El regalo

Andrés se mostraba ansioso. Pretendía desenvolver el regalo con rapidez, pero sin romper el precioso papel. Fue imposible. El amasijo que formó con él dio lugar a una pelota, redonda y perfecta. Usarla como balón y pensarlo, todo fue uno. La madre, resignada, dirigía su mirada hacia el arrinconado videojuego.
Escrito por María José Viz Blanco

54 comentarios :

  1. MªJosé, cuanta razón tienes con tu relato, la cantidad de veces que los niños se quedan con el envoltorio, olvidándose del regalo del interior.
    Buen relato, MªJosé.
    Besos.

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    1. Gracias, Javier. Me alegro de que te guste la idea del micro. Es muy sencilla, pero pienso que da para pensar un poco.
      Un abrazo, amigo.

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  2. Ojala que hubiera más niño como tu protagonista, si es que lo es en realidad, que parece dispuesto a disfrutar más con su propia imaginación que con lo que parece creado para lentificarla, aunque creo que hay estudios que dicen que esos juegos ayudan a desarrolarla. Sea como sea, me ha gustado lo que nos cuentas. Un saludo y suerte, María José.

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    1. Gracias, Jesús. Cuando éramos niños, cualquier cosa nos servía para distraernos. Ahora noto que la infancia se vive de otro modo, menos espontáneo, quizás.
      Besos. AA.

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  3. M. José, a veces nos empeñamos en regalar a los niños cosas costosas y sofisticadas, cuando lo que de verdad les gusta es abrir los regalos para jugar con la caja que los contiene o con el papel que los envuelve.
    Muy bien contado.
    Besos apretados.

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    1. Gracias, Pilar. Se podría pensar que lo que es llamativo o importante para unos seres humanos, no lo es, en absoluto, para otros...
      Besos.

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  4. ¡Vaya! Me parece casi casi un relato de ciencia ficción jajaja es broma.

    Me ha gustado la reflexión que nos dejas con tus 50...
    Un saludo María José

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    1. Raquel, gracias por tu comentario. Es posible que sean pocos los niños que prefieran un papel arrugado a un videojuego, de ahí lo de "ciencia ficción", jajaja, pero me ha gustado imaginarlo.
      Besos.

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  5. Entiendo a esa madre resignada ante la actitud de su hijo. Pensando en que el videojuego le iba a hacer una gran ilusión, se ha gastado un dinero en algo que parece, al menos en un principio, no merecía la pena. Que lo vea por la parte positiva. Tiene un hijo con muchas ganas de jugar, y capaz de divertirse con cualquier cosa. Vivimos en una época en que algunos niños viven inmersos en un sedentarismo que da verdadera pena. Además, entre los malos hábitos alimentarios y no hacer el debido ejercicio, cada vez hay más obesidad infantil. Muy interesante tu micro para la reflexión, María José. Besos.

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    1. Totalmente de acuerdo contigo, Juana. Sabias reflexiones las tuyas y me alegro de habértelas provocado con mi micro.
      Besos.

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  6. Me ha recordado tu cincuenta, María José, y no sé por qué, aquel anuncio del niño gritando: «¡¡Un palo. Un palo!!». Si es que al final, las cosas más nimias son las que nos hacen felices...

    Un cincuenta reflexivo y para reflexionar. Enhorabuena y nos seguimos leyendo.

    Besos.

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    1. Muchas gracias, José Antonio. Es cierto que lo más insignificante en apariencia, puede sacarnos una sonrisa y darnos momentos felices. Por eso me gusta tanto Andrés y su frescura.
      Besos.

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  7. Hola, María José, encantado de leer tu impecable micro.
    Los niños son impredecibles en sus reacciones frente a los regalos recibidos, sobre todo cuando no son lo que esperaban. Recuerdo haber recibido en mi cuarto o quinto cumpleaños un regalo con el que inmediatamente decidí que nunca jugaría, y le pedí a mi padre que se parara encima para chafarlo. Lo que, después de protestar, hizo para mi enorme satisfacción, Te puedo asegurar que fue uno de esos regalos que nunca se olvidan, Jaja
    Un abrazo.

