Sobran palabras
Recurrieron al tiempo, describieron sus trabajos y maquillaron sutilmente sus biografías, mientras sus cuerpos, ávidos de que las bocas callaran y se juntasen, se impacientaban por llegar a la casa de ella, o a la de él, para abandonar tras la puerta sus afueras y poder adentrarse en sus adentros.
Querido Pablo, he de confesarte que, además de arquera y jinete de dragones, soy detective. Y, conociéndote, he pensado que ese título escondía una pista. Así que he contado las palabras y he descubierto un complot maquiavélico, en el que también tiene que estar metido hasta las cejas el jefe Álex.
ResponderEliminar¡Complot! ¡Traición! Este relato tiene 49 palabras. ¿Qué significa esto? Pido para los culpables un castigo ejemplar, señores del jurado. La corrupción ha llegado a Cincuenta Palabras. Voy a darme a la bebida, no esperaba esto, chicos.
¡Vaya despiste! Tendría que haberlo titulado “Falta una palabra".
EliminarGracias por el aviso, Patricia. Le he enviado una palabra más al capitán. Si la puede poner, bien, y si no, aunque sean 49, espero que os haya gustado aunque se quede fuera de concurso.
Besos.
Como sabéis algunos, ando de viaje. A la vuelta os iré contestando. Gracias a todos.
Mrs. Richmond, un abrazo apretado. Nos vemos en el callejón de las once esquinas. ;-)
Pablo.
Pues te aseguro que creía que era premeditado... claro que me ha gustado. Es precioso, pero el título me ha despistado y se me ha ocurrido contar. No lo haré más, palabra de metepatas.
Eliminar¡Qué va! Despiste conjunto, pero ya está solucionado, muchas gracias.
EliminarPablo, como muy bien titulas sobran las palabras, pero para comentar este precioso relato me faltarían por la belleza del musmo. Aquí sus protagonistas quieren pasar de la palabrería a los hechos, a las caricias.
ResponderEliminarMe encanta tu frase final.
Como he dicho, Pablo, precioso y bello relato.
Un fuerte abrazo.
Muchísimas gracias, Javier. me alegra que te haya gustado.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo mío.
Pablo.
Hablar del tiempo, de los trabajos, maquillar las biografías en el sentido de volverlas superficiales, forma parte de un protocolo donde las palabras no son importantes, sólo un mero trámite previo hasta que las bocas callan y se juntan. Cuando salgan de esa casa regresarán a sus afueras, la verdadera realidad, pero nadie podrá quitarles ese viaje, breve en el tiempo, pero intenso, que emprendieron hacia sus adentros.
ResponderEliminarUtilizas las palabras para decir que sobran o son muy secundarias en una determinada situación, lo cual ya tiene mérito, pero no menos que hacerlo de una forma tan elegante, sin engolamientos ni afectaciones de ningún tipo en las que se podría haber caído.
Un relatazo por lo que dice y por cómo se desarrolla, ya desde el título.
Te mando un abrazo fuerte, además del deseo de que disfrutes mucho de ese viaje, Pablo
Ángel, que bien diseccionas y trabajas los comentarios. Eso nos muestra el inmenso respeto que muestras por cada uno de nosotros, aprendices tuyos en muchas cosas. Me alegra mucho que te haya gustado, amigo Ángel.
EliminarUn fuerte abrazo.
Pablo.
Hay situaciones, Pablo, y una de ellas es la que describes con tu ya conocido arte y estilo propio, en las que, efectivamente, sobran las palabras. Porque en esos momentos, el entendimiento y la conversación entre dos (él y ella o ella y él) se vuelven secundarios, tan triviales como el clima, el estudias o trabajas, o qué es de tu vida. Esas situaciones exigen, porque es lo importante, que hablen las bocas sin pronunciar sonidos y que a ese extraño diálogo le siga un lenguaje, más corporal, lleno de monosílabos y respiraciones entrecortadas, que salen de muy adentro.
ResponderEliminarSí, es verdad, sobran las palabras, pero no las tuyas, paisano, que son ya imprescindibles en este rincón literario.
¡Enhorabuena, amigo Pablo, por tu nueva propuesta cincuentista! Me ha gustado cómo la desarrollas y cómo, con tu sutileza verbal, nos descubres algo más que una simple conversación de pareja.
Un abrazo fuerte y nos seguimos leyendo.
