Viajes al ayer
—¡Baja de ahí, papá! Te vas a caer.
—Quiero saber si han vuelto las golondrinas.
—¿Y eso?
—Es que madre dice que ellas guardan en su nido los besos que no me da cuando se enfada.
Me acerco hasta él y acaricio sus sienes blancas y su mente de niño.
—Quiero saber si han vuelto las golondrinas.
—¿Y eso?
—Es que madre dice que ellas guardan en su nido los besos que no me da cuando se enfada.
Me acerco hasta él y acaricio sus sienes blancas y su mente de niño.
Juan, un relato lleno de mucho sentimiento, tu frase final lo dice todo esas personas mayores que se vuelven como niños con el paso del tiempo, se acuerdan más de lo ocurrido en su niñez, que de lo que han comido a mediodía, y esto lo enlazo con tu magnífico título, esas mentes solo realizan "viajes al ayer".
ResponderEliminarBuen relato, Juan.
Un abrazo.
Cuando se viaja constantemente al ayer, cuando ya sólo se vive para recordar momentos y personas pasadas, afectos recibidos o echados en falta, es porque la vida ya carece de perspectiva. Al menos, tu protagonista parece tener quien le comprenda y consuele, como se revela en la ternura de la última frase.
ResponderEliminarUn saludo, Juan
A mi me ha recordado un poema de Bequer, hoy que es el Día de la Poesía
ResponderEliminarBesicos
Perdón Becquer
EliminarTu relato desprende la ternura de la inocencia infantil, a la que muchas veces desearíamos regresar, y, a la que algunos vuelven para quedarse.
ResponderEliminarQué bonito, Juan. Aplausos.
Tierno a más no poder, Juan, con esa imagen del niño acariciando a su padre, y esa escena en la que se buscan los besos perdidos.
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo.
Pablo.
Gracias por sembrar con semillas de ternura nuestro día a día a veces tan árido y yermo. Un placer leer este micro, Juan.
ResponderEliminarSalut.
La vejez nos hace niños otra vez. Buen micro
ResponderEliminar¡Que conmovedor! Dios nos permita llegaf a esa bonita etapa, de nuevo aunque con muchos años encima. Un beso Juan. Encantada con este relato.
ResponderEliminarUna escena que rezuma ternura y empapa de emoción. ¡Precioso! Ojalá tengamos quien nos acaricie las sienes cuando nos toque viajar al ayer. ¡Enhorabuena, Juan!
ResponderEliminarUna historia que acaricia el alma de quien la lee. Enhorabuena, Juan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Poética forma de narrar el fin.
ResponderEliminarMuy emocionante.
Suerte y saludos, Juan
Creo que tu protagonista anda descarriado: los besos que no se dan se pierden en la nada. En cualquier caso, tu micro es enternecedor.
ResponderEliminarSaludos, Juan
Juan, me llena de ternura tanto las palabras del padre que ha vuelto a ser niño, como la del hijo al comprender y dar amor y caricias a su padre.
ResponderEliminarPrecioso, micro.
Besos
¡Oh, qué bonito, Juan! Precioso, tierno, dulce, una maravilla.
ResponderEliminarAsí son los viajes al ayer, gracias por traerlos hasta cincuenta.
Un beso.
Malu.
Muy bueno.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un abrazo.