Las cuatro reglas
Sumamos proyectos compartidos, que restaron de mi biografía el dulce desorden de la vida de soltero.
Tener hijos multiplicó obligaciones, pero no encubrió el cansancio entre nosotros.
Hago equilibrios para dividir el sueldo y pagar la pensión de mi mujer. Al preguntarme si mereció la pena no salen las cuentas.
Tener hijos multiplicó obligaciones, pero no encubrió el cansancio entre nosotros.
Hago equilibrios para dividir el sueldo y pagar la pensión de mi mujer. Al preguntarme si mereció la pena no salen las cuentas.
Querido amigo, has elevado a la máxima potencia el reto de escribir con un límite de palabras. No sé cuántas reglas hay que aplicar para llegar a lo más alto, pero, sin duda, están todas en este texto extraordinario, en el que sí que salen las cuentas. Y te lo digo yo, que me paso las mañanas cuadrando balances y buscando descuadres.
ResponderEliminarUn montón de abrazos reglados.
La verdad es que a los números les tengo cierta tirria, posiblemente ellos a mí también. Son muy necesarios y exactos, pero tanta frialdad creo que no va conmigo. Yo acabaría descuadrado si tuviera que ajustar balances. Tú, sin embargo, dominas los dígitos igual que las letras, eres completa, como hay que ser, no como algunos individuos de equilibrio dudoso, entre los que me cuento.
EliminarMuchas gracias. Guardo con cariño tus abrazos en mi "haber" y te mando otro montón para el tuyo
Hay que tener mucha maestría para cuadrar las cuentas de la vida cuando un matrimonio, en vez de sumar, resta. En tres párrafos describes una raíz cuadrada que sale con demasiados decimales en contra.
ResponderEliminarTan solo la pluma de alguien que es capaz de multiplicar, cada vez que escribe, la calidad de sus escritos puede relatar en tan solo cincuenta palabras una historia tan perfecta.
Enhorabuena, Don Ángel. Tu escritura tan solo tiene un balance negativo cuando se le compara con tu inmensa bondad y humildad.
Lo que es seguro, es que está página, contigo, siempre tiene superávit de ingenio.
Un fuerte abrazo.
Pablo.
Yo ya no sé qué haría sin Cincuenta Palabras, pero tampoco sin las tuyas; ni Cincuenta Palabras sería lo mismo sin tu presencia, que tanto nos enriquece a todos y no sólo literariamente. Habla de bondad y humildad alguien de quien todos debemos aprender.
EliminarVoy a guardar este comentario, para leerlo cuando tenga algún bajoncillo, seguro que sirve mejor que cualquier medicina, algo de lo que tú también sabes mucho.
Mil gracias, Pablo. Un abrazo fuerte
¿No has oído hablar de la contabilidad creativa? Ahí encontrarás las claves para cuadrar. Gran relato, Ángel. Felicidades.
ResponderEliminarPensaba que era una broma tuya pero acabo de mirar en Google el concepto y resulta que existe, qué cosas inventan. Si es creativa la contabilidad seguro que me gusta más que la convencional, pero prefiero tus relatos, esos si que están bien cuadrados, aunque no te pueden salir más redondos.
EliminarMuchas gracias, Rafa. Un abrazo
¡Oh, Ángel, qué preciosidad! Aunque a tu protagonista no le salgan las cuentas, el resultado de tu micro es magnífico.
ResponderEliminarSuma y sigue, compañero.
Mi abuelo decía lo contrario: "Cero patatero, sale la cuenta pero no el dinero", lo que vendría a equivaler a que siempre hay algo que falla, por mucho que queramos controlarlo todo.
EliminarMuchas gracias, Carles. Un abrazo grande
Ángel, genial manera de contar en la vida de tu protagonista ese proceso de enamorarse, casarse, tener hijos y posteriormente separarse, y además tener que pagar la pensión, utilizando un lenguaje casi matemático, y vas aplicando esas cuatro reglas.
ResponderEliminarTú tienes cuatro no, mil formas de utilizar el lenguaje para expresar de forma extraordinaria un relato de 50 palabras.