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NOTA: Siguiendo el camino abierto por la avezada detective Richmond, yo también he comprobado que en tu cincuenta no sobran sino que faltan palabras (una, solamente una). Pero es comprensible: tus protagonistas llegaron hasta las 49 y, a partir de esa última palabra, «adentros», se acabó lo que se daba, porque ya estaban en otros asuntos. ¡Un pecado venial del que te absuelve el Máximo Hacedor de Todas las Cosas! ;)
Amigo José Antonio, muchísimas gracias por tan elaborado comentario. Algunas veces, la cabeza bloquea los deseos y pasan estas cosas. Y el miedo al rechazo hace que estos amantes no hayan sabido leer lo que el cuerpo del otro desea.
EliminarLo de las 49 palabras es otra anécdota más, y que oportuno por el título.
Un abrazo y nos leemos, paisano.
pablo
De regreso de mis largas vacaciones, me encuentro con tu precioso micro. Me gusta cómo vas presentando los temas de conversación. Me encantó el “maquillaron sus biografías”. Y qué decir de la elegancia con que pintas lo que sus cuerpos anhelan. ¡Genial, como siempre, Pablo!
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, georges. A mí me alegra que vuelvas por estos lares, que tanto te echaban de menos.
EliminarUn abrazo.
Pablo
Palabra más, palabra menos, el acuciante deseo de los cuerpos no acaba de encontrar el momento para deshacerse de las palabras y adentrarse en los adentros. Genial esta redundancia que funciona a las mil maravillas como una espoleta de la avidez y apresuramiento que, perdiendo las palabras, se convierte en asunto de palabras mayores. Muy potentes también las pinceladas que relatan el encuentro.
ResponderEliminarPor si fuera poco, en un relato mayor, donde Sobran las palabras, falta una. ¿Quién da más?
Grande, Pablo. Te veo de nuevo en la final. Un abrazo.
Manuel, muchas gracias. Yo al que veo en la final es a ti, ojalá que con tu micro mensual, y seguro con ese cincuenta que regalas a los finalistas de cada nes.
EliminarUn abrazo.
Pablo
Querido Pablo, espero que estés disfrutando a tope de tu escapada. Mientras, nosotros, seguimos disfrutando de tus buenas letras. Un placer, no digo más.
ResponderEliminarBesos.
Un placer es encontrarte por aquí y por otros sitios. Ya se me acabó lo bueno, pero se hace más llevadeo leyendo comentarios como el tuyo.
EliminarUn beso muy fuerte, creadora máxima de mínimas delicias.
Pablo
He leído el micro. Lo leí anoche y lo he releído esta mañana. Y lo admito: no me enterado de que va. Pero, eso sí, está bien escrito.
ResponderEliminarSaludos, Pablo
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EliminarHola, Plácido. Lo primero, agradecer tu lectura, tu relectura y tu comentario.
EliminarMi idea al escribir el relato era el describir una primera cita de una pareja, en la que, en los primeros, y más tímidos momentos, hablan de temas triviales como el tiempo, los trabajos, y poco a poco, se van contando algo de sus vidas, aunque sus cuerpos, realmente quieren que dejen las trivialidades lo antes posible, y llegar a los besos y caricias... Dejar tras la puerta de la casa las trivialidades (los afueras) y dar rienda suelta a sus deseos más íntimos (adentrarse en sus adentros).
Un abrazo, Plácido.
Pablo.
Me encanta la elegancia con la que insinúas la prisa de esa pareja de dar rienda suelta a la atracción que sienten el uno por el otro.
ResponderEliminarUn beso y feliz viaje.
Gracias, Asun. Creo que es más difícil y más bonito, si sale bien, el insinuar lo que va a pasar y dejar que la imaginación termine las escenas.
EliminarUn beso, ahijada-paisana.
Pablo.
Muy bien narrada la primera cita de esta pareja que, arrastrada por el deseo, no ve el momento de despojarse de las primeras convenciones para entregarse al lenguaje de los cuerpos (el hermoso "adentrarse en sus adentros").
ResponderEliminarBesos, Pablo. Y feliz viaje.
Gracias, Carmen. me alegra mucho, que a una poeta como tú, le guste la forma en que he narrado ese este encuentro.
EliminarUn beso muy fuerte.
Pablo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe gusta como narras la impaciencia de los dos amantes. Has pasado muy elegantemente de la primera toma de contacto hasta su primer acercamiento intimo.
ResponderEliminarAdemas lo expresas muy bien. Felicidades. Besos, Pablo.
Olga, muchas gracias. Te digo lo mismo que a Carmen, es un gustazo que te haya gustado la forma de contar.
EliminarUn besote.
