Su mejor aliado
"Quien bien te quiere te hará llorar", recordaba haber leído en algún libro. ¿Por qué, entonces, no se sentía amada? A través de la ventana unos tímidos rayos de sol le daban los buenos días. Estaba de suerte: podría llevar los niños al colegio sin tener que soportar miradas inquisidoras.
Hola Fina, el amor hace sufrir tanto, y tu protagonista llora pero no es por amor, es por falta de amor...y hay algo más que leo entre líneas que le provoca esas lágrimas.
ResponderEliminarBue relato, Fina.
Besos.
Fina, con delicadeza nos traes el sentimiento de pena de una mujer, como tantas otras que sufren por desamor. Sugieres más que muestras y, por ello, me parece un buen relato. ¡Felicidades!
ResponderEliminarBesos.
Extraordinario, Fina. Un relato para leer sin gafas de sol, tanto quienes pasan por esas situaciones como los que las contemplan sin ver. Sin mencionar a los sinvergüenzas que las provocan.
ResponderEliminarAplausos.
Sutil, pero directo, Fina. El que quiera leer entre líneas que lea porque ahí es donde está tu mensaje contra la violencia de género. Muy buen microrrelato.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Ahh!Es por las gafas de sol, me he levantado espesa. Me gusta el relato FNR es sutil y nos da lo preciso para adentrarnos en el universo de la personaje. Un marido e hijos, el primero la hace llorar y encima, no se siente amada ni siquiera... Se puede leer la opresión de su día a día. Además el título alude tanto al sol, que le da la oportunidad de esconder sus golpes tras unas gafas de sol (para evitar algo que duele más que los golpes, y es la humillación pública... la evidencia de que han pisoteado tu dignidad), o su propia pareja, que debería ser su mayor aliado...
ResponderEliminarSuerte con las votaciones y un abrazo.
Cuánto miedo y angustia debe acumular una persona para encontrar alivio en el pretexto peregrino de un día de sol para cubrir las huellas del calvario cotidiano.
ResponderEliminarCon tacto y sensibilidad has tocado un tema candente y, sutil, queda entre líneas el aprobio sufrido por la mujer víctima.
Un hermoso, aunque doloroso texto. Saludos, Fina.
Un micro que oculta tanto como muestra. A pesar del lastre emocional de la cara oculta del amor, o quizás, de la tortura de su peor naturaleza animal, amagas una esperanza arrancada de lo cotidiano, de esas pequeñas cosas que nos rodean y que intentan cogernos sutilmente de la mano.
ResponderEliminarUn relato de delicada protesta, de resignada fuerza que en cualquier momento podría dejar de resignarse.
Me ha gustado mucho tu historia, Fina.
Un abrazo.
"Quien bien te quiere te hará llorar" es una frase delicada, en el límite entre la buena intención y todo lo contrario. Un personaje presente pero al que no se nombra ha traspasado todos los límites de esa afirmación, pero por el lado oscuro, como oscuras han de ser las gafas que oculten las consecuencias de su cobarde tropelía. Sabemos que ese individuo infame es el peor enemigo de tu protagonista, como también, por contraposición, que el sol es "su mejor aliado". Todo ello se apunta sin contarlo expresamente, lo que concuerda con el silencio espeso y vergonzante con el que ha de cargar esa mujer, sin duda, otro personaje más de este buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo, Fina
ResponderEliminarBuen relato, Fina, de una extraordinaria sutileza.
Y una vez más, malditos sean los que golpean y maltratan.
Besos.
La sutileza del relato me ha hecho releerlo y está clara la evidencia de una mancillada dignidad a la que, por desgracia, sobran las palabras y creo que se aúnan los sentimientos de rechazo a determinadas conductas.
ResponderEliminarMuy buen relato, Fina.
Un fuerte abrazo.
Quien bien te quiere, no te hace llorar. Hace que te sientas bien. Yo no sé de dónde han salido esos refranes o dichos populares...
ResponderEliminarPedazo de relato Fina, muy bien hilado, diciendo sin contar y teniendo al sol como aliado para poder llevar gafas de sol, tan socorridas para ese tipo de circunstancias.
Sabes que me encanta leerte y me alegra que estés por aquí.
Un beso grande.
Malu.
Muchísimas gracias a todos. Es alentador leer tal lujo de comentarios de quienes me dejáis siempre con la boca abierta con vuestras historias.
ResponderEliminarBesos.
Nos enseñas una existencia muy amarga y monótona, condenada a las obligaciones diarias, nos enseñas (sin decirlo expresamente) que su mejor aliado le permite ocultar su tristeza tras unas gafas de sol.
ResponderEliminarGenial y trágica a la vez, Fina.
Un beso, me alegro de volver a leerte tras el descanso de 50.
