Casa abarrotada
Lamentaba profundamente la insoportable carencia de su intimidad. Pero ¿de quién desprenderse? El amor, arrumbado en el trastero, apenas molestaba. La melancolía, siempre al acecho, se escondía tras las fotografías en blanco y negro. Y la soledad, alojada en los rincones de todas las habitaciones, se negaba a dejarlo solo.
Hola Pablo, un relato de una gran belleza y lleno de contradicciones. El título es genial para empezar, ya que tu protagonista esta lleno de melancolía, soledad, tristeza, y tiene el amor olvidado, ya casi ni lo recuerda. Esa soledad que no le quiere dejar solo me encanta, y tu frase inicial también es muy buena, esa falta de intimidad cuando todo es soledad.
ResponderEliminarTu relato esta abarrotado de belleza, me ha gustado mucho.
Un abrazo enorme Pablo.
Desde luego este volver a empezar de la página no podía tener mejor comienzo.
Muchísimas gracias, mi querido Javier. Siempre al pie del cañón para regalarnos tus magníficos comentarios. Has descrito muy bien lo que quería transmitir en este relato. Cuánto me agrada que te guste el título, para mí son de suma importancia, y que apuntes esas frases que dices.
EliminarGran recompensa tus palabras, amigo.
Un abrazo.
Pablo.
Muy digna secuencia al estreno de Antonio -a pesar de los augurios derrotistas de tu comentario. Ahora veo que también oportunistas-. Se nota que este período velando plumas va a dar muy buenas cosechas. Impecable relato repleto de personajes incordiantes que agreden la intimidad del narrador. Sobresaliente.
ResponderEliminarSuerte y abrazo.
Gracias, Rafa. Al ver el relato que me predecía me quedé anonadado ante tanta belleza y me dije, joder, y ahora va el mío después de esa obra de arte de Antonio. Me alegra que, según vuestros comentarios, haya dado la talla, que para mí ya es mucho.
EliminarEn cuanto a lo que comentas del relato en sí, ¿qué decirte? Que en pocas palabras has descrito todo lo que tiene dentro y que ese Sobresaliente me sabe a gloria.
Un fuerte abrazo.
Pablo
Amor, melancolía y soledad... ¡cuántas casas habita y las llena hasta convertirlas en "casas abarrotadas", Pablo! Me encanta tu sensibilidad y se aprecia en cada nueva entrega de tu buena escritura. Un placer reencontrarte en esta nueva etapa y en el cumpleaños del gran invento: 50 Palabras.
ResponderEliminarAbrazos y besos.
Muchísimas gracias, María José. Para mí sí que es un placer este reencuentro en nuestra casa, y coincidir contigo el mismo día de publicación. Tus palabras sí que rezuman sensibilidad.
EliminarGracias por ser como eres, amiga mía.
Pablo.
Llenarse de uno mismo tiene eso, un plus de habitaciones del alma compartidas, abarrotadas por los sentimientos y emociones con que la vida amuebla. No es la soledad estar solo, sino estar con uno mismo, sentir la casa propia, el ser, poblado y lleno de recodos vividos de los que se nutre la intimidad.
ResponderEliminarBien tocada e interpretada esta pieza de cámara, intimista y sensible. Abrazos, Pablo.
Efectivamente, Manuel, estar solo es estar acompañado de recuerdos que te recuerdan esa soledad. El mirar esas fotos en blanco y negro de aquellos tiempos en los que no sabías qué era esa palabra y la vida sonreía en cada esquina. Como siempre, perfecta lectura y análisis del relato.
EliminarMuchísimas gracias por pasearte por aquí.
Un fuerte abrazo.
Pablo.
Nostálgico, triste y filosófico relato, con unas imágenes de las que es muy difícil prescindir porque has hecho que las veamos y sintamos.
ResponderEliminarBuen comienzo de vuelta "al cole".
Saludos
Gracias, María Jesús. Si he provocado esos sentimientos tras la lectura, es que las musas me han echado una buena mano.
EliminarBesos.
Pablo.
Una casa abarrotada de recuerdos de un tiempo mejor, que lejos de resultar placenteros, suponen un lastre para el protagonista, que se encuentra demasiado apegado a ellos, sin ser consciente del todo de esa soledad malsana que le impide seguir adelante. Él vive en una contradicción permanente, quiere avanzar pero no puede; podría hacerlo, pero en el fondo no quiere. Confinado en esa casa, encerrado dentro de sí mismo, está saturado de un ayer que niega la existencia al presente y al futuro.
