La balada de los crisantemos
Tú también pareces escucharla, viejo sauce; las sombras de tus cabizbajas ramas danzan sobre la hierba que aún guarda la huella de su cuerpo. No temas, amigo mío; no permitiré que el tiempo abrasivo atenúe su voz. Por eso escribo, para vivir sin su adiós a este lado del olvido.
Perdóname, Antonio, que antes de comentar tu relato felicite principalmente a Álex por el aniversario de esta página de 50palabras y por tener la brillante idea de crearla, también felicitar a todos los que forman esta familia por colaborar cada uno en hacerla cada día más grande y mejor, y llenarla de bellos y emocionantes relatos.
ResponderEliminarY ahora y después de casi mes y medio vuelvo a comentar un relato.
Antonio, no podía tener esta vuelta de 50palabras mejor comienzo y mejor escritor.
Nos presentas un relato lleno de poesía, pero al mismo tiempo es casi fotográfico, uno puede contemplar ese sauce dejando caer sus ramas sobre la tierra, como lágrimas. Un texto en el que el protagonista no quiere que se produzca el olvido por la persona amada.
Muy buen relato, muy bien escrito, me ha encantado.
Un abrazo enorme Antonio.
(para empezar me tenía que equivocar, los nervios de la vuelta)
Gracias, Javier, por ser de nuevo el primero, por dar soporte al ánimo de escribir, por tus palabras de respeto hacia las palabras ajenas. Es un alivio que te haya gustado mi relato. Mil gracias y un fuerte abrazo.
EliminarY aquí estamos de nuevo, Álex, levantando edificios en esta metrópolis virtual que has creado, depositando historias que conforman los cimientos de un lugar que se ha convertido en patrimonio de la imaginación y hogar del entusiasmo.
Gracias por ello, capitán.
Maravillosa vuelta de un gran cincuentista, Antonio Bolant. Ya sabes, Antonio, lo mucho que me gusta tu escritura preciosista y poética. No me has defraudado. Gracias por transmitir tanta belleza en tan solo cincuenta palabras.
ResponderEliminarGracias a ti por comentar siempre y transmitirme lo que sientes. No sólo manejas de maravilla la escritura, también tratas muy bien la de los demás. Es una suerte contar contigo.
EliminarUn abrazo.
Preciosa y triste balada la que abre de nuevo el telón de el mejor sitio de la red. Gracias y felicidades por este delicado y delicioso estreno, apreciado Antonio, la cosa no podía comenzar mejor.
ResponderEliminarBesos para todos, es un gustazo volver a casa. :-)
Agradecido estoy yo, querida Inma, por el regalo de tu comentario. No sabes cuánto me alegro de que te haya gustado. Es un verdadero placer encontrarme de nuevo bajo la sombra de mi relato.
EliminarUn fuerte abrazo.
Tengo tres buenos propósitos para este nuevo periodo cincuentista que ahora empieza:
ResponderEliminar1: Agradecer a Álex, que, pese a las dificultades que le puede suponer seguir adelante con la página, lo haga.
2: Comentar con más puntualidad y regularidad los relatos de los compañeros.
3: Hacerle a tu relato, Antonio, un comentario que esté a la altura del mismo (ya no digo a la altura de tus comentarios, para no fijarme metas imposibles).
Aunque parezca mentira, el mas difícil de los retos es el primero, pues en verdad te digo, Álex, que no hay palabras capaces de describir en toda su magnitud el agradecimiento que te profeso por tu generosidad y por lo que has construido.
En cuanto al segundo reto, comentar con mayor regularidad, de veras que intentaré, como mínimo, comentar el mismo día de la publicación. De las otras páginas no tendré remedio que desmarcarme.
Y en cuanto al tercer prooósito, comentar como es debido el relato de Antonio, pues diré que, además de quedar incluido en la categoría B+ (esto es, "relato muy bonito"), tiene una cosa que lo hace especial, y es que todo él destila melancolía. Es sorpredente la fuerza emotiva que contiene, la capacidad de transportarte a ese rincón del alma que convive con la memoria, donde los recuerdos duelen, pero con un dolor llevadero.