"Si al amor le quitamos la "r" de respeto, ¿qué nos queda?, el amo que nos esclaviza". Creo que algo parecido está viviendo la protagonista de tu triste pero estupendo relato. Deseemos que no se consuele con las gafas de sol y sea capaz, antes de que sea tarde, de alejarse de esa persona que le ensombrece la vida. Por desgracia, la realidad nos muestra cada día casos como el que nos cuentas. Un abrazo, Fina.
ResponderEliminarFina, hay refranes que representan la mentalidad de otros tiempos, entre ellos el que inicia tu relato. Nos has contado de forma sutil y delicada la situación de malos tratos a la que se ve sometida la protagonista y que de forma excepcional hoy podrá salir a la calle sin tener que esconder las huellas de su dolor.
ResponderEliminarEl machismo mata y es de agradecer relatos como el tuyo, que dan visibilidad al problema.
Muy buen relato. Enhorabuena y gracias por como has tratado el problema.
Besos.
Con cuanta delicadeza das un puñetazo directo a la boca del estómago. El horror que se vive en casa se oculta tras unos cristales tintados, y para evitar miradas, el sol debe hacer de aliado. Muy bueno, Fina, felicidades. Un beso.
ResponderEliminarTriste y real, por desgracia. Me encanta la sutileza con la que abordas tan terrible problema. Un abrazo.
ResponderEliminarFina, de que forma tan genial nos hablas del maltrato. Muy bueno ese juego del sol y las gafas para darnos a entender como oculta las huellas de los golpes.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Besos.
Sutilmente nos lanzas un mensaje desgarrador sobre la lacra del maltrato. Muy bueno. Enhorabuena, Fina. Un abrazo.
ResponderEliminarFina, haciendo gala a tu nombre, un relato lleno de finura, pues con sutileza nos dejas en la cabeza alojada la triste y dura historia de tu protagonista, utilizando palabras bellas y amables. ¡Pero qué buena eres! Me encanta.
ResponderEliminarPablo.
Un amargo relato de la realidad que casi a diario nos agobia y nos humilla. Esa mujer resignada a la clandestinidad de sus gafas de sol nos da la pista de la sumisión en la que se halla. Pero has sido tan sutil en la manera de contarnos la historia que hasta se esquiva el dramatismo.
ResponderEliminarEnhorabuena, Fina.
Un abrazo.
Para disfrutar de la hermosa tristeza que emana de tu texto no me hacía falta conocer de forma clara quien era ese aliado, pero reconozco que con la ayuda de los comentarios de los compañeros lo disfruto aún más. Suerte, Fina, y gracias por meternos el dedo en el ojo. Un saludo.
ResponderEliminarEs triste tener el sol por mejor aliado para poder tapar sus moratones... Debería tener una buena amiga que le aconseje abandonar a semejante tipejo.
ResponderEliminarLamentablemente son muchas las que no se deciden a ello... Relatos como éste, que nos hace pensar sobre ello, deberían leerse y trabajarse en los institutos, que es donde se ha de empezar a conscienciar a la juventud para que no vean "natural" ningún tipo de maltrato a otra persona y que no lo consientan.
¡Bien por esa sutileza!
Un abrazo.
Carme.
¡Qué sutileza, Fina, demuestras tener en este cincuenta que nos dejas, precioso a pesar del dramático tema que abordas!
ResponderEliminarComienzas con un conocidísimo refrán que la sociedad suele emplear para justificar lo injustificable, porque ¿quién puede amar a alguien a quien hace llorar, a quien hace sentir infeliz? Luego, para rematar la historia, nos deslizas algo que, en principio, suele ser agradable y positivo, como es la presencia del sol (en tantos días grises como seguramente le toca vivir a esta mujer), tan vivificante siempre, para que entendamos que el astro rey, ese día al igual que otros, se convierte en su aliado para ayudarle a ocultar, por un lado, los restos de la violencia machista y, por otro, para evitar que esa misma sociedad, que justifica tal crueldad mirando para otro lado, se deje caer con preguntas del todo innecesarias e incómodas.
¡Enhorabuena! Me ha gustado tu planteamiento y la manera de contarlo. Buen microrrelato, amiga. Nos seguimos leyendo.
Un beso.
Gracias, gracias, gracias. En verdad es un gustazo formar parte de este extraordinario grupo y aprender de todos vosotros.
ResponderEliminarUn abrazo.
No vendría mal una actualización de los dichos populares en la que se eliminaran o se diera la vuelta a algunos tan nocivos como este. En cualquier caso me alegro del optimismo que aportan esos rayos de sol por la ventana. No estaría nada mal que la suerte de esa mañana se convirtiera en diaria.
ResponderEliminarEnhorabuena, Fina. Relato lleno de delicadeza y contención.
Un abrazo.
La sabiduría popular en ocasiones tiene poco de sabia. Gracias por tus palabras, Enrique.
ResponderEliminarUn abrazo.
Delicado relato para sacar a la luz una dura realidad que, desgraciadamente, demasiado a menudo permanece oculta tras unos cristales, ya sean de unas gafas, ya sean de un hogar. Magníficamente expuesto. Enhorabuena, Fina.
ResponderEliminar