ResponderEliminarUna de las razones por las que Cincuenta Palabras nos proporciona tantas alegrías es por el deleite de poder leer textos como el tuyo.
Te mando un abrazo grande, Pablo
Para mí Cincuenta Palabras ha supuesto el encontrar una comunidad de personas con un ingenio fuera de lo común, que ha enriquecido mi vida porque son unas personas con unos valores increíbles. Personas que derrochan cariño y que hace que me sienta en una familia de chalados por los micros, que ante todo son buenas personas. Y ahí estás tú.
EliminarEn cuanto a tu disección del relato, como siempre, solo me queda decirte que es perfecta y que, como digo tantas veces, enriqueces lo que hay escrito allá arriba.
Gracias por pasarte por aquí, y por muchas cosas más.
Abrazos.
Pablo
Hermoso relato sobre las galerías de alma, que diría tu paisano don Antonio Machado. Esta casa es una hermosa metáfora de la intimidad, en la que prevalece la soledad del protagonista.
ResponderEliminarMe ha encantado, Pablo. Un fuerte abrazo.
Querida Carmen, que me gusta que nombres por aquí a Don Antonio.
EliminarQue te haya encantado y tu comentario, es el mejor de los regalos.
Un beso muy fuerte.
Pablo
¡Qué relato más triste a la par que bello! Enhorabuena, Pablo.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, Fina. Esto es lo bueno de Cincuenta, el volver a reencontrarme por aquí con gente que estimo. Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn besazo.
Pablo
Bienvenida sea siempre toda prosa poética. Gracias, Pablo, por esta multitud llena de saudade.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
Salut.
Gracias a ti por tu comentario. La prosa poética me encanta, aunque a veces me da miedo cruzar esa fina linea que me puede llevar a lo cursi. Me encanta lo que pones de saudade. Es una música que le iría de perlas a este relato.
EliminarMuchas gracias.
Salut
Pablo
Brillante juego literario de conceptos antagónicos, y con una sonoridad muy particular, en la que la gradación amor-melancolía-soledad da una idea precisa del estado interior del protagonista, muy bien resaltada, por cierto, con el título.
ResponderEliminarBuen micro, Pablo. Enhorabuena.
Palabras mayores las que me pones en tu comentario, Carles. Este me lo guardo porque, obviamente, además de ser perfecto, es para enmarcar, amigo. Y del relato no puntualizo nada porque con tus palabras está más que bien explicado. Yo diría que está mejor que el propio relato.
EliminarMil gracias.
Un abrazo.
Pablo
Qué triste es la locura del rechazo, el querer olvidar y no poder. Pero, amigo, ni siendo esquimal y viviendo en la gelidez de un iglú, te libras de la melancolía.
ResponderEliminarQué bonito lo has escrito, Pablo.
Cómo te he echado de menos todos estos días. Pero ya estamos de vuelta. Como bien dices, Qué triste es esa locura y, buen ejemplo muy típico de tu ingenio, ni un esquimal en su iglú puede escapar de la melancolía.
EliminarRegalazo el volver a verte por aquí, Mrs Richmond sin t.
Un besazo.
Pablo.
Una casa abarrotada de recuerdos y de vida. Aunque ahora parece que está abarrotada de soledad.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato en sus contradiciones.
Muchos besos, Pablo.
Qué alegría encontrarte por aquí, Olga.
EliminarMe alegra mucho que te haya gustado. Has dado en el clavo en una de las cosas que intenté al escribirlo y es que quise jugar con conceptos contradictorios para expresar ese estado de desamor, melancolía y soledad en el que está el protagonista.
Un besazo fuerte, colibrí.
Pablo.
Todo apunta a que el paréntesis temporal de 'Cincuenta palabras' ha merecido mucho la pena. Y lo digo con todo el dolor de mi corazón, que esta ausencia nos ha marcado a la familia cincuentista.
ResponderEliminar¡Enorme relato el tuyo, paisano! Una casa abarrotada a la par que vacía, donde sentimientos tan vitales como el amor, la melancolía y la soledad se convierten en estorbos necesarios para conseguir esa intimidad contradictoria, esa que se quiere pero no se desea.
Como nos tienes acostumbrados, consigues con frases muy sencillas, perfectamente estructuradas, a envolvernos en unas palabras que nos cuentan aquello que tú y solo tú nos quieres contar y que nosotros queremos leer y leemos.
