Trigonometría
Víctima de la trayectoria recta del disparo y a pesar de estar cuadrado su cuerpo cayó redondo. Nunca debió ocupar el vértice del aquel triángulo, haberse salido por la tangente con un "no" secante para no perder la cabeza por aquellos senos.
Claramente se había comportado como un cateto adyacente.
Claramente se había comportado como un cateto adyacente.
Arturo, nos cuentas la historia de un triangulo amoroso con la utilización de forma genial del lenguaje matemático, de forma que al ver su otro significado vamos viendo el meollo de la historia.
ResponderEliminarBuen relato, Arturo, me ha gustado.
Un saludo.
Narrativamente has logrado la cuadratura del círculo ajustando, matemáticamente, todas las fases del relato en cincuenta palabras impactantes.
ResponderEliminarSaludos, Arturo.
Redondo te ha quedado, sí señor.
ResponderEliminarUna visión desde el ángulo perfecto y te ha quedado de lujo. Todo un teorema este micro.
ResponderEliminar¡Fantástico!
Una forma original y acertada de narrarnos matemáticamente un duelo amoroso.
ResponderEliminarFelicidades, Arturo
Saludos
Una prueba de que las matemáticas, en concreto su lenguaje, pueden ser perfectamente aplicables a la vida, incluso a las situaciones más extremas.
ResponderEliminarTrabajado y efectivo relato. A mi que soy de letras, me hubiera gustado tener profesores que utilizaran de esta forma amena y creativa una asignatura que a veces se me atravesaba un poco.
Un saludo
Una forma original y acertada de narrarnos matemáticamente un duelo amoroso.
ResponderEliminarFelicidades, Arturo
Saludos
Me quedo sorprendida. Y eso que todos los días lidio con cálculos, ecuaciones, álgebra, trigonometría, etc. Seré de ahora en adelante tu fiel admiradora. Me encanta la forma en que has narrado tal historia. Buenísimo trabajo Arturo
ResponderEliminarTe ha quedado una trigonometria muy de letras. Muy original Arturo. Los juegos de palabras siempre son un acierto.
ResponderEliminarUn saludo
Me he quedado intrigado: ¿qué pasa cuando un triángulo pierde uno de sus lados?
ResponderEliminarUn buen micro. Saludos, Arturo
Muy bueno, Arturo. Le has sacado jugo a una materia que puede resultar árida. Qué apropiado el lenguaje de la Trigonometría para contarnos la historia de este triángulo amoroso.
ResponderEliminarMe ha encantado. Un abrazo.
Hábil cincuenta en lo que se refiere a crear un detallado campo semántico de la trigonometría, es decir, de esa parte de las ciencias matemáticas que se centra en el cálculo de los elementos de los triángulos (definición casi académica). Y toda esta ingente labor para narrarnos espléndidamente un triángulo amoroso que, como todos los triángulos amorosos, tenía que terminar pues como tienen que terminar.
ResponderEliminarBuen microrrelato, Arturo. Enhorabuena y nos seguimos leyendo.
Un cordial saludo.
Formidable tu relato. Me encanta la mezcla que haces entre matemáticas y las letras.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Original e inteligente la forma de narrarnos la historia
ResponderEliminarEnhorabuena