Pablo
Muy lograda la forma en la que nos cuentas la primera toma de contacto de esta pareja, ansiosa de pasar al tacto y "adentrarse en sus adentros". Muy ingenioso, Pablo. Felicidades. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Juana. Siempre me agradan tus amables comentarios. Me hacen que siga escribiendo cada vez con más entusiasmo, aunque hay días que la imaginación se me seca.
EliminarBesos.
Pablo
Gracias por la aclaración que has dado Plácido, pues yo, en primeras lecturas, sólo intuía gran parte, luego he entendido todo. (Me había despistado "el tiempo", esa dimensión física que representa la sucesión de estados por los que atraviesa la materia, etc. y claro hasta que he bajado a las incidencias climatológicas... ¡Un despiste!)
ResponderEliminarEsquisitamente escrito, lo cual no me sorprende viniendo de tí y eso que eres del Betis.
Un fuerte abrazo, amigo Pablo.
Ya ves, Isidro, eso de ser del Betis es como un estigma que llevo dentro y que sufro, jajajaja.
EliminarEn cuanto a lo que dices del tiempo, siendo tan rico nuestro idioma, en este caso los ingleses nos llevan ventaja ya que para qwue no haya confusiones ellos hablan de weather y time.
Me alegra que la aclaración te desvelase el meollo de la cuestión que cuento.
Un abrazo, señor escritor.
Pablo.
Pablo, la primera parte del micro me despistó un poco, pero el final me hizo ver claramente qué era de lo que nos hablabas.
ResponderEliminarBuen micro, con bellas imágenes.
Besos
Hola, Pilar. Me alegra que ese final te haya desvelado lo que quería tratar en el micro.
EliminarUn beso y gracias por pasarte por aquí, como siempre haces.
Pablo
Siempre exquisito Pablo. Muy fan tuya. Quizás sea por eso, que a ti te sobren y a mi siempre me falten... ;)
ResponderEliminarUn abrazo
A ti nunca te faltan palabras, Raquel. Yo soy muy fan de que seas fan mía;-)
EliminarNada que por eso, en vez de un beso te envío muchos.
Pablo
Deseo contenido tras unas vanas palabras, ansia de cruzar sus cuerpos y sentirse amados. Sobran los verbos y la ropa. Puerta abierta a la lujuria.
ResponderEliminarUn 50 sugerente, lleno de matices que nos hacen sentir esa tensión que precede a un loco encuentro de pasión.
Me encanta. Siempre es grata tu lectura.
Un beso grande Pablo
Hasta en tus comentarios tu alma de poetisa no te abandona. Bellísimas palabras de una bellísima poetisa, en todos los aspectos.
EliminarUn beso azul, Belén.
Pablo
La dulce tortura de le emoción contenida ocupa siempre el terreno intermedio entre dos desconocidos destinados a ser amantes. Adentro. Afuera. Como un oleaje que lame los pies del deseo pidiendo paso a las palabras para que sea por fin la voz del tacto la que empiece a hablar.
ResponderEliminarNi sobran ni faltan, Pablo. Un 50 muy bien medido tanto en ritmo como en contenido, que te envuelve hasta conseguir que nos identifiquemos con él. O con ella.
Un gran relato, otro memorable microNuñez.
Un fuerte abrazo y que disfrutes de tu viaje.
Antonio, otro comentario para enmarcar. Me agrada mucho eso del microNuñez. Tus comentarios son uno de los alicientes que tengo a la hora de publicar un relato, y nunca me defraudan, al contrario.
EliminarMil gracias por pasearte por aquí, con esa forma tuya de decir las cosas tan elegante, aunque sea para contarnos lo que no es poesía.
Un fuerte abrazo.
Pablo
Hay un verso de una canción de Sabina que habla de una primera cita que, en realidad, nunca tuvo lugar. Ese verso (al que le precede un "aquella noche" que está elidido) dice:
ResponderEliminar"no tembló un pájaro en tu pecho,
cuando mi boca fue pasando
de las palabras a los hechos".
Bien, por fortuna para los protagonistas de tu cuento, la cita sí tuvo lugar, y para fortuna nuestra, has tenido a bien explicárnosla.
Abrazo, Pablo.
Gracias, Carles. No conocía esa cita de Sabina, pero es bien chula, como todo lo que escribe Don Joaquín.
EliminarMe alegro que la explicación de esta cita, te haya gustado.
Un abrazo muy fuerte, amigo beodo.