¡Enhorabuena, Pablo! Nos seguimos leyendo...
[Nota chistosa: Para abarrotado y frenético, el «camarote» que tú ya sabes.;)]
¡Se puede hacer una final de comentarios? Tú estarías en ella, José Antonio. ¡Que grande eres! Como enriqueces el relato que comentas con tus palabras. Cómo nos enseñas a cuidar el lenguaje leyendo tus textos.
EliminarGracias, paisano. Enorme comentario.
Me encantó el chiste. ;-)
Para los que se pasan por aquí y no lo sepan, hemos hecho un grupo de Whatsapp unos cuantos de cincuentistas para amenizar la espera de este reencuentro. Como somos muchos, y aquello parece el camarote de los Marx, pues de ahí ha salido el nombre: camarote cincuentista. Si alguno se quiere meter, hablamos por twitter o facebook.
Abrazos, paisano.
Tu micro está abarrotado de ingenio y originalidad, Pablo. ¡Felicidades! Un abrazo.
ResponderEliminarotro reencuentro. Que alegría volver a verte por aquí, Juana. Muchísimas gracias por tus generosas palabras.
EliminarUn beso.
Pablo.
Ya te lo he dicho Pablo, me parece magistral tus cincuenta palabras abarrotadas
ResponderEliminarBesicos
Muchísimas gracias, Carmen. Me alefra muchísimo que te haya parecido tan bueno. Os voy a tener que invitar a unas rondas cuando os vea.
EliminarBesicos para ti también.
Pablo.
Caminando por este mundo que va y que viene, que nos bambolea y que nos da cosas buenas y malas, ahora una de cal y luego otra de arena, de repente a mis "taitantos" me he encontrado con este señor, que se ha convertido en ahijado, que es de lujo. Alguien tan generoso, con tan buen hacer y sobre todo, con este saber escribir Cincuenta Palabras, que yo ya me puedo dar por satisfecha y regalada en lo que me queda de vida.
ResponderEliminar¿Qué, tú que querías, que te dijera que el relato es una patata y los comentarios son exagerados? Pues no hijo, no. Esto es lo que me ha salido del corazón y como hay confianza, lo dejo escrito en esta, nuestra casa.
Y aquí lo dejo, que me pongo en modo Nati y no quiero ser pesadita.
Por cierto, el micro, redondo, redondo.
Un beso grande.
Malu.
Tu comentario es una patata, Malu.
EliminarJajajajaja, no lo he podido evitar.
EliminarMadrina, ¿y ahora que te digo yo? Pues te diré que anoche, cuando leí tu comentario, yo que soy un sensiblero, se me cayeron un par de lagrimillas, pero de las buenas, de las que salen de un alma hinchada de alegría, acompañadas de una sonrisa que me ha durado toda la noche. Vamos, que he dormido con una cara de gilipollas que menos mal que en la oscuridad mi familia no me ha visto. Con decirte que me iba a acostar y al leerlo y me puse a dar vueltas por la casa para que me durara la felicidad más tiempo...
Eres, junto con mi Mochón de mi alma que siempre lo tengo presente, lo mejor que me ha pasado en mi vida como cincuentista. Y contando con que lo mejor que me ha pasado en mi vida desde que nació mi hijo ha sido ser cincuentista, pues imagínate lo que supones para mí.
En resumidas cuentas, que gracias a ti y a todo lo que conlleva el cincuentismo, me pasa todo lo contrario que al protagonista de mi relato, que, por otra parte, me alegra muchísimo que te parezca redondo.
Muchos besotes, Madrina con mayúscula.
Tu ahijado.
A veces necesitaríamos poder parar todo lo que nos corre por dentro para encontrar algo de serenidad. Es triste la imagen del amor en el trastero... Lo mejor para el protagonista puede ser salir "de casa", a ver si se esfuma la soledad, aunque me temo que seguirá con ella aunque esté rodeado de mucha gente.
ResponderEliminarBuen texto para este primer día de 2017 con cincuentas.
Un beso.
Carme.
gracias por tu comentario, M.Carme. Realmente quizá lo mejor para el protagonista sea cambiar de escenario, lo malo que se vayan con él la melancolía y la soledad, y el amor, el poco que le queda, se diluya por el camino.
EliminarUn besote bien fuerte. Me ha encantado tu comentario.
Pablo
(Por tercera vez intento comentar. Tu relato me tira la conexión de internet. ¿También hay duendes?)
