Último asalto
Los golpes le acompañaron desde el nacimiento cuando la prostitución lo abandonó en un hospicio.
A golpes logró abrirse camino, así consiguió éxito, fama y dinero. Pero la vida le volvió a golpear y lo lanzó a lo más profundo.
La muerte lo encontró abrazado al olvido y la locura.
A golpes logró abrirse camino, así consiguió éxito, fama y dinero. Pero la vida le volvió a golpear y lo lanzó a lo más profundo.
La muerte lo encontró abrazado al olvido y la locura.
¡¡Pu** vida!! Dicho con toda la acritud posible...
ResponderEliminarJavier, en tu magnífico cincuenta, nos relatas una historia dura (entiendo que la de un boxeador, aunque podría ser la de cualquiera) como si de un combate pugilístico se tratara (no cabía otra forma). Una vida echa a base de golpes que concluye de la única manera posible: ¡por K.O.! Eso sí, pones un punto de ternura con el olvido y la locura con los que concluyes tu microrrelato. Los lectores nos podremos enternecer, pero la muerte, implacable siempre, no tiene piedad ni ahora ni nunca.
¡Enhorabuena! Nos seguimos leyendo...
Un abrazo.
José Antonio, muchas gracias por tu comentario.
EliminarTienes razón, es la vida de un boxeador, aunque como muy bien dices se podría aplicar a la vida de muchas personas.
En concreto este relato me vino la inspiración cuando el pasado mes de noviembre escuche por la radio, en concreto en el programa "A vivir que son dos días" una necrológica que hicieron sobre la muerte del boxeador de Zaragoza,Perico Fernández, y he querido reflejar su vida y la de muchos boxeadores.
Un abrazo enorme y b¡nos leemos, José Antonio.
En la vida de cualquier persona se reciben muchos golpes y se dan, también, sea voluntaria o involuntariamente, a gente que nos rodea. Me gusta mucho tu relato, Javier. Mi lectura es sólo una de las posibles que ofrece tu micro. Desde luego, leerlo como la vida de un boxeador es ya, en sí mismo, meritorio.
ResponderEliminarFelicidades, Javier.
Besos.
María José, gracias por tu comentario.
EliminarTienes toda la razón, este relato se puede aplicar a la vida de cualquier persona, ya que en la vida mucha veces son los golpes los que nos van enseñando. Pero como le he contestado a José Antonio es la vida de un boxeador.
Besos, María José.
Hola Javier. No había tomado tu relato desde la lente de un boxeador, aun teniendo en cuenta el título. Me llevó en un principio a un juego de palabras magistralmente construido en cincuenta palabras. Sea de una manera y otra, tu frase final de una vida resumida en olvido y locura es demoledora. Felicidades. Un abrazo.
ResponderEliminarCristina, muchas gracias por tu comentario, en realidad este relato se puede aplicar a la vida de cualquier persona, todos recibimos golpes, caemos y nos volvemos a levantar, intentamos mantenernos en pie y aguantar todos los golpes.
EliminarBesos, Cristina.
Triste destino para una persona que parece que lleva una maldición escrita en su biografía desde su nacimiento.
ResponderEliminarBuena vuelta, Javier.
Un abrazo
Pablo, muchas gracias por tu comentario.
EliminarTienes razón una vida marcada desde el principio.
Un abrazo, Pablo.
Como se suele decir, hay personas que nacen con estrella y otras estrelladas. Tu protagonista es de los segundos. Cuando lo he leído me ha traído a la memoria a José Manuel Ibar "Urtain". Aunque luego he visto que no se ajustaba a su biografia. Hay muchas personas reflejadas en tu micro, que desde un origen muy desfavorecido han conocido el éxito a fuerza de luchar, pero por diferentes circunstancias han acabado hundiéndose. Muy interesante para la reflexión, Javier.
ResponderEliminarJuana, muchas gracias por tu comentario, muy acertado.
EliminarEn mi relato se pueden ver reflejada la vida de muchas personas, como tú muy bien dices.
