Bucle cotidiano

Bendigo la mesa. Mis hijos miran sus móviles y mi mujer, el televisor. Ajenos a la plegaria, me ignoran. Quiero conducir para evadirme, pero el coche no está. Camino durante horas. Llega la noche. Recuerdo imágenes de hierros y sangre, también que nunca duermo; aunque tampoco como, bendigo la mesa.
Escrito por Ángel Saiz Mora

57 comentarios :

  1. Ángel, este "bucle cotidiano" es muy bueno. A tú protagonista alguien le tendrá que decir que está muerto, que es un ser del más allá, aunque pienso que con tus frases finales empieza a tener alguna noción de ello. Me gusta esa ignorancia de la familia, como él hace cosas cotidianas y no lo ven. Y ese "recuerdo imágenes de hierros y sangre" nos pone en situación.
    Me ha recordado tu micro a la película "El sexto sentido".
    Muy buen relato, Ángel.
    Un abrazo enorme.

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    1. Un individuo inmerso en un bucle del que no puede salir. Él se encuentra en una dimensión diferente; cuando se da cuenta de las causas que le condujeron allí el día vuelve a empezar. Lo que más parece dolerle es que nadie le echa de menos, algo que quizá también le sucedía en vida. La inercia y la rutina pueden esconder una carga de dolor e incomunicación de la que es difícil desprenderse, en este mundo o en otro.
      Agradezco mucho tu comentario, Javier, qué haríamos sin ellos.
      Otro abrazo enorme para ti

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  2. Como agradezco que esté Javier con su comentario. Lo leo y vuelvo a leer el relato y, nada que ver con la primera lectura, el bucle gira ante mí en un ejercicio redondo de estilo y pleno de imaginación. Algo se me escapaba pero, ahora, compruebo que tu incursión en el lado oscuro está siendo tan rica o más como cuando pescabas en la orilla de la realidad cercana.
    Crea la historia un sensación desasosegante al contemplar ese vagar insomne de quien se cree vivo porque no se reconoce muerto. Un estado que le condena a un limbo permanente donde olvido y desorientación forman parte de una irrealidad atemporal.
    Tiene mimbres este relato deslumbrantes, Ángel. Así que callo y dejo espacio al asombro de los comentarios que vengan después. Un abrazo.

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    1. Si leéis mi comentario no olvidaros de poner una tilde sobre ese cómo admirativo. Yo, me olvidé.

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    2. Un relato circular, como el bucle al que alude. Un hombre atrapado en una realidad que se identifica con la angustia y la incomunicación. Por aquello de las elipsis se deja entrever, sin mencionarlo de forma expresa, que ha sufrido un accidente mortal, aunque él parece aferrado a esa rutina que vivía y ya no le tiene en cuenta, puede que antes tampoco.
      Que alguien que cuida tanto las palabras como tú tenga el desliz mínimo de no poner una tilde no hace sino demostrar que es humano en el mejor sentido, que buscas una perfección constante que se aprecia en tus letras y en generosos comentarios como éste.
      Muchas gracias y un abrazo, Manuel

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  3. Ángel, me transmites, con esta nueva maravilla de tus letras, una sensación de angustia, pues me pongo en el papel de esa alma en pena que observa la cotidianeidad de su familia, sin poder modificar sus conductas, imposibilitado de hacerse ver. En cierto modo, me recuerda a la película Ghost, sobre todo cuando su protagonista se siente impotente al percatarse de que su mujer corre peligro y no puede hacer nada por ella.
    Un abrazo.

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    1. Impotencia es la palabra que llena la existencia del protagonista, un vocablo tan apropiado que podría haber sido un buen título. Constatar que nadie cuenta con él le llena de angustia (otro palabra candidata a un posible título). Darse cuenta de que todo ha terminado, también. No poder escapar de estas sensaciones es lo peor de todo.
      Cuando digo que agradezco mucho que alguien emplee su tiempo, ese bien tan escaso, en leerme, lo hago de corazón. Este también es el caso.
      Un abrazo, María José. Gracias otra vez.

