Planes rotos
Lo inevitable tiene que ser así. Dulce o amargo, triste o alegre... no importa cómo... pero así.
Tendría que decírselo esa misma tarde. Habían hecho muchos planes para el próximo año. Tendrían que olvidarlos todos.
Él no querría que esto hubiese sucedido ahora. Pero, sorprendentemente, ocurrió... Sin esperarlo...
Estaba embarazada.
Tendría que decírselo esa misma tarde. Habían hecho muchos planes para el próximo año. Tendrían que olvidarlos todos.
Él no querría que esto hubiese sucedido ahora. Pero, sorprendentemente, ocurrió... Sin esperarlo...
Estaba embarazada.
Siempre queremos que todo transcurra como hemos previsto, pero el azar y otros factores también juegan y cambian los planes, lo que no tiene que ser, necesariamente, un drama, sólo algo diferente a lo que se había pensado, quizá un camino alternativo que trae consigo, además de cambios, por qué no, inesperadas alegrías.
ResponderEliminarUn abrazo, Salvador
Muchas gracias, Ángel. Siempre buscando respuestas.
EliminarUno planifica, pero luego las circunstancias pueden modificar y cambiar esos planes, ojalá esa ruptura que les sucede a tus protagonistas sea para mejor y para lograr una mayor unión entre ellos.
ResponderEliminarBuen relato, Salvador.
Un abrazo.
Gracias, Javier. Seguro que piensa que ya los niños no vienen con un pan debajo del brazo.
EliminarBueno... Ojalá todos los planes se truncasen por recibir a un nuevo miembro en la familia. Es una rotura bastante dulce desde mi perspectiva. Los niño tienen pros y contras, pero todos los padres dicen que compensa, por algo será.
ResponderEliminarUn abrazo Salvador
Por algo... sí. Muchas gracias, Raquel.
EliminarUn embarazo y su consecuencia: el nacimiento de un niño, cambia radicalmente la vida de los padres. No es necesario experimentar esa sensación para darse cuenta. Buen relato, Salvador.
ResponderEliminarUn abrazo.
Se ven los cambios, sí. Muchas gracias, María José.
EliminarLa llegada de una criatura lo cambia todo en la vida. Adiós a los planes de casi cualquier tipo.
ResponderEliminarUn buen relato, Salvador.
Un saludo.
Todo y quien diga que no... Muchas gracias, Alma.
EliminarNo parece que esta buena nueva vaya a ser del agrado de la pareja. Hoy día tanto planes profesionales como de ocio, prorrogan indefinidamente la intención de ser progenitores, de ahí la caída de la natalidad en los países desarrollados.
ResponderEliminarA menos, que decidan interrumpir el proceso, los planes, como bien titulas, quedan rotos.
Buen tema y buen relato, Salvador.
Lo dejamos para más tarde y cuando llega, así, sin esperarlo, sin desearlo... entonces... Muchas gracias, Manuel
EliminarCasi siempre que sucede, es porque se ha permitido que ocurra. Así que si juegas a pecho descubierto, las sorpresas son previsibles.
ResponderEliminar¡Muyy buen micro!
Muchas gracias, Galilea. El riesgo es el riesgo.
EliminarDeben ser jóvenes, muy jóvenes los protagonistas del micro: los embarazos ahora no ocurren de manera tan inesperada. De hecho, llega un momento en que no ocurren nunca.
ResponderEliminarSaludos, Salvador
Eran jóvenes, querían vivir la vida, hicieron muchos planes... planes que ahora no podrían cumplir. Muchas gracias, Plácido.
ResponderEliminarDemasiado por vivir antes de convertirse en padres. Esta experiencia se va postergando porque los jóvenes han de resolver antes su propia vida.
ResponderEliminarUn abrazo, Salvador.
Muy esperado parece que no es el embarazo. Deduzco esto por cómo ella, la embarazada, nos va desgranando todo lo que tendrá que hacer para comunicárselo a su pareja (el tercer párrafo nos descubre que para él no es el mejor momento). Pero espero que, cuando se produzca el ya inevitable desenlace, lo que hoy no parece «gustar» mucho termine siendo la alegría y la sal de esa relación. Serán planes rotos, pero serán sus planes (aunque no planificados).
ResponderEliminarEnhorabuena, Salvador, por tu historia de esta pareja que va a tener un hijo (o hija), con todo lo que ello supondrá para ella.
Un saludo cordial.
Hay un viejo refrán que dice que el hombre propone y Dios dispone, y en la palabra Dios que cada cual incluya lo que crea, pero lo cierto es que la vida es así, decidimos cosas, planificamos, pero el encadenamiento de los hechos lanza su carta, la cual, muchas veces, es un triunfo, y nos gana la partida.
ResponderEliminarEso parece que les ha ocurrido a la pareja que nos presentas en tu microcuento, ella como protagonista y él ausente y ajeno a lo que el destino va a depararle dentro de poco.
Lo peor de todo es que lo ocurrido no se debe a una decisión común, sino a un hecho fortuito, aunque ciertas acciones conllevan un riesgo. Y no sabemos cómo aceptará el hombre esa sorpresa que va a romper todos sus planes y le va a cambiar la vida.
Una historia muy actual, de unos tiempos en los que han cambiado mucho las cosas con respecto a todo: trabajo, familia, perspectivas de futuro...
Un abrazo, Salvador.
Siempre es grato leerte Salvador, aunque sea en la lista de compras.
ResponderEliminarEstupendo relato, de esos con el giro final que siempre das.
Un gran abrazo y espero coincidir contigo en la web para conversar largo y tendido.