Abrazo grande, Antonio y enhorabuena por este re-estreno.
A mí, sin embargo, ha dejado de sorprenderme la facilidad para expresar los sentimientos que extraes de los relatos, Carles. Es emocionante encontrar en tus palabras aquellas sensaciones que acabaron convirtiéndose en historia.
EliminarGracias por esta maravilla de comentario y por prestarme tu privilegiada sensibilidad.
Un fuerte abrazo, compañero.
¡Estamos de estreno!¡Felicidades cincuentistas!¡Gracias, Álex!
ResponderEliminarY ahora, Don Antonio, usted y su relato. Grande la dimensión que toman esas cincuenta palabras en la voz que habla directamente al sauce y escucha la balada triste de los crisantemos. Esa voz,por fuerza ha de ser voz del alma, porque ¿quién puede escuchar, hablar y entenderse con seres que pertenecen a un reino distinto y a través de sus conexiones telúricas provocar poéticamente a la memoria para que mantenga vivo el recuerdo del amor sentido?
Luego, está la voz del narrador; el que ha convertido las palabras del diccionario en voz del alma. Narrador selecto y selectivo, cuidadoso y preciso, evocador y provocador también, porque quedamos en suspenso al final del relato, presos en la melodía triste que mece las ramas bajas del sauce, que llora también el sin adiós de la perdida. Provocados a sentir y dejarse arrastrar por ese ritmo-melodía del relato que entona un micro poético y profundo.
Precioso. Un lujo y un acierto reiniciar contigo la página en esta nueva andadura de cincuenta. Un abrazo grande, Antonio.
por fuerza, el alma siempre escucha cuando los sentidos han dejado de hacerlo. Agradezco mucho tu mención al ritmo porque eso pretendía, mecer el fraseo en un ritmo imperceptible que acompañara el último tramo del relato. Tienes una capacidad magistral para expresarte, Manuel y qué suerte tengo que la hayas empleado de esa forma para comentar mi relato. Muchas gracias.
EliminarUn fuerte abrazo.
Gracias, Álex, por abrirnos de nuevo las puertas de nuestros sueños. Para ti, no hay imposibles.
ResponderEliminarAntonio, ya echaba yo de menos leer uno de tus relatos. Me ha parecido soberbio. Lo he leído por la calle y me ha durado la sonrisa de alegría toda la singladura hasta mi destino. Y es que cuando a uno le transmiten tanta belleza se siente con el alma limpia, disipadas las sombras de la rutina diaria, y dispuesto a creer que la vida, a pesar de Trump y otros que no quiero nombrar para no estropear esta entrada, es bella.
El relato es como una fotografía en movimiento, en la que se pueden ver cómo se mueven las sombras. Consigues crear vida a través de la escritura. Te iba a escoger las frases del relato que son para enmarcar, pero tendría que copiar las cincuenta palabras y ya las tenemos arriba.
Tu relato solo tiene un pero, que no es culpa tuya, claro. Pobre segundo relato que se publique, después de esta obra de arte. Lo tiene jodido para no quedar ensombrecido por tu bellísima obra de arte.
Un abrazo, genio.
Inmejorable re-estreno de cincuenta palabras.
Pablo.
Mi querido Pablo, un relato sin tu comentario es como una mesa sin una pata. Esa sonrisa tuya tiene muchos quilates para mi, casi tantos como la abrumadora relación de cosas bonitas que me dejas con tu comentario, un excelente ungüento contra cualquier desánimo.
EliminarY no veas lo orgullosos que están los crisantemos de ser vecinos de tu fantástica casa abarrotada.
Gracias amigo, compañero. Un abrazo de vuelta a casa.
Un cincuenta —el primero de esta nueva etapa— algo triste, pero si el sauce es llorón, nosotros no podemos ser menos. Una historia con cierto toque trágico (esos crisantemos del título...) que nos hace despertar muchos sentimientos y erizarnos la piel. Yo me quedo de esos sentimientos despiertos con el del amor que el narrador nos confiesa que profesa y que es capaz de trasladarnos con su escritura, con un único cometido: no olvidar su voz, no olvidar su cuerpo, no olvidarla nunca.
