Fábrica de muñecos
Entregan el último cheque. Ha llegado la mercancía. Cortan los cordones. Muñecos perfectos excepto uno, que será apartado al almacén.
La operaria es despedida. Devolverá el salario de nueve meses. Los compradores estrechan los cuerpos blandos. Carne nueva. Tatuaje heráldico. Tic-tac de corazones fundidos. Adorno del dormitorio vacío. Juego adulto.
La operaria es despedida. Devolverá el salario de nueve meses. Los compradores estrechan los cuerpos blandos. Carne nueva. Tatuaje heráldico. Tic-tac de corazones fundidos. Adorno del dormitorio vacío. Juego adulto.
Maria Jesús, juegas de forma excelente con las letras, uno llega a confundir si hablamos de verdaderos bebes (cordones, nueve meses, cuerpos blandos, carne) o de muñecos ( operaria, tatuaje, adorno, juego), como ocurre con esos muñecos que para algunos adultos sustituyen a bebes. También cabría la interpretación de ser vientres de alquiler y convertir en mera mercancía a unos bebes como si fuesen muñecos.
ResponderEliminarBuen relato, Maria Jesús, me ha gustado.
Besos.
La maternidad puede considerarse un juego adulto, aunque en realidad se trate de algo muy serio, pero que produce más ilusión que cualquier actividad lúdica que pueda imaginarse. Aquí los muñecos podrían ser bebés, el almacén al que aludes la incubadora, el tatuaje heráldico sería el parecido físico entre niños y padres. El que exista una operaria que es despedida tras el periodo en el que transcurre un embarazo abre un abanico de interpretaciones.
ResponderEliminarCon una lectura o con otra, una fábrica necesaria y un relato interesante.
Un abrazo, María Jesús
Entiendo que la empleada embarazada es despedida, que el juego adulto es la situación creada, que todos los bebes son de goma menos uno que es el que ha tenido la empleada.
ResponderEliminarUna propuesta difícil y extraordinariamente interesante, Marría Jesús. Me despista mucho lo del tatuaje heráldico, quizás la Ley que se aplica pues no todo es una fabrica de muñecos, es la vida de muchas mujeres trabajadoras
Besicos
¿Tatuaje heráldico? Acongojante y siniestro relato, amiga. Salen tantas historias diferentes como relecturas se hacen. Eres la reina maga de Cincuenta Palabras, sin duda ninguna. Qué difícil vuelta de tuerca, Miss Briones.
ResponderEliminarBesazos, también por aquí. :)
Yo lo interpreto igual que Javier. Se trata de un grupo de vientres de alquiler que entregan a los niños que han gestado a los padres adoptivos. Pero uno de ellos tiene una malformación y la madre es obligada a devolver el dinero que ha cobrado.
ResponderEliminarEnigmático e inquietante.
Un abrazo, María Jesús.
Mercancia humana a medida del consumidor. El que no da la talla se aparta. Ha de ser pefecto. El parecido genético cuenta, y se fabrica por encargo, a "falta" de niños por los que se clama justicia y cariño desde el sofá de casa. La empleada pasa por el aro...o das o sobras.
ResponderEliminarMagnífico relato, para acomodar interpretaciones.
¡WOW, Mª Jesús! Cuanto más leo, más interpretaciones le doy a tu relato. Pero me dan miedo todas las interpretaciones. Me inclino por la interpretación de vientre de alquiler, pero lo de "carne nueva" y "tatuaje heráldico" me deja muda. Y lo de "juego adulto"... me da repelús...
ResponderEliminarEnhorabuena, inquietante e inquietos nos dejas.
Un beso.
Malu.
Guau, María Jesús. Esta vez te has puesto dura de verdad. Vaya historia de niños comprados, de abusos de poder, de sueños cumplidos y de sueños robados también. Ojalá que fuera sólo una distopía.
ResponderEliminarBeso.
Vientres de alquiler, niños comprados para juegos adultos, nobles implicados, rechazo de un niño "defectuoso"... Un relato muy duro, María Jesús. Cada día se van descubriendo nuevos casos de bebés robados y vendidos.
