Yo soy... esa
Rota, como su vida, guarda la minifalda que papá le arrancó al vérsela puesta mirándose al espejo. Luego mientras se ajusta la silicona bajo el sujetador, piensa en las burlas que nuevamente aguantará cuando, sobre sus tacones, se levante al escuchar en boca del funcionario de turno su nombre, Julián.
Tu relato no puede estar más de actualidad con el dichoso "autobús". Me ha gustado y he visto retazos del personaje ya en 50 palabras. Supongo que como la mayoría de las trans a las que le es muy difícil incorporarse al mercado laboral se prostituye, y el funcionario es un policía en la prisión. Lo del dni es un tema...
ResponderEliminarUn abrazo Javier.
Raquel, muchas gracias por tu comentario. Me gusta tu interpretación, pero mi personaje en este caso por suerte ni se prostituye, ni está en la cárcel, simplemente es ella encerrada en el cuerpo de él, en un cuerpo que no corresponde a su identidad, y lo único que quiere ser es ella, y vivir la vida normal. Y si ya en su casa ha sufrido por eso, además en la vida corriente debe vivir cada día que en cualquier lugar oficial solo la identifiquen por su DNI, donde pone un nombre con el que ella no se identifica, es esa lucha diaria por conseguir la normalidad, como dice el título "yo soy...esa", ella quiere ser ella misma.
EliminarMuchas gracias y muchos besos.
Relato digno de ser impreso en el lateral de todos los autobuses urbanos de España.
ResponderEliminarFelicidades, Javier.
Suerte.
Rafa, muchas gracias por tu comentario, y tienes toda la razón, debería ser impreso en los autobuses, mi protagonista solo quiere ser ella.
EliminarUn abrazo, Rafa.
Como ha dicho Rafa, un tema de actualidad. Con independencia de lo que cada uno sea, piense o sienta, todo debe respetarse.
ResponderEliminarUn relato en el que se ven muy bien los contrastes entre un entorno hostil y una persona que trata de ser fiel a su identidad.
Un abrazo grande, Javier
Ángel, muchas gracias por tu comentario, es un placer volver a coincidir otro mes en día contigo al publicar, todo un honor estar junto a ti.
EliminarSí, un tema de actualidad, sobre todo como tu has dicho hay que respetar sea como sea cada uno, y ella, mi protagonista es lo que busca respeto y normalidad, lo peor es que la falta de respeto empieza ya en su casa.
Un abrazo enorme, Ángel.
De acuerdo con Rafa: tu relato tendría que sustituir el lema del dichoso autobús. Todo cuenta en la balanza del respeto y este texto es un peso fabuloso para inclinarla hacia el lado de los valientes que tanto pagan por el derecho a la felicidad.
ResponderEliminarAplausos y genuflexión con sombrero, que últimamente no lo paseo mucho y empieza el buen tiempo.
Besicos.
Patricia, muchas gracias por tu comentario.
EliminarOjalá como dice Rafa y tú fuera puesto en todos los autobuses, mi protagonista como tu dices solo busca respeto, pero es una valiente y pese a todo no renunciará nunca a lo que es y se siente, y luchará.
Gracias por ese sombrero.
Besos y muchos, Patricia.
Muy muy actual. Afortunadamente están empezando a normalizarse el proceso de l@s trans. Hace unos meses fui a unas jornadas de actualización en Pediatría y la ponencia"estrella" era sobre identidad de género y transexualidad. Fue muy interesante y la sala estaba llena...se está en proceso pero aún queda muchísimo por hacer.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu manera de sbordar el tema, Javier.
Asun, muchas gracias por tu comentario.
EliminarInteresante lo que comentas ya que pienso que cuando son niños esta cuestión debe ser más difícil de llevar.
Besos, Asun.
Esa oscura golondrina, que va de esquina en esquina, volviendo atrás la cabeza...
ResponderEliminarPues fíjate que hasta la canción cuadra con la situación que presentas en tu micro.
Y sí, dejémonos de autobuses con mensajes incoherentes y hablemos de temas serios e importantes.
Un tema potente y actual donde los haya, enhorabuena Javier.
Un beso.
Malu.
Malu, gracias a tu comentario, pues tienes razón la canción puede que le vaya al micro.