Me ha gustado mucho, Ángel, y ha sido una gran alegría volverte a leer.
Un abrazo enorme.
La alegría para mí ha sido empezar esta semana, el siempre duro lunes, con tu relato, además de haber coincidido contigo y con Malu en este día 13.
EliminarQue no dejemos de sumar y contabilizar los días, las letras y las palabras que compartimos e intercambiamos.
Muchas gracias, Javier.
Ahí va un abrazo de los grandes
Hasta con las matemáticas haces virguerías en las letras.
ResponderEliminarNunca esta asignatura me gustó más. Fantástico equilibrio de 50.
A seguir multiplicando éxitos y sumar abrazos. Yo me quedo con las restas y las divisiones para no entorpecer tu andadura de artista.
Un beso Ángel
A mi es la asignatura que siempre me ha costado más, aparte de que nunca consiguió llenarme mucho, pero le tengo respeto, cómo hubiéramos llegado a la Luna sin hacer cálculos complejos.
EliminarTú sumas afectos y repartes arte allá donde vayas, lo sabemos bien quienes te conocemos, seguimos y admiramos.
Un beso, Belén
¡Grande, Ángel, maestro cincuentista (como te avala tu trayectoria)!
ResponderEliminarEchando mano de las cuatro operaciones matemáticas básicas, compones perfectamente un magnífico texto sobre las relaciones conyugales, algo tan complicado a veces (o siempre) como una función trigonométrica (a elegir entre seno, coseno, tangente, cotangente, secante o cosecante), que a mí -lo confieso- siempre me costó horrores entender y resolver. Nos entregas, como marca ya de la casa, unos textos en apariencia muy simples y sencillos, pero que cuando uno los lee y relee, descubre, saca a la luz, unos mundos literarios muy complejos, si bien perfectamente estructurados. Esa habilidad, nada fácil, es la que una y otra vez te hace merecedor de mi reconocimiento más sincero como el gran microcuentista que eres. Y lo digo con total sinceridad, como lo siento.
¡Enhorabuena! Nos seguimos leyendo.
Un abrazo fuerte.
Posiblemente haya utilizado esas cuatro reglas matemáticas porque confieso que no domino muchas más. Dónde estarán en mi memoria las raíces cuadradas o los logaritmos neperianos, poca huella me dejaron la verdad, ni tampoco los echo continuamente de menos. Como bien sabes, mucho mejor que yo, ha habido grandes escritores que dominaban también las ciencias, yo podría citarte un par de ingenieros que conozco que redactan de maravilla.
EliminarNo sé si mejor o peor, pero uno hace las cosas lo mejor que puede. Si me leen personas versadas, conocidas y amigas, y además les gusta, ya no se puedo pedir más.
Muchas gracias, José Antonio.
Un fuerte abrazo también para ti
Excelente ejercicio matemático, aunque no te salgan las cuentas. Debe ser que lo tuyo es de letras... Enhorabuena, Ángel. Un abrazo.
ResponderEliminarHas atinado de pleno en lo de las cuentas, Fernando. Por muy exacto que sea ese proceso a mí los dígitos se me resisten. Cuando hace falta algo más que los dedos de la mano empiezan mis poblemas.
EliminarMuchas gracias y un abrazo, escritor
Cuando, con la calculadora de tu imaginación, encajas una historia como ésta cuadrando números entre letras, la satisfacción de leerte es directamente proporcional a tu innata maestría.
ResponderEliminarLa aritmética de la vida a menudo nos deja con cara de número primo, como me imagino la de tu protagonista. En este caso no es mi caso, la mía es de sorpresa porque lo has vuelto a conseguir. Has construido un relato soberbio, de los que se disfrutan exponencialmente en cada relectura.
Excelente, Ángel. Enhorabuena.
Un fuerte abrazo.