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  4. Relato fantasmal y fantástico, en todos sus sentidos. También, nos muestras, en un segundo término, la incomunicación, por desgracia, inherente a la vida actual. Ni en el, quizás, único momento del día en que están juntos pueden apartar la vista de esos artilugios que, en demasiadas ocasiones, dificultan la relación familiar. Una maravilla de relato. Suerte, Ángel y saludos.

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    1. Acabo de responder al amable comentario de María José tomando dos palabras suyas que bien hubieran podido ser título para este relato: "Impotencia" y "angustia". Añado otra que tú acabas de aportar: "Incomunicación". El detalle de la familia en la mesa y cada uno aislado por un aparato electrónico se añade a la imposibilidad del protagonista de establecer alguna relación con ellos, algo no muy distinto, tal vez, a lo que ya le sucedía en vida. Bien visto, Jesús
      Muchas gracias por tu tiempo y tus palabras.
      Saludos

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  5. El protagonista ha muerto físicamente, pero su espíritu sigue atado a la inercia de lo cotidiano. Solo podemos desearle que sea capaz de romper con ese bucle para que pueda encontrar la paz definitiva. Un micro desasosegante el que nos traes, Ángel; escrito con esa aparente sencillez, pero difícil de conseguir, que domina en tus letras. Un abrazo.

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    1. En estos comentarios que para mí son un tesoro estáis aportando palabras que definen bien la esencia de este relato. Tú, al igual que Manuel, has escrito "desasosegante". No sabemos cómo será el infierno, si es que existe, pero puede que no sea muy distinto a la experiencia de este hombre, atrapado en un bucle maldito, lejos de toda aproximación a la paz y la quietud.
      Muchas gracias, Juana. Otro abrazo para ti

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  6. Recelo mucho de los relatos en los que sale algún fantasma, pero ¡ay! La magía de las palabras, cuando se juntan con esa maestría, cobran vida, hipnotizan y tiran abajo cualquier prejuicio. ¡Enhorabuena maestro!

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    1. Me parece que coincidimos bastante en la tirria hacia los fantasmas. Hay muchos que todavía respiran, con los que nos cruzamos a diario, esos son los peores. También estoy de acuerdo contigo en que, por otro lado, a veces son un recurso fácil a la hora de escribir, en el sentido de demasiado visto, como cuando todo lo vivido ha sido un sueño o aparece una sirena. Si me he acercado a hacer algo digno sin caer demasiado en el tópico ya supone para mí una satisfacción, aunque lo es mucho más el hecho de las palabras que me has dedicado, que te agradezco infinito. Las tuyas si que hipnotizan.
      Tengo más canas que tú, pero a maestría me superas, te lo digo yo.
      Gracias otra vez y un abrazo, Miguel

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  7. Inspiradísimo relato, querido amigo mío. Precioso en su tristeza, arrastrada dentro de ese bucle cotidiano en el que ya estaba instalado el protagonista y que queda enfatizada con ese final que enlaza con el principio, magnífico bucle hasta en la expresión escrita.
    Un abrazo mío y recuerdos de mis fantasmas, que los tengo aquí, leyendo conmigo, mientras cantan una habanera en tu honor.

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    1. Todos tenemos nuestros propios fantasmas. Yo procuro llevarme bien con los míos. La verdad es que no somos tan distintos. Te aseguro que tanto ellos como yo tenemos una especial preferencia hacia las letras de una escritora excepcional que coquetea como nadie con el lado oscuro. Responde a las siglas P.R. (no sé si la conoces).
      Mis espectros me han pedido permiso para enviarte un abrazo, pero no se lo he dado, porque producen escalofríos. Espero que este que te mando sea más cálido.
      Mil gracias por tus palabras

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  8. Impresionante bucle de un alma en pena al que lo le importa estar muerto o vivo, lo mismo da. Qué bien has reflejado la cotidianeidad de mucha gente que pasa por este mundo sin haber estado realmente vivos ni tan siquiera unos minutos. Felicidades.

