Desbandada
Pocos notaban el vacío en la mirada de Lucas. Desde que una madrugada alguien abrió la puerta de su habitación sin permiso, cerraba los ojos y un cuervo le picoteaba despacio el corazón, mientras escapaban, batiendo frenéticamente sus alas, los pájaros de su cabeza y las mariposas de su estómago.
Enigmático y gran relato, Miguel. A mí me sugiere un caso de abusos a un niño. Pero, lo sea o no, está muy bien traída la imagen del pájaro como símbolo de la libertad perdida. Terrible imagen la del cuervo que picoteaba despacio el corazón, que se regodea en causar sufrimiento a Lucas y que provoca la desaparición de los pájaros "buenos" y de esas "mariposas de su estómago" que yo interpreto como la pérdida de la inocencia.
ResponderEliminarFelicidades. Besos.
Miguel, nos presentas un relato que con la simbología de los pájaros narras una historia en la cual yo veo dos interpretaciones, una como ha dicho MªJosé la de unos abusos a un niño, más que todo por tu frase "una madrugada alguien abrió la puerta de su habitación sin permiso" y ese vacío en su mirada.
ResponderEliminarPero también me hace ver una historia de desamor, ya sea debida a tus frases finales, así como a ese cuervo que picotea su corazón. Para ambos casos el título es muy bueno.
Sea cual sea la historia, y eso dependerá de cada lector, me parece un genial relato, Miguel.
Un abrazo.
Brutal descripción de las consecuencias de la ignominiosa concesión al placer propio, aunque suponga descender al lodo de la bestialidad arrancando de cuajo la inocencia y dejando podrida para siempre la capacidad de amar.
ResponderEliminarMagistral manera de exprimir el sentimiento de asco hacia el agresor y de pesadumbre por la indefensión de la joven víctima.
Magnífico, Miguel. Un micro espectacular, con la fuerza y buen hacer que acostumbras.
Un abrazo, compañero.
Poco tengo que añadir a lo dicho por el gran Bolant. Con tres pinceladas has descrito el sentimiento de la inocencia perdida a causa de la brutalidad humana. Esa puerta abierta sin permiso, esa mirada perdida, ese cuervo picoteando el corazón y la huida de los pájaros y la mariposas deja al lector la imagen de un chico ultrajado al que le han arrancado de cuajo sus ilusiones, y parte de su vida.
ResponderEliminarPues genialidad, Miguel.
Un abrazo.
Pablo.
La inocencia es un dulce país donde las alas reinan, así que bajo el acertado título de tu relato late la abolición por la violencia de un reino inmaculado convertido en ceniza por la ponzoña egoísta y malvada de los instintos desatados.
ResponderEliminarQueda dicho todo con dolor y delicadeza en ese huir de pájaros y mariposas.
Miguel, felicidades por tan logrado micro.
Yo me decanto por la interpretación de un abandono, o pérdida, amoroso, por lo de las mariposas en el estómago y que tal vez, ese amor, no fuera el adecuado, por lo de los pájaros en la cabeza. Es un texto con mucha fuerza y belleza. Suerte, Miguel. Saludos.
ResponderEliminarSobre todo, Lucas no debe abrir los ojos. Lo único que faltaba era que el cuervo se los picoteara también. Enhorabuena por el micro, Miguel. Saludos
ResponderEliminar¿Quién habrá sido la pájara??
ResponderEliminarUn abrazo :)
Tu irreprimible sentido poético y tu excelente buen hacer se han encargado de dar una forma perfecta a este relato. Cuánta violencia hay en esa puerta abierta en la madrugada, aunque fuera abierta en silencio, y cuánta crueldad y dolor se adivina en esa historia que cuentas sin decir, limitándote tan solo a describir el estado del personaje con unas más que apropiadas metáforas. Haciendo uso de una expresión bastante habitual últimamente, yo diría que más que de una pérdida de inocencia, tu magnífica propuesta trata de lo siguiente.
ResponderEliminarEnhorabuena, Miguel.
Un abrazo.