Qué interesantes son los números primos que mencionas, como en la exitosa novela de Giordano, condenados a no poder juntarse. La verdad es que estas creaciones contables han sido concebidas para otras funciones, pero también son susceptibles de ser protagonistas de historias, cualquier cosa puede serlo, como tú bien sabes y demuestras maravillosamente en las tuyas.
EliminarNo me cansaré de decir que somos los demás los que disfrutamos con tus comentarios y tus textos.
Mil gracias y un abrazo fuerte, Antonio
No me extraña que a tu protagonista no le salgan las cuentas. Pero creo que sí que mereció la pena, por lo menos por los hijos, ¿no? El tema de la pensión... creo que debes consultar con un buen abogado, por aquí hay más de uno...
ResponderEliminarComo bien sabes, nos regalas un relato de gran calidad, con cuatro reglas básicas de matemáticas.
Tú siempre sumas vayas donde vayas y hagas lo que hagas.
Un beso grande, enhorabuena Ángel.
Malu.
De todo se puede sacar alguna enseñanza, especialmente de las derrotas. Ganar es tan fácil que ahí no puede estar la sabiduría. Este protagonista ha sido retratado en un momento de horas bajas. Aparte de eso, muchos me discutirán lo que voy a decir ahora, pero todos tenemos derecho a expresar lo que pensamos y yo digo que traer un hijo al mundo puede justificar una existencia, aunque no se haga o consiga nada más que sea considerado relevante. No creo que me equivoque si me atrevo a aventurar que tú estás de acuerdo.
EliminarMuchas gracias y un beso grande, Malu
Ángel, bajo una apariencia de sencillez nos relatas una historia de amor, un matrimonio con hijos y su ruptura después, utilizando las cuatro reglas matemáticas. La verdad es que no es nada fácil unir las letras con las matemáticas y que el micro te quede tan genial como este.
ResponderEliminarHas conseguido sorprendernos una vez más, por tu forma tan original de contarnos historias. Enhorabuena, amigo.
Besos muy muy apretados.
Si una vida entera puede resumirse en cincuenta palabras, algo que tú haces muy bien, también es posible incluir reglas matemáticas, que se supone que lo miden todo.
EliminarMe alegro de coincidir contigo en esta tarea que nos hemos propuesto de escribir y aprender.
Muchas gracias y muchos besos, Pilar
El balance final de las relaciones, si es negativo, no suele ser justo, pues en virtud de un fracaso contable, se pierde la perspectiva y se ve en números rojos toda una vida que, probablemente, en muchos momentos arrojó felicidad y dicha, que si bien, son bienes efímeros y no canjeables, deberíamos saber atesorar en el corazón para equilibrar el debe lastimoso de la separación.Difícil meta.
ResponderEliminarPero para atesorar, tu relato. Me sumo a lo que los compañeros han dicho en comentarios anteriores para no redundar, pero quiero subrayar esa sencillez lograda del micro, que una vez más, crea sin artificio una historia en toda regla.
Al final, uno se va de cincuenta con la sensación de que gracias a tus cuentas, uno es más rico que hace unos instantes.
Un abrazo, Ángel. Un placer leerte.
Si no me entusiasman las matemáticas, por mucho que tenga que reconocer su evidente utilidad, es porque todo lo reducen a un resultado gélido, a un blanco o negro sin matices, cuando nada es tan plano ni concluyente. Hasta de la peor derrota podemos extraer enseñanzas que, por definición, son un tesoro; otra cosa es que sepamos darnos cuenta y apreciarlas.
EliminarCincuenta Palabras es un claro ejemplo de que muchos pocos hacen un mucho enriquecedor, en el que no sólo los relatos tienen un papel destacado, como sucede con los tuyos, sino también comentarios como éste, que te agradezco mucho. El placer es mío, créeme.
Muchas gracias y un abrazo, Manuel
Me encanta tu micro, Maestro Ángel. Yo, que siempre me quejo de que soy nefasta con las cuentas, entiendo perfectamente las tuyas (ya me puedo ir a dormir satisfecha).
ResponderEliminarEnhorabuena por tus grandes letras, amigo.
Besos.
