Secretos de pasillo
Ayer mi profe se acercó con cautela, me apartó un rizo de la frente y acarició mi mejilla. Me dijo un discreto "te quiero" y me propuso, con una sonrisa confusa, vernos a la salida.
Observé sonrojado el pasillo vacío. Le guiñé un ojo.
Allí nunca me permito llamarlo papá.
Observé sonrojado el pasillo vacío. Le guiñé un ojo.
Allí nunca me permito llamarlo papá.
Precioso este texto que juega con el equívoco para, primero alertarnos y después, asentarnos en la complicidad de una relación de amor tan especial.
ResponderEliminarSaludos, Mª Belén.
Una complicidad de pasillo que va más allá de las aulas.
EliminarEs bonita una relación tan especial entre padres e hijos.
Muchas gracias Manuel. Un abrazo.
De una forma "sencilla" y muy sensible nos abres los ojos y haces que nos planteemos varias cuestiones. Una de ellas es por qué una simple muestra de cariño entre un adulto y un niño, creo que en demasiadas ocasiones, se ve de forma equívoca y no como lo que es. Me ha gustado Belén. Un saludo y suerte.
ResponderEliminarLa muestras de cariño sincero y limpio son bonitas. Nunca deberiamos reprimirlas a quienes queremos.
EliminarMuchas gracias jesús.
Un abrazo.
Genial relato. ha encantado. Creo que reúne todas las condiciones para un diez.
ResponderEliminarVa mi "me gusta" y un fuerte abrazaco, amiga Belén.
Muchas gracias por tus palabras, like y por estar siempre.
EliminarUn beso grande Isidro.
Precioso. Me ha encantado, Belén. Está tu gran sensibilidad reflejada en cada palabra. Enhorabuena, guapa.
ResponderEliminarBesos.
Y en tu lectura tan sensible siempre María José.
EliminarMuchas gracias. Un beso bonita.
¡Vaya nivelazo con que ha empezado este mes! Mancantao el micro.
ResponderEliminarGracias por compartirlo, Belén.
Salut.
Muchas gracias a ti por leerlo y comentar. Seguro que el nivel va en aumento.
EliminarUn abrazo dipandra.
Belén, has jugado al engaño, creía estar viendo una relación entre profesor y alumna, y además con ese genial título, que cuando he leído la palabra papá, el relato ha dado un giro de 180º.
ResponderEliminarBuen relato, Belén, me ha gustado.
Besos.
Muchas gracias Javier.
EliminarHay secretos en los pasillos de la vida que cobran fuerza cuando el cariño es tan grande. La relación de un padre con sus hijos debe ser siempre autentica y entregada.
Un beso.
¡Qué bueno y preciosísimo, M.Belén! De esos relatos que te dejan una sonrisa para todo el día.
ResponderEliminarAbrazotes.
Me encantan las sonrisas, darlas y recibirlas.
EliminarMuchas gracias Patricia. Besotes.
Esas apariencias que tanto engañan, demuestran que no debemos quedarnos con la primera impresión que, al contrario de lo que suele decirse, no siempre es la que vale. Hay que ser prudentes antes de etiquetar a las personas y a sus relaciones. Siempre somos más complejos de lo que parece a simple vista, de hecho, nunca llegamos a conocernos, ni siquiera a nosotros mismos.
ResponderEliminarUn relato de secretos que sorprenden y deleitan.
Un abrazo grande, Belén
La prudencia es la madre de las ciencias y ver lo que no es un defecto demasiado frecuente entre las personas.
EliminarSi todos tuviéramos la mirada y la mente limpia como cambiarian los secretos de los pasillos de la vida.
Y si no nos empeñáramos en saber más de los demás que de uno mismo cuanto tiempo no sería perdido.
Muchas gracias Ángel.
Un abrazo igual o más de grande.
¡Encantador! Sin más ni más dejas que hoy sonría leyendo tu micro. Muchos besos y saludos Belén.
ResponderEliminarCuanto me alegra tu sonrisa, es uno de los gestos más bonitos que podemos provocar, regalar y disfrutar.
EliminarMuchas gracias Nala. Un beso grande.
La vida es bella porque el mundo es bonito cuando las relaciones son limpias, cálidas, hondas.
ResponderEliminarGracias, Belén, por destacar el lado bueno de una realidad que, hasta el desmentido del desenlace que apuntas, todos llegamos a pensar que pudiera ser mucho peor.
Un abrazo
Así es, la belleza de vivir cuanto todo es tranparente, autentico y lleno de ternura.
EliminarSiempre buscar el lado bueno de la vida.
Muchas gracias Carmelo.
Un abrazo.
¡Qué bien engañas al lector, creándole cierto desasosiego para luego regalarle un final de alivio! Genial, Belén.
ResponderEliminarSuerte.
Siempre es mejor regalar la parte buena e inocente de la vida, que de lo otro ya vamos bastante servidos.
EliminarMuchas gracias Rafa.
Abrazos.
Conozco varios casos de padres o madres que han dado clases a sus hijos y es curioso ver cómo se tratan en clase y luego fuera del colegio o instituto. Por norma, en centros grandes no permiten que un docente de clase a sus hijos, siempre habría comparaciones y seguramente el hijo sería mirado diferente, tanto por los compañeros, como por el resto de profesores.