Besos, Juana.
No se puede generalizar, pero se ha cumplido muchas veces que gran número de boxeadores han tenido un origen humilde, cuando no difícil. De entre ellos, a base de esfuerzo y corazón, unos pocos han logrado fama y dinero. Por desgracia también, una vez que su época ha pasado, no han sabido administrarlo debidamente, se han metido en negocios que fracasan o cosas peores. Es triste, tras una vida de lucha, tener un desenlace asociado a esas palabras terribles: "olvido" y "locura", perder el último asalto después de pasar tanto, pero no todos los finales pueden ser felices, alguien tiene que contarlo, tú lo has hecho, como siempre, muy bien, y a mí, como siempre también, me alegra mucho poder leerte.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Javier
Ángel, muchas gracias por tu comentario.
EliminarLa vida es así, y en el caso de los boxeadores más aún, a la dureza del cuadrilátero unen el no saber, en muchas ocasiones, administrar su vida fuera de él.
Un abrazo muy fuerte, Ángel.
Javier, nos relatas con mucha sensibilidad la dura vida de Perico Fernández y que muchos desconocemos. Parece que el destino está escrito desde el nacimiento. La vida, a base de mucho esfuerzo, le dio una oportunidad, pero tal vez no supo aprovecharla y de nuevo cayó al abismo desde el que ya no pudo salir. Muchos boxeadores acaban muy mal debido a los golpes que reciben tanto en el cuadrilátero como fuera de el, por la usura de quienes los representan o asesoran. En este caso, no sé que es peor, si el olvido o la locura. Juntas, son demoledoras.
ResponderEliminarExcelente relato.Enhorabuena.
Besos muy muy apretados.
Pilar,muchas gracias por tu comentario.
EliminarSí, es la vida de Perico Fernández, pero puede ser la vida de muchos boxeadores, incluso la de muchas personas. En este caso su vida fue una montaña rusa, con subidas a lo más alto y luego bajada a los abismos, de donde al final ya no pudo salir. Y al final tal como escribo en el relato y habéis remarcado Ángel y tú, solo le queda el olvido y la locura, un final muy triste, o demoledor como tú dices.
Muchas gracias y muchos besos, Pilar.
La vida de una persona muchas veces está marcada por las circunstancias en las que ha nacido. Luego, cada cual puede escribir su propia historia, sí, pero ya dentro del renglón que le ha sido asignado de antemano.
ResponderEliminarUn abrazo, Javier.
Carles, gracias por tu comentario. Tienes razón, pero hay que intentar luchar contar esas circunstancias e intentar lograr lo mejor para uno..
EliminarUn abrazo, Carles.
Aquí, como te puedes imaginar, se sintió mucho la muerte de Perico Fernández. Pero también él golpeó a la vida, no solo recibió golpes, así como las personas que intentaron ayudarle y no lo consiguieron porque no se dejó. Un caso muy triste y que ha dejado mucha pena a su alrededor. Tu relato es un bonito homenaje, dentro de su tremenda historia.
ResponderEliminarAbracicos, escritorazo.
Patricia, gracias por tu comentario.
EliminarEs verdad, la vida le golpeó, pero él también golpeó a la vida y como tu dices a los que intentaron ayudarle.
Como he comentado, al escuchar la noticia de su muerte, y ser un personaje que siempre me llamó la atención, me inspiró para escribir este relato.
Besos.
Javier, para mi gusto, de lo mejor del mes... Qué duro, poético y bello a la vez. Me ha encantado.
ResponderEliminarFernando, muchas gracias por tu comentario, me has emocionado al leerlas, gracias de corazón.
EliminarUn abrazo enorme.
Javier, relatas la vida del boxeador, pero puede aplicarse a tantas vidas marcadas por la desgracia, como si estuvieran en un combate permanente. El final es muy duro, pero lo has embellecido con tus palabras.
