Caricias cinceladas
Ese desenfrenado deseo de experimentar, sin calcular las consecuencias, me tenía agotada. Sus manos se deslizaban moldeando mi cuerpo de porcelana a su capricho. Una orgía de sentidos húmedos y embarrados despertaba cada poro de mi dilatado talle.
Al terminar, siempre desfigurada, me acomodaba en un rincón de su estantería.
Al terminar, siempre desfigurada, me acomodaba en un rincón de su estantería.
Maravilloso, Belén. Con esa prosa poética que tan bien dominas, nos vas desvelando poco a poco una historia bellísima, con un final magnífico que da todo el sentido a ese metafórico título.
ResponderEliminarPreciosa historia contada con preciosas palabras por una preciosa reina de la poesía, y de cualquier forma narrativa que se proponga.
¡Bravísimo!
Javier, le voy a dar al enter. A ver si, por una vez, he llegado antes;-)
Besos, Belén. Saludos, amigo Javier.
Pablo.
Cuanta preciosidad concentrada en tus palabras. Rubor de cariño me sale al leer cada uno de tus halagos.
EliminarHay historias que se moldean y otras que se quedan resecas de abandono.
Muchas gracias.
Un beso al Rey de la sonrisa…Pablo.
Yo intuyo varias posibles interpretaciones, incluso la del uso o abuso y posterior arrinconamiento de la moldeada o esculpida a golpes de cincel. Puedes llamarme macabro. Me ha gustado, Mª Belén. Enhorabuena y suerte. Un saludo.
ResponderEliminarVas bien encaminado Jesús. Esculpir su cuerpo a capricho para después abandonarla una vez más como un jarrón a medio hacer, a medio crecer, a medio hornear...
EliminarMuchas gracias por tus palabras.
Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBelén un relato lleno de poesía, nos conduces por medio de esas caricias y tus palabras por ese "cuerpo". Nos cuentas esa relación entre el artista y la pieza de porcelana casi amorosa entre los dos, aunque tal vez con un final triste cuando la ella acaba en un rincón y desfigurada.
ResponderEliminarBelén un relato con mucho sentimiento en cada una de tus palabras, me ha gustado, enhorabuena.
Besos.
Hay maneras de acariciar y maneras de moldear un cuerpo, cuando se desfigura en cada encuentro, no es la ternura lo que se muestra.
EliminarMuchas gracias Javier por tus palabras, que nunca haya rincones en los que habitar.
Un beso.
Yo también lo veo más macabro, como una puerta nueva que has abierto y me gusta. ¿Locura del proceso artístico llevado hasta el límite? ¿Una obra monstruosa de una mente enfermiza y torturada?
ResponderEliminarMis aplausos, M.Belén.
Una bella obra que cada día destruye para reconstruirla una vez más con sus enfermizas manos. Una tortura, una locura que no se cierra.
EliminarMuchas gracias Patricia.
Besos y más besos.
Me apena esta Galatea esquinada por desamor-hartazgo-capricho-cansancio que en su alfar "poético" añora el espíritu de vida que siempre le dejan a medias.
ResponderEliminarGracias por compartirlo, M. Belén.
Salut.
Así es. Nunca pierde la esperanza de que un día sean las caricias las que le moldeen y no las que le quiebran arrinconandola en esa estanteria de tormento.
EliminarGracias a ti Dipandra.
Un abrazo .
Has logrado engañarme, lo que parecía un relato erótico ha resultado ser la historia de un artista que experimenta con su obra para dejarla abandonada, quizá incluso inacabada.
ResponderEliminarUn abrazo.
María Belén, está demostrado el arte poético con el que acaricias todo lo que te rodea. Aquí, no iba a ser menos. El deleite de los sentidos de este micro lo percibimos los lectores, nos lo has sabido acercar con maestría. Muchas felicidades.
ResponderEliminarBesos.
Ese hombre no se conforma con aceptarla como es, tanto es así que por él ha de reinventarse cada día. Ella lo tolera, por más que le agote; poco puede hacer, está en sus manos y lo sabe.
ResponderEliminarUn relato con diferentes lecturas, a cual más sugerente, contado con la maestría de quien domina el lenguaje hasta el extremo y más allá.
Poco más se puede pedir cuando hasta el título combina delicadeza y dolor, a juego con el texto.
Abrazos grandes, Belén
La propia plasticidad de la materia moldeable que da pie al relato, presta elasticidad a su interpretación y pasamos del desasosiego del trejemaneje del modelado, al húmedo deseo que recorre los poros de un cuerpo que se dilata en la orgía del barro, aunque luego, acabe desfigurada o desmadejada o desmayada en la estantería.
ResponderEliminarA mí me pareció que entre líneas se escapaba algún jadeo.
Un relato con pique y mucho arte, Belén. Saludos.
Coincido con mis compis, te ha quedado un relato muy amplio, con muchas lecturas posibles. Todas ellas muy sugerentes.
