Amigos y amores
Emprendí el vuelo, no sabía si llegaría a buen puerto, de hecho, no sabía ni pilotar. Pero me decidí. Una vez escuché que la gloria es para los valientes. Maldita valentía la mía. Maldito mal de amores.
—Te veo como una amiga.
En ese preciso instante, morí en vida.
—Te veo como una amiga.
En ese preciso instante, morí en vida.
Ese dichosa contestación llena de limitaciones, que se queda tan corta, que siempre sabrá a poco, que llena de frustración. Después del esfuerzo de declarar unos sentimientos, de haberlo dado y ofrecido todo, el rechazo o la exclusión parcial, que viene a ser lo mismo, hunden a una persona. La superación, muchas veces, no tiene, ni por asomo, la contrapartida que merece. Solo queda desear a tu protagonista que encuentre a la persona adecuada. Mientras ello no suceda, nada ni nadie podrá aliviar las últimas tres palabras de este relato, con el que es fácil identificarse, situaciones como la descrita son frecuentes y dolorosas.
ResponderEliminarUn saludo, Carmen
Esa respuesta es un poco como dejar la tinta en el tintero al escribir, pero la valentía de tu protagonista dio en escribir este cincuenta, con lo cual, ganamos todos. Ella, por motivarlo; nosotros, por disfrutarlo. Saludos, Carmen.
ResponderEliminarBueno, si moriste en vida igual eres ahora una vampira y, chica, ¡a la yugular! Que la vida son dos días y a ti te cortaron las alas antes de tiempo.
ResponderEliminarUn beso.
La verdad que es un relato conmovedor. Después de todo el esfuerzo realizado por expresar los sentimientos ha llegado la caída. Al menos, con el paso del tiempo, podrá asumir que expresar sus sentimientos fue la decisión correcta; vivir con la duda es, a la larga, más frustante.
ResponderEliminarCarmen, estoy seguro de que a la protagonista de tu relato le llegará su felicidad tarde o temprano. Ha sido muy luchadora y esa gente siempre acaba recibiendo el mismo amor que dan. Besos
Es preferible morir como un valiente, que como un cobarde. Al menos, nunca le quedará la duda por inacción.
ResponderEliminarMuy bueno!
Valiente decisión la de tu protagonista. Ha emprendido el vuelo y se ha estrellado. Al menos, aunque le duela, sabe qué terreno pisa. Ya encontrará quien sepa corresponderla.
ResponderEliminarUn beso, Carmen.
¡Cuántas veces me he lanzado a la piscina y he descubierto que no tenía agua! Pero, bueno, durante unos instantes he disfrutado pensando en el chapuzón que me daría. Saludos, Carmen
ResponderEliminarCierto que la gloria es de los valientes que se atreven a pilotar, pero a veces hacen falta algunas horas de vuelo para llegar a destino de una pieza.
ResponderEliminarDos párrafos finales apuntalando a las dos últimas frases del primer párrafo que es un relato en sí mismo y que resume muy bien el proceso de ilusión-desilusión a la que el amor nos ha empujado a todos en alguna que otra ocasión.
Muy buen relato, Carmen. Enhorabuena.
Un abrazo.
Puedes ganar o perder pero si no lo intentas estas perdido. Buen relato.
ResponderEliminarUn saludo.