ResponderEliminarHe imaginado un personaje ante una calavera. Abrazado a su amigo Hamlet y bajo la lluvia de términos como: contradicción, Sartre, duda, oxímoron, Kierkegaard, existencialista y hasta "Camarote de marx que amigos"
Muy buen relato Pablo. Un abrazo fuerte y... ¿Nos seguimos leyendo?
Claro que nos seguimos leyendo y ahora más que nunca. Pedazo de comentario, Isidro, con esos personajes que nombras y apuntando una parte fundamental del relato: la contradicción.
EliminarNos vemos en el camarote ;-)
Abrazos.
Pablo.
¡Qué micro más triste! Parece que empieza el nuevo ciclo con la sensibilidad a flor de piel. Después de ese escenario de Antonio que, aunque bellamente descrito, nos deja el pesado poso de la melancolía, esta casa tuya abarrotada de silencios y soledades nos remueve el alma. Otro sensacional relato de una grandísima pluma. Un besazo, Pablo y muchas felicidades.
ResponderEliminarPrima, otra alegría más que me llevo al leer los comentarios. Gracias por tus palabras: eso de remover el alma me ha llegado ;-). Lo de la pluma grande... es que en la tienda era la única que quedaba, pero estoy buscando una más pequeña y manejable:-)
EliminarUn beso fuerte. Un regalazo el que te hayas pasado por aquí.
Pablo.
Sublime Pablo. Casi puedo oler el olor a viejo y a cerrado de ese hogar. Inundado de soledad y de recuerdos. Me ha recordado al síndrome de Diogenes, aunque tú no lo pongas explícitamente.
ResponderEliminarUn saludo. Magnífico micro
Gracias, Raquel. Qué bien volver a leerte por aquí. Me encanta esa sensación que te ha a dejado el micro. Sublime tus palabras.
EliminarUn besazo.
Pablo.
Tu casa abarrotada me hace evocar el baúl lleno de gente, de Antonio Tabucchi, título con el que el escritor italiano recogió sus ensayos sobre Fernando Pessoa; pues, en definitiva, la idea es la misma, la de la multiplicidad que somos cada cual, sin que la mayoría de los humanos lleguemos a la complejidad del mundo interior del poeta portugués.
ResponderEliminarLo que resulta evidente es que a nivel psíquico somos un conglomerado de cosas diversas, algo así como una alfombra hecha con muchas telas variopintas, no sé si llegamos a ser legión, como el endemoniado de los Evangelios, o nos quedamos en una centuria, pero lo que está claro es que nuestro ‘guiso’ mental no son sólo patatas, sino una menestra más o menos generosa en ingredientes según los casos.
De ahí esas contradicciones que nos habitan, tu personaje se queja de falta de intimidad, quizá anhelando una paz que no llegó a conocer nunca, pero cuando se pone a analizar de qué podría desprenderse, ve que todo eso que parece molestarlo forma parte de él como sus mismos huesos.
Ese amor que ya no molesta, al menos ostentosamente como podía ser en años pasados, y esa soledad a la que el destino le ha ido abocando; provocan en él esa melancolía por los años pasados, por todo lo vivido que le recuerdan esas fotografías en blanco y negro –la mayoría de ellas estarán dentro de su cabeza-, por todo eso que, como en la canción de Battiato, “non ritornerà piu”.
Pablo, dices en el comentario que le haces a Antonio que el segundo relato que aparezca en esta página quedará ensombrecido por el suyo, pues siento decirte que te has equivocado. Tanto el relato de Antonio como el tuyo me parecen dos grandes relatos llenos de lirismo y de gran sensibilidad e inteligencia.
Mi más sincera enhorabuena por ello y un abrazo fuerte.
Querido Enrique, como añoraba tus clases magistrales que impartes en cada comentario. Además, hablas de autores que me encantan, y que han evocado, más de una vez, la melancolía. Es una suerte el tenerte por aquí para beber de tu sabiduría, querido amigo.
EliminarEn cuanto a que el relato te parezca bueno, como puedes imaginar, para mí es el mejor de los regalos.
Mil gracias por todo.
Pablo
Amor, melancolía, soledad, barrotes invisibles de una casa abarrotada de recuerdos. Solo la fuerza del corazón podrá abrir las ventanas a nuevos rayos de sol. Me ha encantado, Pablo. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Salvador. Hay que vaciar esa casa de tanto pasado y llenarla de presente.