Pablo
Casi siempre, y dependiendo de las circunstancias, hay un asunto prioritario en nuestras relaciones. En este caso parece que ambos sentían la misma necesidad y habrían ido al grano directamente, por lo que pasaron de puntillas, y sin perder mucho tiempo, por los inevitables trámites. Todo parece indicar que los primeros adentros que querían conocer el uno del otro no eran los espirituales. Seguro que después, ya con menos prisa, tuvieron ocasión de pasar a los otros.
ResponderEliminarMe gusta mucho el modo en que lo has contado, pero también el tema elegido, siempre difícil, delicado, aunque tú lo has hecho sencillos y bello.
Enhorabuena, Pablo. Otro gran relato de la factoría Núñez.
Un abrazo.
Otro gran comentario de la factoría Mochón, en el que no solo describes a la perfección el relato, sino que continúas con la historia de esta pareja, tan acertádamente.
EliminarPadrino, eres único.
Un fuerte abrazo.
Pablo.
Hola Pablo, me ha gustado mucho la habilidad con la que describes la cita entre estas dos personas y las ganas que tenían los dos de dejarse de palabrerías. Quizá ninguna de los dos se atrevía a dar ese paso y eso agravaba más la impaciencia de ambos. Has engrandecido una escena cotidiana con una narración muy cuidada. Me gusta la parte de resaltar que "ambos maquillaron sutilmente sus biografías". Enhorabuena por el resultado final, muy logrado.
ResponderEliminarEnrique, para mí es una alegría encontrarte por aquí comentando, pues supone que ya vas entrando más en familia, aunque ya lo hiciste, y de qué manera, con tu primer relato.
EliminarHas puntualizado algo que es importante en el relato, y que es indispensable para entender el porqué esta pareja se pierde en palabrerías: la timidez, el no atreverse a dar un primer paso en falso por miedo a que la magia se pierda. Ellos no saben, aunque intuyen, qué es lo que el cuerpo del otro desea. Al final hay que arriesgarse, pero es difícil cuanto mayor es el amor, porque a la vez también es mayor el miedo al dolor de una posible negativa.
Te agradezco mucho que te hayas pasado por aquí. Supone mucho para mí tu magnífico comentario.
Un abrazo fuerte.
Pablo.
Resulta muy irónico tu error, y por otra parte me encanta porque, como decía Goya, el tiempo también pinta, y, en este caso, habría que decir, parafraseando al genial maño, que las erratas también escriben y que, por lo general, suelen ser muy creativas.
ResponderEliminarEn el caso de tu microcuento, el que lo hayas titulado Sobran las palabras, y en vez de las cincuenta de rigor, tuviese cuarenta y nueve, pues es como si un duende pelín malicioso y pinturero hubiese metido su mano de por medio; algo que, a veces, sin que uno sea supersticioso, parece que ocurre en ciertas situaciones de nuestra vida.
El microcuento me ha recordado el precioso poema de Mario Benedetti Los formales y el frío, al que le puso música Serrat.
En el poema de Benedetti, como en tu microcuento, los, finalmente, amantes, empiezan muy circunspectos y charlando de asuntos serios, simulando acciones que parecen dictadas por las costumbres y las buenas maneras cuando, en realidad, lo que ambos están deseando es caer en los brazos del otro, para lo cual, deben vencer todos esos obstáculos interiores que la educación y sus caracteres un tanto retraídos les ponen al paso.
Benedetti, dado la extensión de su poema, puede desarrollar con muchos más detalles su historia, pero en tu microcuento, tras esa lucha entre las exigencias de los cuerpos, y las formas que la cultura exige que guardemos –aunque tus personajes se me antojan menos cohibidos que los de Benedetti- se deduce que pronto se llegará a la conclusión feliz, al universo único en el que se adentrarán los amantes en cuanto lleguen a la casa del uno o del otro, quedándonos el resto fuera, pues en el amor verdadero tres son multitud.
Magnífica propuesta, Paul, mi enhorabuena y un abrazo.
Me salto algunos comentarios, pero luego o mañana seguiré respondiendo.
EliminarMe quería parar en el tuyo, Enrique, porque cada comentario es una clase magistral. Nombras a Benedetti, que es uno de los autores que más me gustan, y un poema de él, al que Serrat puso música.
Al leer tu comentario, no he podido más que sonreir, por una parte de alegría, pues el que te haya recordado a Benedetti este humilde micro no sabes lo que supone para mí, y por otra parte porque me he acordado lo que hizo mi mujer cuando lo leyó (a la que le he dado a leer tu extrasordinario comentario), ya que justo después se metió en Youtube y me puso la canción de Serrat a la que te refieres, que es una de sus favoritas. Así que has coincidido con ella, que es mi mayor crítica y la que mejor me trata también: sus críticas hacen que me esfuerce por mejorar.
