El cartero ya no llama ninguna vez (I)
Cuando yo rechazaba una carta, ella me devolvía una mirada lánguida y al momento se abstraía, se recostaba plácidamente y dejaba caer la mano hacia su sexo, un reflejo condicionado para recordar momentos de pasión desenfrenada. Siempre me consideró un cobarde. Algún día le contaré cómo hice desaparecer al cartero.
Jesús, has rememorado un clásico del cine y lo has llevado a tu terreno. ¡Pobre cartero! Su osadía parece que le ha salido un poco cara...
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Jesús, pues más vale que tenga la valentía de decirselo, ya que ella se puede cansar de esperar.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo.
Oh... pues o bien se lo cuenta, o que ponga remedio.
ResponderEliminarMal final para el cartero.
Un cambio en la historia con buena resolución.
Enhorabuena.
Malu.
Él tiene mucho que callar. Ella, que permanece ignorante de todo, hasta de quién tiene al lado. recuerda y espera. No sabemos qué ocurrirá el día que le cuente lo que hizo, pero seguro que daría para otras buenas cincuenta palabras.
ResponderEliminarUn saludo
Me encanta la actitud desmayada de ella ante la correspondencia. Se ve que con el cartero mediaba un buen entendimiento epistolar. Lástima que no todos estuvieran de acuerdo. Parece que fue remitido definitivamente sin acuse de recibo.
ResponderEliminarSaludos, Jesús, un relato que saca jugo y juego a un título que todos retenemos en el inconsciente sexual cinematográfico.
Genial el relato que haces a partir de ese título, fundamental, que explica todo lo que trasciende a esas cincuenta palabras bien elegidas.
ResponderEliminarmuy bueno, Jesús.
Pablo.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Si, quizá sería buena idea una segunda parte, ¿Qué fue del cartero?...
ResponderEliminarSe me ocurren muchos motivos para hacer desaparecer al cartero, pero todos se quedan cortos ante la maestría de tu relato. Seguro que se te ocurre una segunda parte genial...
ResponderEliminarNo hay hombre tan cobarde a quien el amor no haga valiente y se transforme en héroe.
ResponderEliminarSeguro que vencerá la valentía.
un saludo
Julieta.
Julia.
Ya que el título y la situación parecen evocarnos la novela negra, me muero por saber como consiguió eludir la investigación el no tan cobarde justiciero vengador. Suerte, Jesús. saludos.
ResponderEliminarEl burlado pensaría que muerto el perro se acabó la rabia. Seguro que la mujer se cansará de esperar al cartero y se dejará seducir por el primer buen mozo que llame a la puerta. Buen micro, Jesús. Un saludo.
ResponderEliminarUn título genial para una vuelta de tuerca a un clásico de nuestra memoria colectiva. Muy bueno, Jesús. Un abrazo.
ResponderEliminarBuen homenaje Jesús. Desde luego tu prota es muy observador, se fija hasta en los más mínimos detalles como ese condicionamiento reflejo, seguro que posee una mente analítica y concienzuda.
ResponderEliminarUn abrazo
Este relato se me pasó en su día y no sé bien el porqué. La aparición de una continuidad en abril, me ha hecho que retroceda en el tiempo y por fin lo termine leyendo ahora. Y te confieso, Jesús, que me ha encantado ese giro que le has dado a una historia que, no por ser tan conocida, aún pudiera tener nuevas posibilidades de ofrecernos otra visión muy distinta.
ResponderEliminarY dicho esto, vuelvo de nuevo al presente...
Enhorabuena, Jesús. Nos seguimos leyendo (yo en estos precisos momentos me pongo a leer tu cincuenta del mes de abril).
Saludos.