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    1. Lo has expresado muy bien, Fernando. Da la impresión de que este hombre, vivo o muerto, está igual de sujeto a una dinámica estéril; como si su existencia, en un lado y en el otro, fuese algo fallido. Tiene una familia (o tenía) una casa y demás, pero le falta algo que ni él acierta a saber qué es; como tú bien apuntas, podría tratarse de una vida verdadera.
      Un abrazo grande, Fernando. Muchas gracias

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  9. Ángel, Ángel, te fuiste hace dos relatos al lado oscuro y esta vez vuelves con un fantasma, ¡a ver si te vas a quedar ahí! Me parece difícil escribir desde ese lado, yo no me atrevo, pero tú te mueves divinamente en ese terreno.
    Coincido con lo que te han puesto por aquí arriba como: impotencia, angustia e incomunicación. Definen perfectamente a este personaje que nos describes y del que relatas su NO vida, porque ni cuando respiraba se podía decir que estaba vivo, como bien apunta Fernando. Un protagonista que tiene una "no vida" que no dista mucho de la de más de una persona, trabajar, comer, dormir, rodeado de personas que van a lo suyo, fijas en una pantalla... Por cierto, que no sé si el fantasma falleció en un accidente porque iba mirando el móvil al conducir, ¿puede ser?
    Un relato que es un bucle en sí mismo, como apunta el título y narrado con la maestría que te caracteriza.
    Te mando un beso enorme, querido Ángel, con mis felicitaciones.
    Malu.

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    1. Mis pequeñas incursiones por el lado oscuro son solo de visita. Hasta ahora me han dejado salir, aunque cuando lo hago me ponen un sello en la mano para que no tenga problemas para entrar otra vez. Quieren que me vuelva malote del todo, pero yo no me dejo.
      Tú eres capaz de escribir en ese lado y desde cualquier ángulo, por imposible que parezca, si lo sabré yo.
      No se especifica la causa de la distracción o del accidente del protagonista, el que le lleva a la muerte física, aunque es verdad que tampoco parecía que estuviese muy vivo antes. No hay que descartar que se estrellase por estar distraído con los mensajes de algún grupo de whatsapp. Yo confieso que soy adicto a uno en concreto, pero espero no accidentarme por ello.
      Muchas gracias por tu visita y tus palabras, que te agradezco un montón. Otro beso enorme para ti

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  10. Ya te lo he dicho varias veces, hasta en persona, sereno, con una cerveza, con dos, con varias copas, eres muy bueno... menos mal que a los demás no nos gusta comparar, porque si no nos lo pensaríamos muy mucho antes de enviar cualquier relatito de los que queda a años luz de la calidad de los tuyos.
    A ver si quedamos a tomar una cervecilla por tu barrio, que había buenos bares.
    Un abrazo.

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    1. Y esto lo dice un artista completo, no solo del diseño, sino también de las letras, que siempre sorprenden y para bien. A ti la creatividad se te ve de lejos. Yo hago mis intentos, nunca sé, y lo digo como lo siento, si acierto o no. Si le gustan a alguien de tu talla para mí es un premio enorme.
      Pues claro que tenemos que quedar alguna vez. A ver si con la proximidad se me pega algo de tu maestría.
      Tus palabras son un regalo que valoro mucho.
      Te mando un abrazo grande

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  11. Un alma en pena. Se siente la angustia del protagonista.

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    1. "Un alma en pena", cuatro palabras que, aunque puedan parecer una frase ya escuchada otras veces, definen bien a este hombre.
      Muchas gracias, Maite. Un abrazo

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  12. Gran cambio de registro para contarnos la historia del revés, desde el punto de vista del que no está, todo adornado con tu habitual maestría.
    ¿Qué más se puede pedir? Quizá que te acompañe en este día Malu y Patricia. ¡Zas! Concedido.
    Un abrazo, genio.
    Pablo.

