Reparto de tareas
Cada año los deberes eran más difíciles, así que al empezar el curso Laura y Pedro acordaron repartírselos.
Ella, matemáticas y ciencias naturales. Él, lengua castellana y sociales.
Como los dos andaban de cabeza con el inglés matricularon a Santi en una academia. Ya era hora de que aprendiera algo.
Ella, matemáticas y ciencias naturales. Él, lengua castellana y sociales.
Como los dos andaban de cabeza con el inglés matricularon a Santi en una academia. Ya era hora de que aprendiera algo.
Asun, un relato con un final con varias miradas, o los deberes eran muy complicados, o los padres se explicaban fatal. Aunque tu principio tiene mucha razón cada dia los deberes son más difíciles. Me gusta el título.
ResponderEliminarBuen relato, Asun.
Besos.
Gracias, Javier. Desde luego, cada curso el tema se complica más. Y llega un momento en que los padres son incapaces de hacer los deberes de Santi, a ninguno de los dos se les da bien el inglés y ahora le tocará a Santi poner algo de su parte.
EliminarUn beso.
Al final, por más buena intención que le pongamos, llegamos hasta donde llegamos y si no se llega, pues lo mejor es encomendarse a un profesional.
ResponderEliminarMe ha parecido un relato muy lúcido, con una velada crítica al exceso de deberes que imponen a los escolares de hoy en día, y también a los que nos auto-imponemos los adultos.
Beso, Asun.
Normal que cada curso que avanza Santi aumente la dificultad. El problema es que sus padres, en un intento de que las tareas vayan bien hechas a toda costa, no le dejan ni la oportunidad de equivocarse. Y está claro que de los errores también se aprende, imagino que a partir de ahora Santi asumirá por lo menos la responsabilidad de los deberes de inglés.
EliminarUn beso.
La asociación de Laura y Pedro es una de tantas que funcionan en cada hogar para evitar que los hijos sean sepultados por la avalancha de deberes escolares. Muchos confiesan en secreto que son ellos quienes los hacen y, otros, los pocos han removido ciertas aguas estancadas de la rutina educativa del país reconociendo públicamente que les hacen los deberes a sus hijos.
ResponderEliminarCaben algunas lecturas más a este simpático y bien ideado micro que nos regalas, pero por deformación profesional he apuntado la mía. Yo he visto alumnos hastiados y aburridos de deberes, desmotivados, angustiados, a punto de tirar los libros a las llamas más allá de Orión... es hora de que la escuela cambie.
A ver si tu micro da un empujoncito a las mentes paradas y se les ocurre implementar trabajo por proyectos en las aulas y otras metodologías colaborativas que liberen a Pedro y Laura.
Muy acertada la temática Asun y muy sabroso el relato, con un regusto irónico y crítico, que se agradece.
Saludos.
Muchas gracias por aportar tu visión profesional, Manuel.
EliminarYo no trabajo en el mundo de la enseñanza pero imagino que habrá de todo. Pienso que la solución no está en cargarlos con tareas para casa, al menos en primaria. Los niños pequeños deben tener su tiempo para jugar, salir y correr al aire libre. En la consulta hay muchos con problemas de sobrepeso a los que les recomiendo esto y se quejan de que no tienen tiempo por los deberes. No sé si es cierto o son falta de ganas, porque por otro lado confiesan que después de hacerlos se llevan con el ordenador, tablet o similar hasta la hora de la cena.
Un abrazo.
Ante el debate, deberes en casa sí, deberes en casa no, yo me inclino por el no, o al menos, por no tantos. Los chavales acuden al colegio para algo y es ahí donde deberían hacer esos deberes. Por otra parte está el hecho que traes tú en este micro, y es que en muchos casos quienes terminan haciendo esos deberes son los padres, mientras que en el colegio a Santi no le quedaría otra que hacerlos él solito. Me gusta tu micro, Asun, felicidades. Un beso.
