Apagado o fuera de cobertura
La anciana volvió a hacerlo, sin éxito. Sus hijos resignados se encogieron de hombros mientras los nietos se miraron con gestos de asombro.
Sabían que no era la primera vez que llamaba desde que murió el abuelo, pero desconocían que la abuela lo enterró con un móvil en el bolsillo.
Sabían que no era la primera vez que llamaba desde que murió el abuelo, pero desconocían que la abuela lo enterró con un móvil en el bolsillo.
Hola, Miguel Angel, esperemos que a la abuela no le conteste el abuelo a alguna llamada ya que entonces la cosa se pondría muy interesante.
ResponderEliminarUn título muy bueno para tu relato, y la historia muy bien contada.
Buen relato.
Un abrazo.
Muy bueno, Marca. Siempre eres original en los temas y en la manera de tratarlos. Tienes tu propia "marca", jajaja. Te felicito por ello.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenísimo, Miguel Angel. Gran relato que lleva tu marca, lo que ya no adivino es el color; pero lo imagino.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un abrazo.
El abuelo responderá a la llamada antes de que la batería se agote, pero lo difícil no será eso, sino tener que rendir cuentas de dónde se había metido en un espacio tan estrecho mientras su mujer le reclamaba. Tenemos curiosidad por ver qué le responde.
ResponderEliminarUn abrazo, Marca. Campeón
Original y con tu marca, como sabes hacer siempre.
ResponderEliminarPor cierto, si el abuelo contesta ya da para otro u otros cuantos cincuenta.
Un beso.
Malu.
Ojalá fuera tan fácil comunicarse con los que ya no están. Muy ocurrente, Marca.
ResponderEliminarUn saludo.
Muy original y emotivo. Imagino a esa abuela esperando a que se produzca el milagro... Saludos, Marca.
ResponderEliminarLas abuelas tienen el don de hacer lógico lo ilógico... por si acaso, nunca se sabe. Años de vida les hacen atesorar un sentido especial que va más allá del común terrenal de los que no sabemos aún de la misa ni la mitad.
ResponderEliminarEntre tierno y divertido. Saludos, Marca.
Miguel Angel, Todos pensando que a la abuela se le estaba yendo la cabeza y resulta que tenía su pequeño secreto.
ResponderEliminarCuando se ha pasado una vida juntos, es muy difícil asimilar que ya no volverá a ver ni a hablar con el que se ha marchado para siempre.
Buen relato.
Besos.
Sin duda, la mujer tenía algo importante que explicarle a su difunto esposo, pero de nada sirve la telefonía móvil bajo tierra. En el otro mundo, funciona mejor la oui-ja que la wi-fi.
ResponderEliminarSaludos, Marca.
Hola Marca. Lo que me ha gustado de tu relato es que la que deja el móvil con el cadáver es ella. Él no hizo intención de tal cosa. Por eso siempre está apagado o fuera de cobertura. ¡Déjame descansar en paz, pesada, que ya te aguanté suficiente ahí fuera!. Felicidades. Abrazos.
ResponderEliminarSon siempre muy ingeniosas tus historias, Marca. Me declaro fan tuyo. Quizá a la abuela se le olvidó meter, junto al móvil, un cargador.
ResponderEliminarMe encantó.
Un saludo.
Pablo.
¿Será que la abuela no se fía de que realmente haya fallecido? (je, je, je). ¡Genial! Decir que me ha encantado es poco.
ResponderEliminarUn saludo.
Excelente relato, que cuenta muchísimo más de lo que ofrecen sus cincuenta palabras a primera vista. Me ha encantado.
ResponderEliminarSi hay vida en el más allá, algún día contestará, estoy segura.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Besos.
Tierno, muy tierno.
ResponderEliminarOriginal llamada perdida de 50. Qué difícil debe ser aceptar que ya nunca obtendrás respuesta, aunque siempre se dice que la esperanza es lo único se pierde.
ResponderEliminarSi contesta nos avisas.
Lleva tu Marca, genial.
Un abrazo.