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    1. Quien me iba a decir que iba a estar tan bien acompañado hoy, y que iba a tener la suerte de conocer a gente tan fantástica como tú, que eres un lujo. Ya lo he dicho muchas veces, pero no deja de ser cierto, "la culpa" es de Álex. De verdad que me dan ganas de hacer una recogida de firmas para ponerle un monumento o algo.
      Muchas gracias, Pablo. Un abrazo

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  13. Al leer tu relato, hasta la parte en que llega la noche solo he visto una escena más que repetida en la vida real, donde la tecnología ha desestructurado las familias y nos ha aislado a unos de otros. Lo que sigue me desacomodaba un poco, y no llegué a desentrañarlo. Después del comentario de Javier, al volver a leerte tuve la sensación de ver florecer un desierto, cada palabra cobraba un nuevo sentido y el texto asombrosamente se volvía más y más brillante. Ha sido toda una experiencia, un acto de magia que solo los muy grandes pueden lograr. Enhorabuena. Ángel, me ha impactado,
    Un abrazo.

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    1. El no explicar más lo que le sucede al protagonista forma parte de ese mismo bucle de angustia en el que vive, pues ni él mismo parece consciente del todo de su actual estado, que no parece diferir mucho del anterior, donde, como bien dices, la tecnología ha contribuido a incomunicar a una familia, hasta el punto de que son extraños, por mucho que compartan un mismo espacio.
      Me alegro mucho de que te haya gustado.
      Muchas gracias por tus amables palabras y un abrazo

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  14. Desde el otro lado, en bucle y en solitario. Porque así es como uno se muere... solo.
    Transitando en un plano diferente, quiere hacer lo que haría si estuviese vivo, sabiendo que no lo está. Sabiendo que él ya no pertenece a ese mundo que ya es ajeno. Ese mundo que ya no repara en él, pero del que es incapaz de marchar definitivamente. Y en un intento repetitivo... vuelve una y otra vez a repetir gestos y hábitos que están tan muertos como él mismo.
    Soledad infinita, desasosiego, impotencia... resistencia a la muerte... Un pulso perdido. Y lo sabe... aunque no se resigne.

    Me encanta! Un inmenso placer. Un gran día el de hoy, en este rincón de 50 maravillosas razones... para estar!

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    1. Tu comentario expresa perfectamente la situación del protagonista. Según dicen, la muerte es algo que, por mucho que alguien se proponga o por acompañado que pueda estar, ha de afrontar solo. Este espectro está fuera de lugar pues no acaba de adaptarse a su nueva situación y tampoco le resulta posible regresar. Vuelves a acertar cuando dices que es un pulso perdido.
      Estoy de acuerdo contigo en que 50 Palabras es un rincón lleno de maravillosas razones para permanecer en él.
      El placer es mío por tu visita y me alegro mucho de que te gusten este centenar de vocablos.
      Un saludo y muchas gracias

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  15. Ángel, tu relato en forma de bucle me ha recordado a "El día de la marmota", pero con un fantasma, que no sabe que está muerto, como protagonista.
    Una historia escrita de manera impecable, que hace que nos pongamos en la piel del protagonista.
    Un magnífico y original micro.
    Besos muy apretados, amigo.

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    1. La magnífica película "El día de la marmota", como todos la conocemos, sabes que se titula en realidad "Atrapado en el tiempo", que es el caso del protagonista, aunque esta denominación se queda corta en su caso, pues también lo está en el espacio. Su cárcel consiste en un día a día monótono y sin sentido, en soledad y sufrimiento, dentro de una rutina que no tiene visos de cambiar y parece la peor de las condenas.
      Muchas gracias, Pilar
      Besos

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  16. Ángel, qué eternidad más angustiosa la de ese pobre difunto, atrapado en ese bucle continuo. Y lo peor de todo, es que a nadie parece importarle su ausencia. Qué aburrido debe estar, el pobre. Enhorabuena por este relato que te saca de la zona de confort. Es fantástico que te hayas lanzado a experimentar por aquí.
    Un beso, espero poder dártelo pronto en persona.