No me llames maestro, mujer, que soy yo quien tiene que aprender de ti, aunque puede que en una cosa sí te supere. Dices que eres nefasta con las cuentas; bien, te creo, pero seguro que no más que yo. Sólo me gustaban algo las ecuaciones, sería porque llevaban "x" e "y", y porque lo de resolver incógnitas me recuerda a Sherlock Holmes.
EliminarMuchos gracias y un beso, María José, escritora de éxito
Vaya genialidad, Angel. Esto sí que son matemáticas aplicadas a una vida que no ha llegado a ser muy rentable. Me encanta el uso que haces de las operaciones que va realizando tu protagonista a lo largo de su relación de pareja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como en los negocios, hay quien obtiene grandes ganancias con sus inversiones y otros terminan abonados a la bancarrota. A mitad de camino, hay muchos otros que se mantienen, unas veces mejor y otras peor. Así es la vida que han creado los hombres, las matemáticas, que son invento suyo, no podían ser distintas.
EliminarMuchas gracias y un abrazo, Asun
La verdad es q si no te integras en la pareja la situación suele derivar cada vez a peor, hasta llegar a un límite donde se produce el punto de inflexión que generalmente acaba tendiendo a cero, lo.mires como lo mires. Pero por esa regla de tres, si tuviéramos miedo a los resultados negativos, jamás sumaríamos nada en la parte positiva de nuestra vida. Resumiendo...Fenomenal relato, Ángel
ResponderEliminarEl hombre trata de atraparlo todo bajo unas reglas, la concreción le proporciona sensación de seguridad, pero nada puede limitarse, existen factores que escapan a todos los cálculos que hayamos podido hacer. Pese a esta evidencia, intentamos una y otra vez algo que tal vez sea un imposible: despejar esa incógnita que es la vida. Somos así.
EliminarMuchas gracias por tu visita y por tus palabras, Manuel.
Un abrazo grande
¡Qué bien jugado!
ResponderEliminarLas matemáticas de la vida no son una ciencia exacta, y por ello a tu protagonista esta vez le salió un resultado negativo. Bueno, espero que por la parte de los hijos antes o después vea algún punto positivo, y quizá acabe cuadrando el balance.
Muy ocurrente Ángel. Un beso.
Carme.
A veces, lo que vemos tan negro, no es más que la necesidad de un cambio, que acaba siendo a mejor, aunque tampoco esto es muy fiable, pues no hay exactitud en nada, ni reglas fijas que realmente nos sirvan. Aceptar, aprender, seguir y a ver qué pasa, no queda otra.
EliminarMuchas gracias y un beso. Carme
Mejor argumento que el de Montoro, y desde luego mejor relato. Feliciades por los premios y un abrazo de los dos.
ResponderEliminarYo me pierdo con los números de la economía doméstica, no te quiero ni contar lo que me ocurre con la macroeconómica.
EliminarFelicidades a ti, José María, por esos ilusionantes proyectos de papel en los que andas.
Muchas gracias por tu lectura y un abrazo doble
Genial relato de una relación amorosa y su ruptura a través del lenguaje matemático. Las reglas que nos enseñas, Ángel, no son cuatro. Tú conoces muchas más y con ellas cuadras unos relatos tan redondos como este. La cuadratura del círculo, nada menos.
ResponderEliminarEs un placer aprender siempre de ti. Besos.
Me gustan las ciencias, pero siempre se me han resistido sus técnicas, la palabra puede ser una forma de acercarse a ellas, como a tantas cosas. Visto así, estos cincuenta vocablos podrían ser también la consecuencia de una limitación que trata de compensarse. Me ha gustado mucho lo de la cuadratura del círculo, una muestra más de tu cultura y de tu ingenio, pero ya me gustaría a mí.
EliminarTodos aprendemos de todos, a mí me gustan mucho tus relatos, ya lo sabes, todos ellos, en especial cuando hacen referencia a algo que dominas perfectamente: el lenguaje
El placer es mío, Carmen. Muchas gracias y besos
Estas "operaciones" no quirúrgicas suelen dejar algunas heridas que necesitan sutura.
