Lágrimas de hiel
No soportó más los silencios estruendosos de sus profesores, ni las miradas ciegas de sus compañeros; nadie oía, nadie veía. Se levantó, por última vez, asida a aquella botella, mantuvo fija su mirada en todos y, mientras sentía la quemazón de la lejía recorrer su garganta, derramaba lágrimas de hiel.
Amparo, terrible tu micro. El tema del acoso escolar, de la falta de sintonía en niños que debieran estar despreocupados y felices, está muy bien expresado. Te felicito.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, María José, por tu comentario y por tu felicitación.
EliminarBesos.
Hola Amparo, nos traes un relato sobre el acoso escolar, pero en este caso nos cuentas la secuencia final, lo que lleva a tomar esa decisión a tu protagonista.
ResponderEliminarMe gusta todo lo que quieres decir con esos "silencios estruendosos" y "esas miradas ciegas". Y esas lágrimas de hiel que es la plena amargura de tu protagonista.
Buen micro, Amparo, me ha gustado.
Besos.
Gracias, Javier, por tu comentario.
EliminarTienes razón, con esas frases que me nombras he intentado dar a ver que el problema era conocido por todos, pero nadie hacía nada.
Besos.
Me gusta que hagas hincapié en los cómplices silenciosos de los "abusones". Creo que ese es el debate, ¿qué tipo de sociedad somos y que tipo de sociedad queremos o debemos ser? Además de las medidas preventivas claro está.
ResponderEliminarUn saludo Amparo.
Gracias, Raquel, por tu comentario.
EliminarTienes razón, hay muchos cómplices silenciosos.
Besos.
Se me hace presente la frase de Martin Luther King en la que hablaba de su preocupación por el silencio de los hombres buenos ante los actos de los malvados.
ResponderEliminarEl acoso, tema complejo, crece al amparo de los silenciosos y de los que no actúan. Tal como dices, de los que ni ven ni oyen. Tan terrible como bien queda reflejado en tu relato.
Saludos, Amparo.
Muchas gracias, Manuel, por tu comentario.
EliminarEl silencio, como le he dicho a Raquel, es un cómplice muy habitual en el acoso escolar, muchos callan lo que ven.
Besos.
Somos seres sociales, por eso, si se nos excluye, la propia existencia deja de tener sentido. Pocas cosas son peores que esa luz de gas impuesta, la sensación de no ser escuchados, de no ser vistos, de no existir para nadie. Quizá no sea así del todo y tu protagonista tenga esa percepción sin verdadero fundamento, pero es lo que siente, para ella es la realidad. Sabemos que la vida es lucha, pero todo tiene un límite, a veces las fuerzas se agotan y el ánimo cae en picado. La lejía quema, pero es consecuencia de otros factores, que son los que de verdad son abrasivos.
ResponderEliminarUn relato que plasma bien una realidad demasiado presente.
Un saludo, Amparo
Muchísimas gracias, Angel, por tu comentario.
EliminarPoco más puedo añadir a lo dicho por ti en el tema del acoso y que narro en mi relato.
Besos.
Dura historia, Amparo, pero bellísimamente envuelta.
ResponderEliminarBuen relato.
Saludos cordiales.
Gracias, Carles, por tu comentario.
EliminarBesos.
¡Qué tema tan duro, tan injusto!
ResponderEliminarPerfectamente narrado Amparo, enhorabuena.
Besos.
Malu.
Gracias, Malu, por tu comentario.
EliminarBesos.
Qué bien expresas esa soledad que se siente aunque te encuentres rodeada de una multitud. Cuánto dolor se sufre cuando tú o alguien de tu entorno sois víctimas de acoso. Gracias por incidir en este gran problema. Besos, querida amiga, de Gloria.
ResponderEliminarGracias, Gloria, por tu comentario.
EliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo, no hay peor soledad que la que se siente rodeada de una multitud.
Besos.
....lástima que no lo vayan a leer los ciegos, ni a oír los sordos. Enhorabuena Amparo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
EliminarBesos.
