Amistad virtual

Después de años, y de cientos de mails que cruzaron el Atlántico, al fin decidieron conocerse personalmente. Quedaron a las once en un bar.

Fue él quien comenzó a hablar. Entre trago y trago de cerveza contó su vida sin ser interrumpido por su compañera de mesa. La patética caña.
Escrito por Georges

39 comentarios :

  1. Aunque muy refrescante en principio, esta amistad lleva todos los números para ser más que frustrante. De los contactos virtuales no podemos fiarnos más que de la mitad de la mitad, después de haberlos dividido por cuatro. No es que antes no pasara, que pasaba con las cartas, solo que ahora el producto es exponencial y con componente global.
    Tu prota, Georges, en cuanto se achispe, va a encontrar mucho donde entretenerse. Son otros tiempos.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Éste es un micro que escribí hace tiempo y que quería sacarme de encima. Las opciones eran bórralo o publicarlo –ambas cumplen la misma función– y opté por la segunda, a pesar de ser un relato bastante pobre.
      Lo que de pobre no tiene nada es tu acertado y precioso comentario, que es como para levantarle el ánimo a mi prota.
      Gracias, Manuel.

      Eliminar
  2. A quién no le han dado plantón alguna vez. Las amistades están muy bien en todas sus formas, también la virtual, para la que no existen las distancias, pero la que se refleja en tu relato no ha superado la prueba presencial, con lo que ha demostrado ser menos profunda y auténtica de lo que una de las partes creía. Ya sólo falta confiar en que tu protagonista no confunda del todo a una compañera de mesa con una interlocutora, y se refugie en ella y en muchas hermanas suyas para aliviar sus frustraciones afectivas.
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, Ángel, la relación de mi prota era tal cual tú lo comentas. Pero si llegó a tal confusión de compañera de mesa, es porque algo en él falla y una vez que se da ese despegue de la realidad no es improbable que siga buscando refugio donde lo encontró la primera vez.
      Saludos.

      Eliminar
  3. Bueno a veces lo virtual es como un espejismo, es como un sinónimo de no-real, no por oposición... pero sin duda es otra cosa que no tiene nada que ver con lo real, con lo físico y presente. Y en este caso esa amistad no pasa la frontera de unos y ceros.

    Un abrazo abrazo aunque virtual muy de corazón Georges.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por ese abrazo, Raquel. Como bien dices, lo virtual es a veces ficticio, pero no siempre. Aún a través de los unos y los ceros, en algunos casos, se puede percibir una calidad humana con la que es imposible equivocarse.
      Un gran abrazo para ti.

      Eliminar
  4. Presenciales o virtuales, al final son los hechos, más que las palabras, los que que determinan el valor de las cosas.
    Buena historia, Georges.
    Saludos cordiales.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Efectivamente, como tú dices, son los hechos los determinantes, pero las palabras tienen el poder de atraernos como cantos de sirenas. Nuestros sentimientos, encantados, se dejan engañar y aunque intuyan la verdad, elijen la ilusión a pesar de tener la certeza de que en algún momento nos hará sufrir.
      Cordiales saludos, Carles.

      Eliminar
  5. Las relaciones virtuales tienen esa peculiaridad, que se idealiza excesivamente a la otra persona en un tiempo récord. Pero cuando el encuentro cara a cara se hace necesario para abandonar el sueño virtual, se sienten expuestos y eso les aterroriza.
    Buen micro, George.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, supongo que esa idealización está ligada a nuestras carencias y a nuestra necesidad de superarlas. La verdad está en mirarse a los ojos, que no suelen mentir y quizá sea eso lo que aterroriza.
      Gracias por comentar, Maribel.
      Cordiales saludos.

      Eliminar
  6. La virtualidad, y la necesidad de compañía llega hasta los objetos que se personifican con mil fantasías.
    Lo has contado de un modo aparentemente absurdo, pero con un duro contenido de fondo.
    Saludos virtuales, Georges








    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay quienes, cuando algo los desestabiliza, tienen comportamientos pocos racionales, como ponerse a hablar solos o frente a lo que tengan ante sí. Esta actitud es un poco más comprensible en quien ha sido abandonado y no tiene con quien desahogarse.
      Gracias por tu comentario, María Jesús.
      Saludos virtuales también para ti.