ResponderEliminar¡Enhorabuena, Antonio!
Y ahora, ¡alegría! ¡Ha vuelto 'Cincuenta palabras'! Estamos de celebración por un esperado y ansiado retorno y por esos cuatro años de magníficos microrrelatos que hoy se cumplen. Y los que quedan... ¡Años y microrrelatos!
Gracias, Álex, por tu empeño editor sin solución de continuidad y gracias a todos los cincuentistas que suman calidad literaria a este rincón y a aquellos que quieran sumarse a nuestra comunidad de la que me siento una pequeña parte, pero eso sí, muy orgullosa.
Un abrazo, compañeros y compañeras microrrelatistas. Nos seguimos leyendo. Y gracias, Álex, por permitirlo.
Haces bien en quedarte con el amor, José Antonio. Es un sentimiento capaz de impregnar lo inanimado y de regresar con la evocación de los lugares que fueron su escenario.
EliminarGracias por tu magnífico comentario, compañero.
Un abrazo.
Saludos a tí, Antonio y aprovecho para saludar también a Álex y al resto de la familia Cincuentista en esta nueva y cuarta etapa que hoy da comienzo.
ResponderEliminarAmigo Antonio, me encanta tu relato y confirma mi teoría de que el formato 50 palabras, permite muchas cosas y una de ellas, es la expresión poética a modo de guinda del pastel o de píldora literaria de tinte poético y que tú siempre sabes aprovechar con éxito, tal como lo han expresado los compañeros que arriba comentan.
Mi sincera felicitación por el relato y por ser el primero de esta nueva etapa.
Un fuerte abrazo.
La verdad es que me ha hecho mucha ilusión ser el primer en retomar el pulso de las narraciones, la misma que recibir comentarios como el tuyo llenos de elogios y buenas apreciaciones. Estoy de acuerdo contigo sobre que la expresión poética puede aportar un valor añadido a una narración tan corta. Un buen relato, si se le dota del ritmo adecuado, puede ganar muchos enteros.
EliminarMil gracias por pasarte. Un abrazote.
En primer lugar, felicidades a toda la familia cincuentista por este cuarto aniversario y un profundo agradecimiento a Álex, que ha hecho posible nuestro amor por este formato de cincuenta palabras y la hermosa complicidad de cuantos lo cultivamos.
ResponderEliminarEn segundo lugar, Antonio, nos regalas de nuevo un bello relato para inaugurar la nueva temporada. Belleza la del entorno en el que se enmarca la triste balada -esas ramas inclinadas del sauce recuerdan las de la "Oda I" garcilasiana-, dulce nostalgia en el recuerdo de la amada desaparecida y toda una poética en la voluntad de escribir por parte del narrador.
Enhorabuena, Antonio. Es un placer leerte de nuevo. Un fuerte abrazo.
Gracias Carmen, te agradezco mucho que aprecies la intención poética del relato. No conozco la Oda que mencionas, pero deben ser palabras mayores viniendo del gran Garcilaso.
EliminarGracias querida Carmen, por pasarte, por estar siempre ahí.
Un enorme abrazo.
Me uno a las congratulaciones de todos los cincuentistas por poder disfrutar de nuevo del blog de Alex que tan generosamente mantiene y comparte.
ResponderEliminarComo bien se ha dicho ya, no podíamos imaginar un relato mejor para esta rentrée. Lleno de sentimiento y poesía. Enhorabuena, Antonio.
Abrazos.
Gracias Rafa, te agradezco mucho tus palabras. Yo me sé algunos que habrían entrado por la puerta grande de haber sido ellos los primeros en pasar, entre ellos, tú.
EliminarUn abrazo.
La melancolía impera en esta nueva etapa, así como la mejor poética, que nos has ofrecido en tu bonito relato.
ResponderEliminarSuerte, Antonio.
Un abrazo virtual.
Gracias, María jesús, por esos calificativos tan estimulantes. Te lo agradezco mucho.
EliminarUn fuerte abrazo.