ResponderEliminar¡Enhorabuena! El micro es magnífico. Siempre es un placer leerte. Besos.
Carmen, muchas gracias por tu comentario.
EliminarTienes razón, este relato se puede aplicar a la vida de muchas personas. Todos luchamos de una u otra forma en la vida.
Me alegra que te haya gustado.
Besos.
Brutal, Javier, brutal. Desde el título, hasta la última frase, que por sí sola ya es un micro en toda regla.
ResponderEliminarNos vas desgranando una vida llena de desgracias, desde el nacimiento hasta la muerte.
No quiero decir más para no estropearlo.
Enhorabuena, amigo. Te mando un beso grande y mis felicitaciones.
Malu.
Malu, gracias por tu comentario, tú puedes decir lo que quieras, nunca puedes estropear nada.
EliminarEs una vida llena de desgracias, vivida a golpes.
Yo opino como tú, la última frase me encanta.
Gracias y un beso enorme.
Al leer el micro no pensé en ningún boxeador, la vida nos golpea, en mayor o menor medida, a todos, y con esto me he quedado.
ResponderEliminarMaite, gracias por tu comentario.
EliminarYa he comentado que este relato se puede aplicar a la vida de cualquiera, todos luchamos en la vida según las circunstancias que nos rodean.
Besos, Maite.
Hay vidas que abren paso a fuerza de golpes, que consiguen el éxito con ellos, que llegan a la muerte maltrechos y con la locura del olvido grabada en la mente y en su cuerpo.
ResponderEliminarFantástico 50 Javier.
Un abrazo de los grandes.
Belén, gracias por tu comentario, no tengo nada que añadir, lo has resumido muy bien.
EliminarGracias por lo de fantástico.
Besos.
Golpe a golpe, párrafo a párrafo, marcas a cincel un destino imposible de esquivar. Una biografía que, con pocas palabras, dibuja una gráfica de altos picos y hondos valles, el último tan profundo que fue imposible salir de él.
ResponderEliminarEnhorabuena, Javier. Muy bien conducida una historia tan triste como bien contada.
Un fuerte abrazo.
Antonio, muchas gracias por tu comentario.
EliminarTienes razón es una vida de subidas y bajadas, hasta que de la última caída es imposible levantarse.
Gracias, Antonio, un abrazo enorme.
Queda reflejada perfectamente en el relato el desequilibrio de una vida marcada por una huella tan profunda en su infancia. Aquel dicho popular de los toreros de "más cornadas da el hambre" podría aplicarse al protagonista de tu historia, Perico Fernández, a quien por otra parte, pudimos seguir en su carrera deportiva y en algunos desatinos de su vida social.
ResponderEliminarComo siempre, Javier, un estupendo micro que humaniza el lado más crudo de la realidad.Un abrazo.
Manuel, muchas gracias por tu comentario, sí, también se le puede aplicar ese dicho que has nombrado.
EliminarUna vida a la que no supo amoldarse cuando el éxito y el dinero estaban con él.
Un abrazo, Manuel.
Es bastante frecuente que las personas de origen social muy humilde que llegan a alcanzar fama y fortuna no sean capaces de adaptarse a esta nueva vida y caigan en profundos abismos, que pueden ser de muy distintas características. Desconocía a este boxeador, no soy nada aficionada al boxeo, pero esa trayectoria vital tan trágica es común a muchos artistas, futbolistas, cantantes...
ResponderEliminarUn abrazo, Javier. Una genialidad tu micro.
Asun, muchas gracias por tu comentario, yo tampoco soy aficionado al boxeo, pero siempre me ha llamado la atención la vida de estas personas que no asumen en éxito, ya sean boxeadores o estrellas de cualquier tipo. En este caso por la similitud entre ese llamado "deporte del boxeo" y su vida, en donde tantos golpes recibió él, como él le dio a la vida, ya que en muchas ocasiones no se dejo ayudar.
EliminarGracias, Asun, besos.