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    1. Pocas cosas podemos imaginar más angustiosas que una eternidad anclados en el olvido. La muerte debe de ser eso, no contar ya para nadie. Solo, atrapado, martirizado y aburrido, al pobre hombre parece que le toca todo.
      Mil gracias, Asun. Yo también tengo ganas de coincidir.
      Otro beso para ti

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  17. Ángel, tu protagonista es un alma en pena que ignora que ha muerto, al igual que vivió ignorando que aquella rutina vacía no era vida verdadera. Parece que nunca ha podido encontrar su verdadero lugar, por ello su incomunicación y su desasosiego nos impregnan al leer su historia y asistimos impotentes a ese deambular errático por su bucle cotidiano.
    Pocas incursiones has hecho, que yo conozca, en el lado oscuro, pero las manejas con la misma aparente sencillez que caracteriza a tus letras. Tras esa aparente sencillez se transparenta tu talento para narrar y la profundidad de los temas que escoges. Eso es lo que más admiro de ti.
    Besos virtuales y nos vemos pronto.

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    1. Un hombre muerto en vida. Un difunto que no acaba de asumir su condición. He ido recopilando palabras que definan su estado entre vuestros siempre generosos comentarios, que valoro muchísimo. Las tuyas nunca tienen desperdicio, pero si en esta ocasión tuviese que elegir dos adoptaría ese "deambular errático", que le sientan al pobre hombre como un guante, pues resumen su condena a la perfección.
      Recojo esos besos virtuales y te envío otros, a la espera de que pronto coincidamos.
      Mil gracias, Carmen

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  18. Ángel, tu micro duele y lo hace a varios niveles. Duelen los hijos y la mujer porque no escuchan, duele la imposibilidad de huir sea en coche o andando, duelen los recuerdos que además lo hacen a día completo, duele que no coma, que no comparta la vida y que vuelva al principio, eso donde nadie le escucha.
    Es muy muy bueno y te lo han dicho, con razón

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    1. Un hombre inmerso en un ciclo que no cesa, sin concesiones ni descanso, aderezado de profundos y diferentes sufrimientos que le afectan y mucho, juntos conforman la peor de las pesadillas, de la que, además, no es posible despertarse. Lo has resumido muy bien.
      Me alegro de que te guste, Luisa.
      Muchas gracias y un abrazo

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  19. Genialmente tratado el tema de la ausencia que -imagino- todos nos hemos planteado alguna vez. Al final acabaremos compadeciendo al pobre espíritu en pena, deseándole que sea breve su peregrinaje.
    Como siempre: GENIAL
    Dos abrazacos, amigo Arcángel.

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    1. No sabemos si ha hecho algo que justifique el sufrimiento que padece a varios niveles, pero lo cierto es que el pobre hombre ha llegado a un punto sin retorno del que solo podemos compadecernos.
      Tú si que eres genial.
      Mil gracias y dos abrazacos, artista

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  20. Has hecho un retrato idéntico a la realidad. La tecnología imperando la mesa, desuniendo la unidad familiar. Y sin satisfacer las necesidades imperativas de la vida. Aunque sea en solitario, siempre nos quedará la plegaria.
    Buenísima presentación de los hechos,Ängel
    Saludos afectuosos

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    1. En la era de la comunicación, cada vez parecemos más incomunicados. Que se lo digan a este personaje, que parece igual de perdido vivo que muerto.
      Muchas gracias, María Jesús. Saludos