ResponderEliminarEs un tema que se presta a la polémica, desde luego. Yo pienso que lo de tener o no deberes, depende del curso, de la propia pedagogía del centro escolar y desde luego del grado de aprovechamiento del alumno en el colegio.
EliminarMis hijos ya son mayores, el pequeño está en bachillerato, pero nunca he tenido la impresión de que hayan tenido excesivas tareas cuando eran pequeños. En la facultad la cosa cambia, y es bueno que para cuando entren ya hayan asumido que el esfuerzo personal es importante.
Un beso, Matrioska.
Me encanta este tipo de relatos que nos hacen cavilar. Y tan bien escritos, claro.
ResponderEliminarEn mi opinión, lo de los deberes no debería ser un debate, y menos entre padres. Me explico: en mis tiempos los deberes se mandaban acorde con lo que aprendíamos en clase, era un mero repaso de las clases, los profesores nos prohibían que acudiéramos a los padres, y en una hora, o poco más, hacíamos nuestras tareas y nos poníamos a jugar. Esto iba creando que tuviéramos algo de responsabilidad que venía muy bien para nuestros futuros estudios.
A mí me ponen enfermo los whatsapp de padres de las clases preocupados por qué deberes han mandado. Creo que los niños lo deben saber y si no se acuerdan, que asuman las consecuencias. Quizá sea un poco arcaico, pero pienso que los padres debemos ayudar a que nuestros hijos se responsabilicen a hacer sus tareas. Los profesores, que envíen cosas acorde a lo que enseñan en clase. Y que los enseñemos a tener sus obligaciones desde pequeños. De vez en cuando veo normal que pregunten alguna duda, normal, pero el tenernos que poner a hacer nosotros los deberes con ellos... no me cuadra. Algo falla en ese sistema.
Me encanta tu relato y todo lo que envuelve, Asun.
Besos.
Pablo.
Cómo se nota que eres de mi quinta, Pablo. Yo recuerdo mi infancia igual que tú. Con deberes que, para bien o para mal, hacía yo sola y que me dejaban tiempo para ir a jugar (casi siempre a la calle, bendita época en la que los niños podían jugar en las plazas sin el control paterno permanente). Coincido también en el rechazo a los grupos de whatsapp de padres, que al final son los únicos que se responsabilizan de saber qué tareas tocan. Un arma de doble filo a mi parecer, porque en algún momento tendrán que dejar de hacerlo, y entonces el chico/a se puede sentir agobiado al caerle de pronto sobre sus hombros una responsabilidad que nunca había asumido hasta entonces.
EliminarUn besazo, Pablo.
Un amigo mío dice que a los adolescentes actuales solo les importa el botellón. Yo creo que, dado el nivel de estrés que conlleva hoy ser padre, también eso será asumido por ellos. Sí, Laura y Pedro son carne de botellón... Al tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo, Asun.
En el afán de algunos padres por allanar el camino a los hijos, haciendo desaparecer todos los obstáculos, no me extrañaría nada acabar viendo a las parejas de padres llevándolos hasta los sitios de las quedadas, comprándoles el lote (en Sevilla le llaman así) y poniéndoles su música a tope en el coche. Ellos, a esperar a que el chico/a decida marcharse.
EliminarUn beso, Patricia.
Un relato que quizá hace años hubiera parecido ficción exagerada, lejos de toda realidad, pero que hoy es un día a día cotidiano que condiciona a las familias. Los que tenemos retoños lo sabemos. No hay fin de semana, ni día de diario, que no parezca hipotecado para todos (y lo remarco) por el exceso de tareas. El reparto de materias entre los padres que se plantea en tu historia es muy similar a lo que sucede en muchos casos. Cada curso se habla del sentido de los deberes, pero la sobrecarga nunca se aligera. Al final, ese esfuerzo colectivo de dudoso resultado se queda corto, como le sucede a la sufrida familia tan bien reflejada en tu historia, que en un bucle sin fin han de recurrir, además, a una academia.