Desde hace casi mes y medio echaba de menos algo y aunque, la verdad, ya lo sabía, hoy ha quedado confirmado oficialmente lo que era. Volver a disfrutar de estas perlas diarias, donde es posible la proeza de decir mucho y bien con muy poco, es todo un privilegio, como la misma existencia de esta página que nunca te agradeceremos bastante, Álex. Dicen que todo lo que se siembra de alguna forma se recoge, tanta alegría como repartes tiene que tener fruto, por eso mereces todo lo bueno que te pase. Un simple "gracias" se queda muy corto, pero me voy a quedar ahí, porque sé que no te gusta que te abrumen, lo cual es parte de tu grandeza.
ResponderEliminarAhora voy a por ti, Antonio. Me alegro de que hayas sido tú, cincuentista de pro, el que haya inaugurado esta nueva etapa. Como no podía ser menos, nos dejas una muestra más de tu sensibilidad y maestría narrativa. En ella, su protagonista, se identifica con la tristeza de un sauce llorón, cuyas ramas vienen a ser lágrimas, que lloran por lo mismo que él. El hombre utiliza las letras para paliar tristeza y olvido. Tener motivos para escribir es tenerlos para vivir.
Un relato que convierte la muerte y la pérdida, aunque no se nombren, en pura belleza.
Un abrazo grande, Antonio
Como siempre, perfecta tu disección y enorme tu sensibilidad al leer. Además de excelente escritor eres un magnífico lector, y yo tengo la suerte de tenerte siempre al pie de mis relatos.
EliminarCreo que ya lo sabes, pero no me cansaré de repetirlo; tú eres uno de mis motivos para escribir.
Un fuerte abrazo, querido Ángel.
Enhorabuena por haber escrito esta delicia de relato.
ResponderEliminarUn saludo, Antonio.
Gracias Fina. Menuda satisfacción que te haya gustado.
EliminarUn saludo.
¡Bellezón! Me ha recordado a Juan Ramón Jiménez y su poema: "Y yo me iré.." No recuerdo el título ahora.
ResponderEliminarGracias por compartirlo, Antonio.
Salut.
Gracias a ti por comentar. ¡Ah, bueno!, que lo de ¡bellezón! es por el relato. Por un momento me había venido arriba...
EliminarY si continuáis mencionando a tan grandes poetas en mi presencia, se me va a acabar subiendo la lívido poética.
Ahora en serio, mil gracias por pasarte y dejarme tus impresiones.
Un saludo saludable.
Al leer tu relato lo he imaginado en la voz de un poeta romántico, con su melena al viento, paseando entre las ruinas de la mansión en la que vivió su amada, a la luz del atardecer en los páramos. Y me he dado cuenta de que siempre te había imaginado un poco así, un poco Byron, un poco Shelley, un poco Poe.
ResponderEliminarUn bellísimo relato para abrir la nueva temporada de Cincuenta.
Enhorabuena, Antonio, y felicidades, Álex.
Pues te ha faltado el laúd en tu romántica evocación, ya puestos.
EliminarDada tu poderosa imaginación, no me extraña que me hayas imaginado así. Ya decía yo que sentía un peso excesivo, con tanto genio de la literatura encima. ¡Ala!, ya se ha disparado el ego. A saber adónde habrá ido a parar.
Gracias Patricia por todos los excesos que me dedicas, aunque ese superlativo que empleas, me ha puesto una sonrisa de oreja a oreja.
Un fuerte abrazo, compañera.
¡Que poético, Antonio! Trise, pero precioso.
ResponderEliminarMe encanta volver a estar por aquí y poder leeros.
Me ha gustado mucho tu micro. Muchos besos.
Gracias Olga, por decirme que te ha gustado. Te lo agradezco.
EliminarUn besazo
Antonio, qué cincuenta palabras tan llenas de poesia lírica nos has regalado con este micro tan bello. Has puesto el listón muy alto.¡Enhorabuena!Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Juana. Y no creas, ese listón que dices os lo pasáis muchos, tú por ejemplo, con poca carrerilla que toméis.
EliminarUn abrazo.
Que admiro tu forma de escribir, no es ningún secreto. Que escribes como Dios, tampoco. Que no ha podido estrenar esta nueva temporada nadie como tú... no lo digo yo sola, lo decimos todos los que te leemos y bien claro ha quedado en los comentarios que preceden a éste.