Ojalá este gravísimo problema desaparezca de nuestras escuelas y para ello es vital que todos nos concienciemos de que tan culpables son los acosadores como quienes no hacen nada al respecto, algo que tú has planteado magníficamente. Enhorabuena, Amparo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Fina.
EliminarUn problema que por desgracias perdura y sigue de actualidad. Me alegra que te haya gustado mi planteamiento.
Besos.
Amparo, nos has contado en 50palabras la historia de un acoso escolar, donde la complicidad o el miedo de los compañeros y la falta de actuación por parte del centro o de los profesores, hace que la víctima decida acabar con ese dolor.
ResponderEliminarEs un tema de total actualidad, incluso han hecho una canción para que entre todos consigan que el acoso termine, pero lo has contado de una forma bellísima y con mucha sensibilidad.
Enhorabuena, Amparo.
Besos.
Gracias, Pilar.
EliminarSí, la canción es de la campaña contra el acoso escolar que está promoviendo TELE5, ojalá no hiciesen falta más campañas, eso sería una buena señal.
Gracias por tus palabras en cuanto a como lo he contado.
Besos.
50 palabras muy bien escogidas para denunciar el acoso escolar. A ver si la comunidad educativa se pone las pilas. Hay casos en los que, tal como tú nos narras con expresiones tan certeras "silencios estruendosos de sus profesores, miradas ciegas de sus compañeros..." parece que nadie se entera hasta que es demasiado tarde. Muy interesante tu apuesta para este mes, Amparo. Felicidades. Saludos.
ResponderEliminarGracias, Juana.
EliminarComo tu muy bien dices, siempre se actúa con tardanza, cuando ya casi no hay remedio.
Me alegra que te hayan gustado esas expresiones que tú calificas de certeras, es lo que muchas veces ocurre, nadie ve, ni oye nada.
Besos.
Tremendo y abrumador tema para llegar a un final tremendo y abrumador. Sólo / Solo - a un niño o adolescente se le ocurriría recurrir a la lejía. Espero que fuese un final rápido y no siguiese derramando, él y su familia, lágrimas de hiel el resto de su vida. Me ha conmovido mucho. Conocí a una persona que lo intentó de ese modo, y no murió en ese intento. Felicidades. Besos Amparo.
ResponderEliminarGracias, Cristina.
EliminarEn mi caso es solo ficción, pero veo que la realidad supera a la ficción de nuevo. Solo quiero denunciar con mi relato lo que nunca debe ocurrir. Si te he emocionado al leerlo ya me siento satisfecha por haberlo escrito.
Besos.
¡Madre mía! Durísimo alegato contra el bullying, con final estremecedor. Ojalá no se cumpla nunca. Un abrazo, Amparo.
ResponderEliminarGracias, Fernando.
EliminarComo le he dicho a Cristina, solo denuncio lo que no quiero que ocurra, como tu dices ojalá no se cumpla nunca.
Besos.
Muy bien contado el acoso escolar y el silencio cómplice de los testigos. Es necesario que actuemos desde el papel que tengamos asignado para evitar las autolesiones y la exclusión de nuestros niños y adolescentes.
ResponderEliminarUn aplauso y un abrazo, Amparo.
Gracias, Carmen.
EliminarNunca puede ganar el silencio, siempre la denuncia.
Gracias por tu aplauso.
Besos.
Dentro de la dureza del relato, ya que el tema lo es, lo has expresado en cincuenta palabras a la perfección, Amparo. Ni sobra ni falta nada en él. Lo único que hace falta es una sociedad más sana que convierta historias como la tuya, en ficción.
ResponderEliminarMe ha encantado. Muy requetebién escrito.
Un beso.
Pablo.
Pablo, gracias.
EliminarOjalá al final solo queden las historias, y esto quede desterrado para siempre de nuestras aulas.
Me alegra que alguien como tú me diga que está bien escrito, me anima a seguir, gracias.
Besos.
Que daño hacen los silencios y la indiferencia de los que podrían tomar partido contra el abuso y los atropellos.Un micro muy efectista por lo bien que lo has narrado. Felicidades, Amparo. Un beso.