ResponderEliminarUn asunto de actualidad y un problema no resuelto
Un abrazo, Asun
Angel, no sé a qué cursos te refieres en tu comentario. No creo que ese problema educativo sea tan generalizado en todos, sobre todo en primaria. Por otra parte, entiendo que la competitividad y la sobrecarga genera estrés en niños y padres. Pero no creo que la solución sea hacerlos sistemáticamente con ellos, por supuesto resolverles las dudas si nos lo demandan , pero hay que dejarlos equivocarse de vez en cuando que también se aprende de los errores.
EliminarUn abrazo.
Ayudar en los deberes les va fenomenal a los padres para repasar lo olvidado u oxidado, pero puede que no tanto a los niños. Pero no creo que la cosa cambie a corto plazo, mientras la educación se limite a traspasar conocimientos.
ResponderEliminarUn relato ácido que refleja muy bien la situación de deriva educativa en la que nos encontramos.
Enhorabuena, Asun.
Un abrazo.
Muchas gracias por tu comentario, Antonio. Está claro, se precisa un cambio.
EliminarUn abrazo.
Asun, con tu relato pones sobre la mesa ese gran debate sobre los deberes. A mi jamás me pudieron ayudar mis padres, los pobres no sabían. Yo creo que, al margen de que son excesivos, los niños deben de responsabilizarse de sus deberes con ayuda de los padres en un momento puntual que lo necesiten, pero no ser los padres lo que se lo den todo hecho. Son demasiado protectores y eso no es bueno.
ResponderEliminarBuena forma de platear el tema. Enhorabuena.
Besos
Espectacular cómo has puesto la crítica donde toca con este relato. Creo que el colegio esta totalmente desfasado (y lo digo por conocimiento de causa porque soy diplomada en educación social y el sistema educativo actual es prácticamente el mismo desde el sXIX, y la sociedad ha cambiado mucho desde entonces) muy pasivo, dónde el niño sólo escucha, además de ser unidireccional profesor-alumnos, y dónde los niños memorizan datos para luego vomitarlos en el examen y olvidarlo, y no se tiene en cuenta las diferencias individuales en los aprendizajes.
ResponderEliminarAdemás tienen a los niños saturados de deberes después de estar todo el día en el colegio. Y luego la responsabilidad de los padres que tienen que estar en todo, y a veces los sobreprotegen. En mi época mis padres desde luego no me corregian, y mucho menos me hacían las tareas... Si no se equivocan como van aprender de sus propios errores. No es que este en contra de que los padres se preocupen y participen, guiando a sus hijos y supervisando ciertas tareas. Pero creo que Asun lo ha resumido perfectamente. Y ya no digamos las actividades extraescolares... son temas muy actuales y que deberían con llevar mucha reflexión en la sociedad.
Un abrazo Asun
Asun, tocas un tema universal y de todos los tiempos: el de la educación. No sé qué civilización lo habrá resuelto mejor, pero creo que bien no lo ha resuelto ninguna, principalmente, a mi entender, por dos cuestiones, una interna, que es la de que quienes tienen los privilegios –enormes privilegios fuera de todo mérito y justicia- intentan que pasen acrecentados –si es posible- a sus hijos, y la otra porque cada país también quiere tener más poder que los vecinos, y tiene que organizarse para disponer de ejércitos y otros muchos medios de disuasión y hasta de conquista en cuanto se le presenta la ocasión.
ResponderEliminarComo lo que sé respecto a la educación actual es por conversaciones, lecturas y programas televisivos, no me atrevo a opinar de forma convincente sobre los problemas a los que tienen que enfrentarse profesores y padres, pero creo que son muchos y algunos endémicos, y no sé de dónde puede venir la solución, pues lo que veo es que muy pocos de quienes tienen mayor poder, apuestan por conseguir hacer de esos niños individuos con criterio y una rica vida interior; lo que se llama cultura cotiza a la baja, y la educación sentimental, por recordar el título de una novela de Flaubert, me parece que tampoco interesa mucho.
Lo que sí creo es que los padres de tu microcuento, dejándose llevar por las costumbres de la sociedad actual, han cometido algunos errores que, quizá, tras haber tomado la decisión de matricular a su hijo en inglés, vayan corrigiendo en el futuro.
