Amor de madre
Los domingos, mamá venía a visitarnos sin falta. "Juan, abrígate bien", me decía. Y volviéndose al lado: "Luis, procura no desvelarte". Mi hermano y yo no podíamos evitar un suspiro compasivo: "Mamá, estamos bien".
Antes de partir, con un invisible guiño de complicidad, nos dejaba la merienda sobre la lápida.
Antes de partir, con un invisible guiño de complicidad, nos dejaba la merienda sobre la lápida.
Cruzas una frontera que solo el amor de una madre puede hacerlo. Con toda naturalidad, la magia de tu relato sitúa los imposibles al alcance del corazón. Final de altura. Saludos, Daniel.
ResponderEliminarPara la madre, esa visita ritual parece insuflarle la vida que le arrebató la muerte. Pero que miedito lo de los hijos contestándole a sus recomendaciones cariñosas. Me ha gustado. Suerte, daniel. Saludos.
ResponderEliminarIlustrativo tu texto, Daniel, y muy ocurrente ese final que da la vuelta de tuerca al relato.
ResponderEliminarEs que la dedicación de una madre, traspasa hasta los umbrales de la parca.
Suerte y saludos
La naturalidad con la que esta mujer cuida aún de sus hijos, aunque no pueda verlos y su actuación parezca no tener sentido, tiene su paralelismo en la respuesta de ellos, agradecida y algo cansina ante su insistencia, como la que daría un adolescente en vida.
ResponderEliminarHas introducido muy bien un componente sobrenatural en la realidad cotidiana y palpable, bajo el hilo conductor del amor de una madre, que todo lo vence.
Un abrazo, Daniel
Me ha gustado mucho, Daniel. Una madre cuida de sus hijos hasta que se muere ella, es ley de vida.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte.
Un relato lleno de macabra ironia,combinada con.la ternura maternal. Buen relato. Un saludo.
ResponderEliminarLas madres nunca nos dejan en paz. Un escabroso micro. Saludos, Daniel
ResponderEliminarPs. ¿Y quién se come la merienda?
Un final que me ha dejado los ojos como platos. ¡Bravo, Daniel!
ResponderEliminarSaludos.
!Qué vuelta le has pegado solo con la última palabra.!
ResponderEliminarEl factor sprresa lo deesborda
Genial relato.
Un abrazo
¡Guau! El amor de madre va más allá de la muerte. Por lo que leo, casi todos los compañeros que me preceden dan por hecho que la madre es la que ha fallecido, pero yo creo que son los hijos. Estoy muy poco lista hoy, la verdad. Aunque me valen las dos opciones y sea lo que sea, el micro me parece muy bueno.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Malu.
No me lo esperaba Daniel. Me ha encantado el final.
ResponderEliminarUn saludo.
Con qué naturalidad atraviesa esta madre la barrera de la muerte para seguir cuidando a sus hijos. Lo terrible es que ellos le contesten y ella llegue al punto de llevarles la merienda los domingos.
ResponderEliminarMuy inquietante, Daniel. Un abrazo.