Quedarse en blanco (Trilogía literal II)
Le reitero, inspector, que le lleva pasando desde siempre. La primera vez, durante un examen, tardamos horas en encontrarlo porque las paredes del colegio estaban pintadas de blanco. Ayer, sin pensarlo, decidimos subir a esquiar y una amiga nuestra le hizo una pregunta comprometida. No lo hemos vuelto a ver.
Ignacio, la capacidad que tiene tu protagonista para quedarse en blanco, de forma literal como muy bien apostillas en tu título, es única, de forma que cuando le ocurre ante esas preguntas comprometidas desaparece. En ocasiones más de uno quisiéramos quedarnos así, y que no nos encontrasen.
ResponderEliminarOriginal relato, Ignacio, me ha gustado.
Un abrazo.
Muy ingenioso Ignacio, con ganas de ver como concluyese la trilogía.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Buenísimo! Una pena que no pueda ponerme blanca de envidia. Porque estoy verde, verde, verdísima, por no ser capaz de escribir un relato así.
ResponderEliminarA sus pies, nuevamente.
Ignacio, vaya capacidad de mimetizarse con todo lo blanco ante situaciones o preguntas comprometidas. Me parece que esa cualidad la tiene más de uno...
ResponderEliminarBuen micro.
Besos.
Qué imaginación y menuda manera de plasmarla, Ignacio. Has escrito una maravilla de relato. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Y tan literal!
ResponderEliminarEres la bomba, Ignacio. El micro es brillante, enhorabuena.
Un beso grande.
Malu.
Oye, ¿tu imaginación no tiene fin, no? Siento envidia, que lo sepas. Bárbaro.
A ver a quién no le ha ocurrido algo así. El problema de tu protagonista es su capacidad camaleónica para confundirse con el entorno, aunque bien mirado, quizá no sea tan malo, pues a todos, a veces, nos gustaría desaparecer de la vista. Vaya buen comienzo para esta serie, con todas las papeletas para ser de lo más colorida.
ResponderEliminarUn abrazo Ignacio, artista
Se me viene a las mientes la palabra minimal, que no sé si podría aplicarse a esta serie tan especial de relatos,pero son en sí mismo una entidad de tan solo cincuenta palabras que no pretenden ir más allá - entiéndeme, conmocionarnos sentimental y emocionalmente - y, sin embargo, crean un mundo tan particular, entre onírico y surrealista, que se me antojan desnudos y prístinos; además poéticos, no a la manera tópica y edulcorada, sino en su sustrato incorpóreo, invisible (como el prota) e imposible, que les confiere un aura tan especial. El Principito los encontraría de una lógica aplastante, y cualquiera con la sensibilidad despierta los considerará inteligentes, gráciles, aéreos.
ResponderEliminarNo se me ocurre qué más decirte para que sepas que me ha gustado mucho, Ignacio. ¿Minimal?
Original, poético, surrealista... No sé muy bien cómo describir esta maravilla de relato, Ignacio. ¿Qué nos deparará la tercera parte?
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo.
¡Muy bueno, Ignacio! Creo que tu historia es tan certera que da, literalmente, en el blanco. ¡Vaya, que aciertas de plano!
ResponderEliminar¡Enhorabuena por este cincuenta que no tiene color!
Nos seguimos leyendo. En mi caso, con total admiración.
Un abrazo.
Literalmente inmaculado, Ignacio. Impecablemente claro. Felicidades.
ResponderEliminarMuy ingeniosa la serie, Ignacio, y magnífico este "quedarse en blanco". Ardo en deseos de leer el próximo episodio (¡Ay!, ahora me he quemado).
ResponderEliminarSaludos cordiales.
¿Quién tuvo la genial idea de llevar a esquiar a alguien con tendencia a quedarse en blanco?
ResponderEliminarIngenioso micro, Ignacio. Enhorabuena
Divertido relato Ignacio, espero no le de por ser astronauta y meterse en un hoyo negro para luego salir por un hoyo blanco. A esperar este mes la tercera parte.
ResponderEliminarQuiero aprovechar de agradecer tu comentario y propuesta en mi copia del libro "El Bosque de las Palabras", muchas gracias!!! un abrazo y mi admiración por tus diseños y escritos.
Saludos!!!
Es una buena estrategia la del protagonista de tu micro. Supongo que de noche se quedará en casa, ya que en situaciones comprometidas puede ser un blanco perfecto. Muy imaginativo y divertido. Un abrazo.
ResponderEliminarComo siempre, tarde y mal, os doy las gracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarBesos y abrazos repartidos, los merecéis, de veras.