ResponderEliminarUn saludo María Belén
Sugerente relato en el que resulta imposible no dejarse embargar por la sensualidad que destila por todos lados (desenfreno, deseo, manos, cuerpo, orgía, humedad, talle e incluso poros).
ResponderEliminarY tiene, además del lirismo marca de la casa, ese punto ambiguo que da qué pensar.
En suma, un relato sensacional, Belén.
Beso.
Aunque pueden leerse varias interpretaciones, yo, como ceramista modeladora, te diré que me ha encantado cómo describes ese proceso de creación desde la perspectiva de la obra. Me he sentido identificada con ese deseo siempre de experimentar, esa orgía de sentidos húmedos y embarrados y ese acomodar las obras en la estantería, así que esta vez barro para casa. Felicidades por el micro, Mª Belén. Un beso grande.
ResponderEliminarEse artista ha logrado dotar de sensibilidad a su obra. Cualquier día, baja de la estantería y lo espera sentada a que llegue al taller.
ResponderEliminarSí, has logrado engañarnos con esa narración tan sugerente en boca de una figura de porcelana. Preciosamente contadas esas "caricias cinceladas", Mª Belén. Enhorabuena y un beso.
La fuerza impulsiva en las manos que moldean, buscando forma a un deseo sin finalidad pero desbordante de intención, que agarra, que esculpe, que mancha, da al relato una fuerza erótica perfectamente resumida en el impecable título. Un auténtico tratado de escultura que delinea la anatomía a flor de barro.
ResponderEliminarSugerente e impecable relato, Mº Belén. Enhorabuena.
Un fuerte abrazo,
Sugerente, sensual, eróticamente elegante y elegantemente erótico. Un relato que hace pensar, un relato con ese sello "Belén Mateos" que me encanta. Solo queda aplaudir.
ResponderEliminarBesote poeta!
Ese cuerpo de barro que adopta la forma que le dan las manos tiene mucho juego. Muchas lecturas y muchas curvas para tan pocas letras. Enhorabuena, Belén.
ResponderEliminarHas construido un relato sugerente que rezuma sensualidad y erotismo en el trabajo de las manos del artista moldeando la pieza de porcelana. La belleza de tu prosa poética ha sido un deleite para los sentidos.
ResponderEliminarBesos, Belén.
¡Pero qué bien escribes, Belén! ¡Espléndido texto con aire sensual!
ResponderEliminarQuisiera quedarme con la idea de una mujer que, en manos de su amante, no deja de ser la figura que él aspira a convertir en algo perfecto pero que no consigue terminar a satisfacción nunca su obra, llevado por cierta pasión perfeccionista o, simplemente, caprichosa, voluntariosa ¿Hasta cuándo aguantará ella? Pues deduzco que mientras él quiera, porque también saco en conclusión que hay en esta relación algo de cierta obsesión posesiva.
¡Enhorabuena! Nos seguimos leyendo.
Un beso.
María Belén,enamoras con todo lo que escribes... Ya quisiera Demi Moore tener tu maestría... ¡Y yo ser tu fantasma! Enhorabuena, me ha encantado.
ResponderEliminar¡Estupendo, Belén! Veo la escultura de porcelana arrinconada, esperando el siguiente día en que el artista vuelva a esculpir sobre ella.
ResponderEliminarMuy bonito y retórico. Besotes
Maravillosa tu obra de arte, querida poeta.
ResponderEliminarHasta que el artista no se quede sin cincel o sin vida, su obra de arte seguirá pasando por ese proceso de cincelado.
Sugerente y presto a varias interpretaciones, este cincuenta te ha quedado listo para llevarlo directo a una exposición.
Felicidades bella Belén.
Un beso enorme.
Malu.
Un artista que no finaliza nunca su obra, con la que ha cimentado un torbellino de emociones. Has acuñado un nuevo concepto, "la erótica del artista". Genial, Mª Belén. Un abrazo.
ResponderEliminarJugando con el doble sentido nos dejas otro de tus bellos relatos. Lleno de poesía y sensualidad (ay esos "sentidos húmedos"...), da gusto releerlo.
ResponderEliminarSiempre encantada con tu prosa poética, Belén. Reverencia con sombrero. Y besos.
Carme.
M. Belén, texto muy sensual que nos hace pensar en una relación amorosa, para sorprendernos al final con que se trata de una figura de porcelana que acaba desfigurada en manos del artista, una y otra vez. Esto parece algo enfermizo, esconde algo oscuro.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Besos.
Un gran sentido de la sensualidad impregna todo este relato. Yo interpreto en él una relación fundamentada en el placer carnal y llevada al extremo, en la que una de las dos partes tiene un papel excesivamente dominante mientras que la otra se deja llevar entregada a una pasión casi enfermiza y no exenta de dolor.
ResponderEliminarFenomenal tu propuesta, Belén; marca de la casa, lo que es una garantía de calidad.
Un fuerte abrazo.
Llega, es sensualidad y debilidad.
ResponderEliminar¿Una muñeca, un libro un sueño?
ResponderEliminarla realidad de un relato sugerente. Genial.
Ya sabes muchos bss