ResponderEliminarEres enorme Antonio Bolant. Mi enhorabuena y recibimiento con todos los honores.
Un beso grande para ti y felicidades, si me lo permites aprovecho, también para toda la familia cincuentista por estos cuatro años, especialmente para Álex.
Malu.
Gracias querida Malu. ¿Pero cómo me dices esas cosas? que luego me pongo tontorrón y no hay quién me aguante.
EliminarDe todos modos, te seré sincero; mola que a uno le admire aquella a quién admira. De corazón te lo digo.
Un pedazo de abrazo, compañera.
El otro día subí una foto de un crisantemo que encontré en un paseo por la huerta, escribí una pequeña historia sobre él, pero esta balada me gusta más, mucho más...
ResponderEliminarBesicos
Pues si que es casualidad. Aunque, conociéndote, seguro que es una buena historia.
EliminarGracias por tu comentario, Carmen.
Por ser este el primer relato en el cuarto aniversario de Cincuenta palabras empezará felicitando a Álex por ello y me uno a los agradecimientos siempre merecidos por todo el trabajo que te lleva esta casa, que hemos hecho nuestra.
ResponderEliminarEl relato de Antonio para retomar la publicación diaria... ¡Precioso!
Qué prosa poética nos dejas, cuanto lirismo, melancolía, tristeza, dolor, ... Una historia y muchos sentimientos en cincuenta palabras. Nos pintas un paisaje apacible, y con unas expresiones muy visuales "danzan sobre la hierba que aún guarda la huella de su cuerpo" a la vez que escuchando la escena al leerlo, nos llevas a la realidad del protagonista: "vivir sin su adiós a este lado del olvido".
Repito: precioso.
Un beso.
Carme.
Gracias por tu comentario, M.Carme. Cuánto me alegro de que te haya gustado y transmitido todos esos sentimientos. Qué gusto.
EliminarUn beso para ti también.
De entrada, el título ya nos pone en situación, en una situación poética en la que hay que dejarse acunar por la melancolía, puesto que las baladas suelen ser canciones amorosas, y si esa balada es la de los crisantemos –flor que con mayor frecuencia se les pone a los muertos- hay que prepararse para una historia de amor triste.
ResponderEliminarLuego, nada más iniciado el microcuento, nos encontramos con que el narrador se dirige a un viejo sauce de cabizbajas ramas -o sea, un sauce llorón- que danzan, mecidas por el viento, sobre esa hierba en la que, algunas veces, viviría momentos mágicos de amor con esa persona ausente, y que él evoca con dolorosa intensidad.
De esa evocación que va destilando con poética nostalgia hace partícipe a ese sauce que, sin duda, con su desmayada silueta, contribuye a acrecentar esos sentimientos de tristeza ante la pérdida, ya inexorable, de quien amó.
¿Qué queda?: el tiempo que seguirá espolvoreando horas de forma cruel, que no retornará a aquellos remansos de felicidad. El tiempo contra el que el infeliz enamorado se rebela, por medio de su voluntad, para que esos días que vendrán, aliados con la fuerza del olvido, no arranquen de su memoria los hermosos días que rememora, y en tan dolorosa y ardua decisión piensa ayudarse de la escritura.
Dice Cioran en un aforismo: “Un amor que se desvanece es una experiencia filosófica tan grave que de un peluquero hace un émulo de Sócrates”.
Un amor que se desvanece, se trunca o se pierde puede convertirte en un filósofo o en un poeta, como es el caso del protagonista de tu microcuento.
Y lo cierto es que el discurso poético del protagonista –que es el tuyo- nos emociona y nos conmueve, pues toca esa verdad absoluta de la vida que es la del paso del tiempo en el que vamos perdiendo tantas cosas –eso si es que alguna vez llegamos a poseer de verdad alguna-, pues, como dijo Antonio Machado: “Se canta lo que se pierde”.
Magnífica tu historia, Antonio, no podía haber tenido mejor ‘rentrée’ Cincuenta Palabras que este microcuento tuyo. Muchos aplausos y un gran abrazo.
