La escena del crimen
El contorno de tu cuerpo trazado con tiza en el suelo, los surcos de tus dedos en mi cara, tu elegante vestido de fiesta ensangrentado, el rastro de mis manos en tu cuello... y en mi bolsillo, sin abrir, la caja del primoroso anillo que pensaba regalarte en nuestro aniversario.
Daniel, me parece un relato muy bien escrito. He visto el dibujo dela cuerpo de ella, las marcas de los dedos, la sangre, el anillo y toda la escena has conseguido que la imagine.
ResponderEliminarPerfecto en todo.
Bravo.
Pablo
Unas pruebas que culpabilizan al narrador; unas imágenes que nunca podrá olvidar; un crimen que le marcará para siempre, donde el hecho en sí es lo importante, más allá de los motivos que hayan podido moverle. Una escena que se nos muestra como una fotografía, con todo su realismo.
ResponderEliminarMe alegra leerte también por aquí.
Un abrazo, Daniel
este relato es de los que te hacen reflexionar, y al mismo tiempo comprender que para escribir bien, con cincuenta es más que suficiente.
ResponderEliminarMuy bien Pablo Nuñez.
Hola, Severino. Agradezco enormemete que me nombres en tu entrada, quizá el ver mi nombre en el primer comentario te haya podido confundir, pero todo el mérito al buen hacer del relato es de Daniel Castillo, un gran microrrelatista.
EliminarSaludos.
Daniel, no sabemos la causa de este crimen, pero nos has descrito perfectamente a la víctima, al asesino y la pelea que ha habido entre ellos. Que le ha llevado a él a matarla cuando llevaba ese anillo en el bolsillo.
ResponderEliminarDaniel, muy bien contado, buen relato, me ha gustado.
Un abrazo.
Dejas el nudo del relato abierto a la imaginación de cada cual, lo que me parece muy original y una espita cebada para los más creativos. Si él pensaba regalarle un soberbio anillo por su aniversario, ¡qué ocurrió antes del trágico desenlace para que de pensar en regalarla, haya terminado en matarla.
ResponderEliminarPodríamos hacer un concurso abierto a ver qué imagina cada cual. Nos has dejado un velado reto y un inteligente relato para el fin de semana.
Enhorabuena. Saludos, Daniel.
Estos amores tan disfuncionales, de todo o nada son una tragedia, demasiado cotidiana desgraciadamente. Me ha gustado tu relato Daniel. La verdad es que este mes me están gustando todos. Y sobretodo me gusta el título que has escogido, que es el que utilice yo en noviembre, y claro... ME PARECE MUY BUENO JIJIJI
ResponderEliminarUn saludo
OMG! Tenemos un crimen, pero tengo muchas preguntas sobre el criminal, la primera de todas, ¿por qué? ¿Y lo del anillo?
ResponderEliminarMuy interesante, Daniel.
Enhorabuena.
Malu.
Daniel, conforme va avanzando el relato vamos viendo una película de cine negro. Tenemos el cadáver, las pruebas, el asesino... Hasta que llegamos al final y aparece un nuevo género en la película: el romántico. Porque digo yo que si llevaba un anillo habría amor por medio, pero... ¿qué pasaría en ese encuentro? ¿Descubrió que ella le era infiel? ¿Acaso él es un maltratador que esta vez no controló su furia?
ResponderEliminarCreo que nos iría bien otro 50 para aclarar los hechos ;-)
¡Saludos!
Carme.
Daniel, leer tu relato es como ver un barrido de cámara que me va mostrando toda la "escena del crimen". Es muy cinematográfico. Me ha parecido una propuesta muy original, suponemos cada uno lo que ha podido suceder, lo dejas a nuestra imaginación.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Besos
Puede que unas palabras más altas que otras, un empujón o esa bofetada que casi sentimos hicieran que las cosas se torcieran hasta alcanzar ese desenlace irreversible. Intuyo, además, el arrepentimiento, al permanecer el aparente asesino en la escena del crimen durante la investigación. ¿O será que ya lo detuvieron? ¿O que es uno de los investigadores? Cúantas opciones nos deja abiertas tu texto... Suerte, Daniel. Un saludo.