ResponderEliminarMatrioska, gracias.
EliminarSí, los silencios cómplices son los peores.
Que bueno que me digas que está bien narrado, me costó darle la forma adecuada al relato, gracias.
Besos.
Espero que esa lejía también descarnara las entrañas de los inmóviles, de los cómplices, de lo hijos de la gran p**a.
ResponderEliminarUn relato estremecedor, y muy bien contado, Amparo. Enhorabuena.
Un beso.
Antonio, gracias.
EliminarYo no hubiera puesto asteriscos,ya que se merecen ese califícativo los que actúan así.
Besos.
Dura historia la tuya, Amparo, pero temas como el del acoso escolar (o el de cualquier otro abuso de alguien sobre alguien) necesitan ser contados para que nunca caigan en el olvido. Es otra manera más de luchar para conseguir que estos dramas terminen por desaparecer definitivamente de nuestra sociedad.
ResponderEliminarLa novedad que veo en tu historia es que la chica (dices «asida») bebe la lejía en la misma clase que le ha provocado que tome su desesperada decisión, ante la mirada (espero que atónita) de todos, entre ellos los acosadores pero también los cómplices por inactivos.
¡Enhorabuena por tu cincuenta! Y nos seguimos leyendo.
Besos.
José Antonio, gracias.
EliminarSí, ella es la protagonista, y la acción transcurre en la clase, donde está los acosadores y los silenciosos y ciegos, ella espera ser la última víctima y que su muerte sirva para algo.
Besos.
Qué duro lo que nos muestras en tu texto. Pero me da que muy habitual y real. Esos inocentes que son invisibles para muchos, y, aún peor, demasiado visibles para unos cuantos, hasta que tratan de revertir la situación, cansados de sufrir. Lo malo es que suele ser de la peor manera posible. Suerte, Amparo. Un saludo.
ResponderEliminarJesús, gracias.
EliminarUna realidad cruel y que por desgracia es habitual en nuestras aulas, ojalá pronto todo quede en un amargo recuerdo.
Besos.
Lo peor de todo es que a veces estas historias ocurren a nuestro alrededor (sin este final tan trágico, pero igual de hiriente para quien lo sufre), y muchas veces no nos damos cuenta. Los que podemos hacer algo no lo vemos, y los que lo ven no hacen nada.
ResponderEliminarFantástico el uso del oxímoron, y además nos tienes medio engañados cuando está asiendo la botella, hasta que nos muestras la situación real descrita.
Como el micro anterior, otra situación con necesidad de conscienciación desde edades tempranas.
Un abrazo Amparo.
Carme.
Carme, muchas gracias.
EliminarSí en muchas ocasiones no nos damos cuenta de lo que ocurre a nuestro lado, o no queremos darnos cuenta y actuamos de forma egoísta, como a mí no me pasa nada, pues que se aguante, pero a lo mejor el siguiente somos nosotros.
Gracias por valorar como lo he escrito, me hace muy feliz.
Besos.
Sórdido tema que has sabido fotografiar con magistral enlace de 50 palabras.
ResponderEliminar¡Bravo!
Un abrazo, Amparo.
Isidro, muchas gracias.
EliminarMe has dejado sin palabras con lo que me dices, gracias.
Besos.
Quemazón para la conciencia colectiva de una sociedad demasiado permisiva ante un problema que debería avergonzarnos. Muy bueno, Amparo. Un abrazo.
ResponderEliminarSalvador, gracias.
EliminarOjalá esto sirviera de revulsivo para no tener nunca más que hablar del acoso escolar, pero por desgracia hay demasiada permisividad con este asunto, y se actúa cuando ya es demasiado tarde.
Besos.
Acoso escolar, tal cual como lo has narrado. Esperemos que con historias como ésta, suenen las alarmas, y la hiel se convierta en miel.
ResponderEliminarBesito virtual.
Duro relato de una de esas realidades incomprensibles que nos acompañan día a día. Muy bien contado. Enhorabuena, Amparo.
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