En resumidas cuentas, me vuelve a demostrar tu gran cultura, la dedicación que dedicas a comentar nuestros relatos, y que tienes telepatía con mi mujer, además de que lleváis razón los dos: cuando escuché la canción, diferenciando los matices que tan bien apuntas, me di cuenta de los paralelismos que tiene con el micro.
Muchas gracias por tus estupendas palabras, Enrique. Un abrazo.
Pablo.
Muchas gracias, Pablo, por tu amabilidad, la canción de Serrat es preciosa, de hecho, voy a volver a escucharla ahora mismo, pues hace mucho que no lo hago. Un abrazo extensible también para tu mujer.
Eliminar¡Qué me ha gustado la última frase, primo! :) Al comienzo de las relaciones hay siempre un proceso de "acercamiento" con una serie de conversaciones insustanciales, por eso cuando el magnetismo es tan fuerte, lo que deseas es abandonar los afueras para adentrarte cuanto antes en los adentros. Fantástico, Pablo, felicidades. Besos mil.
ResponderEliminarPrima, qué bien lo explicas. Y qué me gusta que te guste esa última frase. Eso me dice que el relato te ha dejado un buen sabor de boca, lo que encanta.
EliminarUn beso.
Pablo
A mí me encanta que haya situaciones en las que sobren las palabras.
ResponderEliminarMe he ido a una frase del libro "Lo que encontré bajo el sofá", de Eloy Moreno, que dice: "Me di cuenta de lo bonito que es el silencio cuando tienes con quien compartirlo". Ya sé que el micro no va exactamente por esos derroteros, pero algo le toca de cerca.
Dicen que las conversaciones triviales son fundamentales para socializar, para darse a conocer, pero no es fácil impresionar en este tipo de charlas. No ha sido así en el caso de tus protagonistas, que mucho se debieron impresionar, ya que han pasado de las trivialidades a lo importante.
Me resultan muy sugerentes esos cuerpos ávidos de que las bocas callen y se junten.
Me parece muy divertido ese guiño, ¿en tu casa o en la mía?
Y como remate, una frase que pone un broche de oro al relato: "abandonar tras la puerta sus afueras y poder adentrarse en sus adentros", por sí sola ya es un microrrelato y dice todo de sus protagonistas. Tantas cosas fuera y tanto o más dentro.
Im-presionante, querido ahijado.
Un besazo y mi enhorabuena.
Malu.
¡Vaya comentario, Madrina campeona!
EliminarMe encanta la frase de Eloy Moreno, es una gran verdad.
En lo que me dices sobre las conversaciones triviales, llevas razón, pero yo me imagino las miradas y ese sexto sentido que hace entrever lo que de verdad anhela esta pareja.
No sabía cómo decir que sobraban las palabras, sin repetir el título, así que se me ocurrió lo de que se callaran las bocas y se juntasen. El final, que veo que tanto os ha gustado, vino como un fogonazo al pensar que lo que queda detrás de la puerta es el afuera, y que los adornos triviales son los afueras de una relación, y vino de corrido el último juego de palabras de adentrarse en los adentros.
Lo de cómo sale un micro y el porqué se eligen las palabras, es un misterio. Supongo que por la cabeza me rondaba la idea de esta historia y en algún rincón estaban guardados los afueras y los adentros de este micro.
Lo de en la casa de ella o en la de él, me vino muy bien para redondear las cincuenta palabras (contad que ya son cincuenta ;-))y además el recalcar que los dos están en la misma situación y que tan válida es la casa de él, como la de ella.
Me encanta tu comentario. Uno de los grandes premios de cincuenta es leerlos, Madrina, y yo tengo la suerte de que te metas en los adentros de mis micros, los desmenuces y me dejes con una gran sonrisa en mis afueras, y una gran alegría en mis adentros.
Un besazo.
Pablo
Sólo puedo decir que tu texto es desconcertante, Pablo.
ResponderEliminarSuerte y un abrazo.
Gracias por pasarte por aquí, María. Jesús.
EliminarUn besote.
Pablo
"maquillaron sutilmente sus biografías, para abandonar tras la puerta sus afueras y poder adentrarse en sus adentros", me ha encantado.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Maite. Has sabido escoger, además, la esencia que quería darle al relato. Esas frases para apoyarme al contar la historia.
EliminarUn beso grande.
Pablo.