ResponderEliminarMuy bueno, como siempre, besicos amigo Ángel
Todo deja alguna huella y no siempre buena. Si nos mirásemos bien veríamos una piel saturada de cicatrices, resumen de una vida. Con más o con menos, seguir es lo que importa.
EliminarMuchas gracias, Carmen
Besos
Como no tengo hijos no tengo claro si eso de las cuatro reglas se ha quedado como un término desfasado o como algo más que un recuerdo de los que fuimos niños hace, para algunos, demasiado tiempo. No parece que sea el caso de tu texto, que me da que va a permanecer en nuestro recuerdo tanto como los problemas que nos cuenta en la mente del protagonista. Un saludo, Ángel, y suerte.
ResponderEliminarLlevas razón al decir que "las cuatro reglas" es un término más propio de una infancia lejana y más allá, que parece no tener sitio en esta era tecnológica y digital, pero sin ellas no hubiéramos llegado a donde estamos y siguen estando en el fondo de cualquier cálculo. Con ellas he intentado, modestamente, resumir partes fundamentales de la vida de una persona. Siguen y seguirán, nos guste o no a los que somos muy de letras.
EliminarMuchas gracias, Jesús. Saludos
Toda una vida en 50 palabras. Y menos mal que son las cuatro reglas, porque a veces se complican mucho más las matemáticas.
ResponderEliminarMuy bueno, Angel.
Besotes
Si que se pueden complicar las condenadas. A la vida le sucede lo mismo, por eso a algunas existencias les sienta como un guante esas cuatro reglas.
EliminarGracias, Olga. Besotes
Una vida de sumas, restas, multiplicaciones y divisiones y todo para que, al final, no le salgan a algunos las cuentas. ¡Fantástico, Ángel! Un beso grande.
ResponderEliminarPues sí, tanto hacer cálculos y pelear con los numeritos para todo se descabalgue. Tú sí que sabes contar bien.
EliminarOtro beso grande para ti, Matri
Desde que se inventó la Estadística y la Contabilidad Creativa, si no cuadras las cuentas, déjaselas a un directivo bancario o a un político. Al final acabarás creyéndote lo que sea. jejeje!
ResponderEliminarMuy bueno, maestro. ¡Como siempre!
Me dirás que siempre te digo lo mismo. Te prometo que cuando lea una birria de texto tuyo, te lo diré. ¡Para eso estamos los amigos! jeje.
Dos abrazacos fuertes. (Como siempre)
Los políticos intentan hacernos creer cualquier cosa, pero por suerte, no siempre les salen bien las cuentas.
EliminarTú puedes decirme lo que quieras, campeón, y te agradezco mucho que seas sincero. Si algún día dejas de serlo, dejarás de ser también el Isidro al que tanto aprecio.
¡Vivan las tradiciones! Recibidos esos abrazacos y ahí van otros dos de mi cosecha. Gracias por todo, fenómeno
En los divorcios nunca salen las cuentas; espero que, con el tiempo, tu prota puede recordar los buenos momentos (que seguro que hubo) o disfrutar de los niños (que no tienen culpa ninguna). Y es que sobre las cuatro reglas se impone una más, la del corazón.
ResponderEliminarFelicidades, Ángel, excelente como siempre.
Es cierto, Luisa, hasta de lo más negativo podemos y debemos sacar algo bueno, porque siempre lo hay. Delimitar la vida a sólo cuatro reglas es quedarse demasiado corto. Las matemáticas son así; por suerte, esas letras que tanto nos gustan dan más juego.
EliminarMuchísimas gracias. Un abrazo
Lo que es incuestionable, amigo Ángel, es que tú sumas y sumas excelentes relatos a tu mochila literaria. Este, ¡genial!. Muchas gracias por compartirlos. Un abrazo.
ResponderEliminarAl tener la suerte de coincidir en diferentes caminos, me creo con autoridad para poder decir que tu mochila está bien cargada de buena literatura.
EliminarAgradezco mucho tu lectura, tus palabras y tus letras.