Aparte de eso, felicitaciones por este cuarto aniversario a todos quienes aquí participan, escriben, colaboran, organizan y gestionan y, en especial, a Álex.
Querido Enrique. Ante tu impresionante comentario sólo puedo decir: ¿qué haces dentro de mi cabeza?
EliminarHas desmenuzado magistralmente la esencia de la historia enriqueciéndola de tal manera que me has conmovido.
No sabes cuánto te lo agradezco.
Un grandísimo abrazo.
¡Cuanta poesía lleva ese viento que mece las ramas...! Me ha gustado mucho Antonio, un relato muy bello.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Raquel, por pasarte y dejarme tus impresiones.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Un abrazo.
Enhorabuena Alex, Antonio, por esta rentrée. Volvemos a este nuevo curso escolar, con las pilas cargadas.
ResponderEliminarNunca 50 saben tan a poco, porque uno quiere más, y por eso hay que releer para ver si se queda algo a medias de decir o de captar, alguna sutil varianza. El sauce es uno de los árboles más "sucios", quizá por eso llore sin cesar, cuando las pierde, sus hojas caducas. Su vida es tan corta, unos 60 años, puede que por eso sea tan particular este bellísimo micro, por parecerse tanto a nosotros, víctimas del olvido.
Un abrazo.
Muy interesante tu aportación sobre las características del sauce, Pepe. Le van como anillo al dedo a la historia.
EliminarComo curiosidad, la corteza del sauce se ha usado como analgésico, circunstancia que el protagonista tiene en cuenta para su dolor de alma.
Gracias Pepe por tu comentario.
Un abrazo
Antonio, no podía haber una mejor celebración del cuarto aniversario de 50 palabras que tener como regalo un micro tuyo.
ResponderEliminarFelicidades para todos los miembros de esta gran familia y especialmente para Alex.
El micro es de una belleza sublime. Tanto, que he escuchado al leerlo esa melancólica balada de crisantemos, a la vez que he sentido ese gran amor en el que no cabe el olvido.
¡Enhorabuena,maestro!
Besos.
Qué generosa eres, Pilar. Tú, que manejas los sentimientos con tanta maestría.
EliminarSi he conseguido hacerte sentir y escuchar mientras lo leías, puedo estar realmente satisfecho.
gracias compañera.
Un abrazo.
Una balada que nos embriaga de ternura y sensibilidad. Dos vidas que se arropan en el recuerdo. Genial, Antonio. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Salvador, por contar siempre con tu comentario, por tu consideración y tus estimulantes palabras.
EliminarUn fuerte abrazo
Qué reestreno más tierno, Antonio. Melancólico y poético, me ha encantado.
ResponderEliminarFelicidades a tod@s por este cierto aniversario y gracias muy especiales a Alex.
Estaba esperando este día con mucha ilusión.
Me alegro mucho de que te haya gustado, Asun. Hemos compartido la ilusión por este esperado día.
EliminarUn abrazo.
Muchas gracias a todos, ya sabéis que os pasáis de amables... ¡No quería robar protagonismo a Antonio!
ResponderEliminarTan considerado como siempre, capi. Gracias, aunque uno no puede robar lo que es suyo.
EliminarYa se que me repito, pero espero que se cumplan de largo tus expectativas malayas.
Y si por una de esas te toparas con mi viejo amigo Sandokán, dale recuerdos.
Un fuerte abrazo.
Voy a ser clara y directa. ¿Cuánto dinero costaría poner este canto de sublimes cincuenta palabras en una lápida?. El dinero mejor invertido de mi vida, aunque la muerte se ría por lo bajini. Me ha fascinado tu maestría. Un abrazo Antonio.
ResponderEliminarPara ti gratis, Cristina. Por pasarte a comentar, por ser tan amable y por haberme ruborizado.
EliminarMuchas gracias y un abrazo.
Poético y evocador, como dice Cristina no se me ocurre mejor epitafio para una persona amada.
ResponderEliminarFelicidades.
A mi me gustan más los epitafios que se guardan en la memoria. No hay crisantemo que supere a un recuerdo.