EliminarY opino como tú, dejemos pasar al autobus, cuanto más se hable más importancia toma y es el fin qye se buscaba.
Besos, Malu.
Javier, las personas que han nacido con un sexo equivocado deben superar una lucha interior, hasta que comprenden lo que les ocurre y otra exterior contra la intolerancia, la ignorancia y la incomprensión, que se hace mucho más dura cuando ni siquiera tienen el apoyo de su familia, como tu protagonista. Admirable su fortaleza para defender quién es.
ResponderEliminarEnhorabuena, un micro escrito con gran sensibilidad. Excelente.
Besos muy apretados.
Pilar, muchas gracias por tu comentario.
EliminarEs una lucha continua, día a día, y en todos los lugares, en su casa y en cualquier circunstancia de la vida.
Solo quiere ser ella misma y que todo el mundo la reconozca así tal como es ella y se siente.
Muchos besos, Pilar.
Excelente micro, Javier. Nos muestras de forma descarnada y genial el drama de aquellos a quienes no se les respeta su identidad de género. En mi país, desde el año 2009 es posible pedir el cambio en el DNI, lo que por supuesto no termina con los problemas de estas personas, pero algo ayuda, por lo menos ya no lo llamarán Julián.
ResponderEliminarY en cuanto a lo del famoso autobús, me llama la atención no haber leído a nadie diciendo que lo que afirmaba era una verdad a medias, y por lo tanto, una mentira.
Un abrazo.
Georges, muchas gracias por tu comentario.
EliminarComo tú dices con el cambio de DNI ya comienza un primer paso de reconocimiento, pero aún así su lucha debe continuar hasta lograr su total identidad como estas personas se sienten.
Un abrazo, Georges.
Abordas un tema doloroso para muchas personas, la identidad de género cuando el sentir y los genitales no coinciden. Estas personas se enfrentan a inumerables obstáculos familiares, educativos, sociales y legales. A algunas las humillan haciendo que se desvistan para renovarse el DNI. A tu protagonista aún le espera un largo camino en la lucha por el respeto y la inclusión. Todo sería mucho más fácil si comprendíéramos que la identidad de género no se elige.
ResponderEliminarUn micro magnífico, sensible y valiente, Javier. Enhorabuena y besos.
Carmen, muchas gracias por tu comentario.
EliminarTotalmente de acuerdo en todo lo que dices, y aún le queda un largo de camino de humillaciones y burlas.
Besos, Carmen.
Javier, ya en el título, nos muestras el camino por donde va a ir tu micro. Has escogido un tema que, aún en el siglo XXI, la sociedad no sabe afrontar con la naturalidad que se merece.
ResponderEliminarEn cuanto a lo del autobús naranja, los detractores de ciertos mensajes no saben que con prohibir ciertas cosas acaban consiguiendo el efecto rebote, y es que se le ha dado mucha más publicidad gracias a ellos. No aprenden. Ni aprenderán a respetar la libre opinión. Pero les seguirá saliendo el tiro por la culata.
Un microPuchades que destila tu estilo personal.
Un abrazo y mis mejores deseos para quien tú sabes.
Pablo.
Pablo, gracias por tu comentario y muchas gracias por esos deseos finales, los haré llegar a quien corresponde.
EliminarUn tema complicado y que por desgracia a estas personas aún les queda un largo camino por recorrrer para lograr una integración total y un justo reconocimiento a su verdadera identidad.
Un abrazo enorme, Pablo.
Tocas un tema de rabiosa actualidad, pero que lo sufren algunas personas desde siempre. Parece, aunque muy lentamente, que las cosas van cambiando a pesar de las actuaciones fundamentalistas de algunos. Muy interesante, Javier, para tomar conciencia de lo mal que lo tienen que pasar las personas afectadas. Un abrazo.
ResponderEliminaruana, muchas gracias por tu comentario.
EliminarTienes razón, van cambiando las cosas, peto aun así estas personas tienen que luchar mucho para lograr que sea reconocida su identidad, con la que verdaderamente se sienten ellas o ellos mismos.
Besos, Juana.
A veces me pregunto si realmente vivimos en una sociedad moderna en pleno siglo XXI. Un tema bien actual el que nos has traído este mes y tratado de manera excelente.
ResponderEliminarUn abrazo, Javier.