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    1. Gracias por la simpática anécdota que cuentas, Georges. Yo te cuento otra, también verídica: mis sobrinos preferían los modestos regalos de su abuela (mi madre) a los carísimos de sus propios padres. A ellos se les quedaba cara de tontos, jajaja. Eso demuestra que no por ser muy caro, es mejor un juguete.
      Besos.

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  8. El poder de la pelota es grandioso. Solo hay que mirar dos cosas: una, el dinero que mueve en torno a ella (sea del tipo que sea, hasta ovaladas las hay y producen excitación, juego, placer... y hasta odio); dos, que quien ha jugado con una alguna vez en su vida, queda enganchado (lo digo por mí). Veo un balón y se me van los ojos. Pero más grande, grandioso es el poder de la imaginación, la creatividad despierta. Ambas cosas las conjugas perfectamente en el niño despierto, porque los abducidos ya por la tecnología, no hay quien los separe de la consola.
    Pobre mamá desilusionada con el dinero que habría gastado. Pronto sabrá que tiene un hijo sabio.
    Lindo relato, Mª José, con tu toque certero para la reflexión y el recreo.
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias, Manuel. Lo de jugar con la pelota o el balón es algo que todos, niñas y niños, hemos hecho de pequeños. Yo jugaba con mis hermanos y, de cuando en cuando, recibía algún balonazo que me ponía furiosa..., aunque se me pasaba enseguida, eso sí.
      Besos.

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  9. La madre puede sentirse decepcionada tras la inversión en el regalo, pero también orgullosa de tener un hijo con imaginación suficiente como para disfrutar de elementos simples.
    Muy interesante tu micro, María José. Un beso.

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    1. Muchas gracias, Carmen. Piensa en los niños pobres que no tienen la suerte de recibir regalos y que con cualquier cosa que encuentran se imaginan mil aventuras. Esa es una riqueza de ser niño que, lamentablemente, están perdiendo los niños "ricos".
      Besos.

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  10. Resulta que no le había hecho un regalo, sino dos; ella quizá no lo sabía, pero su hijo sí, porque es un muchacho peculiar, fuera de lo común, que en lugar de optar por el camino trillado, elige un recoveco que nadie espera, lo que dice mucho de él, ese chico promete. Tiempo tendrá también para utilizar ese videojuego, pero bien está, mejor incluso, que no desprecie y sepa ver otras posibilidades más imaginativas. Me ha recordado las cosas envueltas con papel de burbuja, un entretenimiento por sí mismo, o los huevos Kinder, donde el continente es tan importante como el contenido.
    Un abrazo, María José

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    1. Gracias, Ángel. Mencionas los huevos Kinder y curiosamente yo escribí, hace unos meses, una Carta al Director sobre esa emmoción de la sorpresa, con motivo del fallecimiento de su inventor. Y lo del papel de burbuja es adictivo, para todas las edades, está demostrado. Es irresistible.
      Besos.

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  11. Más divertido el balón "hecho" por el niño, claro. Un relato muy oportuno en esta época donde todos los juegos tecnológicos, restan creatividad a los niños. Enhorabuena Mª José.

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    1. Cierto, María Luisa, los niños y niñas de hoy en día tienen dormido el gen de la creatividad (por llamarlo de algún modo). Sin embargo, quiero creer que todavía quedan muchos Andrés por el mundo.
      Besos.

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  12. Yo creo que esto ha pasado siempre con todo tipo de regalos. Nos hace mucha ilusión regalarlos, pero los niños no entienden de quedar bien y, a veces, les hace más gracia la caja que lo de dentro. Paciencia y a jugar, que la imaginación hay que fomentarla.
    Muy realista, M.José.

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    1. Muy cierto, Patricia. La imaginación hay que fomentarla y dejarle todo el espacio que necesita para desarrollarse, sin ponerle trabas que la estrangulen.
      Besos.