      Eliminar
  7. Ya suelen decir que el alcohol ayuda a soltar la lengua, aunque no parece que sea el mejor sustituto del calor de la compañía humana. Esperemos que le vaya bien al chaval y trate cde encontrar la compañera adecuada. Suerte, Georges. Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No creo que haya ningún sustituto del calor de la compañía humana. Hay momentos en que los libros y la música pueden ser buena compañía, el alcohol y otras drogas, nunca. El chaval luce bastante trastornado, pero es él quien debe buscar la salida.
      Gracias por tu comentario, Jesús.
      Un cordial saludo.

      Eliminar
  8. La amistad virtual, admite todo, resiste todo, parece fuerte, duradera, pero en ocasiones está amistad no supera la prueba de la realidad. Tras una pantalla uno puede esconder todos sus miedos, pero es difícil afrontar el cara a cara.
    Un abrazo, Georges.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Como bien dices, en el cara a cara está la verdad, y es muy difícil ocultar quién eres realmente, tal vez sea esa la razón por la cual la chica faltó a la cita. O no.
      Gracias por tu comentario, Javier.
      Un abrazo para ti.

      Eliminar
  9. No vamos a denostar la amistad vital en una página que tanto continúe a estrechar lazos. La amistad presencial es la prueba de fuego y a tu protagonista le han dado un buen plantón. Ahora debe reponerse como sea.
    Un abrazo, Georges.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. que tanto contribuye a estrechar lazos*

      Eliminar
    2. No pretendo denostar la amistad virtual. Tengo amigas virtuales a quienes conozco –nos conocemos– más y mejor que con muchas amigas presenciales. Las características de las relaciones virtuales se prestan a que te abras como en un confesionario. Pero eso no impide que con unas u otras en algún momento la ilusión se pueda hacer añicos.
      Gracias por tu comentario, Carmen.
      Un abrazo.

      Eliminar
  10. Que bueno es el relato, muestra la realidad de cuantos dicen ser amigos virtuales que luego te dejan colgado cuando intentas acercarte a su ciudad.
    A mi me ha pasado en mas de una ocasión, he tenido que terminar solo la caña, aunque la próxima vez que la habrá, me llevaré un relato tuyo como este para escarmentar.
    un abrazo de los odos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que el micro te haya gustado.
      Qué fantástico sería poder sobreponer lo virtual con lo real y haber terminado juntos esas cañas. De seguro el mal trago hubiese sido mucho más llevadero.
      Un abrazo, José María.

      Eliminar
  11. Has creado un relato con mucho arte, George. Has conseguido combinar dos clásicos del comportamiento solitario: el que se fía de la distancia para establecer una relación amorosa y el que ahoga sus penas en alcohol ante la barra de un bar. Sólo espero que no tuviera que cruzar el atlántico para acudir a ese bar.
    Me ha parecido triste y divertido al mismo tiempo, cosa bastante difícil de conseguir.
    Un micro excelente. Si señor. Enhorabuena.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Antonio, por tu generoso comentario.
      Me alegra que hayas visto la parte divertida, que fue lo que busqué al momento de escribir el micro. Pero la situación, inevitablemente, debía terminar en tristeza. Y no, no tuvo necesidad del cruzar el atlántico.
      Un abrazo.

      Eliminar
  12. El idilio entre el solitario y su copa (o caña) da mucho juego literio. Tu microrrelato,además, no sólo se queda en eso, hay un amor a distancia, alimentando la situación. Buen relato, Georges.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que el relato te gustara, María José.
      Tienes razón, el solitario y su copa dan para mucho. La relación a distancia no tenía necesariamente que ser amor, podía ser amistad. Aunque en el fondo tienes razón, la amistad es solo otro tipo de amor.
      Besos.

      Eliminar
  13. Georges, a veces amparados en el anonimato que nos brindan las redes sociales, abrimos el corazón a un extraño y no siempre lo merece. También se conocen personas maravillosas de todo el mundo, que de no haber sido a través de este medio, nunca habría sido posible.
    Has contado muy bien la historia. El primer párrafo desprende esperanza. El segundo párrafo decepción y soledad.
    Enhorabuena.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario, Pilar.
      Seguramente en las redes se encuentra todo tipo de gente. Yo he tenido la suerte encontrar personas de gran calidad humana y de disfrutar de su amistad.
      En cuanto a mi protagonista, si bien fue abandonado, no debería tomárselo tan a la tremenda. Gozó de esa amistad mientras duró, ahora solo tiene que continuar con su vida, ya que no va encontrar ninguna solución en unas cañas.
      Besos.