Enhorabuena por el microcuento y un abrazo.
Yo estoy con Pablo: los niños deben apañarse por ellos mismos, saber sus deberes (nunca contesto a los whatsapp de qué han puesto o enviando foto si se han dejado el libro, ¡brrrr!). Si no entienden nada deberían preguntar en clase. Otra cosa es contestarles a pequeñas dudas (o darles el diccionario ;-)
ResponderEliminarPero es cierto que en general les ponen demsiado deberes.
También opinio como Raquel que el sistema de memorizar no es aprender, y en el mundo actual han de saber moverse para buscar información de forma distinta a nosotros a su edad.
Asun, has generado debate - buen micro!
Un abrazo.
Carme.
Interesante y polémico tema el que nos traes, Asun. La mayor parte de nuestra generación creció asumiendo sus propias responsabilidades fuera del aula. Los deberes no eran excesivos y nos dejaban un tiempo de libertad y juego en la calle.
ResponderEliminarLos escolares actuales van sobrecargados de deberes que van dedicados a los padres, bien por el exceso, por el grado de dificultad o por la sobreprotección familiar.
Como enseñante, estoy a favor del esfuerzo del alumno, pero la enseñanza tal y como la conocemos está llegando a su ocaso. Ha de ser menos magistral, más participativa, más creativa y más incentivadora de la lectura.
En fin, Ssnti habrá de esforzarse con el inglés y sus padres tendrán que pactar con el profesorado,,si es que este,,a su vez, es escuchado en los despachos donde se cuecen de manera artificial y distante las Leyes de Educación
Aunque no tengo hijos, entiendo perfectamente que metas el dedo en la llaga sobre ese tema. Aparte de si deberes, sí o deberes, no; o de que si estos son muchos o pocos, nos muestras que, en demasiadas ocasiones, parece que hay que buscar las soluciones fuera del colegio o, incluso, de casa. Y, además, que los chavales no se nos hernien por estudiar un poco. ¿Qué será, entonces, de los niños de familias sin recursos, tanto monetarios como de educación escolar de los padres? Enhorabuena, Asun. Un saludo y suerte.
ResponderEliminarComo bien dices, Asun, hay un reparto de tareas. Los padres asumen todas las materias, a excepción del inglés (se ve que son de la época en que se estudiaba francés). Así que, entre ellos dos y la academia de idiomas, harán que el niño Santi se haga el día de mañana un ciudadano de provecho. O eso piensan... Porque el esfuerzo lo harán ellos, gratis, y la academia, previo pago de cuotas mensuales. Mientras tanto, el educando no sabemos muy bien a qué dedicará el tiempo...
ResponderEliminarReflexión sesuda sobre la implicación paterna en las tareas escolares a realizar en casa, algo que yo no termino de ver y que parece que va en aumento (yo ya no estoy, afortunadamente, en esa fase).
¡Enhorabuena por tu propuesta cincuentista! Nos seguimos leyendo.
Un beso.
Muy oportuno el tema que nos traes. Parece que se nos ha olvidado que la tarea es deber del niño, aunque se le pueda echar una mano, pero no al contrario. La verdad es que este asunto en algunas familias llega a ser agobiante. Supongo que, como en todo, la clave está en la dosis. Un poco de tarea diaria es necesaria, con la finalidad de crear el hábito del estudio en el niño, ya que conforme crezca la exigencia va a ser mayor. El título muy acertado también. Muy interesante y actual tu micro, Asun. Un beso.
ResponderEliminar¿Trillizos? Original relato donde mezclas humor y realidad, ya no tan cómoda. No obstante, mejor que repartan tareas que no novias... Aunque ese sería otro relato, ¿verdad? Felicidades.
ResponderEliminarGracias por comentar, Fernando. Nos das una lectura alternativa de mi relato, en la que nadie había reparado.
EliminarUn saludo.