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  13. María José, esa simple historia que cuentas dice mucho más de lo que parece, por expresarlo con un verso de una canción de Serrat, en concreto, su Soneto a mamá: “Que no hay que confundir valor y precio”.
    Y la lección no es sólo aplicable al niño de tu microcuento, sino a todo bicho viviente, pues el valor de las cosas sólo está en nosotros mismos; y, desde mi experiencia personal, no creo que todas las posesiones que lograra hoy tener, por muchas que fueran, me harían disfrutar de la forma en que lo hice en mi niñez, en la que me abstraía en mis particulares universos con unos simples botones, con unas chapas de botella, o unas pinzas que mi imaginación convertían en soldados, en deportistas, en héroes...
    Así que ese niño, guiado por sus fantasías, ha desdeñado el caro juguete que le ha comprado su madre y se ha centrado en un simple trozo de papel que ha convertido en una balón, pues eso es lo que le pide hacer su mundo interior; dando patadas a esa improvisada pelota es como va a disfrutar más, quizá imaginándose que es un pequeño Messi.
    Esa sencilla lección vale para muchas circunstancias de la vida y para casi todos los seres racionales que decimos que somos, pues a nada que uno analice sus actos, es fácil que se pille en falta, y que descubra que se ha desperdiciado cantidades enormes de tiempo y energía para alimentar su vanidad, para estar a la moda, o por otras muchas razones que nada tienen que ver con nuestra paz interior, por el contrario, suelen ser causa de estrés y desasosiego.
    Mis felicitaciones, María José, por esta pequeña parábola. Un abrazo.

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  14. Muchas gracias, Enrique. No sé si te lo he dicho alguna vez, pero, si no lo he hecho, quiero agradecerte tu generosidad al comentar y dar tu opinión detallada de lo que te sugieren mis sencillas letras. No cabe duda de que suscribo todo lo que dices de esa manera tan clara y diáfana.
    Besos.

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  15. Muy conseguida la descripción del proceso desde que Andrés recibe el regalo hasta que disfruta de su premio. Yo si fuera la madre no me preocuparía. Contenido y continente, ambos, están al servicio de una única cosa: la imaginación. Ella es pólvora que estalla con cualquier mecha, sea un papel o un videojuego y en este caso le ha tocado al papel ser pateado como una pelota.
    Gran narración que encima invita a pensar. Enhorabuena, María José.
    Un fuerte abrazo.

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  16. Muchas gracias, Antonio. Me alegra saber que te ha gustado mi micro. Hoy en día, en que se supone que los niños se dejan llevar menos por la imaginación, me parecía interesante ofrecer mi granito de arena, al respecto.
    Besos.

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  17. ¡Cuánto mucho mejor es el juego al que te lleva tu propia imaginación que ese otro diseñado por sicólogos, ingenieros, pedagogos y publicistas! La clave está en que el primero no tiene límites.
    Excelente María José.
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias, Rafa, por tu cariñoso comentario. La imaginación no tiene límites, dicen, y precisamente por ello debería ser ajena a estudios y demás parafernalia.
      Besos.

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  18. Me recuerda a esos regalos que mis padres me hacían el día Reyes para completar el regalo estrella, mucho más humilde pero que estimulaba tremendamente la imaginación y se acababa convirtiendo en el mejor juguete.
    Me ha gustado mucho y me ha llevado a recordar momentos felices de mi infancia.
    Un beso, Maria José.

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    1. Me encanta, Asun, que te hubiese provocado la llegada de recuerdos felices de la infancia a tu mente, con mi sencillo microrrelato. Muchas gracias. Besos.

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  19. A mi me parece un niño sanísimo, con perdón de la madre y el dinero que se ha gastado a lo tonto.
    Muy bueno

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  20. Sí, Luisa, tiene una salud envidiable y la imaginación intacta. Muchas gracias por dejar tu comentario.
    Besos.

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  21. De lo que se trataba era de tener a Andrés contento.
    Un buen micro, real como la vida misma.
    Saludos, María José

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  22. Desde luego, Andrés se lo pasó bomba, con su ocurrencia.Su madre, no tanto...
    Muchas gracias por comentar, Plácido
    Besos.

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  23. Papeles, piedras, cajas de cartón... son suficiente para disparar la imaginación de un niño, pero nos seguimos empeñando en anular su creatividad con trastos que a los diez minutos arrinconan. Muy bueno, María José. Un beso.