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  21. De lo cotidiano extraes oro, Ángel. Con pequeños eslabones narrativos, vas montando un conjunto de situaciones reconocibles por todos que, al engarzar la última pieza con la primera, nos deja encerrados en una historia cautivadora de la que uno no quiere salir e inevitablemente vuelve a leer.
    Eres un gran seductor, querido maestro. Enhorabuena por tan imponente relato.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Dicen que la vida está hecha de pequeños momentos. A veces puede parecer que no tienen un significado, pero todo sucede por un motivo, hasta lo que parece más trivial. Si además se repite como un mantra, se convierte en una realidad afianzada, un mundo cerrado del que de alguna forma llegamos a ser prisioneros, como si no quisiéramos darnos cuenta de que existen otros.
      Si por maestro entendemos aquel que tiene algo que enseñar a los demás, entonces yo soy tu discípulo, o el seguidor número uno de tu club, o como lo queramos expresar.
      Muchas gracias, Antonio. Un abrazo fuerte

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  22. Ese bucle cotidiano podría decirse que es el cuento de nunca acabar, el cual, como en un juego de espejos, podría prolongarse infinitamente, podría ser un castigo eterno de esos con los que las religiones amenazan a quienes no cumplen sus preceptos, sólo que las religiones suelen excederse en crueldad a la hora de inventarse martirios contra los réprobos.
    El personaje ha pasado de esta vida a otra sin saber que lo ha hecho, y eso hace más dramática su situación, pues él, como todos nosotros, intenta darle un sentido a su existencia, comprender lo que le ocurre; por qué su familia no le hace caso, por qué su coche no está, por qué no puede dormir por las noches, en definitiva, por qué tras esas imágenes de hierro y sangre hay un vacío que no logra entender.
    Como todos los temas, creo, este también ha sido explotado por el cine, pues da mucho juego, Javier recuerda El sexto sentido, a mí me viene a la cabeza Ghost, aunque, en ambas películas, las circunstancias sean diferentes a la historia de tu microcuento.
    Aparte de eso, esa situación podría extrapolarse a la vida de cualquiera, pues, muchas veces, nos vemos metidos en alguno de esos círculos –no sé si viciosos o virtuosos- de los que nos parece que no vamos a escapar, un poco también, y volviendo al cine, como en la película Atrapado en el tiempo. Rutinas laborales, costumbres familiares y sociales, en fin, círculos de los que, a veces, nos apetecería salirnos por la tangente y que, sin embargo, nos llevan sujetos a su yunta durante más tiempo del que desearíamos.
    En fin, otro gran microcuento de los tuyos que dicen mucho más de lo que en una primera lectura pueda suponerse. Un abrazo, Ángel, o Arcángel, como propuso llamarte Isidro.

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    1. Me parece muy interesante lo que has apuntado, Enrique. Todos vivimos inmersos en un mundo circular, a su vez compuesto por numerosos bucles, en cada uno de los cuales nos comportamos de una determinada manera. Sabemos que la vida está en perpetua transformación y nosotros con ella, que somos pasajeros y efímeros, pero ello no quita para que actuemos y nos sintamos como si todo fuera a ser siempre igual, inmersos en el vano espejismo de creernos eternos, es algo que lo necesitamos. Esos mundos circulares que habitamos quizá proporcionen una cierta sensación de seguridad, pero no eliminan las preguntas que nos inquietan, la búsqueda de un sentido a la existencia que tan bien apuntas, la zozobra constante de no saber en realidad a qué atenernos. Pisamos un terreno que nunca es seguro, sabemos que no somos eternos.
      De verdad que no puedo imaginar qué haría sin vuestros comentarios. Es un lujo poder cambiar impresiones con personas tan formadas, que enriquecen cuanto tocan y de qué manera. El hecho de que cincuenta palabras puedan dar tanto de sí no se debe tanto a ellas, sino a la valía de quienes las comentan, capaces, como es tu caso, de sacar petróleo de la piedra más árida.
      Me puedes llamar como prefieras, a los amigos se les permite todo.
      Muchas gracias y un abrazo fuerte, Enrique

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  23. ¡Magistral, Ángel! Permíteme que empiece así mi comentario, aunque sé que no te gustan los elogios y mucho menos los altisonantes. Pero ¿qué quieres que te diga? Si me ha parecido magistral, pues eso mismo he de decirte.

