Así empezó todo
Les pidió que difundieran su mensaje: salieron corriendo a la Oficina de Patentes.
Registraron su nacimiento, los panes y los peces, el crucifijo y la semana de pasión. Sus descendientes obtuvieron el monopolio del bien y del mal.
Hasta su amiga, la pecadora, se forró vendiendo pastas para el desayuno.
Registraron su nacimiento, los panes y los peces, el crucifijo y la semana de pasión. Sus descendientes obtuvieron el monopolio del bien y del mal.
Hasta su amiga, la pecadora, se forró vendiendo pastas para el desayuno.
Todo tiene un comienzo y, cuando las cosas empiezan, nunca se sabe cómo terminan. Pasión, fe, misticismo, guerras, poder, negocios... cuantas cosas desde que aquel (o Aquel) a quien aludes sin nombrarle pidió que difundieran su mensaje. Una parte de la Historia vista desde una perspectiva práctica y mercantil.
ResponderEliminarUn saludo, Pepe
Pepe, como quien no quiere la cosa tu relato cuenta una verdad cierta. Sin querer herir sensibilidades, parte de la iglesia es realmemte un negocio puro y duro, están más atados a los bienes terrenales que lo que su "fundador" quisiera.
ResponderEliminarTu frase final es muy buena.
Buen relato, Pepe, me ha gustado.
Un abrazo.
En cualquier circunstancia se puede dar una oportunidad de negocio, un nicho de mercado. Y esta está claro que lo tuvo casi desde el primer momento. A partir de ahí ya sabemos cómo fue creciendo la empresa. Hasta llegar a hoy en día, en que la sociedad, aunque no sea anónima, funciona como si lo fuera.
ResponderEliminarIronía pero sin herir. Bueno, un poquillo...
Buen cincuenta, Pepe.
Un saludo.
Qué buena parodia de los inicios del capitalismo de mercado. Sospechosa aquella multiplicación de los panes y los peces (seguro que escondía algún procedimiento industrial) y no te digo lo de convertir el agua en vino, las primeras bodegas empezaban ya a perfilar sus estrategias comerciales.
ResponderEliminarGoloso relato lleno de ironía sarcástica, buenísimo. Saludos, Pepe.
El golpe de la pecadora es genial, Pepe.
ResponderEliminarEste mes te has ganado el cielo.
Pepe, has reescrito la Biblia, muy buena actualización.
ResponderEliminarBesos
Recuerdo ahora un programa sobre publicidad en el que un experto comentó que la mejor campaña de mercadotecnia era el cristianismo con sus logos, anuncios y símbolos. Me encantó y tú me lo has recordado. Buen micro y... excelente anuncio, te guste el producto o no.
ResponderEliminarIngenioso. Lástima que Judas no pudiera subirse al carro.
ResponderEliminarSaludos, Pepe
Muy acertado Pepe como siempre. Menudo monopolio y multinacional más bien montada. Respetando las creencias de todo el mundo claro está. Tu enfoque me parece sublime.
ResponderEliminarUn abrazo
Pepe, además de divertido, que lo es, de original, que también lo es, una buena descripción de muchos de los que están aprovechándose de ser ministros de Jesucristo para vivir como Dios.
ResponderEliminarDesde luego, no todos son iguales. Conozco algunas congregaciones que son dignas de ejemplo, que cuidan de chicos abandonados con discapacidad, ancianos enfermos, o misioneros que dan la vida por los demás, que no entran dentro de mi definición de ministros, en toda su extensión.
Un gran micro, Pepe.
Pablo.
Muchas gracias a tod@s por vuestros comentarios. Un abrazo.
ResponderEliminarGenial relato.
ResponderEliminarMe ha encantado, Pepe.
Un abrazo.
Hay quien pone como ejemplo de visión comercial a José Barroso, sobre todo por aquel dinero que ganó en sus comienzos, en un solo día, vendiendo banderitas adhesivas de España en el entierro de Franco. Pero es evidente que otros le ganan de calle.
ResponderEliminarNada como el humor para que las críticas sean eficaces. Pero es que además llevas más razón que un santo.
Enhorabuena, Pepe.
Un abrazo.
Tu microcuento lo adscribiría en la línea del chiste de Gila que, si no recuerdo mal, estando frente a la basílica de San Pedro, dijo algo parecido a lo que sigue: “Mira estos lo que han conseguido, y empezaron con un pesebre”.
ResponderEliminarLas enormes riquezas de todas las iglesias del mundo, su pretensión de ser poseedores de la verdad absoluta, de ser ellos los gestores del mensaje de ese personaje llamado Jesucristo que no dejó nada escrito de su propia mano, dejan multitud de cabos sueltos y un espacio inmenso para la crítica y para el humor, una de las pocas armas eficaces contra los totalitarismos de todo cuño. Dice Cioran que las religiones son cruzadas contra el sentido del humor. Y, en mi corto entender, sin humor no hay nada. Y tú, Pepe, en este microcuento has derrochado mucho humor y una critica certera. Mi enhorabuena y un abrazo.
Original y divertido, a nadie le falta tiempo para "pillar cacho". Aquí el que no corre, vuela, desde el principio de los tiempos y hasta el día de hoy. Bueno... y lo que queda...
ResponderEliminarMuy buen micro crítica.
Un beso.
Malu.