Nunca te gustó el café
Un cuadro perfecto: mesa de vidrio, café caliente, tú y yo. Cada mañana era perfecta con tu taza en la mano. Lo nuestro era un pacto pacífico sin llegar a más. Pero firmaste un "Sí, acepto" en letras marrón. Antes nada te ataba. ¡Vete! No más piedras en el riñón.
Me parece que el café era la excusa, para verse, para seguir juntos, era más romántico que una firma.
ResponderEliminarUn abrazo, Geyna.
¿Verdad? Lo más triste es que no era una firma con ella. Gracias Javier. Un saludo y muchos besos.
EliminarOscar Wilde decía: “Uno debería estar siempre enamorado. Por eso jamás deberíamos casarnos”. ¡Qué gran verdad para tu protagonista, Geyna!
ResponderEliminarSaludos
Gracias Plácido. La tristeza de la protagonista se refleja. Un abrazo y un beso. Saludos.
Eliminar�� Ogm!! Very like. Pero si a mí me encanta el café, el de sus lunares. Hahaha
ResponderEliminarPues como nunca le he visto ningún lunar, me quedo imginandolos. Gracias mi Tite
EliminarEse idilio de café diario y amistad, se ve roto por un contrato. Cambian las circunstancias y se quiebra el equilibrio de la relación. Original manera de verlo, Geyna. Saludos.
ResponderEliminarLástima que el contrato no era entre ellos dos, sino entre tres. Gracias por el título de "original." Es tan cierto como la vida. Un beso y muchísimos saludos
EliminarEl café como hilo conductor de una historia con un final nada feliz.
ResponderEliminarOriginal Geyna.
Malu.
Por desgracia Malú no hay final feliz como bien has dicho tú. Esperemos ue mis protagonistas lo consigan en algún momento. Muchas gracias por leerme. Un abrazo grande.
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