    Me ha encantado tu historia de este buen hombre, hoy ya espíritu, que no ha podido seguir la luz y que aún sigue entre nosotros, mal le pese o no, que no sabemos. Comienzas por crear un ambiente de cotidianidad donde nos engañas de alguna forma porque nos haces creer que este padre y esposo, que le suponemos buena persona, vive en soledad (¿hay alguien más solo que un muerto?), algo que igual era así también antes. Nos acercas a sus intentos de huir de esa incómoda situación (un coche, caminar a pie) y cómo la noche cae (momento idóneo para los espíritus y no sé por qué). Y este es el momento en el que nos sorprendes, porque nos adelantas que hubo un accidente, que nuestro personaje no duerme ni come nunca y que la vida, así, es un sinvivir (o un sinmorir). Y toda la historia enmarcada con una misma frase: «Bendigo la mesa», un sintagma simple que da todo el sentido del mundo a ese bien escogido título (yo les doy mucha importancia en estos microrrelatos tan breves).
    Pues eso, que magistral cincuenta el que nos has dejado, amigo y admirado Ángel.
    Enhorabuena, de verdad, porque con estas cincuenta palabras (que el título ya sabemos que va aparte) has creado una soberbia historia.
    Un placer leerte y espero que nos sigamos leyendo. Yo, te confieso, seguiré haciéndolo con total admiración.

    Un abrazo y vuelvo a repetir: ¡Magistral!

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    1. Creía que yo era de los pocos que se han preguntado alguna vez algo que damos por hecho, que los espectros eligen la madrugada para hacerse más presentes, que a partir de esa hora bruja de las 12 de la noche entran en un terreno que les es propicio, aunque este personaje no parece encontrar un instante de paz en ningún momento del día, ni en una vida ni en la otra. Al hilo de ello, en algunos de los comentarios anteriores he entresacado algunas palabras que definen bien lo que le sucede al protagonista; en tu caso, me han parecido de lo más apropiados los vocablos "incómoda situación", pues nada puede ser menos grato que un cúmulo de elementos desagradables, que crean, como poco, perplejidad y que, para colmo de males, no dejan de repetirse.
      Igual que este personaje muerto hace de su sinvivir algo corriente, sin saber muy bien lo que le sucede, puedo asegurarte que cuando comparto mis pequeñas creaciones me arrepiento de haberlo hecho y me entran unas dudas terribles. Si me lo permites, yo también quisiera confesarte algo. Todos escribimos para que nos lean, pero a la vez tenemos (al menos yo) un pudor tremendo al hacerlo, quizá porque de alguna manera nos desnudamos por dentro. El caso es que cuando alguien me dice que le ha gustado lo que hago, y más alguien cuya opinión y criterio pongo en un pedestal, me quedo bloqueado porque nunca me lo espero, me saca del bucle en el que creo vivir, el del eterno aprendizaje, para meterme en otro que nunca sé si me corresponde. Lo que si sé es que tus palabras son para mí muy valiosas, porque siempre aprendo de ellas, y no hablo solo de este comentario, también me refiero a tus versados consejos relacionados con el lenguaje, por no hablar de tus relatos.
      Una palabra como "gracias" se me antoja demasiado simple para corresponder a las tuyas, incluso ante vaya precedida de un "muchas", pero no se me ocurre otra. Muy agradecido pues, José Antonio. Ahí te mando un abrazo grande, como tú.

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  24. Al protagonista de este micro nadie le hace caso. La pregunta es: ¿se lo hacían cuando estaba vivo? Muy ingenioso. Enhorabuena por la historia, Ángel. Saludos

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    1. Por aquello de la economía de palabras y de jugar con la elipsis, nada se menciona acerca de la vida anterior del protagonista (si es que a la del más allá se le puede llamar vida), aunque creo que la mayoría coincidimos en suponer que no diferían mucho una de otra, de hecho, él no ve la diferencia, quizá por eso todo se repite hasta el infinito.
      Muchas gracias, Plácido. Saludos

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  25. Ay, Ángel. Como autor, tienes la responsabilidad de decirle a tu protagonista que está muerto y lo que es peor, olvidado.