Fina, muchísimas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarBesos, Fina.
Hola, Javier. Has reflejado de forma fiel el sentimiento de ella. Lamentable que, por hacer lo que su cuerpo le pide, tenga que resignarse a soportar la humillación de ¡hasta su propio padre! Muy triste la situación de Julián; pero seguro que, algún día cercano o lejano, ella habrá puesto su pedacito de arena para sensibilizar a la sociedad de algo que, por mucho que se niegue, está ahí. Enhorabuena.
ResponderEliminarEnrique, muchas gracias por tu comentario.
EliminarA ella le toca luchar en todas partes por ser quien ella se siente, incluso en su propia casa.
Espemos que con el tiempo la sociedad no sr fije tanto en el DNI si no en lo que una persona siente que es.
Un abrazo, Enrique.
Buen tema y de actualidad.
ResponderEliminarMaite, muchas gracias por tu comentario.
EliminarBesos.
Ser diferente por ser uno mismo es difícil de cuadrar en la cultura del encajonamiento. Por eso hay que ser muy valiente para decidir romper crisálidas y transformarse en algo para los que muchos no quieren estar preparados.
ResponderEliminarTodo esto lo has descrito a la perfección en tu magnífico relato, Javier. Enhorabuena.
Un fuerte abrazo para ti y otro para Pilar.
Antonio, muchas gracias por tu comentario.
EliminarCuanta razón tienes, somos una sociedad de etiquetas o como tu has dicho de encajonar a cada uno en un sitio y muy poco dados a admitir cambios y a que alguien se sienta diferente a lo que los demás pensamos que debe ser.
Un abrazo enorme, Antonio.
Yo soy esa –sin los puntos suspensivos- era el título de una película que protagonizó la Pantoja, recordaba el título aunque la película no la vi, más que nada porque no me atraía lo más mínimo, y luego, al leer algunas de las críticas que tuvo, deduje que debe de ser un bodrio de categoría.
ResponderEliminarTambién el título me ha recordado la canción de Mari Trini, Yo no soy esa, ésta ya con mucho más fundamento y mucha más reivindicativa, en el que una mujer intenta ponerle claras las cosas al hombre con el que se relaciona sentimentalmente.
La historia que esbozas en tu magnífico microcuento va mucho más allá y presenta a un personaje que debido a su identidad sexual -cuestión que ahora está de plena actualidad con el autobús de marras que me recuerda aquello tan rancio de las peras y las manzanas sobre lo que peroraba la cónyuge de un expresidente del gobierno de España de cuyo nombre no quiero acordarme- diferente ha tenido que sufrir toda clase de incomprensiones y de acosos, empezando por su propia familia, y cuyo fin no parece vislumbrarse a corto plazo, como apuntas en tu historia y como se ve en la realidad de cada día, en la que, en la sociedades, parece ocurrir como en el juego del parchís que, de repente, te comen y te mandan a casa y tienes que comenzar de nuevo.
Por desgracia, aún hay muchas personas que pueden verse reflejadas en tu microcuento, y eso en las sociedades más avanzadas de este bello y, tantas veces, terrible planeta, porque en las más atrasadas las salvajadas y los crímenes que se cometen contra estas personas son espantosos.
Un abrazo, Javier.
Enrique, muchísimas gracias por tu comentario, como siempre completísimo y enriquecedor. Poco que añadir, solo desear que estas personas pronto no tengan que demostrar a nadie quienes son y como sienten su identidad sexual.
EliminarUn abrazo enorme, Enrique
Antes de leer, ya estaba viendo a La Pantoja y a Julián Muñóz, pero veo que tu relato va más allá.
ResponderEliminarYo creo que para este tipo de personas el problema es la sociedad, en casi todos los casos y más al sumarse encima al problema físico. Eso es lo peor de haber nacido con unos genitales que no coinciden con su sexo cerebral. Encima la sociedad les negamos su verdadero sexo, los deshumanizamos, discriminamos y agredimos.
Muy bueno, Javier. Muchos besos.
Olga, muchas gracias por tu comentario.
EliminarPlenamente de acuerdo con todo lo que dices, ojalá pronto la sociedad cambie más de lo que lo está haciendo.
Besos, Olga.