Un abrazo, Salvador
Para mucha gente de las generaciones anteriores, saber leer y escribir y lo que llamaban las cuatro reglas, era casi una garantía de éxito si a ello se unía la pericia en algún oficio. Pero los tiempos han cambiado tanto que ahora ni con un par de carreras, unos cuantos másters y algún idioma parece que tienes asegurado nada, lo cual indica que el rumbo que está tomando el mundo no es en absoluto solidario, pues si hay más riqueza que antaño –y la hay- las oportunidades deberían ser mucho mayores.
ResponderEliminarAparte de la anterior digresión, y yendo ya a tu microcuento, lo que hace su protagonista es un balance de su vida echando mano a esas cuatro reglas: suma, resta, multiplicación y división.
Y desde un principio se le ve un tanto mezquino, y casi podría adivinarse cómo va a acabar recién iniciadas esas primeras operaciones matemáticas, ya que tanto al hecho de abandonar su soltería, como al de ser padre, le pone grandes inconvenientes, casi como si hubiesen sido desgracias que le hubiesen caído del cielo y no decisiones por las que optó en su momento.
Así que con esos ánimos y ese fondo de egoísmo, no es extraño que el cansancio apareciese en sus relaciones de pareja, seguramente, hizo sufrir mucho a su mujer.
Como colofón de ese egocentrismo, el que le irrite pagar la pensión a su mujer y, se supone, a sus hijos, acaba de retratarlo definitivamente. No le salen las cuentas, ni creo que le hubiesen salido de forma alguna, pues con esa manera ruin de entender las relaciones humanas es un seguro candidato al fracaso.
En fin, para concluir, no me queda más que felicitarte por este nuevo microcuento que dice tanto con tan poco. Un abrazo fuerte, Ángel.
Enrique, no me cansaré de decir que tanto en tus letras como en tus comentarios demuestras una inquietud que no parece saciarse con nada, unos conocimientos y una facilidad para exponerlos de forma brillante poco comunes. Tu visión del personaje como de un individuo a quien de antemano no le podían salir las cuentas es la de alguien que sabe ver más allá de cualquier superficie, que profundiza hasta alcanzar cotas donde otros no llegarán nunca.
EliminarComo bien dices, de poco sirven las cuatro reglas, ni una carrera universitaria y todo lo que quieran inventarse. Estamos en un mundo tan competitivo y, hay que decirlo, inhumano, que nada es suficiente.
Volviendo al personaje, en muchas ocasiones el éxito o el fracaso dependen de la propia persona que, de forma consciente o no, se encamina con su actitud hacia desenlaces que él mismo provoca.
Uno de las placeres que conlleva escribir en este querido foro, marcado por el límite del medio centenar de palabras, es tener el privilegio de que personas especiales como tú diseccionen con el mejor criterio lo que en él aparece. Yo agradezco de corazón la atención que me dedicas, aunque no menos que las letras que compartes.
Un abrazo fuerte y gracias otra vez, Enrique
A vísperas de San Valentín nos dejas un micro poco esperanzador. Espero que al menos por haber multiplicado en hijos y recuerdos no le reste y si le sume.
ResponderEliminarUn abrazo
Se trata de la historia de un fracaso encuadrada en las reglas básicas matemáticas, la de un individuo concreto, cuyas circunstancias pueden ser semejantes a las de otros muchos, pero no a las de todos. Esas reglas pueden utilizarse de muchas maneras y cada persona tiene las suyas propias y sus particulares condicionantes, con resultados de todo tipo, a veces y por fortuna, claramente positivos. En todo caso, su balance es incompleto, pues es cierto que parece no darse cuenta de que algo bueno tiene que haber hecho, aunque no sepa verlo.
EliminarMuchas gracias, Raquel. Un abrazo
Tu relato me parece una fantástica manera de acallar a quienes sigan pensando que las matemáticas son incompatibles con las letras. ¡Genial, Ángel!
ResponderEliminarUn abrazo.