EliminarUn abrazo.
Pablo.
Después de los comentarios tan buenos que te han hecho ¿qué me queda por añadir? Pues que me ha parecido increíble lo bien que has descrito la soledad de tu protagonista, probablemente voluntaria. Cuando las casas se vacían de personas, solo nos queda llenarlas de recuerdos. Y a esa persona, incluso estos le sobran.
ResponderEliminarMe ha dado una sorpresa ver que has sido el segundo en publicar, y para nada desmerece al magnífico micro de Antonio.
Un beso.
Compararme con Antonio ya es un gran piropo, ahijada ;-)
EliminarQue tú me digas que el relato consigue describir bien los sentimientos, pues es un gran halago, sobre todo viniendo de ti de quien tanto aprendo y, gracias al cielo, tanto me queda por aprender.
Un beso, paisana.
Pablo.
Un maravilloso relato de la soledad q se siente acompañada, como decía Pablo Milanés. Me ha encantado, de verdad. Un abrazo.
ResponderEliminarPues a mí lo que me ha encantado, además de que te haya encantado, es que te hayas venido a vivir a la comunidad cincuentera, porque vecinos como tú es un lujo tenerlos.
EliminarMil gracias, hermano.
Un abrazo.
Pablo
La soledad, cuando se queda sin ser invitada, transforma en plomizos a viejos aliados y atrae a damas indeseables. Leer tu historia, es ir asistiendo al paulatino desalojo de un ahora sin mañana, resignado a convivir con esa nada que todo lo ocupa.
ResponderEliminarCómo me alegro de volver a encontrar las puertas abiertas de esta gran casa, de volver a encontraros a todos en letra y alma. Y cómo me alegro, Pablo, de que sea esta maravilloso relato tuyo, rebosante de ese duende con el que impregnas lo que escribes, el que aloje mi primer comentario tras la pausa, tras una temporada bastante intensa por enfermedad de un familiar que afortunadamente ya se ha resuelto.
Y a ti Álex, qué decirte que no te hayamos dicho ya. Que felicidades por estos cuatro años tan bien llevados y que cumplas muchos más.
Amigo Antonio, ya lo he dicho muchas veces, pero me repetiré: que grande es para nuestros relatos tener un comentario tuyo. Consigues enriquecerlos y extasiarnos a nosotros con tu forma de diseccionar la historia. Son pura poesía. En cuanto a ser el primer comentado por ti, menudo honor.
EliminarUn abrazo fuerte y es una suerte que nos sigamos leyendo por aquí.
Pablo
A mí me recuerda algún poema de mi juventud:
ResponderEliminarAntes llamaba a la soledad / independencia / ahora la llamo / soledad imposible.
Ahora resulta estar la casa muy bien amueblada.
Un abrazo Pablo.
Gracias, Pepe. Bello poema el que me dejas por aquí.
EliminarLa cas está bien amueblada de muebles llenos de silencios y vacíos.
Un abrazo.
Pablo.
Pablo, qué te puedo decir para no repetir los comentarios de los compañeros. De qué manera tan bella has ido describiendo cada uno de los sentimientos que ahogan al protagonista en esa casa abarrotada. Es muy difícil desalojarlos del alma cuando ya no cabe más desamor, melancolía y soledad.
ResponderEliminarExcelente, desde el título hasta la última coma.¡Enhorabuena!
Besos apretados.
Muchísimas gracias, Pilar. Es un gusto leer tus comentarios que me desvelan la sensibilidad con la que lees nuestros relatos.
EliminarUn beso muy fuerte.
Pablo.
Sinestésico relato elaborado con mucha maestría. Qué ruidoso se convierte el silencio cuando se está solo, ¿verdad? Me ha encantado, amigo Pablo. Enhorabuena.
ResponderEliminarGracias Fernando. Muy atinado tu comentario. Nada es más ensordecedor que el silencio no buscado.
EliminarUn abrazo y recuerdos a esa Gioconda que, falsa o no, está arrasando. Si alguien no ha leído el libro de este señor, no sabe lo que se pierde.
Pablo.
Pablo, un excelente relato, esa soledad que todo lo ocupa y que atosiga a tu protagonista.
ResponderEliminarAl leerte uno va sintiendo ese agobio, lo trasmites a la perfección.
Felicidades por tan bello relato.
Besos.
Muchas gracias, Amparo. Cuánto me alegra lo que dices. El transmitir el sentimiento del protagonista en tan pocas palabras era una de mis metas, así, que no sabes lo que me alegro de haberlo conseguido.