Estoy asombrada por el debate que ha suscitado este "Reparto de tareas". Os confieso que cuando lo escribí dudé antes de enviarlo, porque es un tema en el que cada uno tiene una opinión muy particular y no pretendía que mi micro atacara abiertamente la postura de los padres partidarios de una implicación total en los deberes de sus hijos. Espero no haber ofendido a nadie.
ResponderEliminarMe alegro de haber dado pie a estas reflexiones que estáis aportando al relato y que lo enriquecen.
Gracias por vuestros comentarios: Pilar, Raquel, Enrique, M. Carme, Carmen, Jesús, Jose Antonio y Juana.
Un abrazo a todos.
Todos nos hemos estado centrado en planificar el tiempo de estudio. Está muy bien enseñarles a resumir y sintetizar, a hacer esquemas y a optimizar su tiempo para que después los niños pueda organizarse sólo. Pero no habíamos caído en que en esto también se puede "derivar", jajaja. Esto es organización en equipo y lo demás tontería.
ResponderEliminarSiempre nos dan lecciones.
Muy bueno, Asun. Besotes.
Una cosa es darles las bases para su formación y otra bien distinta construirles todo mientras ellos se limitan a mirar.
EliminarUn abrazo, Olga.
Asun, has traído un tema que genera mucho debate y eso siempre es interesante y además, creo yo, que para bien. Me explico, cuando se habla mucho de un tema es porque hay interés en él, sea de la forma que sea. El paso siguiente sería actuar en consecuencia.
ResponderEliminarCentrándonos en deberes de los escolares en España, supongo que cada uno en su casa tiene su caso, en el mío, mis hijas traen muy pocos deberes, porque hacen prácticamente todo en el colegio. Soy partidaria de muy pocos deberes para casa, ya que bastantes horas pasan en el colegio.
Y respecto a la crítica tan bien expuesta en tu relato, concerniente a que los padres hagan las tareas escolares de los hijos, pues les doy un CERO PATATERO a los padres. Basta ya de proteger tanto a los "polluelos", un día vamos a ver a los padres yendo a entrevistas de trabajos por los hijos... el acabose. ¡Ya está bien!
Y para rematar, diré que conozco un caso muy de primera mano en el que los padres de una hija única se preparaban las materias "a pachas" y luego con el boletín de notas en la mano y delante de la pobre criatura, se echaban en cara las notas... PATÉTICO.
Felicidades, un relato de los potentes.
Un beso grande.
Malu.
Por desgracia cada vez hay más padres que practican la hiperproteccion hasta límites insospechados. El ejemplo que cuentas de los padres de la hija única raya el esperpento.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Un beso, Malu.
Me sumo al debate, "no" a la implicación de los padres hasta el extremo de anular la responsabilidad de los hijos. Ayuda "sí", pero en motivación y en dudas puntuales. Muy bueno, Asun. Un abrazo.
ResponderEliminarTu relato, Asun, me trae a la mente una anécdota contada por una compañera, que es madre. Se enorgullecía la mujer porque, dijo: "ME había puesto un nueve" (en el trabajo que se suponía que había escrito su hijo en casa). En fin, yo me uno a los que consideran que los deberes de clase los debe hacer el propio alumno, esforzándose en descubrir la respuesta correcta a las preguntas que se le planteen. Eso sí, quizás el exceso de deberes sea algo que provoque el efecto contrario al deseado.
ResponderEliminarBesos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa picaresca infantil, para eludir el esfuerzo, reflejada en este ingenio.
ResponderEliminarBuena suerte, Asun.
Aunque pueda parecer una parodia de la realidad, creo que no se va mucho de lo que ocurre en muchos hogares. Posiblemente ahora seamos demasiado protectores, aunque también es cierto, en mi opinión, que el sistema educativo actual necesita una reforma, ¡otra!, pero esta racional y profunda. Creo que cuando de verdad se aprende es cuando se tiene curiosidad por saber, y del modo que se hace ahora solo se potencia el rechazo y el hartazgo.
ResponderEliminarMuy bueno, Asun.
Un fuerte abrazo.