Dividir el mundo en compartimentos estancos y enfrentados es un error mayúsculo, cuando la experiencia demuestra que todo está relacionado. Los primeros matemáticos eran a su vez eminentes hombres de letras y del pensamiento, grandes filósofos. Una cosa no quita la otra.
EliminarMuchas gracias, Fina. Un abrazo
Aunque al protagonista no le cuadran las cuentas, a ti el micro te ha quedado redondo. Me ha recordado a un juego de palabras que escuché hace tiempo a propósito del matrimonio. Dice así: "El matrimonio es una suma de gastos, una resta de libertades, una multiplicación de problemas y una división de opiniones." Muy ingenioso tu micro, Ángel. Un abrazo.
ResponderEliminarUn juego de palabras bastante atinado, que describe con carácter general toda relación de pareja.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Muchas gracias por tu visita y un abrazo, Juana
Buenísimo micro resumen de una vida. Un poco triste, es verdad, pero dicen que con buenos sentimientos no se hacen buenas historias. Casi podrías haberlo titulado como un poema de José Hierro, "Acelerando". Felicidades y saludos.
ResponderEliminarEl balance de este hombre, ciertamente, no parece muy satisfactorio. Hacemos apuestas y cálculos, muchas veces complejos, pero sólo el tiempo revelará el saldo final. Por mucho que nos empeñemos no existen reglas exactas, sólo apuestas de resultado incierto.
EliminarPor otro lado, Ya me gustaría estar capacitado para acercarme, aunque fuese de lejos, a la sombra de José Hierro.
Agradezco tu lectura y tu amable comentario.
Un saludo, Miguel
Con este micro, vas a batir tu propio récord en creatividad, y síntesis.
ResponderEliminarEnhorabuena, Angel
Saludos virtuales.
Igual que tú, como la mayoría de los que andamos por aquí, trato de superarme cada día. No sé si le sucede a los demás, pero puedo asegurarte que en mi caso nunca estoy seguro de acertar. Quizá sea mejor así, inquietud y superación que no falten.
EliminarMuchas gracias, María Jesús. Ahí te mando mis saludos, vía digital
La economía doméstica no siempre casa con el amor... pero en tus textos cuadran igual los números que las letras, Ángel. Te felicito.
ResponderEliminarQue difícil es lograr que las cuentas cuadren, siempre hay algún dígito rebelde que se escapa y estropea el balance.
EliminarMuchas gracias por tu visita y tus palabras, Manoli.
Un abrazo
Pues a mí sí que me salen las cuentas: que aquí tenemos a nuestro amigo Saiz en su mejor forma, creando un ingenioso relato en el que no se ha conformado con encajar un grupo de conceptos matemáticos, sino que además ha compuesto una historia singular con ellos y la ha resuelto con ingenio y maestría.
ResponderEliminarMi más sincera enhorabuena, Ángel.
Un fuerte abrazo.
Así da gusto escribir. Como ya he dicho alguna vez, uno hace lo que puede dentro de lo mejor que sabe, con vistas a aprender y a mejorar; si el resultado resulta mínimamente satisfactorio para alguien, ya es para darse por contento. Si te ha gustado a ti, amigo Enrique, mi objetivo, no sé si ambicioso, se habrá cumplido de sobra.
EliminarMuchas gracias por tu lectura y por tus amables palabras.
Ahí va otro abrazo fuerte
Es así, siempre ajustando, amor y facturas, amor, hijos, y facturas.
ResponderEliminarEn un orden o en otro, el equilibrio siempre es complejo y quizá nunca logrado en su plenitud, lo que no quita para que no lo dejemos de intentar.
EliminarGracias, Maite. Un abrazo
Siempre es grato leerte Ángel, y más cuando haces un juego matemático en 50 palabras con una genialidad difícil de alcanzar. Aun espero un blog tuyo donde leer todos tus relatos, conste que lo pido hace tiempo.
ResponderEliminarAprovecho de agradecer tu dedicatoria a mi copia del libro "El Bosque de las Palabras" y decirte que la admiración es mutua.
Un abrazo enorme!!!