EliminarUn beso.
Pablo.
Con tanto inquilino es natural que esta persona no se sienta a gusto ni en su propia casa. Y es posible que se haya dejado alguno por ahí debido a la falta de espacio, en este caso para escribir; porque seguro que a veces lo acompañan también el miedo, el deseo, la frustración…
ResponderEliminarEn mi opinión debería empezar por desempolvar ese amor arrumbado y pedirle ayuda. Ante semejante sociedad el resto de ocupas saldrían despavoridos.
Gran propuesta, Pablo, llena de de ingredientes de la factoría Núñez, entre los que destaca una finísima ironía que impregna y da sentido a toda la historia.
Enhorabuena, amigo.
Un fuerte abrazo.
Qué bien sabes leer los relatos entre lineas, compañero. Y es que hay un antídoto para desalojar la casa de los inquilinos que nombro, y de los que no he nombrado pero has sabido ver. Esperemos que la desidia no impida encontrar esa vacuna que todo lo cura.
EliminarUn abrazo, Padrino.
Y un beso, que somos familia.
Pablo.
Hay vacíos que rellenan toda una vida de melancolía. Rincones que se visten de blanco y negro e imágenes que son el único recuerdo.
ResponderEliminarPoético y fantástico 50 nos has regalado.
Un gusto volver a leerte también por este espacio tan nuestro pablo.
Un beso grande.
Un beso grande, Belén. Un placer leer tus comentarios, mi querida encantadora de palabras azules.
EliminarQué bien escribes.
Un beso.
Pablo.
Y yo que creía, atendiendo al título, que nos íbamos a encontrar en el medio de una comedia de situación de equívocos familiares. Pero no, casi parece una variación sobre la Casa tomada de Cortázar, donde la casa va siendo ocupada poco a poco por no sabemos qué. En tu caso, el personaje lo sabe y parece estar dispuesto a resignarse a seguir compartiendo su vida con las sensaciones que le arrebatan su espacio. Suerte, Pablo, y saludos.
ResponderEliminarQuerido Jesús, una de las cosas que quise hacer en este relato es esa que apuntas: el usar palabras que invitan a pensar todo lo contrario de lo que pasa en realidad.
EliminarHas nombrado un cuento que me encanta de Cortázar: a pesar de ser uno de los primeros que escribió, ya se ve la maestría que encerraba. Como casi todos los de él, a mí me deja preguntándome mil cosas, como la de quíén o qué va usurpando ese espacio de esa casa a los protagonistas. Una genialidad de uno de los mayores genios que haya dado la literatura.
Un fuerte abrazo, Jesús.
Pablo.
Mi querido Pablo, agradezco (si no lo hice antes) tu bella dedicatoria para mi copia del libro "El bosque de las palabras", el tomarse la molestia y tiempo en escribir es algo que siempre agradeceré, más aun si proviene de un monstruo del microrrelato como tu. Gracias!!!
ResponderEliminarTu micro es muy hermoso, como arriba dicen, lleno de contradicciones, la acompañada vida de un solitario. Ciertamente nuestra vida interior-exterior tiene esa dualidad-dicotomía de vivir acompañados de una multitud interior cuando estamos solos o bien de aferrarnos a lo insustancial de una "maña" por ejemplo pero negar lo intangible (como lo sobrenatural) en el mundo exterior. En fin, quizás cuando se unifiquen los dos mundos en uno, podemos ser algo más completos y sensatos.
Felicitaciones Pablo y un grato gusto volver a leerte.
Saludos.
Para mí sí que fue placer el poder dedicarte unas palabras, amigo Jean. Aunque no estuviste físicamente, te tuvimos muy presente ese día. El que tiene que agradecerte cosas soy yo: primero, el gran comentario y las palabras ten generosas que me dedicas y segundo, a ese dibujo que realza el mes de octubre en nuestro calendario de cincuenta palabras.
EliminarUn fuerte abrazo y es un gusto leerte por aquí de nuevo.
Pablo.
Estupendo relato en blanco y negro que destila melancolía y soledad en estado puro. Una muestra más de tu sensibilidad y tu buen hacer. Enhorabuena, Pablo.
ResponderEliminarMe encanta lo que dices de que es un relato en blanco y negro, Flor. No lo podías haber descrito mejor.
EliminarUn beso y gracias por pasarte.
Pablo.