Escribir da la vida
La necesidad de comunicarme es irrefrenable. Cuando supe que no iba a poder decir nada en un tiempo, ni que iba a poder saber de vosotros, igualmente, mi ánimo se derrumbó. Pero me sobrepuse. Tengo todas las tablas del ataúd llenas de relatos. Ahora, ya sólo necesito algún necrófago insaciable.
Rafael, esa imagen del ataúd con todas sus tablas llenas de relatos es única y genial. Al igual que tu drase final que enlaza con tu título, quiere un bicho que tenga la necesidad de comerse hasta las maderas para así volver a vivir.
ResponderEliminarBuen relato, Rafael, me ha gustado.
Un abrazo.
Pues mira, me parece precioso. Tendríamos que comprarnos un terreno entre todos, convertirlo en cementerio y reservarlo para nuestro eterno descanso, ahí, todos juntos. La de bicheros raros que se criarían con nuestros despojos (y no me refiero a los del REC). ¿Os imagináis las lápidas y qué epitafios en cincuenta palabras? También podríamos enterrarnos con semillas de árboles para que crecieran con la esencia de nuestras letras y sus hojas las susurraran movidas por la brisa.
ResponderEliminarMe callo ya. Que me ha gustado mucho, Rafa.
¡Qué buena idea! jejeje!
EliminarEl autor de este relato, a quien tengo la suerte de conocer, confiesa su adicción a la comunicación escrita, cosa que compartimos, como también el hueco que creó en los que frecuentamos esta página el tiempo, realmente breve, en que no estuvo activa, aunque sí latente. Déjame decirte que un ataúd lleno de relatos es un canto a la vida. También que en mí, como en tantos otros, tienes un consumidor ávido de ellos.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael
¡Qué bueno, Rafael! Tal que Javier, me quedo pillado de esa imagen genial con la que expresas el desconcierto cincuentista en ese tiempo en que estuvimos privados de la página. No escribir es morir un poco y desde luego, como tan originalmente expresas en el relato, dejar de vivir.
ResponderEliminarQue no nos falten las palabras nunca. Un abrazo, Rafael.
Muy buena proyección de la escritura o quizás metaescritura o quizás la trascendencia al otro barrio... no sé, pero me gusta la idea hasta con necrófago.
ResponderEliminarMuy bueno tu relato. ¡Plas, plas, plas!
Un fuerte abrazo, Rafa. Suerte.
Rafa, espero que tus deseos se cumplan y no se queden todos esos relatos, que estamos deseosos de leer, en la tumba solo para ti.
ResponderEliminarBuen micro.
Besos.
Nos dejas unas magníficas imágenes en las que creo que todos los presentes podemos reconocernos, excepto en la necrofilia, claro (o eso espero). Suerte, Rafael. saludos.
ResponderEliminarRafael ya veo como has podido sobrevivir estos días de ausencia de 50 palabras Jajaja
ResponderEliminarUn saludo
Gracias amigos y amigas...sois generosos a más no poder...
ResponderEliminarUn saludo
Rafa, Rafa, Rafaaaaaaaaaaaa...
ResponderEliminarResucitando, ¡pero ya!
Me encanta la idea y cómo la has plasmado.
Enhorabuena, beso grande.
Malu.
Rafa, todos esos relatos que has guardado celosamente en tan insólito lugar esperan ver la luz. Y nosotros, desde esta página, no nos los queremos perder.
ResponderEliminarUn abrazo.
«Escribir da la vida», dices en el título de tu cincuenta. ¡Y tanto, Rafael! Escribir nos hace vivir historias ajenas y que nuestras propias historias vivan. Hace poco le recordaba a alguien una frase del gran José Luis Sampedro: «Leer es vivir la vida propia y la de otros». Y también es una gran verdad. Pero, para leer, primero hay que escribir.
ResponderEliminar¡Enhorabuena por tu historia, tan vivencial! Y recuerda: nos seguimos leyendo, mutuamente. Yo, por lo menos, con admiración.
Un abrazo.
¡Me ha encantado! Creo que resume el estado de ansiedad de la mayoría de cincuentistas ante el parón invernal, ¿verdad? No obstante, durante este parón -y gracias a las redes- he descubierto en ti a un magnífico hacedor de haikus... ¡Larga vida a las letras, Rafael!
ResponderEliminarDecidido. Para mi próximo cumpleaños me pido una oui-ja para leer en mis horas muertas.
ResponderEliminarSaludos, Rafael.
Ufff, y tanto que da vida...Siga, siga usted escribiendo por muchos años
ResponderEliminarBesicos