos de niños amontonados a quienes la guerra les ha arrebatado la vida, se le cae el alma a los pies, por decirlo con una frase hecha, y por no ahondar más en ese abismo de crueldad y degeneración en que caemos cada poco los seres humanos.
Unos versos de León Felipe dicen: “¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra / al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?”
Creo que no hace falta leer diez siglos de Historia, ni siquiera un año, basta con leer los periódicos del día para que todo el horror y el espanto que causamos con nuestras iniquidades y crueldades nos caiga encima.
Así que no sé si ese niño de tu historia que pide ayuda, que pregunta si hay alguien que pueda apiadarse de él, tendrá suerte y saldrá del infierno de la guerra.
Por acabar con más versos de León Felipe, uno se siente a veces como se sentía él en el poema Vencidos –al que le puso música Serrat-, y se repite esos versos en los que el poeta le dice lo siguiente a Don Quijote: “Hazme un sitio en tu montura / y llévame a tu lugar; / hazme un sitio en tu montura, / caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura / que yo también voy cargado / de amargura / y no puedo batallar”.
Pero no nos queda más remedio que batallar para que el mundo no sea cada vez peor, batallar desde un mínimo ético que es no hacer el mal, lo cual, en un mundo tan imperfecto, es ya un bien.
Un abrazo, y enhorabuena por tu sensibilidad y tu microcuento.
Enrique, una vez más me has emocionado. No tengo palabras para agradecerte tu comentario para mi micro, tan generoso, lleno de poesía y de corazón.
ResponderEliminarMi niña de Alepo se llama Bana Alabed, tiene 7 años, es real y pide ayuda a través de Twitter @alabedbana .
Mil gracias, Enrique, por este regalo...
Besos muy apretados.
Espeluznante relato de una realidad cotidiana. Me ha hecho estremecer, sentir pena, odio a la sinrazón que acompaña a este mundo que nos estamos cargando. Y, como siempre, una víctima inocente, pues los poderosos están a cubierto.
ResponderEliminarGran relato, una vez más, Pilar.
Un beso.
Pablo
Pablo, cuando vemos lo inhumano de la situación que están viviendo los habitantes de Alepo, solo podemos esperar que los que pueden parar esta guerra lo hagan y pongan fin a esta barbarie.
ResponderEliminarHe intentado con mi micro expresar su desesperación y darles voz.
Muchas gracias por pasar y dejarme tan buen comentario.
Bssos apretados.
Una original e impactante mirada sobre la guerra contada con enorme belleza. No creo que haya nada más detestable que la guerra, y sin embargo muchos se empeñan en seguir haciendo apología de ella (intelectuales incluso) y hasta elevarla a la categoría de "arte". Frente a todo esto y ante la indiferencia general de los no afectados por ellas, cualquier grito en su contra es bienvenido, más cuando es tan hermoso como este relato tuyo.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo, Pilar
Enrique, no sabes cuanto agradezco tu comentario. Gracias por todo lo que me dices.
EliminarLos niños de Alepo siguen esperando que alguien les saque de allí, una respuerta...
Mil gracias, Enrique, por tan bello comentario.
Mis mejores deseos para esta Navidad y un gran 2017, lleno de letras maravillosas.
Besos muy apretados.
Deseo a toda la familia cincuentista y sobre todo a l@s que habéis tenido la generosidad de dejarme vuestros comentarios, una FELIZ NAVIDAD y un 2017 especial, donde nos volveremos a encontrar con nuestras pequeñas grandes historias.
ResponderEliminar¡FELICES FIESTAS! Besos muy apretados para tod@s.
ResponderEliminarYa te han comentado, pero me quedo con la pregunta final,
¿hay alguien ahí?
Felices fiestas también. Un beso.
Maite, al final parece que alguien ha escuchado su última llamada y han evacuado a los civiles de Alepo.
EliminarEspero que tengan una oportunidad.
Gracias por tu comentario.
Mis mejores deseos para estas fiestas. Un abrazo
Tremendo relato, y por desgracia realista.
ResponderEliminarExtraordinaria historia, Pilar, y tan bien contada que me ha dejado temblando.
Un abrazo.
Asun, muchas gracias por tu comentario. Me alegro mucho que te haya gustado.
EliminarFeliz 2017.
Besos