El cartero ya no llama ninguna vez (II)
Procuro calmar mi conciencia pensando que lo tuvo merecido, principalmente por su lujuria, pero sobre todo por el exceso de confianza y su falta de discreción. Para ella dejé el sufrimiento de la ausencia. Yo disfruto cotilleando la correspondencia de ese día, mientras el cartero fertiliza las azaleas del jardín.
Jesús, este asesino se conforma con poco o con mucho, tal vez con verla sufrir, pese a sus remordimientos. Esos sí, las azaleas van a salir bien hermosas, espero que no lo hagan tintadas de un rojo acusador.
ResponderEliminarBuen relato, Jesús.
Un saludo.
Veo que en esta segunda parte se trata de saborear la venganza. Las cartas, como en una partida infernal, siguen presentes dando al relato un poderoso hilo conductor.
ResponderEliminarsaludos, Jesús.
No sólo ha cometido un crimen, sino que, además, se recrea en él, en sus consecuencias inmediatas, tanto en el sufrimiento de ella, como en mirar la correspondencia ajena y en pensar en la última utilidad del pobre cuerpo del cartero.
ResponderEliminarUn saludo
Sí, se recrea en su crimen, al mismo tiempo que intenta acallar su conciencia. Y yo creo que hasta lo consigue. Es frío y calculador... Además de vengativo y "justiciero".
ResponderEliminarEnhorabuena por tu micro.
Jesús, no tenías que haberlo hecho: quizá el nuevo cartero sea peor que el anterior.
ResponderEliminarSaludos
¿Ya van dos carteros? Este al menos sirve para que las azaleas florezcan con mayor intensidad.
ResponderEliminarJesús, nos presentas a un asesino que saborea la venganza y le da lo mismo que esta se sirva en plato frío o en caliente.
Enhorabuena, de nuevo, e insisto en que nos seguiremos leyendo. Yo procuraré no mandarte ninguna carta.
Saludos.
Y el caso es que uno de mis primeros trabajos, allá en mis lejanos 19 años fue de cartero. Lo que es la vida. :-)
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