Juan sin zapatos

Juan iba de compras a la zapatería, lucía zapatos con vejez moribunda. Los pies eran un ramillete de ampollas reventadas, talladas con trizas de piedras resentidas. Los dedos se le escapaban al alquitrán. Los zapatos del muestrario eran perfectos para los hijos, y él volvió con los viejos al hombro.
Escrito por Edwin Antonio Gaona Salinas

14 comentarios :

  1. Entrega absoluta y generosidad total de un padre hacia sus hijos, que no duda en renunciar a un complemento básico para que a ellos no les falte, aunque conoce y sufre, como nosotros gracias al narrador, la necesidad que tiene, expresada con descripciones efectivas. Es muy cierto que las piedras en los pies son tan molestas, por pequeñas que sean, que parecen resentidas.
    Un saludo

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  2. Tras un inicio formal y sencillo, continuas con una fantástica descripción del estado de los zapatos, que nos hacen caminar sobre tres líneas repletas de figuras retóricas redactadas con tremenda exquisitez y que son una auténtica delicia leerlas. Finalmente, recuperas el tono inicial que devuelve la sobriedad al mensaje de la historia de este padre tan abnegado.
    Un gran estreno (si no me equivoco), Edwin. Enhorabuena.
    Un saludo.

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  3. Llega un momento en que las ampollas propias ya no tienen remedio y es mejor evitar que a otros les salgan. Una historia entrañable. Saludos, Edwin

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  4. La vida de Juan queda retratada en la imagen descarnada que nos ofrece la conseguida descripción sus pies. La parte dolosa nos lleva a la grandeza del contingente humano que la contiene.
    Hermosa historia. Saludos, Edwin.

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  5. Como suele decirse: Lo que no haga un padre por sus hijos... Y ¿quién sabe? puede que, ahora, al librarse de esos zapatos tan gastados por la vida, consigan, sus pies, caminar sin tantos sufrimientos. Bien contado, Edwin. Suerte y un saludo.

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  6. Maravillosa entrega la de este padre tan castigado por la vida. La descripción de los zapatos es espléndida.
    Bienvenido, Edwin. Un abrazo.

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  7. Edwin, has contado de una manera muy acertada a la vez que bella, como un padre antepone la necesidad de sus hijos a la suya.
    Buen micro.
    Besos.

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