Mientras oigo sonar de fondo a Simon y Garfunkel, recuerdo a Perico a Poli, a tantos frutos del hambre y de la necesidad y recuerdo aquella estrofa de la canción: "yo me marcho, yo me marcho, pega duro y no se va". Boxeadores o no la vida es eso, tratar sobre todo de encajar los golpes para poder seguir peleando al día siguiente. Fenomenal relato.
ResponderEliminarManuel, muchas gracias por tu comentario, al leerlo yo también parece que escucho esa canción. Y tienes mucha razón la vida es saber encajar los golpes, y siempre lograr levantarse de la lona, no darse por vencido nunca.
EliminarUn abrazo, Manuel.
Todo una vida en unas cuantas palabras. Con ellas consigues que evoquemos películas, canciones, novelas... dedicadas a aquel que parece haber nacido para perder, ya sea en el boxeo o en la vida. Me ha gustado, Javier. Un saludo y suerte.
ResponderEliminarJesús, gracias por tu comentario.
EliminarTienes razón, puede ser la vida de un boxeador o de cualquiera, todos recibimos golpes, solo hay que aprender a encajarlos y mantenerse en pie.
Un abrazo, Jesús.
Pufff, que vida tan espantosa! Está abarrotada de golpes. Yo creo que todo hace referencia a su primer golpe: el abandono, el no sentirse querido... El resto de su vida está lleno de altibajos, que no sabe o no puede encajar. Fatídico final.
ResponderEliminarMuy bueno, Javier. Besos.
Olga, gracias por tu comentario.
EliminarComo he dicho en otros comentarios su vida es como si fuese una montaña rusa, con subidas y bajadas.
Besos, Olga.
Así es la vida, golpea y golpea, nosotros solo podemos esquivar o, en su defecto, encajar como buenamente podemos sus golpes. En este caso tu protagonista recibe los golpes de la vida de forma literal. Me ha gustado mucho, Javier, felicidades. Un beso.
ResponderEliminarMatrioska. gracias por tu comentario.
EliminarExactamente eso es la vida en encajar, y saber mantenerse en pie.
Besos, Matrioska.
Muy buena historia la del boxeador y muy buena alegoría de la vida y de las maneras de vivirla.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu relato.
Un fuerte abrazo, amigo Javier.
Isidro, gracias por tu comentario.
EliminarEs la vida de un boxeador, pero es la vida de cualquier persona.
Un abrazo enorme, Isidro.
¡Oh, Javier es desgarrador!
ResponderEliminarMe gusta mucho como trazas la historia, brutal y desgraciada del personaje. Un título muy acertado. Tus cincuenta palabras te dejan "Kao"
Besicos
Carmen, gracias por tu comentario.
EliminarSí, un personaje desgraciado desde que nació.
Me alegra que te guste el título.
Besos, Carmen.
Un relato desgarrador donde los golpes que realmente hacen daño son los que te da la vida, noqueando tu futuro. Muy bueno, Javier. Un abrazo.
ResponderEliminarSalvador, gracias por tu comentario.
EliminarSí, pienso como tú, la vida real es la que más golpes da.
Un abrazo, Salvador.
Para describir la vida valen muchas metáforas, la que tú has elegido –el boxeo- indica muy bien que para millones de personas la vida es una lucha sin apenas descanso. Y ya se sabe que, al final, todos perdemos ese combate por nocaut.
ResponderEliminarEl protagonista de tu microcuento tuvo un mal inicio en la vida, y esa es una realidad universal, una injusticia tremenda. Esas diferencias ya desde el principio son sangrantes, pero ninguna sociedad humana, por muy avanzada que esté, consigue cambiarlas.
Al respecto, y pensando en el mundo del boxeo, me viene a la cabeza la película Más dura será la caída, que va sobre la vida de un boxeador, con Humphrey Bogart haciendo el papel de un humano periodista deportivo que es el único que ayuda al derrotado y humillado boxeador utilizado por los buitres de siempre.