      Eliminar
  14. Bueno, bueno, has sido duro con el protagonista, al terminar de leer el relato te queda un poso de amargura. Ya sé, este no es lugar, je,je,je, pero le invito a la cerveza y prometo no dejarle plantado. Un bico, Georges.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, yo diría que han sido duros con el protagonista, pero, como siempre, a ti te encanta echarme la culpa a mí. Jaja.
      El micro tiene su amargura, pero también humor que solo un compañero ha percibido.
      Contigo no tengo la menor duda de que nunca me dejarías plantado. Y si lo haces, la culpa será seguramente mía. Jaja. Que no, Maitechu, que mi confianza en ti es absoluta.
      Un gran bico.

      Eliminar
  15. Muy bien conseguida la sorpresa final con esa "patética caña" de interlocutora. Seguro que la experiencia, una vez asimilado el chasco, le sirve de aprendizaje al protagonista. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Se supone que aprendemos de las experiencias, que no volveremos a tropezar con la misma piedra, pero en nuestro camino siempre aparecerá una roca nueva, desconocida, misteriosa, para brindarnos nuevas ocasiones de aprender a medir el suelo.
      Gracias por tu comentario, Juana.
      Saludos.

      Eliminar
  16. Muy bueno, aunque le aunque le auguro un corto porvenir a esta relación.
    Saludos, Georges

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pienso que no te equivocas en tus augurios, Plácido. Yo tampoco le veo porvenir a la relación, es más, creo que ni pasado le queda.
      Gracias por tu comentario.
      Saludos.

      Eliminar
  17. Cuando fallan las expectativas iniciales, lo mejor es soltar lo que uno lleva dentro, aunque sea delante de un vaso de cerveza que, dicho sea de paso, si está tirada en su punto adecuado, con su giste (descubrí hace poco que es como se llama la espuma) idóneo y a temperatura ideal, pues que le den a esa amistad virtual, porque la cerveza, en caña, en tubo o en jarra, podrá ser patética, pero tiene algo que la hace atractiva: es real como la vida misma.
    Buen cincuenta, aunque denostado al parecer por su autor. Tiene esa particularidad de contarnos una historia sobre la que planea otra. Al menos eso me sugiere a mí.
    Me ha gustado, Georges, casi tanto como una buena cerveza. ¡A tu salud! Enhorabuena y nos seguimos leyendo. Un placer tu lectura siempre.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Coincido contigo en que lo mejor es soltar lo se lleva adentro, aunque sea abrazado a una columna, que en ese caso pasaría a ser ella la patética.
      No tengo nada contra la cerveza, pero prefiero el cava, que aunque no tenga giste, su cuota de realidad no le falta.
      Nos seguiremos leyendo, José Antonio, hasta que se apaguen los candiles. Y con cerveza o con cava ¡A la tuya! mi perspicaz amigo.
      Un abrazo.

      Eliminar
  18. La Caña está ahí siempre, en los buenos momentos, para celebrar y en los malos, para ayudarnos a tragar las penas. Y si viene acompañada por una tapa, ya es la caña de España... ja, ja, ja...
    Un brindis por esa fiel amiga virtual, Georges.
    Un beso.
    Malu.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La caña, o la copa de cava, y más si vienen con tapas, pueden alegrarnos, o hacernos más llevadera la vida. Brindo por ti y por la amiga virtual ausente, y fiel, si tú lo dices, Malu
      .
      Besos a ambas.

      Eliminar
  19. Quizá haya tantas realidades posibles como seamos capaces de imaginar. Todo depende de lo exigentes o rigurosos que seamos a la hora de ponerlas a prueba. Un primo mío me dijo hace poco que el mejor amigo que había tenido jamás era uno invisible de cuando niño.
    En cualquier caso, ciñéndonos a tu historia, me alegro de que, como bien apuntas, fuera él quien comenzara a hablar y no la caña, jeje.
    Interesante y simpático relato, Georges, no exento de tristeza.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Juajua A mi pobre prota solo le faltaba que la caña le hablase. Con lo que me dices de tu primo me doy cuenta de que tengo un gran bache en mi formación: nunca tuve un amigo imaginario. Tal vez esté a tiempo de agenciarme uno. Por lo menos puedo estar tranquilo de que ése nunca me dejará colgado. Creo.
      Un abrazo, Enrique.

      Eliminar

Si no tienes cuenta, elige "Nombre/URL" en lugar de "Anónimo". ¡Gracias!