ResponderEliminarQué bien has jugado con las palabras para contarlo.
Besos.
Qué mal rollo me ha dado. Hay muchas cosas que lo dan: tatuaje, operaria, al almacén, carne nueva.
ResponderEliminarQué cincuenta palabras más bien usadas.
Al cambiar de párrafo, ¡qué cambio da la vida de la operaria cuando es despedida! Enhorabuena por el micro. Saludos, María Jesús
ResponderEliminarBueno María Jesús, no nos dejes con la duda. A mí también me parecen vientres de alquiler, con bebés sanos, menos uno. Pero tanto si es así, como si no lo es, inquieta y mucho.
ResponderEliminarBesos, La hija del ferroviario.
Ese tatuaje heráldico para mi implica que es propiedad que pasa a formar parte de la propiedad de una persona poderosa, ¿no?
ResponderEliminarVeo niños robados y marcados como propiedad. Como la esclavitud.
Buen micro, con infinitas lecturas.
Muchos besos.
M. Jesús, vaya micro más inquietante nos dejas. Mi interpretación es por los vientres de alquiler, pero no quieren niños imperfectos, por lo que la madre ha de devolver lo cobrado durante esos 9 meses. Lo que me inquieta es tu última frase "juego adulto". No se si tomarlo porque para la madre adinerada el bebé es como un juego o por otro lado oscuro que no quiero ni imaginar.
ResponderEliminarNos tienes en ascuas, amiga. Manifiéstate, por favor...
Muy buen micro.
Besos apretados.
A todos los comentaristas, mil gracias por vuestras observaciones, que han enriquecido mi relato.
ResponderEliminarMil besos virtuales.
Mª Jesús, mi interpretación es que se fabrican muñecas adultas para juegos eróticos o de compañía. El despido de la operaria que abona nueve meses de su sueldo es porque las fábricas se llevan a países donde se explota la mano de obra, y el producto defectuoso (estos muñecos de gel térmico y otras exquisiteces son carísimos) revierte su coste de fabricación sobre la persona que lo manufactura. Explotación pura y dura.
ResponderEliminarLa antítesis el disfrute de los ricos pudientes en los países privilegiados del planeta, compañía y goce. Carne nueva.
La que has liao!! Un besito virtual de mí para ti.
Bufff, que peso tiene este micro!!. Inquieta, te deja con la duda, tiene varias interpretaciones....en resumen, no sé con cual de estos matices intensos quedarme, pero lo que si sé es que es magnífico. Felicidades y sigue así de "carnívora" con las palabras. Un beso
ResponderEliminarAparte de estar de acuerdo con que nos traes un excelente y al mismo tiempo enigmático relato, coincido con alguna de las interpretaciones ya dichas. Para mí ese tatuaje heráldico vendría a sustituir a la marca que se le hace a fuego a las reses, aunque más que para determinar la propiedad, en este caso sería para reafirmar el parentesco. También veo una comparación similar en ese juego adulto que mencionas al final, dado el parecido existente entre el deseo de una muñeca durante la edad infantil y el anhelo de tener un bebé cuando se es adulto. Y qué decir de la falta de escrúpulos en ese mundo en el que la vida y los sentimientos son una mercancía.
ResponderEliminarSeguramente no he dado una, María Jesús, pero la historia merecía el intento.
Un abrazo.
De forma casi telegráfica, marcas de ese modo la frialdad, la manipulación y el salvajismo aplicado a bebés y a sus madres, en el tráfico de seres humanos. Este tema tan duro debe ser tratado y si se hace con tanta maestría como la que vemos en tu obra, lo que hay que hacer es quitarse el sombrero ante ti, María Jesús.
ResponderEliminarBesos.
A mí también me parece que es un negocio de vientres de alguiler. Cada mujer ha sido fecundada con el semen correspondiente a uno de los miembros cuyos apellidos están representados en cada escudo heráldico. Eso de juego adulto suena todavía más siniestro, mejor no pensar en las intenciones de los compradores. Muy enigmático y descorazonador relato. Felicidades, María Jesús.
ResponderEliminarQuería decir alquiler.
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