ResponderEliminarQué bien contado, Daniel. Una escena muy visual, con un desnlace de cine negro, a la que el lector le debe añadir el móvil del crimen. ¿Por qué ha cometido el asesinato si estaba predispuesto a una celebración romántica?
ResponderEliminarCon estas cincuenta palabras ya tenemos para imaginar unas quinientas más. Un abrazo.
¡Genial cincuenta, Daniel, como tú mismo sueles comentar!
ResponderEliminarHay un crimen y podemos intuir el motivo (nunca justificado): posiblemente la ruptura de ella con él. Con bofetada incluida. Se esperaba una celebración y la cosa terminó con la silueta de un cuerpo en la escena de un crimen. Por cierto, nos haces un recorrido visual por esa escena de una manera tan gráfica que el lector puede ir viendo cómo sucedió todo. ¡Magnífico!
¡Enhorabuena! Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Terrible relato que, desgraciadamente, se convierte en realidad demasiado a menudo. Es incomprensible que del amor al odio más irracional solo les separe una delgada línea. Enhorabuena.
ResponderEliminarQué buena descripción de la escena del crimen. Tenemos el cadáver, el lugar, el culpable y por las pistas del anillo apuesto que también el móvil. Un despechado enamorado que reacciona con una violencia imperdonable a un rechazo de su chica.
ResponderEliminarEnhorabuena, Daniel.
Parece que las cosas se torcieron y queda la pregunta: ¿qué pasó para que fuera así, los problemas venían de antes o explotaron de repente, los problemas los generaba ella y él no aguantó a pesar de estar enamorado, él sentía uno de esos amores posesivos que tan malos son?
ResponderEliminarSi hay tantas preguntas y tantas historias, es que tus 50 palabras son perfectas, sin más
Me ha encantado tu relato, Daniel. Nos permite "presenciar" los hechos, como si estuviésemos viendo una película y, al mismo tiempo, echar al vuelo la imaginación. Todo en cincuenta palabras... Enhorabuena. Besos.
ResponderEliminarDescribes muy bien esa dualidad e inmadurez de sentimientos que llevan a este tipo de monstruos a actuar como lo hacen. Cualquier negativa, cualquier palabra, cualquier mirada, cualquier gesto puede ser el detonante para acabar con la vida de la persona que "quieren". Felicidades por el micro, Daniel. Un beso.
ResponderEliminarMás que la escena del crimen en el sentido criminológico del término, valga la redundancia, lo que tu relato nos muestra, Daniel, es la escena visual del crimen, como dices estuviéramos sentados ante un escenario.
ResponderEliminarPor lo tanto, bien contado.
Saludos cordiales.
Me ha venido a la cabeza, la frase "La maté porque era mía", con ese anillo, símbolo de atadura, en el bolsillo y el rastro de sus manos en el cuello.
ResponderEliminarLo has contado con mucho realismo sanguinario, Daniel.
Has creado una secuencia de imágenes muy potente. El asesino se regodea hasta el último detalle del sangriento escenario que ha conseguido. Y al narrarlo en primera persona resulta todavía más crudo. Muy logrado, Daniel. Saludos.
ResponderEliminarLo más coherente, creo, sería meter cada una de tus frases en una bolsita y mandarlas a analizar. No sabemos qué ocurrió para que todo se torciera, pero todo apunta a que la velada se prometía mucho más agradable.
ResponderEliminarGran micro, Daniel.
Un abrazo.
Esa delgada línea que separa el amor del odio se refleja a la perfección en tu fantástico 50.
ResponderEliminarHay escenas que no se deberían presenciar nunca.
Un abrazo Daniel.