Desbandada de ilusiones e inocencia.
ResponderEliminarMirada vacía de niñez e incredulidad.
No más cuervos picando los corazones de inocentes.
¡Qué no paren de volar los pájaros en las cabezas!
¡Qué sigan batiendo sus alas las mariposas en los estómagos!
Oiga, joven, usted es un poeta de pies a cabeza.
¿Sabes que los dos hablamos este mes de pájaros en la cabeza y mariposas en el estómago?
¿Tengo que decir que me ha gustado el micro? No, ¿verdad? Me ha encantado, eres grande, pequeño.
Un besazo Miguel.
Malu.
Yo también me quedo con la interpretación del desamor, quizá porque, dentro de la carga negativa que supone para el protagonista, puede ser superable. La otra posibilidad, también posible, es mucho peor. En todo caso, estamos ante un buen relato, en el que empleando fórmulas conocidas por todos y relacionadas con seres alados, transmites la pérdida dolorosa de un tesoro guardado en el interior. Me has recordado a Hitchcock, él también supo ver en los pájaros a unos agresores inesperados.
ResponderEliminarUn abrazo, Miguel
El dolor de Lucas me ha recordado un poema de Una mundo en el que un buitre le roe las entrañas. Bien se trate de un sufrimiento por abusos, bien por desamor, el relato tiene mucha fuerza y bellas imágenes.
ResponderEliminarBuen micro, Miguel. Suerte y un abrazo.
Un poema de Unamuno*
ResponderEliminarMaravilloso cómo cuentas ese abuso sin nombrarlo, ayudándote de esas potentes imágenes. Una genialidad más marca "Miguel".
ResponderEliminarUn beso y enhorabuena.
Caben diferentes interpretaciones de tu cincuenta, Miguel, algunas de las cuales, acertadamente, ya han recogido comentaristas anteriores. Sea como sea el asunto, lo que está claro es que lo que le ha sucedido a Lucas no es plato de buen gusto. Yo, por aquello de decantarme por una opción, me quedo con la historia de los abusos sexuales a menores por esa gráfica imagen de una «desbandada» de pájaros (ideas) y mariposas (sentimientos gratos). Y sea como sea, también, he de confesarte que está muy bien narrado ese oscuro suceso que nos dejas para su interpretación. Y muy bien elegido el título que supone abandono, primero, y soledad, después.
ResponderEliminar¡Enhorabuena, Miguel! Nos seguimos leyendo.
Un abrazo fuerte.
Terrible historia la que nos cuentas, Miguel, y más terrible aún la que se deja entrever. Me ha sobrecogido. Junto con el relato de Enrique Mochón, el que más me ha gustado este mes.
ResponderEliminarAl terminar de leer ya tienes desasosiego, poco más tengo que decir a lo qué te han comentado. Muy bueno.
EliminarTerrible historia de buitres y de alas rotas. Gran contraste entre la forma bella y delicada de tu narración, Miguel, con la fealdad y brutalidad de la historia que cuenta.
ResponderEliminarSaludos cordiales y enhorabuena por el relato.
Hola Miguel, me gusta tu relato, lo interpreto como la traición de un amor del cual, el protagonista, estaba profundamente enamorado, de ahí el cuervo, los pájaros y las mariposas.
ResponderEliminarAprovecho de agradecer tu dedicatoria en mi copia del libro "El Bosque de las Palabras", otro gran nombre al que tengo la dicha de poseer su firma. Gracias!!!
A mí me parece un caso claro de abusos. Además, como suele ser en muchos casos, por parte de un familiar cercano. Y de la forma que dices "cerraba los ojos....", parece que se dio en más de una ocasión.Con esa mala experiencia le arrancaron la inocencia, desfigurando totalmente la idea que tenía sobre el amor y dejándole profundamente marcado. El título muy acertado para expresar esa pérdida de candor, que tan bien reflejas con esa huida de "los pájaros de su cabeza y las mariposas de su estómago". Durísimo tema, tratado con gran delicadeza y acierto. Enhorabuena, Miguel. Un abrazo.
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