EliminarGracias por comentar, Fernando.
Un saludo.
Antonio, un relato que es pura poesía, dices tanto en tan solo 50 palabras. Ese sentimiento de amor eterno para que no se produzca jamas el olvido.
ResponderEliminarFelicidades por tan bello relato.
Besos.
El recuerdo es una prueba de que seguimos vivos. El olvido es la muerte de lo que fuimos.
EliminarGracias Amparo, por pasarte y comentar.
Un abrazo.
Qué motivo tan importante para escribir ese de querer retener a alguien querido o admirado, y más cuando la pretensión es hacerlo para que su presencia vaya más allá del mero recuerdo. Es un gran placer reencontrarse con la sensibilidad y la profundidad de tus relatos, Antonio. En ellos se produce una comunión mediante la que, como las sombras de esa mimbre, el alma del lector y el autor danzan acompasadas. Poco más se puede pedir a una obra.
ResponderEliminarEnhorabuena, amigo, y un fuerte abrazo.
Y para mí es un enorme placer disfrutar de tus comentarios, Enrique. Saber que lees lo que escribo es una motivación para seguir haciéndolo.
EliminarGracias querido compañero.
Un fuerte abrazo.
Hay un comienzo siempre en la vida para todo, en esta ocasión es un lujo que tú inaugures esta nueva temporada de 50. Es un placer leerte siempre y en este primero queda constancia de que eres puro sentimiento y belleza al escribir.
ResponderEliminarHay baladas que se pronuncian en la voz de una rama, que no callan en la fría huella de la tierra, que danzan en las sombras del recuerdo. Y hay 50 que te hacen sentir todo un mundo de sensaciones y en las que se percibe un fantástico aroma de crisantemos y letras.
Un beso Antonio
Gracias M. Belén.
EliminarHablas de belleza y placer en la lectura, desde luego sabes de qué hablas porque no hay más que leer el espectacular segundo párrafo de tu comentario.
A tus pies.
Qué poca cosa parecen palabras como triste, hermoso, evocación soledad, recuerdo, poesía... para aplicarlas a tu texto. Pero no encuentro otras más efectivas, aun en su aparente sencillez. Enhorabuena y gracias, Antonio, por la maravilla que nos ofrendas. Saludos y suerte.
ResponderEliminarTu siempre encuentras las palabras, Jesús. Y éstas te las agradezco enormemente.
EliminarUn fuerte abrazo.
Primero que todo (o nada?) agradecer a Álex su retorno y mantener la pagina viva, es una delicia volver a leer los micros. Aguante 50 palabras!!! (lease en tono "argentino").
ResponderEliminarSegundo, agradecer a Antonio el haber escrito y dedicado mi copia del "Bosque de las palabras", quedo maravilloso y para mi un gran testimonio que guardare entre mis tesoros. Por cierto debo dar las gracias a unos amigos egiptologos-sumerios que me ayudaron a traducir y saber que la dedicatoria te pertenecia. Gracias!!!
Y tercero, pues una maravilla tu relato, muy poético y bello, me recordó una hermosa canción del grupo infantil chileno llamada "Sauce llorón" que esta entre mis favoritas.
Un abrazo y muchas gracias por continuar...
Gracias Jean, celebro que te haya gustado el relato.
EliminarTienes razón con lo de la dedicatoria criptográfica que te redacté con más cariño que buena caligrafía. Te pido disculpas y me debes una colleja por ello. Mi letra es pésima y escribir en un pub rodeado de tanta buena gente con la que querer charlar, no ayudó.
Sólo espero poder coincidir contigo pronto para poder conocerte en persona.
Un fuerte abrazo.
Perfecto relato para inaugurar el regreso a este extraordinario bosque de las palabras cincuentista. Pequeñas joyas, las tuyas, que generosamente nos regalas. Gracias.
ResponderEliminarUna vez más, demuestras ser un virtuoso de las palabras que, una a una, vas dejando como señuelo para que nos adentremos, sin darnos apenas cuenta, en este puro deleite. Te sigo...
Pues no sé qué decir, Flor. Que muchísimas gracias por tu amables palabras. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarUn abrazo.