Terremoto
La taza de café que tenía entre las manos empezó a temblar descontrolada. Todo a mi alrededor se desmoronaba. El miedo me paralizó, siendo incapaz de buscar donde resguardarme. La casa entera se me vino encima. Y mi alma entera quedó sepultada por cuatro frías palabras: ya no te quiero.
Me encanta. El giro final es magnífico, no puedes imaginarlo en todo lo anterior.
ResponderEliminarMuy bien trabajado.
Muchísimas gracias Valentín. Celebro que te haya gustado. Un abrazo
Eliminar¡Fuerza, fuerza; reventando de fuerza!
ResponderEliminarGracias por compartirlo, Stbn. Me ha gustado mucho.
Salut.
Muchas gracias. Recibo con Fuerza tu entusiasmo. Un abrazo
EliminarEsas cuatro palabras pueden causar un terremoto y mucho más.
ResponderEliminarBuen relato, con un final genial que da un giro total.
Me ha gustado, Esteban.
Un abrazo,
Mil gracias Javier. Me alegro de que te haya gustado. Abrazo grande
EliminarCuatro palabras pueden hacer que todo se tambalee, aunque no acudan equipos de rescate ni salga en los informativos.
ResponderEliminarTu relato es una muestra, con riqueza descriptiva, de que nunca estamos preparados para los terremotos, ni colectivos ni privados, sólo queda pedir que los elementos no se confabulen.
Un saludo Esteban
Gracias Ángel, así es. En unos segundos todo se puede tambalear. Abrazo grande
EliminarImagino (por desgracia) lo que tu protagonista sintió. Por suerte le queda la taza de café. No pudiste haberlo echo mejor. Me ha encantdo. Besos Esteban.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Geyna. Eres muy amable. Un beso
EliminarLa palabra y su poder. Cuatro palabras que producen un seísmo interior que sepulta el alma.
ResponderEliminarGran micro, Esteban. Un abrazo.
Muchas gracias Carmen. Como muy bien dices, el poder de la palabra puede ser aplastante. Un beso
EliminarMuy bueno el símil que has creado en este microrrelato, Stbn. Cuando el desamor llega a nuestras vidas lo sacude como si de un terremoto se tratara.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el título y el principio del texto. Todo parecía ir por un camino que has cambiado por sorpresa con tus últimas cuatro palabras.
¡Genial!
Un saludo.
Muchísimas gracias Alma. Me alegra que ese giro te haya gustado. Un beso
EliminarUffffff. Magnífico. Poco más que añadir. Besos
ResponderEliminarMuchas gracias Por ese Magnífico Carmen. Un beso
EliminarStbn, esas cuatro palabras con las que finalizas tu micro, tienen mayor poder de destrucción para la persona que las recibe, que el mayor de los seísmos.
ResponderEliminarMuy buen micro.
Besos
Mil gracias Pilar. Así es, esas 4 palabras pueden ser devastadoras. Un beso
ResponderEliminarGenial! Me ha encantado
ResponderEliminarMuchísimas gracias Galilea. Un beso
EliminarEl amor, el desamor, parece mentira los dos son un caos de tempestades.
ResponderEliminarAsí es Maite. Muchas gracias. Un beso
EliminarEsteban, muy buena idea la de introducir el terremoto para describir lo que puede causar un desamor; tambalean todos los valores y cimientos que mantienen viva a una persona. Muy gráfico y original. Felicidades.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Enrique. Un abrazo
EliminarDesde luego, una buena sorpresa final: el terremoto de tu micro no está causado precisamente por un movimiento de placas. Enhorabuena, Esteban. Saludos
ResponderEliminarAsí es Plácido, este seísmo está provocado por una fuerza de la naturaleza humana. Un abrazo
ResponderEliminarDesastres naturales y a veces provocados, que azotan nuestra existencia y nos dejan enterrados en vida.
ResponderEliminar¡Cuánto miedo tenemos a que no nos quieran! Lo has descrito de una manera muy visual.
Muy bueno, Esteban, hacía tiempo que no te leía. Enhorabuena.
Un beso.
Malu.
Muchas gracias Malú. Me alegra que te guste. Y contento de estar de vuelta por aquí. Un beso
EliminarTocado y hundido STBN JEJE
ResponderEliminarYo también he sentido ese terremoto interno cuando he leído esas últimas palabras, parecían una sentencia. Me ha dejado petrificada, helada... como una avalancha.
Un saludo y suerte con las votaciones.
Has conseguido mover y conmover con tu terremoto.
ResponderEliminarMuy buen relato, Esteban.
Abrazo.
Guau, que final! Valor 11 en la escala de Richter
ResponderEliminarSorprendente relato.
Un abrazo