Insobornable
Esperaban una reunión tensa, pero Germán callaba. Incómodo, intentó aflojarse la corbata, sin éxito.
—Entendemos entonces, Germán, que las cuentas carecen de irregularidades.
Asintió, y sintió que le faltaba aire. Pasó de rojo a morado y, para asombro de todos, cayó asfixiado segundos después.
La corbata fingió no saber nada.
—Entendemos entonces, Germán, que las cuentas carecen de irregularidades.
Asintió, y sintió que le faltaba aire. Pasó de rojo a morado y, para asombro de todos, cayó asfixiado segundos después.
La corbata fingió no saber nada.
Me temo que el último escollo ha sido rebasado. Como parece su primera vez, el insobornable de otrora, se ruboriza y se avergüenza de su propia dehonestidad. Después, una vez enhebrado el hilo, quedará cosido como un nudo más a la red, si se recupera del desmayo.
ResponderEliminarUna buena nota de humor negro sobre el oscuro asunto de la corrupción. un abrazo, Álex.
Una corbata justiciera que pone las cosas en sus sitio, con un juicio sumarísimo y una pena máxima, sin necesidad de pasar por largos trámites judiciales. La insobornable es esa tira de tela, no el dueño del cuello corrupto que la lucía. A menudo, en las cosas o gestos más simples, está la sabiduría y la verdad.
ResponderEliminarEspero que todo te vaya muy bien.
Un abrazo muy grande, Álex
Estupendo relato de cierre de un mes que nos ha dejado una buena lista de sobornables ahí afuera.
ResponderEliminarMe encanta la frase de la corbata, sobria e irónica, como la justicia que ha abandonado este país.
Un abrazo, capitán.
A esa corbata deberían contratarla en el Tribunal Supremo. Sabe reconocer un caso de malversación de fondos públicos en cuanto lo ve.
ResponderEliminarUn abrazo, Alex.
Se me ocurren muchos usos y usuarios para tu corbata insobornable y justiciera. jejej!!
ResponderEliminarBuen relato Álex.
Un abrazo.
Una corbata justiciera, en nuestro país harían falta bastantes.
ResponderEliminarTu frase final es muy buena, es casi como la que utilizan muchos políticos "no me consta".
Buen relato, Álex.
Un abrazo.
¡Una corbata que imparte justicia como es debido! Es lo que tendría que suceder cuando el ser humano no cumpla con sus obligaciones judiciales. Ya va siendo hora de que alguien, o algo, ponga las cosas en su sitio. ¿Dónde se vende este complemento tan justo? Habrá que adquirir unas cuantas de estas corbatas y hacerlas llegar a determinadas instituciones públicas de este país. Y que ajuste cuentas con estilo. Y si tiene los colores de tendencia, mucho mejor, que la moda y la justicia no tienen por qué andar a la greña.
ResponderEliminarBuen relato, Álex, para poner broche de oro a otro gran mes de excelentes cincuentas.
Un abrazo desde la lejanía de estas tierras.
Cuánto se parece esa corbata a una horca. Creo que si en Hollywood tuvieran noticia de tu relato no tardarían en sacar una película de terror, y no habría que descartar la saga completa, jaja.
ResponderEliminarEstupendo relato, Álex, y, como siempre, de los que mueven al debate, pues toca un sentimiento bastante extendido entre la sociedad, mezcla de rabia e impotencia.
¡Un abrazo!
Muy imaginativo, Álex. Espero que esa corbata no se la hubiesen regalado para el día del padre. Un abrazo.
ResponderEliminarEse insobornable de tu microcuento parece sacado de la más rabiosa actualidad –como suele decirse, aunque los rabiosos creo que somos nosotros al ver cómo nos han robado y cómo nos toman el pelo-, en el que tantos y tantos pillados con el carrito de los helados juran y perjuran que no sabían nada, que pasaban por allí, que en el cesto sólo hay unas pocas manzanas podridas.
ResponderEliminarPero los agujeros que le han hecho a la economía de nuestro país son más grandes que el que hay en la capa de ozono –aunque dicen que se está cerrando- y nadie es responsable de nada ni sabía nada, no me extraña que en el mundo de la imaginación haya que recurrir a una corbata para hacer justicia, pues supongo que ella sí que es insobornable, y, además, sabe reconocer al primer apretón de cuello al honrado del corrupto.
Irónico y pertinente microcuento, Álex, que nos deja con una sonrisa en la boca después de tantas irritaciones como nos provoca tanta sirvergonzonería y descaro.
Un abrazo.
Una corbata que parece erigirse en la mano ejecutora de su conciencia. Parece que en esta sociedad de alma corrupta, no habrá paz para los honrados.
ResponderEliminarMuy bueno, Álex. Enhorabuena.
Un fuerte abrazo y enhorabuena por esas 3.500 historias.
Una corbata justiciera muy necesaria en estos tiempos que corren...
ResponderEliminarBuen relato Álex.
Beso.
Malu.
Relato simbólico, alusivo, sarcástico y de plena actualidad para mentes despiertas.
ResponderEliminarAbrazo virtual, Alex
La corbata, haciendo el papel de conciencia.
ResponderEliminarIngenioso, Álex.
Saludos
Muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios. Me alegro de que os haya gustado el relato. Es cierto que con la última frase quería que la corbata "hablara", irónicamente, como hablaría un corrupto o un cómplice cuando el foco está sobre él.
ResponderEliminar¡Abrazos!