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  24. Muchas gracias, Matrioska, por tu amable aportación. Yo estoy contigo, es más, creo que la imaginación potente del niño hace que no sea necesario nada material para desarrollarse. Todos sabemos de ello, en páginas como esta.
    Besos.

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  25. Suele pasar que a los niños les guste más el papel que el regalo. En este caso alabo el gusto al niño, por utilizar su imaginación con el papel dejando de lado el vídeo juego.
    Muy bueno, M. José. Besos.

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  26. Muchas gracias, Olga, por dejar tu comentario.
    Besos.

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  27. Una historia con forma sencilla, pero con un fondo muy profundo. Nos traes un micro de los que a mí me gusta llamar "con mucha miga".
    Perfectamente narrado y con esa sensación de quedarte con el relato, rumiando y pensando en si lo estaremos haciendo bien en el tema de la educación de nuestros pequeños.
    Felicidades, querida Mª José.
    Un beso grande.
    Malu.

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  28. Querida Malu, gracias por tu cariñoso comentario. Celebro que mi micro te invite a la reflexión, siendo algo tan fácil de comprender.
    Besazos, amiga.

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  29. M. Belén Mateos9/3/17, 11:44

    No hay nada mejor que la imaginación para jugar con los envoltorios, ya sea papel, cajas o lazos decorativos.
    Un 50 que es un regalo en sí mismo para nuestro deleite y lectura.
    Un beso María José.

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    1. Muchas gracias, guapa, por dejarme tu cariñoso comentario.
      Besazos.

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  30. A veces los juguetes más sencillos, son los más apreciados.
    Una buena base para hacernos pensar.
    Suerte, María José.

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  31. Muchas gracias, María Jesús, por tu amable comentario.
    Besazos.

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  32. Has retratado a la perfección una escena que se repite muchas veces. La madre de tu protagonista vive la escena con resignación (el mismo sentimiento que podría tener cualquiera de nosotros si fuéramos los padres de Andrés), pero como lector-espectador externo de la escena, a mí me parece entrañable.
    Besos, María José.

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  33. No sabes cuánto me alegra que califiques de entrañable mi relato, Carles. Mi intención era que resultase tierno y simpático, al menos en una primera impresión.
    Muchas gracias amigo.
    Besos.

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  34. María José, te tengo que decir tres cosas sobre tu micro: me encanta, me encanta y me encanta.
    Lo que vive tu protagonista, lo he visto con mis propios ojos en mi hijo. En un cumpleaños le trajeron regalos d todos los temaños, y al final acabó jugando con un pequeño caballito de cuerda que le regaló mi padre, y que solo se mocía para arriba y para abajo. A mi la escena me encantó, tanto por mi hijo como por mi padre, que creo que se vio reflejado en él, muchos años antes.
    Magnífico.
    Un beso.
    Pablo

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  35. Gracias, Pablo, tu comentario me ha emocionado (bueno, vaya por delante que soy de lágrima fácil, jajaja). A mi me encanta haber ayudado a que esos hermosos recuerdos vuelvan a tu presente.
    Besos.

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  36. Creo que es tan raro acertar con los regalos que quizá no debiéramos invertir tanto tiempo en elegirlos. Total... En el caso de los niños ya ni te digo. Muy divertida y entrañable tu historia.
    Enhorabuena, María José.
    Un abrazo.

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  37. Muchas gracias, Enrique, por tu simpático comentario. Los niños son espontaneidad y frescura. ¿Te has fijado en lo transparentes que son cuando no le gusta un regalo? Casi da miedo, jajaja.
    Un abrazo fuerte.

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  38. Un relato real como la vida misma. A veces, para elegir un juguete, podemos caer en ir a por lo más complejo e innovador y perdemos de vista que el juego más divertido brilla por su sencillez y espontaneidad. Un micro que no solo vale para los regalos, sino para todos los aspectos vitales. Enhorabuena.

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  39. Muchas gracias, Enrique, por tus amables palabras. A mi, de pequeña, cuando envidiaba los regalos caros de otras niñas, siempre me decían que el regalo que cuesta más casi nunca es el mejor. Yo no entendía muy bien qué querían decirme los mayores. Ahora sí que lo entiendo...
    Un abrazo.

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