Podría tener varias lecturas, pero me quedo con la sentimental. Conmueve imaginar a esa abuela dejando ese teléfono en el ataúd con la esperanza de volver a tener comunicación con su compañero de toda una vida. Me ha gustado mucho, Marca. Un beso.
ResponderEliminar«Apagado o fuera de cobertura». Ese es el mensaje que la abuela recibe cada vez que llama a su difunto. No comprende, o no quiere comprender, que él ya no puede responderle y que, en donde está, la comunicación no es una cuestión de tarifa plana. Pero ella sigue ahí, erre que erre, aferrada a su idea de que pueda volver a hablar con él. ¿Algo pendiente que aclarar? Tal vez. ¿Una despedida para siempre? Pudiera ser.
ResponderEliminarMe quedo con la parte tierna de esa tenaz insistencia que no pretende, entiendo, otra cosa que demostrar un amor de años roto por la muerte.
¡Enhorabuena, Marca! Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Mientras a ambos lados del teléfono estén ambos, ¿qué más da quién esté vivo o quién muerto? Perdura el vínculo, ese invisible nexo umbilical que hace imposible la pérdida definitiva.
ResponderEliminarMuy buen relato, Marca. Enhorabuena.
Un saludo.
La pobre mujer mantiene esa ilusión, que esperemos, por su bien, que no se cumpla antes de que la batería, que no el recuerdo y el cariño, se agote. Sensible relato, aun con una tragicómica anécdota. Suerte, Marca. Un saludo.
ResponderEliminarPobre mujer!! Ahí esperando la llamada, que no va a contestar. Seguro que fue toda la vida una bonita historia de amor.
ResponderEliminarUna de mis tías también tiene en el contestador la voz de mi tío ya fallecido y aunque le decimos que lo quite, no quiere. Nos da un vuelco el corazón cada vez que la llamamos.
Una bonita historia de amor. Besos, M.
Un relato que mezcla el humor negro con la ternura, y si algún día contesta, con el terror, ja, ja, ja. Muy bueno, Marca. Un abrazo.
ResponderEliminarJajaja brutal. La abuela es muy concienzuda y quiere asegurarse bien de que su marido no siga vivo, o esté bien muerto... Eso tampoco lo específicas Jajaja De todas formas brutal.
ResponderEliminarUn abrazo Marca amarilla
La familia la da por descentrada a causa de la falta del marido, queriendo llamarle sin aceptar su muerte, pero no saben que el móvil estaba con el abuelo... ¿Quizá no había en la caja el espacio suficiente para que moviera el brazo y pudiera contestar a la llamada? ¿Quizá los muros que lo rodean son demasiado gruesos o tiene mucha tierra encima?
ResponderEliminarBueno, también puede ser que imagine que el espíritu de su media naranja podrá comunicarse con ella a través del teléfono.
Lo cierto es que el sonido del móvil causará inquietud en los visitantes (vivos) del cementario.
Me uno al comentario de Salvador.
Un abrazo.
Carme.
Muy bueno, Marca. Desde luego, la situación que planteas da lugar para comentarios de todas las formas y colores.
ResponderEliminarAbrazos.
BUENO, NO SE QUÉ DECIR!!!
ResponderEliminarJavier Puchades, María José Viz, Isidro Moreno, Ángel Saiz, Malu, Asun Paredes, juana igarreta, Manuel Bocanegra, PILAR ALEJOS MARTINEZ, Carles Quílez Cunillera, Cristina Aguas, Pablo Núñez, Fina Nieto Ramón, Fernando daCasa, Amparo, Maite Moreno, M. Belén Mateos, Matrioska, José Antonio Barrionuevo, Antonio Bolant, Jesús Garabato, Olga, Salvador Esteve, Raquel Tevas, M.Carme Marí, Enrique Mochón Romera ....
Muchas gracias por los comentarios, saludos y besos!! La verdad es que da para varias interpretaciones, el relato, pero para mi es un canto a la vida, a la esperanza!!
GRACIAS, de nuevo!!
Un saludo! ;)
Original relato, como siempre, admirada Marca. Excelente y con un final cargado de posibilidades. ¿Las contarás? Enhorabuena.
ResponderEliminarPrecioso, ojalá reciba la respuesta esperada.
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