    Como compañero de letras, tengo que felicitarte por esta grandísima historia.

    Abrazo.

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    1. La verdad es que el buen hombre tiene derecho a saber en qué situación se encuentra, alguien tendría que decírselo.
      Como compañero y amigo, te doy las gracias de corazón, Carles, que eres muy grande, como el abrazo que te mando.
      Mil gracias

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  26. Qué relato estremecedor, Ángel. Al principio pensaba que era un crítica a la sociedad moderna. El final bello, impactante y poético ha desterrado toda duda. Dile a tu protagonista que le envíe saludos a Pedro Páramo. Deben vivir en la misma nube.
    Un cariño.

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    1. La denominada sociedad de la comunicación ha generado, de forma paradójica, personas que se aíslan tras una pantalla. Este hombre era igual de ignorado vivo que muerto. La soledad no deseada es una terrible condena. Quién sabe si se encontrará con Pedro Páramo, al menos, se harían un poco de compañía.
      Muchas gracias por tu comentario, Lu.
      Un abrazo

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  27. Por poner algo diferente a los magníficos comentarios que ya ha recibido tu también extraordinario relato, diré que al leerlo, título incluido, no he podido evitar pensar en la famosa cinta de Moebius, aquella con una sola superficie y que aplicada a la situación que planteas obligaría a ambas partes, vivos y muerto, a habitar una misma realidad, de la que nadie por cierto logra tomar plena conciencia, unos por no ver a otro, y otro por no darse cuenta, ¿aún?, ni de ello ni de su verdadera situación.
    Creo que lo has contado todo admirablemente, claro, pero que además te has sumido en un contexto que te obligaba a cambiar de registro, y que lo has logrado con brillantez.
    Enhorabuena, Ángel. No dejas de sorprendernos con tu inagotable repertorio y exquisita forma de escribir.
    Un abrazo.

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    1. Siento decir que no conozco esa cinta, al ser recomendación tuya me la apunto, para ponerle remedio. Al hilo de tus palabras, se me ocurre que tal vez nuestros temores, inseguridades e imperfecciones se solucionasen en buena medida si tuviéramos conciencia de ambos planos al mismo tiempo, el de los vivos y el otra, quizá mucho más cercanos de lo que suponemos.
      Uno escribe para ser leído, si quien lo hace es un amigo y una persona a quien aprecio y admiro, el agradecimiento es mayor si cabe. Solo hay una satisfacción mayor todavía, la de leerte. Deseando estoy ver publicado tu cincuenta.
      Gracias otra vez y un abrazo, Enrique

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  28. Ángel, qué micro tan soberbio y tan bien contado sobre el hombre fantasma. ¡Qué duro lo del recuerdo de hierros y sangre!

    Nuestro protagonista -como has señalado- parece que se encuentra igual de solo vivo que muerto.
    Y así es, con tu micro nos muestras la fugacidad de la vida y que hoy estamos en este lado pero mañana...no sabemos.

    Sólo queda disfrutar de cada instante porque algún día nos tocará ver el mundo desde el otro lado.

    Me ha encantado el detalle de que, a pesar de no poder desempeñarse como antaño- sigue bendiciendo la mesa con el mismo cariño y respeto con el que lo hacia antes. Que no se pierdan las buenas costumbres.

    Felicidades, Ángel. Sensacional

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    Respuestas
    1. Tenemos un miedo visceral a pasar al otro lado, o al menos a dejar el que conocemos, cuando a la hora de la verdad no debe de ser tan complejo y, quien sabe, quizá entre una dimensión y otra no haya tantas diferencias.
      Como bien dices, la vida es fugaz, como el mismo tiempo. igual que lo somos nosotros aunque no queramos pensarlo.
      Agradezco mucho tu amable comentario y me llena de satisfacción que te haya gustado, Enrique.
      Gracias otra vez y un abrazo

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