El duelo
Yo buscaba una muesca más en mi revólver, pero mis labios solo encontraron el frío de sus dientes. Dejamos de vernos. Hoy ha venido a mi lecho, me ha mirado, sonreído, acariciado, ha medido la temperatura de mi boca, y ha corrido a poner una muesca más en su guadaña.
Antes o después, siempre, la Parca, acaba añadiendo una muesca más en su guadaña. Lo que no entiendo es por qué de tanta prisa.
ResponderEliminarMuy bueno tu relato, amigo Luis.
Vaya mi abrazo y mi like it.
Oh, Luis, ¡qué bueno!
ResponderEliminarUnas veces se gana y otras se pierde, y aquel que lo logra añade una muesca más, lo malo es que cuando gana la muerte no hay segundas oportunidades.
ResponderEliminarBuen relato, Luis.
Un abrazo.
De poco sirve querer conquistar a esta dama de motu propio, por mucho que a algunos pueda seducirles. Ella es la que marca los tiempos, siempre vence y lo hace cómo y cuando quiere, sin previo aviso; las muescas, ya infinitas, más las que de manera inevitable vendrán, demuestran su poder último e inexorable. La frialdad de nuestra boca, cuando iguale a la de la suya, será el barómetro que marque el momento en que le perteneceremos.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Luis
Me ha gustado mucho Luis. La forma de narrarlo. Espléndido. Suerte en las votaciones.
ResponderEliminarUn saludo
En ese duelo de matadores ha primado la experiencia.Me ha gustado ese tú a tú con el que planteas el encuentro final con la Innombrable.
ResponderEliminarsaludos, Luis.
Me ha gustado mucho tu relato, Luis. No sabría decir por qué en concreto. Es el conjunto el que produce en mí esa admiración. Te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy buena la última frase, Luis; "una muesca más en su guadaña"; el resumen y broche final perfecto para este duelo.
ResponderEliminarUn saludo.
La parca es caprichosa y aparece siempre cuando menos se la busca.
ResponderEliminarUn relato muy realista que merece tenerse en cuenta a la hora de las votaciones.
Saludos
Se puede jugar con la muerte y ganar, pero sólo en un primer round. El combate lo gana siempre ella.
ResponderEliminar¡Muyyy bueno!
Se puede jugar con la muerte y ganar, pero sólo en un primer round. El combate lo gana siempre ella.
ResponderEliminar¡Muyyy bueno!
¡Vaya! El pistolero ha acabado encontrando a alguien a quien no puede derrotar. Un buen micro. Saludos, Luis
ResponderEliminarUff, Luis es bueno, bueno...El tema no es que me guste mucho. Tú lo has bordado como una muesca en un bordado con hilo fino.
ResponderEliminarBesicos, amigo
En este duelo el protagonista acabará perdiendo.
ResponderEliminarMuy original y muy bien contado, Luis. Un abrazo.
Muy buen duelo de 50.
ResponderEliminarAunque ya sabemos quien apuesta más fuerte y quien gana siempre la batalla.
Un beso Luis.
Un duelo desigual, porque sabemos incluso de antemano quién ganará al final de este lance que llamamos «vida».
ResponderEliminarUn gran cincuenta el tuyo, Luis. Enhorabuena y nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Me inspiró una novia que tuve, provocadora, y suelta de risa. La oscuridad del reservado y el ímpetu de mis veinte años no pudieron con la frialdad de sus dientes ni con la estrechez de sus piernas apretadas. La dejé marchar. Si volviera ahora, el duelo sería mucho más desigual.
ResponderEliminar¡Vaya! ¡Si me ha salido otro de 50!
ResponderEliminarQue buenísimo relato Luis, con la muerte nadie puede (bueno quizás uno que otro). Divertido saber que te inspiro una exnovia, debiéramos sacar un "Detrás de 50 palabras", con las historias detrás de nuestras historias, obviamente contadas en 50 palabras.
ResponderEliminarAprovecho de agradecer tu texto en mi copia del libro "El bosque de las palabras" que te tomaste la molestia de dedicar. Muchas gracias.
Un abrazo enorme.