El tímido
No quiero llamar la atención, pero cuando me vuelvo dorado el viento comienza a desnudarme, la lluvia deshace mi ropaje dejándome expuesto. Pronto sólo quedarán mis brazos alzados al cielo, vacíos, inmóviles, con el frío mordiendo mi corteza. Sin nidos, sin sombra, sólo arañas tejiendo sus trampas con hilo plateado.
Yolanda, lo primero darte la bienvenida a 50palabras.
ResponderEliminarNos presentas con lenguaje poetico y fotográfico el proceso del paso del otoño al invierno en un árbol, sin nombrarlo en ningún momento. Pese a su timidez queda desnudo.
Buen relato, Yolanda.
Besos.
Gracias por la bienvenida. Me acostumbre a observar la naturaleza y a sentirme parte de ella.
EliminarPrecioso relato sobre un cambio de estación, del otoño al invierno, a través de las palabras descriptivas de un árbol que nunca se cita pero que está ahí presente, bien plantado.
ResponderEliminarBienvenida a este rincón literario, Yolanda, y enhorabuena por tu primer cincuenta al que tendrán que seguir muchos otros. A ello te animo...
Besos.
Gracias por tus palabras. Me gusta lo que escriben los participantes. Me enriquecen.
EliminarQué tierno, Yolanda. Las plantas son seres vivos, tal vez con más sentimientos que nosotros, los humanos. Me ha gustado mucho tu relato y, a partir de ahora, cuando vea un árbol sin hojas, le daré los buenos días y le daré ánimos para que no se le haga larga la espera hasta la primavera.
ResponderEliminarAbrazo.
Gracias Patricia por tus palabras. La observación de la naturaleza me emociona siempre. Este tímido es un olmo, plantado en el fondo de un vecino. Lo conocí muy verde y en poco tiempo perdió las hojas y los pájaros.
EliminarPrecioso y poético, Yolanda. Y dile a ese olmo que no desespere, pronto llegará la primavera y le hará un traje nuevo.
ResponderEliminarBienvenida.
Somos árboles, lo sé. Los celtas tienen un horóscopo en el que cada persona según su nacimiento es un árbol determinado, que seguramente conocerás.
ResponderEliminarAl leer tu relato, pensé en un álamo temblón, porque amarillean en otoño de manera espectacular, pletóricos, radiantes, de un dorado más intenso que el oro. Pero también es bella la desnudez del olmo y su futura fronda que cobijará a los pájaros.
Como tú, soy amador y cuidador de la Naturaleza. Le debemos alma y vida y, sin embargo, no para de sufrir agresiones a gran escala. Tan amenazada está que no sé bien si los árboles se desnudan ya atendiendo a la estación o al temblor que instala el miedo a la desertización en sus ramas.
Bienvenida tú y tus palabras, porque necesitamos que se siga oyendo la voz de nuestra madre en todas sus formas.
Saludos.
Te has estrenado con un micro en el que personificas a un árbol y nos haces sentir, como él, el cambio del otoño al invierno. Es una preciosa observación de la naturaleza.
ResponderEliminarBienvenida, Yolanda. Un beso.
Qué hermosa la forma con la que nos hablas de la transformación que la naturaleza ejerce sobre un, en ocasiones, fuerte pero también delicado y desnudo árbol. Suerte y saludos, Yolanda.
ResponderEliminarUna secuencia de bellas imágenes cargadas de sensibilidad y poesía. Enhorabuena, Yolanda.
ResponderEliminarAlgunos individuos no quieren llamar la atención, su timidez les dicta que el confort se encuentra en el espacio de un segundo plano, pero es tanta la belleza que destila su existencia, sin que ellos puedan evitarlo ni esconderse, que su sola presencia y cambios vitales no pueden quedar indiferente, ni siquiera en otoño, cuando quedan desnudos de su esplendor vegetal.
ResponderEliminarUn texto que realza los pequeños detalles de la naturaleza, que no por habituales, no dejan de ser pequeños milagros.
Un saludo, Yolanda
Parafraseando a Sciascia, esto le pasa por no ser un árbol perennifolio.
ResponderEliminarExcelente micro. Enhorabuena, Yolanda
Bienvenida, Yolanda. Me ha gustado mucho tu micro porque a mí siempre me sorprenden los árboles, con su belleza, tanto cuando están repletos de follaje como cuando están desnudos. Te confieso que, aunque no entiendo de variedades, me gusta contemplarlos. Siempre veo belleza en ellos. Como has hecho tú.
ResponderEliminarBesos.
Yolanda, bienvenida a 50 palabras.
ResponderEliminarPrecioso micro donde con bellas metáforas nos describes el proceso de cambio que sufre un árbol al pasar del otoño al invierno, lo que siente. Desde hoy miraré con otros ojos a los olmos.
Muy buen estreno.
Besos
El árbol, siempre a merced de esas cuatro amantes estacionales que lo van transformando al tiempo que dejan su cíclica huella en él, con la profunda resignación del que no puede hacer nada ante tan poderosas damas.
ResponderEliminarUn relato muy bello, Yolanda. Enhorabuena por tan buen estreno.
Un saludo
Qué final más curioso. El dorado otoñal acaba transformándose en una tela de araña plateada; y de la ausencia de ropaje incial que implica la desnudez, llegamos hasta un hilo con el que empieza a tejerse un nuevo vestido, un símbolo, quizás, de la nueva vida que, algún día, volverá a empezar.
ResponderEliminarBienvenida, Marta.
Hola Yolanda. Me gusta mucho tu forma de redactar. Has explicado impecablemente la llegada del otoño. Me encanta esa forma tan reflexiva de mirar la naturaleza; realmente el árbol representa una sacralidad y lo has plasmado de forma sensacional.
ResponderEliminarUn tímido que en unos meses volverá nuevamente a cubrirse de verde y de vida y lucirá regio. Me ha gustado tu micro, Yolanda. Un saludo y bienvenida.
ResponderEliminarTenemos muchísimo que aprender de la naturaleza y de tu tímido protagonista, Yolanda.
ResponderEliminarMe gusta ese final abierto con hilos plateados.
Bienvenida, un beso.
Malu.
Genial, Yolanda. Bienvenida a esta comunidad.
ResponderEliminarMe ha encantado tu descripción tan poética a los diferentes estados en que la naturaleza va pasando, dependiendo de la estación en que vivamos.
Muy bonito.
Pablo.