Javier. Has expuesto el problema con muchísima sensibilidad desde el punto de vista humano, y mucha sabiduría literaria, porque has creado (no reflejado) a Julián.
ResponderEliminarToda la suerte, y un abrazo
María Jesús, muchas gracias por tu comentario.
EliminarMe encanta que me digas que lo he creado, este personaje lo llevaba en mi cabeza hace tiempo y estoy muy contento de haberle dado vida y palabra.
Besos, María Jesús.
Lo he visto venir y... sin embargo... muy bueno, muy certero
ResponderEliminarLuisa, muchas gracias por tu comentario.
EliminarBesos.
Javier, ¡vaya sorpresa final! Muy buen micro. Siempre haciéndonos reflexionar sobre la actualidad. Enhorabuena.
ResponderEliminarSaludos
Plácido, gracias por tu comentario.
EliminarPues lo escribí mucho antes que la actualidad se viera inundada por este asunto.
Un abrazo, Plácido.
Hermoso relato, Javier, pese a la crueldad del tema, pero no por ser cruel es menos real. Has reflejado muy bien el sufrimiento al que cada día se enfrenta tu protagonista.
ResponderEliminarTe felicito.
Un beso.
Alma, muchas gracias por tu comentario.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Besos.
Realmente, debe de ser muy difícil vivir en un cuerpo que no es el tuyo. Y más difícil todavía si recibes rechazo del exterior. Es mucha presión, para cualquiera.
ResponderEliminarBien contada esa resignación angustiada en la que, lamentablemente, vive tu protagonista.
Abrazo, Javier.
Carles, muchas gracias por tu comentario.
EliminarComo dices debe ser muy angustioso llevar una vida así, donde no encuentras ayuda ni en casa.
Un abrazo, Carles.
Tan real y doloroso amigo mío. Hermoso relato de la cruel realidad del día a día de muchas personas. Qué difícil debe ser vivir así. Un abrazo grande.
ResponderEliminarCarmen, muchas gracias por tu comentario.
EliminarBesos, Carmen.
Javier, un relato redondo, por la temática y por la simple belleza que enmarca la situación en un contexto de discriminación, frente al cual, con coraje y resignación, el protagonista de tu relato da la cara cada día.
ResponderEliminarSabes que soy...ese admirador de la vertiente humana de tus relatos, así que quedo rendido. El comienzo del relato es maraviloso al establecer ya un paralelismo genial entre minifalda rota y vida de Julián, última palabra que me sabe a lance por chicuelinas para rematar un quite excelente en los medios de la plaza de cincuenta.
Abrazos, Javier.
Manuel, muchísimas gracias por tu comentario, me dejas sin palabras.
EliminarSí, mi protagonista sufre discriminación, incluso en su casa. Tienes razón con el principio del relato, quería hacer esa comparación que dices entre la minifalda y su vida. Y gracias por esos adornos toreros en tu comentario.
Muchas gracias de nuevo, Manuel.
Un abrazo enorme.
Cada vez me resulta más indignante la actitud de ese sector de la sociedad que anda siempre metiéndose en lo que cada uno quiera hacer con su vida sin molestar a nadie. Y me pregunto qué narices se cuece en sus estrechas mentes; qué es lo que hace que sus traseros conservadores se remuevan inquietos en sus asientos al ver ese uso inocuo de la libertad en los demás.
ResponderEliminarMe alegra mucho por lo tanto que haya voces que pongan las cosas en su sitio, y más como esta tuya, tan sensible y persuasiva al mismo tiempo.
Enhorabuena y gracias, Javier.
Un abrazo.
Enrique, muchas gracias por tu comentario, tienes todo la razón, hay mentes que no aceptan que cada cual sea como le de la gana, y que se pueda mostrar al resto del mundo tal y como se siente. Esperemos que poco a poco todo cambie.
EliminarUn abrazo enorme.
Amigo Javier, se agradece que se traten temas tan candentes y actuales como es la situación de los transexuales. Es una oportunidad buena para hacer visibles sus angustias y miedos.
ResponderEliminarFelicidades.
MªJosé, muchas gracias por tu comentario.
EliminarPues te puedo asegurar que cuando lo escribí hace casi, dos meses, el tema no estaba tan de actualidad y el azar ha hecho que coincidiera.
Besos, MªJosé.