ResponderEliminarMuy interesantes estos secretos de pasillo que nos dejas, mi querida poeta azul.
Un beso grande. Un placer leerte.
Malu.
Como maestra que soy opino lo mismo que tú Malu. No deben mezclarse ambos ambientes.
EliminarMuchas gracias guapísima. Mil besos azules.
Las relaciones de padres e hijos en el aula son difíciles en extremo. Han de ser muy cautelosos con sus afectos y con la confianza mutua, pues pueden suscitar agravios comparativos. Como dice Malu, siempre que es posible se evita la coincidencia.
ResponderEliminarAquí, tras el equívoco al que has llevado al lector, descubrimos el encanto de esta relación familiar.
Es un texto muy bello, Belén. Besos.
Lo mismo que cursar a dos mellizos o gemelos en el mismo aula, han de relacionarse más allá de su lazo familiar.
EliminarLas relaciones sanas sean del tipo que sean siempre son bonitas.
Muchas gracias Carmen. Un beso.
Como nos has engañado, que malvada. Yo afilando mis garras de la lujuria, y mi gozo en un pozo... era su papá.
ResponderEliminarUn abrazo Belén.
Jajajaja... A veces es bueno sacar tu lado malvado y precipitarse a la confusión.
EliminarMuchas gracias Raquel.
Abrazos.
Es lo peor que le puede pasar a un adolescente, que el padre sea su profesor, de cara al resto de los compañeros. No me extraña que se escondan por los pasillos, jajaja. Una cuestión: ¿Será objetivo en los exámenes? Besos, Belén.
ResponderEliminarJajajaja... espero que sea un profe-padre muy legal.
EliminarMuchas gracias Olga. Un beso guapa.
Escribes muy bonito, Belén. A cada palabras le impregnas tu sensible sello personal, ya sea a un acomodador de cine, o a un padre con su hijo.
ResponderEliminarMe agrada mucho leerte.
Suerte y un besito virtual.
Más me agradan tus cariñosas palabras María Jesús y tu buena memoria.
EliminarMuchas gracias preciosa. Besos a cientos.
Magnífico relato!!! Enhorabuena. Mil besos.
ResponderEliminarMuchas gracias Carmen. Besos mil bonita.
Eliminar¡Ooohhh, qué bonito! (Es lo único que se me ocurre decir. Lo siento, Mª Belén).
ResponderEliminarUn abrazo.
A veces un Ohhhhh suena de lo más bonito :). Muchas gracias Fina. Un beso.
Eliminar¡Vaya sorpresa final! Estaba pensando en lo peor.
ResponderEliminarEnhorabuena por el micro, Mª Belén. Saludos
Todos los secretos de pasillo deberían ser tan inocentes como este.
EliminarMuchas gracias Plácido. Un abrazo.
Precioso cincuenta el que nos regalas este mes, María Belén. Nos llevas por una senda algo confusa al principio para desvelarnos al final una relación paterno-filial, "clandestina y cómplice", entre un padre-profesor con su hijo-alumno. Y además lo haces con tu magnífica manera de escribir. ¿Se puede pedir más? Pues sí, al menos es lo que te pido yo: que sigas escribiendo así de bien y que nosotros podamos disfrutar de ello.
ResponderEliminarEnhorabuena por esta historia. Nos seguimos leyendo. Por mi parte, con esa devoción que sabes que tengo por todo lo que publicas, aquí o donde sea.
Besos.
Que bien expresas siempe lo que queremos decir o sentir.
EliminarY yo pido que sigas comentando con ese don tan maravilloso que tienes para hacerlo.
Muchas gracias por tus palabras y presencia siempre, eres un lujo.
Un beso José Antonio
Tu relato es como un imán. Dos polos opuestos que al final convierten un boceto de rechazo y asco en una sensación cálida que te atrae y te deja meciéndote sobre una sonrisa de oreja a oreja.
ResponderEliminarNada de lo que escribes deja indiferente, Belén. Sabes dejar sensaciones entre los párrafos que acaban calando tras el punto final. Eres una artista.
Enhorabuena, compañera.
Un fuerte abrazo.
Tú dejas tus sensaciones en cada cosa que escribes, ya sea un comentario o un texto. Haces que nos calen tus palabras en todo lo que leemos.
EliminarMuchas gracias Antonio. Un beso grande.
Ojalá todas las relaciones humanas fueran tan sanas y entrañables como la de este padre y su hijo. Qué bien has plasmado la situación para hacernos ver que una misma escena, si ignoramos algún detalle importante, puede significar dos cosas tremendamente diferentes.
ResponderEliminarGran propuesta, Belén, interesante en su fondo y hermosa en su puesta en escena.
Un beso.
Ojalá así fueran siempre, volarían las sonrisas.
EliminarUn pequeño detalle puede cambiar el curso de la vida.
Muchas gracias Enrique por tus cariñosas y acertada palabras.
Un beso.
Jajaja, también caí en pensar lo que no era. Estupendo relato Belén. Un abrazo y un beso de pasillo.
ResponderEliminarMuchas gracias Jean. Abrazos y besos inocentes de pasillo. :)
EliminarOriginal bueno y sorprendente. Gracias por escribir así
ResponderEliminarbss-