Desde luego, el mundo del boxeo es uno donde más puede darse el personaje que tú describes, pero también en otros deportes y en otros ámbitos que elevan a la estrella del momento para luego dejarlo en el olvido, y si el personaje en cuestión no tiene un poco de cabeza puede acabar de la peor de las maneras, como Perico Fernández, como Urtain, pues todos esos mundos están infectados de individuos sin escrúpulos cuyo único dios es el dinero.
Así que triste y verídica historia la que nos traes, pero necesaria, para que no se nos olvide lo que decía Dostoievski, exagerando a mi entender: “Todos somos responsables de todo, por todos y ante todo”.
Enhorabuena pues, pues este magnífico microcuento, Javier, un abrazo.
Enrique, muchísimas gracias por tu comentario, como siempre completísimo y acertado.
EliminarNo solo los boxeadores, sino muchas estrellas del deporte, y de muchos artes no saben adaptarse al éxito, a ese estar arriba como en una burbuja, pero luego cuando la burbuja se rompe y los devuelve a la realidad el impacto es brutal.
De nuevo te agradezco mucho tu comentario.
Un abrazo enorme, Enrique.
Algunos nacen con estrella y otros, estrellados.
ResponderEliminarEste mes veo que el nivel es alto. Tantas ansias de que se reanudará ha eclosionado sin duda.
Un abrazo Javier
Raquel, gracias por tu comentario, que es un buen resumen de lo que quería decir con mi relato.
EliminarBesos, Raquel.
Javier, a pesar del título y de algunos comentarios previos, no he imaginado la vida del protagonista dentro del boxeo. Creo que tristemente este patrón se repite en muchos casos: niños con inicios duros derivan a vidas aún más duras, donde los golpes son continuos (dar y recibir) y la vida parece un conjunto de asaltos. Y ya se dice eso de quien a hierro mata, a hierro muere.
ResponderEliminarMuy bien escrito.
Un abrazo.
Carme.
Carme, gracias por tu comentario.
EliminarSí, aunque fue la vida de un boxeador lo que me inspiró este relato, está claro que se puede aplicar a la vida de muchas personas, ya sea por su origen o por los distintos caminos por los que la vida las lleva.
Besos, Carme.
En tu personaje, has sintetizado el horror de una vida, o de la vida.
ResponderEliminarGolpe tras golpe, nos van moldeando hasta el resultado final. Una escultura débil que se rompe en la caída.
Me ha parecido una extraordinaria metáfora.
Saludos afectuosos, Javier
MªJesús, gracias por tu comentario.
EliminarMe gusta el símil que haces de mi relato con moldear la vida, esa escultura débil que se rompe.
Besos, MªJesús.
Gran final para un duro y sugerente relato, Javier. Nada mejor que los golpes para representar la respuesta humana ante las agresiones de una vida injusta e ingrata. A mí me ha recordado a aquel “poor boy” de The boxer, una canción que posiblemente haya marcado la adolescencia de muchos de nosotros.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo.
Enrique, muchas gracias por tu comentario.
EliminarTienes toda la razón esa canción, The Boxer, viene muy bien para este relato.
La vida queramos o no se construye a base de golpes.
Un abrazo, Enrique.
Demoledor y alegórico relato. De forma exquisita haces un homenaje a una de tantas vidas marcadas por todo tipo de golpes. Enhorabuena, Javier.
ResponderEliminarFlor, nuchas gracias por tu comentario. Es así, una vida totalmente hecha a golpes.
ResponderEliminarBesos, Flor.
Hermoso y trágico relato nos dejas Javier, dan ganas de conocer más detalles de la historia que cuentas. A veces el destino, o suerte o karma es inentendible en sus resultados, pero mantengo la fe de que todo es por algo, que no lo veamos no significa que no lo hay.
ResponderEliminarAprovecho, si no lo hiceantes, de agradecer tu cariñosa dedicatoria a mi copia del libro "El Bosque de las Palabras". Muchas muchas gracias. Un abrazo enorme para ti y Pilar.